Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

sábado, 20 de agosto de 2022

Agua que has de beber

 

“No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo” (Proverbio inglés).

 

Se empiezan a manifestar grupos empresariales en favor de la solución propuesta por el gobernador del estado, consistente en construir una presa adicional cercana a El Molinito, un acueducto y una nueva desaladora, para garantizar el abasto de agua en los próximos 30 años, se dice.

Claro que también hay señalamientos respecto a la necesidad de poner orden en la distribución del líquido, desde corregir los problemas de la red de distribución hasta el destino real del caudal, lo que sugiere revisar y corregir los problemas con las tuberías, válvulas y demás, sin dejar de lado lo que se factura y lo que no, es decir, los destinos que resultan favorecidos irregularmente y que pueden representar una cifra gorda sin beneficio para la comunidad.

Las lluvias abundantes de los últimos días aportan una cantidad esperanzadora para el llenado de las presas locales, lo que significa que el abasto pudiera asegurarse si las cosas siguen por el rumbo que van, aunque los daños colaterales de la bonanza hídrica pongan en aprietos a las calles, avenidas y bulevares de la ciudad capital.

Hermosillo como ciudad de los baches (Bachilandia, pues) quizá no carezca de agua en esta temporada, pero seguro que dará trabajo a las gentes del mantenimiento de la infraestructura urbana y a los propios funcionarios de protección civil. Unas por otras.

Parece que la temporada monzónica que propicia precipitaciones pluviales extraordinarias no logra sofocar el incendio mediático que los Claudios X y contlapaches empresariales, mediáticos y aspiracionistas nopaleros han desatado por aquello de las pizcas del 2024.

Pena ajena ante la vociferante vacuidad argumental, las victimizaciones, los alaridos de rabia y frustración, el truqueo de videos y declaraciones, la lastimosa producción de memes que revela el vínculo entre el recto y el cerebro de la derecha pedorra.

Sí, de esa derecha simiesca que inunda las redes para provisión del análisis sociológico de los observadores informados, de los estudiosos de ese miserable gusano político que se retuerce.

La insistencia mediática de ciertos actores políticos de llamar “terrorismo” a los actos violentos y siempre condenables de las agrupaciones criminales parece una llamada a la intervención de los gringos, cuya vocación es y ha sido la de patrocinar insurrecciones, asonadas, golpes de estado e inestabilidad política y social en cualquier país que no requiera respiración asistida.

Es claro que para algunos trabajar por los intereses extranjeros es prioritario, bajo el supuesto de que la subordinación es progreso, modernidad, bienestar. El concepto de Patria les resulta difuso, confuso y hasta inconveniente porque implica lealtad a valores y principios superiores a la reducida y no pocas veces mezquina aspiración personal, chata e inmediatista.

Para el Norte global la soberanía e independencia nacional son conceptos que están bien en los discursos, al igual que la alusión a la democracia, las libertades y el estado de derecho, pero en la vida real son los negocios, el dinero, el poder y la imposición de normas y pautas de conducta social, e individual, la clave de su imperialismo ideológico, económico y cultural.

El nuevo orden mundial, liderado por los centros financiero-industriales-militares que ahora actúa con su brazo armamentista encarnado en la OTAN avanzando hacia el Este, y progresa en la medida en que la conciencia de los ciudadanos es adormecida por el poder mediático, por la ilusión de que la solución viene del exterior, que no podemos nada ante la fuerza y la sabiduría de ese vecino que invade territorios, conciencias, y voluntades. Al parecer, en Latinoamérica, Europa y el Asia occidentalizada padecemos el Síndrome de Estocolmo de manera preponderante.

Los críticos “porque sí” del actual gobierno dejan de lado el contexto internacional, el resquebrajamiento del modelo unipolar patrocinado, sostenido e impulsado por Estados Unidos y satélites europeos, tanto como las nuevas formas de guerra que se extienden por el globo y el hambre occidental de petróleo, litio y agua.

Será por eso que algunos, mentalmente colonizados, se oponen rabiosamente a los proyectos que buscan la recuperación del espacio económico nacional, a las reformas legislativas que garanticen el dominio de la nación sobre sus recursos naturales, sobre su riqueza minera, energética, hidrológica y cultural.

Es claro que no entienden que México ya no debe ser visto como una colonia de explotación al servicio del Norte global desarrollado, siniestro vigilante autoproclamado de las buenas costumbres políticas globales que se asume como garante de la democracia y los derechos humanos, y del mejor aprovechamiento de los recursos tangibles e intangibles de las otras naciones, en su propio beneficio.

El camino de la regeneración nacional es duro, pero seguramente lo será más la voluntad del pueblo de ser un agente activo de su propio desarrollo y bienestar, de su independencia y fortalecimiento de su identidad.

Pero, volviendo a Bachilandia y sus milagros, se espera una mejor administración del agua, justicia para los pensionados y jubilados del Ayuntamiento y pronta recuperación de la escuela Leona Vicario por parte de los padres de familia y alumnos de ese añejo y significativo plantel; sin olvidar, desde luego, la recuperación de la vida y salud del Río Sonora, envenenado por Grupo México.

 


viernes, 12 de agosto de 2022

Otra vez los filtros

 

“Cuando alguien asume un cargo público debe considerarse a sí mismo como propiedad pública” (Thomas Jefferson).

 

Pues la policía municipal ha iniciado una polémica medida consistente en verificar si el conductor del vehículo ha ingerido bebidas alcohólicas que le impidan conducir con seguridad. La Comisión estatal de Derechos Humanos (CEDH) dice que estará en cada filtro de revisión.

Sin embargo, en boletín publicado en diversos medios locales, la misma CEDH señala que las pruebas de alcoholimetría debieran ser voluntarias, y en caso de que el agente de policía tenga que verificar, debe contar con la anuencia del conductor. Hay que recordar que el libre tránsito es derecho constitucional y, por lo que se sabe, Sonora no está al margen de las normas de la República (El Imparcial, 11.08.2022).

Sucede que para que le hagan una revisión debe haber mandato judicial previo y específico, por lo que parece que la Policía Municipal se está pasando por el arco del triunfo la ley suprema… Y no sólo ellos.

Resulta familiar y recurrente establecer medidas supuestamente inspiradas en el deseo de “salvaguardar la integridad física y patrimonial” de los hermosillenses, pero de eso a violar la ley hay distancia.

Aún se recuerdan con espanto las medidas ilegales y autoritarias que, con el pretexto de la pandemia, implementó la administración de Célida López, en agravio de los hermosillenses.

O la Constitución está mal, junto a las normas que protegen los derechos humanos, o el Ayuntamiento está tomando medidas que no sólo predisponen el ánimo ciudadano sino que para nada le dan tranquilidad a la ciudad, ahora convertida en coto de caza de autoritarismos y quizá propósitos recaudatorios.

Como quiera que sea, las explicaciones y justificación de las autoridades que aplican la ley y el orden en esta apartada orilla del Oeste sonorense suenan forzadas, guangas por decirlo de esta manera, sebosas y poco digeribles para quienes tengan una ligera idea de sus derechos y obligaciones ciudadanas consagradas en las normas jurídicas y en una noción responsable de la dignidad de las personas.

En otro asunto, la autoridad correspondiente dice que el seguro contra ponchaduras por baches no está activo en esta administración, y que habrá que esperar un acuerdo. Es decir, en Bachilandia una llanta ponchada es bronca del dueño del vehículo, no de la administración que ve hoyancos como ver llover y no mojarse.

En una ciudad donde los baches se tragan vehículos y los socavones casas enteras debería haber mecanismos de protección ciudadana tanto para las personas como de su patrimonio, sea casa o carro. Sin embargo, las veleidades de la naturaleza se agarran de la mano de las ocurrencias, faltas u omisiones de quienes están, o debieran estar, para cuidar la paz, armonía y seguridad ciudadana. Pero ni pum.

Esperemos que la presidencia municipal y funcionarios actuales no se queden en la autocomplacencia fotogénica que se desahoga en visitas a las colonias, y trate de centrarse en la realidad municipal, para conocerla, buscar remediarla y aplicar las medidas que la necesidad y la urgencia determinen. Sin mamadas, pues.

Aquí es necesario recordar el trato injusto e indignante que se les ha dado a los trabajadores jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo, desconociendo derechos adquiridos y ofendiendo la dignidad de personas que quemaron su vida laboral en el altar del trabajo burocrático y operativo municipal.

Por otra parte, ¿cuándo se les restituye a padres de familia y estudiantes su escuela, la Leona Vicario?

 


domingo, 7 de agosto de 2022

Arranca una rama al árbol

 “La libertad sin una autoridad fuerte e incólume, no es libertad al cabo de poco tiempo, sino anarquía” (Antonio Cánovas del Castillo).

 

Entre más se vive más cosas absurdas se ven. Tenemos que, en las oficinas públicas, por ejemplo, existen empleados heredados de otras administraciones que pasan el día pastando en la planicie burocrática que les garantiza cobijo y sustento, sin dar muestras de compromiso y responsabilidad.

Burócratas de medio pelo que, agarrados del sindicato o sin él, pasan página todos los días en busca de llenar la tripa sin mucho esfuerzo ni dedicación: buscar la justificación del no hacer entre los originales y las copias de demandas laborales que se canalizan por la vía de la “conciliación” en favor del patrón, firmar por ausencia cuando el titular no delega dicha capacidad, hacer favores en trámites cuyas características e instancias están claramente determinadas por la ley, a cambio de la mochada o la promesa.

Hacerse de la vista gorda ante las faltas de los subalternos es propiciar un ambiente de corruptelas y complicidades, tóxico para la vida pública de la entidad y el país.

Faltar a sus obligaciones sin dejar de hacer acto de presencia, grillar lo necesario y actuar en modo lameculista cuando la ocasión lo amerita, sobre todo en los períodos de transición político-electoral. Y el etcétera corre por cuenta de usted.

Se arranca una rama del árbol de la democracia cuando el acarreo y los “estímulos” monetarios o en especie superan con ventaja a los motivos ideológicos; incorporarse a un partido político en ascenso para parasitar y reproducir la misma historia de vicios arraigados en la mente del chapulín electoral no abona al avance de la democracia y el buen gobierno.

Las adhesiones políticas de coyuntura y los supuestos compromisos que se establecen o se dan por establecidos arranca una rama del árbol de la política como pensamiento y acción del buen gobierno; lo hace estancarse, pudre sus raíces y corrompe su desarrollo.

El usar la autoridad de tal o cual posición publica en beneficio de intereses privados es como una plaga que debilita al cuerpo social y pervierte la moral pública; un policía que se encarama en la interpretación a modo de las normas es tan peligroso como el ministerio público o el juez que ve por sus intereses antes que los de la justicia y la ley.

El dar por sentado que los bienes comunales son espacio para las perversiones personales afecta el patrimonio de la sociedad y envilece la convivencia.

Al respecto, resulta repugnante enterarse de que una familia (adultos y menores) con hielera provista de bebidas alcohólicas, se complacieron en arrancar ramas de un guayacán en el Cerro Johnson, así, sin razón ni lógica más allá del placer de depredar un árbol, que es un bien natural al servicio de la comunidad (Proyecto Puente, 03.08.2022).

Esto es tan encabronante como los ocasionales actos vandálicos en espacios como La Sauceda, el Parque Madero, o las plazas públicas de la ciudad.

Arrancamos o talamos árboles, cortamos ramas y arbustos, dejamos basura en cualquier lugar en donde se nos ocurra, producimos contaminantes porque resulta redituable y porque las sanciones, si las hubiera, pueden resolverse con la justificación de que “se estaban divirtiendo”; o que “se están generando empleos” y “atrayendo inversiones” importantes en la actividad de que se trate.

Así tenemos una mancha mortal de contaminación en el Río Sonora, producto de la actividad minera de Grupo México que devino desastre ecológico el 6 de agosto de 2014, actualmente gozando de renovada impunidad y cumpliendo aniversarios vergonzosos.

Los vicios de un sistema depredador forman parte de nuestra cultura productiva, de manera que el emprendedor tiene enfrente el ejemplo dominante y las recetas del modelo neoliberal, chorreando hipocresía y caos, desperdicio de recursos y contaminación.

Si la economía marca las grandes diferencias entre el capital y el trabajo, la política hace explícitas sus prioridades y sus luchas. Así tenemos a los defensores furibundos del sistema capitalista que simulan ser defensores de la Patria, frente a los que del lado del pueblo defienden los derechos sociales, laborales y políticos de las mayorías nacionales.

En el nivel social como en el individual, se da la lucha por los espacios económicos y políticos, de suerte que una ciudadanía inconsciente, acomodaticia y depredadora es simplemente la imagen caricaturizada del sistema que agobia al país y al mundo.

El arrancar una o varias ramas al árbol del futuro pasa por la irracionalidad de una visión sin contexto, por tanto, sin futuro desde el punto de vista del progreso humano. Pero así estamos.