

La vida ciudadana se complica bastante cuando no existe la necesaria comunicación entre pueblo y gobierno, cuando en vez de dialogar para construir acuerdos y hacerlo en forma respetuosa, se amenaza, persigue y encarcela a los opositores. Ese es el caso de los defensores del Parque de Villa de Seris, que se han visto sometidos a la vejación gubernamental.
Mientras que el gobierno celebra con eventos de gala el detentar el poder, los ciudadanos se organizan, marchan, se manifiestan y proclaman su verdad. La vida perfumada del gobernador y su séquito no puede compararse con el esfuerzo honesto y valiente de los luchadores sociales que abogan por el rescate del espacio arbolado de Villa de Seris, ahora sometido a una sistemática destrucción. Lo cierto es que aun cuando desapareciera el parque, seguría siendo el símbolo de la resistencia ciudadana contra la prepotencia gubernamental, y por ese solo hecho, hito histórico y bandera de lucha permanente.
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