Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

lunes, 29 de junio de 2015

Miscelánea postelectoral

La amenaza de los ajustes en la miscelánea fiscal significan un golpe al estómago de los ciudadanos de a pie, de esos que acuden a la tienda de la esquina, al puesto de comida rápida callejera, a la modesta compra de ocasión que mitiga el hambre y permite seguir la jornada sin el riesgo de caer víctima de un desmayo en plena calle. Son los tamales, las tortas, las gorditas y los tacos, entre otros productos de elaboración artesanal los que están en la mira de Hacienda, ya que a partir del 1 de julio pagarán 16 por ciento de IVA.

Su hamburguesa, sushi o percherón tendrán el sabor amargo del abuso, de la carencia de madre que parece ignorar el hecho de que el trabajador no desayuna, come o cena en restaurantes y hoteles de cinco estrellas, sino en modestos puestos que más que hacer ricos a los dueños, permiten la creación de uno o dos empleos a niveles de sobrevivencia. Con el aumento del 16 por ciento, la economía de muchas familias se va a desquiciar y, sin duda, las consecuencias repercutirán en el empleo y el ingreso de los menos favorecidos del sexenio.

Al parecer el hambre es un recurso susceptible de ser explotado en dos dimensiones: la primera, como ya se vio, es electoral, habida cuenta lo permeable que puede ser un elector con el estómago vacío, que puede caer con facilidad ante la oferta de una despensa, tarjeta de descuento, material de construcción y similares; la otra, llena de perversidad, es la de generar una oferta de mano de obra barata y acobardada capaz de tomar lo que se le dé, por ejemplo contratos eventuales y sin derecho a antigüedad, salarios inferiores a la inflación frente a constantes altas en los bienes de consumo familiar, subcontrataciones que fraccionan y empobrecen la jornada de trabajo y el ingreso, mayor facilidad para el despido sin responsabilidad para la empresa, entre otros milagros de la reforma laboral que galopa por el campo neoliberal.

Estas posibilidades obnubilan la capacidad de razonamiento de las víctimas, de suerte que ya ablandados pueden aguantar tragar ruedas de molino como por ejemplo leyes que coarten su libertad de expresión, como puede ser el caso de la propuesta mongoloide contra los “memes” en las redes sociales que se atrevió a lanzar una diputada local suplente del partido Verde, justamente cuando la actual legislatura va de salida.

Otro ejemplo de auténtico abuso es la pretensión de incrementar la tarifa del transporte público, haciendo que los usuarios paguen 10 pesos por viaje, con lo que se incrementa desproporcionadamente el costo de transporte diario de trabajadores y amas de casa que por necesidad deben arrostrar los rigores del clima y el mal estado de las unidades. Curioso caso en el que no se mejoran las condiciones del servicio pero aumenta la tarifa. Entre los entusiastas apoyadores de este bodrio se encuentran académicos integrados al Consejo Ciudadano del Transporte, pertenecientes a la Unison, al Ciad y al Colegio de Sonora, así como el presidente del Colegio de Economistas de Sonora. Aquí vale la pena recordar lo dicho por el notable economista español José Luis Sampedro (917-2013): “Hay dos clases de economistas; los que quieren hacer más ricos a los ricos y los que queremos hacer menos pobres a los pobres”. Queda claro a qué categoría pertenecen algunos consejeros.

En otro caso patético de torpeza, está el proyecto de construcción de un auditorio en el Parque Madero, obra que no resulta prioritaria en este sector citadino, que más que cemento requiere de la siembra de más árboles, mejoramiento del sistema de riego y mejores condiciones para el descanso y esparcimiento de las familias. El pretexto que pone la autoridad (sic) es que cuentan con 10 millones de pesos que de no ser aplicados se deberán devolver al DF porque así están etiquetados. Las razones huelen a chantaje, a criterio de cuentachiles y a una clara ignorancia y desinterés en conocer lo que realmente quieren los usuarios y vecinos de este nuestro único pulmón vegetal. Resulta ridículo escuchar que los árboles serán “reubicados” sin daño, pero considerando la experiencia que se tuvo con la destrucción del parque de Villa de Seris hace varios años, en donde también hubo “reubicación”, se puede afirmar que estos cambios lo único que dejan es la muerte de los árboles y, consecuentemente, la deforestación del área, menor captación de agua y el incremento de la temperatura ambiente. Con este tenemos otro ejemplo de proyecto de última hora, ya que la administración panista va de salida.

Le comento otro ejemplo de trabajo legislativo de última hora: para variar, un diputado del Verde propone la reforma a la Ley Orgánica de la Universidad de Sonora, argumentando la necesidad de revisar las funciones de la Junta Universitaria, ya que considera que el mecanismo de elección de sus miembros es antidemocrático. Curiosamente, no existe constancia de apertura democrática e incluyente en la propuesta, ya que los propios universitarios parecen ausentes y ninguneados por el legislador.

En ninguno de los casos citados existe algún atisbo democrático, algo que permita suponer que el legislador o quien toma las decisiones haya tomado en cuenta a los sectores más directamente afectados. Independientemente de su calidad, llaman la atención estos esfuerzos reformistas de fin de sexenio, de inicio de una transición administrativa que como puede ratificar también puede rectificar las propuestas, que huelen a oportunismo, a protagonismo barato y a hechura de trabajo sucio, tanto como a preparación de lucimientos precoces de la administración que viene.

Mientras disfrutamos del grotesco espectáculo de la política aldeana, fluye el agua a Hermosillo, trasvasada de la presa El Molinito a la A.L. Rodríguez. Su calidad es por lo menos dudosa, su potabilidad está condicionada al volumen de metales pesados que le aportaron los derrames mineros que, grandes o chicos, pasados o presentes, debemos acreditar a la cuenta de Grupo México. Y usted, ¿ya cuenta con seguro de vida y cobertura de salud? Debiera. 

domingo, 21 de junio de 2015

A favor de la diferencia

                                                                  A la naturaleza no se le domina, se le obedece.

Le confieso que dudé mucho en hacerlo, que las posibles consecuencias eran aterradoras y me pondrían, para empezar, en el ojo de los nuevos inquisidores sociales, cargados de inquina, babeante autoritarismo, odio hacia lo diferente en el marco de su demencial homogeneidad; era evidente que el autismo social y cultural que se ha instalado en nuestra sociedad no es gratuito, obedece a un plan enderezado contra la humanidad en su rica pluralidad y en su esencial diversidad.

A pesar de que la conciencia me gritaba cada vez más alto, mis recelos por el reconocimiento público de la verdad me ponían de nervios, atosigado por la posibilidad de ser el nuevo patito feo frente la camada socialmente aceptada sin discusiones como la representante de lo “políticamente correcto”. Es terrible sentirse una víctima potencial de la intolerancia, de la aplanadora orwelliana de conciencias que se impulsa desde el gobierno, las universidades y los círculos más influyentes de la política, pasando por las artes y las ciencias, sin embargo, con el miedo a ser estigmatizado venía también el consuelo de la autenticidad.

En todos estos años, a partir de los ochenta y la instauración del neoliberalismo, he visto cómo el discurso sexual ha cambiado y cómo se ha generado una subcultura que cada vez resulta más poderosa y envolvente, porque a cada paso se encuentran elementos de una discriminación y repudio que de ser sutiles ahora se muestran agresivos, poderosos, retadores de la propia naturaleza apoyados en teorías psicológicas que instauran la base de una nueva realidad completamente inventada por, quizá, los grandes consorcios dedicados a la manipulación de las masas ignorantes, permeables o simplemente indiferentes. No niego que la idea de una conspiración mundial ha pasado por mi mente.

Hay algunas pistas que me hacen reafirmar la idea conspirativa: en el mundo, el debate por la familia, la existencia y pertinencia de normas legales que definen el matrimonio, el caso de las adopciones, los derechos de los cónyuges, en fin, el replanteo de las formas y dinámicas de la familia como institución social ha sido recurrente. El cine, la televisión, los anuncios comerciales, el lenguaje publicitario, las formas de expresar ideas relativas al sexo en forma hablada o escrita nos colocan en una posición que, a pesar de las evidencias históricas y científicas, locales y universales, persiste la sensación de estar en desventaja, ser una especie de paria en su propia tierra, objeto del disgusto y la crítica de quienes sienten que construyen una nueva normalidad conductual que dicta modas, usos y costumbres, valores y normas de relación interpersonal que pueden llevarnos a hablar de una especie de imperialismo sexual.

El imperialismo sexual se manifiesta en la imposición coactiva de una forma de entender la realidad sexual y no admitir ni la pluralidad ni las diferencias de los seres humanos en lo físico y mental. Es la intolerancia a todo aquello que se aleje del patrón conductual disruptivo impuesto por una corriente social o económicamente dominante que se siente con facultades para acusar, difamar, atacar, desacreditar y destruir socialmente a quienes se opongan, o representen un peligro para el triunfo de la uniformidad. Es claro que la intolerancia, el desprecio y la violencia verbal son parte del paquete de medidas y actitudes que sirve al imperialismo sexual para hacer prevalecer sus intereses.

El caso es que he decidido hacer patente mi rechazo a cualquier forma de discriminación, pero también mi adhesión a todo aquello que proteja la intimidad de las personas tanto como su identidad y autoestima. En las relaciones humanas debe privar la justicia y el respeto por la diferencia. Debemos reconocer esta realidad: somos una sociedad integrada por individuos distintos; no somos iguales, no tenemos las mismas características ni físicas ni mentales ni poseemos los mismos deseos y aspiraciones. Esencialmente, mujeres y hombres somos distintos, porque poseemos características físicas y mentales distintas que permiten el funcionamiento diferenciado de nuestro organismo. Cada aparato, cada órgano, tiene un lugar específico en la arquitectura del cuerpo, y cada uno de ellos realiza funciones específicas, distintas y complementarias al conjunto. Nuestra anatomía y fisiología, gracias al funcionamiento de las hormonas, no están desarticuladas de nuestra mente y conciencia porque somos un todo interactuante.

Lo anterior explica la lógica del matrimonio como institución: significa la unión de lo diverso, porque hombre y mujer son anatómica, funcional y mentalmente distintos aunque complementarios por su capacidad de generar nueva vida y construir su futuro. La unión de uno y otro ser es la única fuerza capaz de reproducir la especie y de orientar el desarrollo de su progenie y así preservar los valores y cultura del grupo al que pertenecen. En ese sentido, no somos plantas sin raíz y por eso hacemos historia.

En todas las sociedades han existido minorías, conjuntos de personas distinguibles por compartir alguna afinidad, formas diferenciadas de entender la vida, el quehacer político, las ideas religiosas, o la sexualidad, que de un tiempo acá se vuelve económica y políticamente relevante. Lo que me llama la atención y obliga a establecer mi posición es el hecho de que una minoría trabaje para imponer su muy particular visión por sobre una mayoría atosigada por “el qué dirán”, por la condena social hacia la intolerancia real o virtual a determinada forma de entender y practicar la sexualidad y la naturaleza de sus relaciones interpersonales.

En virtud de lo anterior, considero absurda y artificiosa la jurisprudencia 43/2015 de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), sobre el “matrimonio” homosexual, ya que la vida humana se crea a partir de un hombre y una mujer que se unen con el objetivo de integrar una familia, que es clara muestra de lo diverso, proveedora de sustento, valores, principios y ejemplo para las nuevas generaciones.


Creo que nadie merece ser discriminado por su ideología, aspecto u orientación, pero estoy convencido que a la mayoría heterosexual se le agrede constantemente por defender y hacer valer su identidad sexual. Ahora todo mundo se siente obligado a señalar cualquier opinión divergente como “homofóbica” o discriminatoria, sin reparar en el hecho de que en realidad se trata de una “heterofobia” que la mayoría acepta acríticamente e instrumenta inconscientemente en aras de promover los intereses de la minoría homosexual. Hombre y mujer son distintos y, por lo tanto, complementarios. Con la reciente jurisprudencia, la SCJN no actúa ni en favor de la sociedad ni de los derechos de la familia, como no lo ha hecho en las reformas contra la nación recientemente aprobadas.


viernes, 19 de junio de 2015

Los memes de la política

                                                      Toda necedad sufre el fastidio de sí misma (Séneca).

Cuando parecía que todo estaba visto y que la capacidad de asombro no podía ponerse más a prueba, una diputada suplente del partido Verde Ecologista de nombre Selma Guadalupe Gómez Cabrera, nos regala una verdadera perla legislativa en forma de iniciativa de Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el Honor y la Propia Imagen (¡uuuuffff!), porque “debe haber esta ley para protegernos a todos de la difamación porque es muy fácil escribir un mensaje sin tener una base…” (Expreso, 18/06/2015), en referencia al uso libre que se les da a las redes sociales para hacer señalamientos, denuncias, críticas y cotorreos. La legisladora señala que los memes constituyen una forma de difamación que atenta contra la dignidad del funcionario y afecta la integridad de las familias.

La preocupación por la defensa del trasero mediático de los funcionarios públicos de los tres poderes y órdenes de gobierno no puede menos que conmovernos. Los electores quedarán en calidad de delincuentes cuando osen colgar imágenes y proferir comentarios jocosos o simples denuncias contra la mendacidad, frivolidad, ignorancia y venalidad de los legisladores y otros personajes públicos cuya función es la de servir al pueblo. Según el criterio de la señora Gómez, la imagen de quienes ostentan el poder es intocable y exenta de crítica, y toda expresión de sentido del humor político deberá ser penalizada.

Parece que la sapiente dama pasa por alto el ejemplo de Belisario Domínguez, así como los esfuerzos de personas de ideas opuestas al sistema opresor, como los Flores Magón y José Guadalupe Posada y la relevancia para la democracia de medios como El despertador americano, Siglo XIX, el Hijo del Ahuizote y Regeneración. La prensa, formal e informal a lo largo de nuestra historia política y social ha constituido un sólido pilar en el despertar de la conciencia crítica nacional, y ha sido importante indicador del rumbo y fortuna de la administración púbica. Es la vox populi plasmada en texto e imagen.

La insólita iniciativa permite aventurar algunas explicaciones acerca de la verdadera naturaleza de la propuesta. Puede ser simple afán protagónico cuando el foco de atención está en los que vienen más que en los legisladores que se van, lo cual lejos de contribuir a la normalidad democrática permite saborear cierto sabor represivo.

Otra posibilidad es la de curarse en salud, es decir, generar los instrumentos legales para tundir a los opinantes opuestos al sistema y, como consecuencia, eliminar la expresión de disidencias y la comunicación lúdica entre ciudadanos. Considerando el papel del Verde Ecologista en la lógica del sistema neoliberal liderado por el PRI, la iniciativa nos lleva inevitablemente a sospechar que pudiera presagiar un próximo gobierno ajeno al interés público y altamente nocivo para las mayorías, de suerte que se trate de evitar la información y las posibilidades de organización de grupos ciudadanos con reclamos acerca del ejercicio de las funciones públicas.

¿Será posible que siendo la diputada suplente del partido Verde, actúe como sicario legislativo y su iniciativa obedezca a un afán represivo anticipando las reacciones ciudadanas ante nuevos episodios de entreguismo a intereses privados, opacidad, corrupción y violación sistemática de los derechos ciudadanos? ¿Se sacrificará el bienestar de las familias por proteger acuerdos y componendas? ¿Se trata de garantizar la impunidad de nuevas generaciones de depredadores públicos amparados por el poder? En todo caso, ¿a quién puede beneficiar una sociedad amordazada?

Por otra parte, cabe suponer que la iniciativa puede obedecer a una ignorancia patética de nuestras leyes al resucitar el delito de difamación, sin olvidar que los medios electrónicos de comunicación no obedecen a la legislación local sino que son materia federal. En cualquier caso, todo intento de coartar la libertad de información supone un retroceso en el marco legal mexicano, ahora más que nunca sujeto a obligaciones internacionales donde se privilegian los derechos humanos, destacando en este caso la comunicación entre particulares y la libertad de prensa.

¿En qué estaba pensando la señora legisladora Gómez? No lo sabemos y ni siquiera es relevante. Lo verdaderamente importante es, en todo caso, la ligereza con que se legisla en nuestro estado y país. ¿Tendrán remedio? Lo cierto es que la diputada se convirtió por su propio esfuerzo en un “meme” legislativo. 

lunes, 15 de junio de 2015

El jugo electoral

Seguramente usted sabrá que los panistas se empeñan en mostrarnos el lado ridículo y perverso de la política, al protagonizar con ánimo matraquero una charada poselectoral que “presiona” al INEE para que cuente “voto por voto y casilla por casilla” la cosecha de sufragios que suponen logró levantar el marido de doña Marcela Fernández.

Se les ocurrió instalarse en una inopinada actividad circense en la que corean con entusiasmo cosmético cada voto que se suma a la cuenta de Javier Gándara, como si la caricatura de reclamo ciudadano pudiera hacer el milagro de cambiar las cuentas que “haiga sido como haiga sido” favorecen al PRI.

No vaya usted a pensar que la crítica al bando pitufo se debe a una cierta afinidad con el tricolor. Ni siquiera como broma estudiantil pudiera admitir tal infundio. ¡Asco, roña y lepra! Más bien mi señalamiento tiene por origen el acre y severo aluvión de burlas y cuchufletas que el panismo lanzó en su día a López Obrador, cuando reclamó el recuento de los votos por considerar que hubo truco en el sistema de cómputo donde resultó favorecido el PAN con una diferencia que aún carece de explicación creíble.

Aunque la presión más mediática que real no fue bien recibida por el INEE, los vecinos y habitantes cercanos a la sede electoral tuvieron que apechugar un fin de semana ruidoso, hartante y suficientemente torpe como para que la experiencia de estar cerca de la charada pitufa fuera agónica y totalmente indeseable.

Por otra parte, no faltaron las felicitaciones que colmaron las páginas de los medios impresos, en una cargada a favor de la hija de doña Alicia Arellano. Se derramaron alabanzas, reconocimiento a la trayectoria, elogios anticipados a una gestión que será “en beneficio de los sonorenses”; se deshojaron las margaritas de la justicia, el progreso, la transparencia y la honestidad frente a la anticlimática advertencia de que “no habrá cacería de brujas”.  Las entrevistas no se hicieron esperar y los personajes que ahora están bajo el reflector de la prensa lucieron sus dotes de apologistas de sí mismos, en una íntima reflexión acerca del milagro que produjo la unión de los coromosomas X con los Y de sus padres, y que ahora va a gobernar Hermosillo, o Sonora.

La infaltable cargada de las fuerzas vivas sonorenses nos recordó a los simples miembros de la infantería ciudadana que no sólo son las familias sino también las organizaciones patronales y los sindicatos con vocación autodestructiva las que queman incienso en el pebetero sexenal en espera de amplias retribuciones que, en suma, configuran lo que algunos llaman “buen gobierno”. Carnaval de cursilería y farsa que clava una lanza de ignominia en el costado de la democracia.

Como parece ser, el bipartidismo al que es tan afecto el elector sonorense pone un cerco erizado de púas al avance de fuerzas ciudadanas que cuentan con el potencial para generar cambios en la trayectoria de un gobierno caracterizado por la rapiña y la autocomplacencia. Aquí vivimos una tradición electoral descremada y deslactosada, que a pesar de que todos conocen su fecha de caducidad, cada sexenio o trienio votamos por su consumo sin importar el estado en que se encuentre, la fetidez de su olor y el mal aspecto que dejan las bacterias del fraude, la corrupción y el latrocinio. Aquí surge la no tan peregrina idea de que somos entes carroñeros electorales. Nos alimentamos de detritus, de materia en descomposición, porque “de todos modos van a ganar” las opciones de costumbre. Los elogios, la cargada, las manifestaciones de sindicatos y organizaciones patronales son las moscas que vuelan sobre el jugo electoral que supuran los cadáveres vivientes del PRI y el PAN, con el ánimo de alimentarse de su viscosidad y mantener negocios, prestigio y cuenta corriente.

Política de zombies, carnaval de esqueletos con restos de carne en colgajos que se disputan, codician y elogian las “fuerzas vivas” del sistema. Mientras tanto, los ciudadanos vivos, por falta de unidad y convicción, sirven de justificación macabra a los depredadores de siempre. El “pueblo”, la “gente”, la “raza”, resultan ser la fauna de acompañamiento escenográfico que enmarca las manifestaciones públicas. Después de todo, ¿cómo se puede explicar la muerte sin la vida? 


Quizá en un futuro próximo, los ciudadanos dejen de ser comparsas por hambre y temor y emitan su voto por la vida, por el cambio que no emana olores a descomposición, y que a la putrefacta realidad de nuestro bipartidismo real se oponga un mejor olfato y un mejor estómago que exija lo que realmente aporte a su salud y bienestar económico y social. Mientras esto ocurre, las moscas corporativas del sistema seguirán reclamando su parte del jugo electoral en el festín necrófago de una democracia holográfica donde el pueblo es sólo espectador. Así sea. 

lunes, 8 de junio de 2015

¿Algo que celebrar?

                                                         Que todo cambie para que todo siga igual
                                                             (Giuseppe Tomasi di Lampedusa).

Como era de suponerse, las cifras que arroja el conteo rápido el día lunes 8, revelaban la ventaja del PRI por la gubernatura. A la hora de redactar esta nota, el IEE-Sonora llevaba el 81.21 por ciento de las actas procesadas con el 47.48 a favor de Claudia Pavlovich y 40.76 por Javier Gándara. La votación por estos dos partidos alcanzó el 88.24 del total mientras que el resto de las opciones sumaron el 11.76 por ciento del total computado, con 52.79 por ciento de participación ciudadana, lo que nos da una abstención de 47.21 por ciento.

En Hermosillo, los votos para gobernador se distribuyeron así: 45.98 por ciento para Claudia Pavlovich, 42.80 para Javier Gándara, lo que da un porcentaje de 88.78 por ciento de los votos, con un 51.48 por ciento de participación ciudadana, con una abstención de 48.52 por ciento.

En el caso de la presidencia municipal de Hermosillo, el PRI logró una votación de 44.90 por ciento, seguido del PAN con 35.94, lo que da el 80.84 por ciento de los votos, con una participación ciudadana de 51.71 por ciento, absteniéndose el 48.29 por ciento.

Se puede decir que la pluralidad política es un tanto simbólica, a juzgar por su peso real en las preferencias de los sonorenses, de suerte que bien se puede hablar de un estado donde el bipartidismo es la tónica, en una alternancia sin alternativas reales que supongan cambios sustanciales en la forma en que se distribuye el poder. Dicho en otras palabras, los triunfos del PRI, en este caso, obedecen a la mecánica del desencanto y el “castigo electoral” más que al rechazo o aceptación del contenido de plataformas ideológicas y programas de gobierno. Antes se castigó al PRI votando por el PAN, para después castigar al PAN votando por el PRI.

La escasa participación ciudadana es otra característica que tenemos ya que la abstención fue de alrededor del 48 por ciento. Por lo que respeta a los votos nulos, la elección de gobernador tuvo el 2.31 en la entidad, registrándose en Hermosillo el 2.50 por ciento. La elección de presidente municipal de Hermosillo alcanzó 2.19 por ciento de votos nulos.  

La nuestra es una sociedad que busca el cambio de imagen antes que la alteración del contenido político-ideológico del gobierno, y en ese sentido es esencialmente reaccionaria y conservadora. En la entidad, las opciones distintas a la dupla PRI-PAN no alcanzaron siquiera el 12 por ciento de los votos y la abstención fue de cerca del 50 por ciento.

Supongo que los resultados servirán para que quienes, con la mejor de las intenciones, pugnaron por la abstención o el voto nulo bajo el supuesto de que sus acciones (o lo contrario) servirían para darle una lección al sistema por los agravios acumulados, se enteren de la inutilidad y torpeza de sus acciones, y que lejos de ser un triunfo la anulación de las boletas significa un simple desperdicio para los efectos de impulsar cambios democráticos ya que, por el contrario, hicieron posible que regresara el PRI.
 Por poner un caso, Morena alcanzó el 2.18 por ciento de los votos para la presidencia municipal de Hermosillo, mientras que el 2.69 por ciento de la votación estatal para gobernador. En Hermosillo el candidato a gobernador de Morena logró el 2.37 por ciento. Si fantaseáramos un poco, los votos nulos más el abstencionismo hubieran hecho la diferencia entre seguir con lo mismo o cambiar hacia mejores condiciones de progreso y justicia. Seguramente quienes prefirieron desperdiciar su voto a cambio de un desahogo momentáneo al garabatear las boletas, no pensaron en la realidad de los números, que su voto le hubieran dado posibilidades de triunfo a la oposición al sistema prianista que solapa y encubre a delincuentes de “buenas familias y de intachable conducta”, como los dueños de la guardería ABC, defendidos en su momento por la virtual ganadora, Claudia Pavlovich, postulada por el PRI.

Es evidente que no basta el análisis sereno de la realidad, ni tienen sentido ni peso la injusticia y el abuso a la hora de votar. Se vota por los mismos, por los apellidos linajudos, por la apariencia glamorosa de quien sale seguido en las páginas de sociales, por el que promete más bonito, por el que se luce en el debate, por la costumbre arraigada de ser un agraviado más, una víctima que se autoflagela en las calles sin atreverse a dejar la dimensión del activismo para pasar a la del político que desde la calle se enrumba hacia el cambio social. No se evoluciona políticamente. Simplemente se reacciona.

La enorme y casi increíble torpeza política de muchos sonorenses permite asegurar que el PRI y el PAN, a pesar de ser los autores de los más grandes agravios a los sonorenses, seguirán allí, saqueando al estado, empobreciendo y mediocrizando al gobierno, ridiculizando la función pública. Pareciera que la injusticia no nos llega, que somos ajenos y distantes a esta realidad ofensiva que nos negamos a reconocer ya que, contra toda lógica, seguimos eligiendo a sus causantes. En Sonora se votó con el estómago defendiendo un trabajo presente o futuro, con el hígado “castigando” a un gobierno deshonesto y arbitrario, con las uñas al defender al poder y sus prebendas, pero estuvo ausente o casi, el voto por un futuro con dignidad y justicia.


La elección del domingo 7 representa una lección para quien quiera aprender, donde el ridículo se viste de fiesta y, como si fuera lo más natural, nos convoca a celebrar el absurdo. Pero, en serio, ¿hay algo que debamos celebrar?

lunes, 1 de junio de 2015

Bostezo electoral


                
                     Nadie ha ejercido virtuosamente un poder adquirido deshonestamente (Tácito).


Bueno, pues al principio el morbo estaba a todo lo que daba porque cada día había novedades picantes sobre los dichos y los hechos de los candidatos a gobernador y demás. Que se descubrieron propiedades inconfesadas en el país y el extranjero, que se encontró un enorme establo surtido de caballos de alto registro, que hubo tráfico de influencias y que la candidatura huele a caca, que tal candidato opta por la vía del voto útil pero a favor de otras siglas partidistas con olor a consorcio público-privado que atiende de frente y por la trastienda; que la supuesta y ampliamente proclamada honestidad carece de fundamento claro y reconocible, que los valores familiares parecen ser del tipo bursátil antes que morales, que…

El aburrimiento llega a niveles paroxísticos cuando se trata ingenuamente de ver algo en YouTube y aparecen cortes propagandísticos que rompen el encanto de una sana distracción, embarrando la pantalla de babeantes rollos pergeñados por algún oligofrénico y repetidos con torpeza y vaciedad supina. ¿Hay derecho de inmiscuirse en nuestra distracción para convencernos de las virtudes de tal o cual sujeto bajo el escrutinio temporal de la opinión pública? ¿Seremos víctimas, hasta el 7 de junio, de constante acecho y hostigamiento verbal, gestual y visual? ¿Estamos en algún círculo del infierno donde las palabras se multiplican frenéticamente con el eco de los modernos medios de comunicación? El horror parece apenas empezar cargado de la sebosa cháchara de los lugares comunes de una mente desquiciada.

Por otra parte, los hechos trágicos y la desaforada corrupción de que hace gala la clase política meten ruido en el proceso electoral, como también lo hacen las fundadas sospechas de que la creación de partidos como Encuentro Social y el Humanista sólo sirven para distraer recursos y finalmente ser comparsas de otros partidos, como el PRI, con el apoyo del primero y el PAN, con la adhesión del segundo, a las respectivas candidaturas por la gubernatura de Sonora.

Así las cosas, no es aventurado afirmar que seguimos en una cruda competencia entre dos partidos, y que su fauna de acompañamiento se constituye por otros contendientes que realmente no lo son, como es el caso del apéndice del PRI, Encuentro Social y el apitufado Partido Humanista. Aquí habría que consignar a partidos que hacen las funciones de resumidero, es decir, que por ellos cuelan los desechos de otros, por ejemplo Movimiento Ciudadano, que con la adopción de Dolores del Río califica satisfactoriamente en esta categoría, aunque es justo decir que también ha arropado a personas con buenas intenciones y limpia trayectoria.

Lo que se ve, con una mirada amable, es una ridícula aunque dramática lucha por sobrevivir, donde lo que menos que se toma en cuenta es la ideología y la plataforma de principios de los partidos, y lo de más es la conveniencia utilitaria de adherirse a otro que sí cuenta con posibilidades de figurar significativamente en el hit parade electoral. Los votos que cachan unos sirven para la sobrevivencia de otros, como es el patético caso que presentan el partido Encuentro Social y el Humanista.

En resumen, parece que sigue la ola del bipartidismo y su comunidad de intereses en beneficio de un sistema que aplana y sofoca disidencias y oposiciones, en un juego donde el pueblo es el gran marginado, con el añadido de las campañas basadas en dinero y méritos diseñados por despachos especializados en imagen y mercadotecnia política. La mentira por encargo a cargo de profesionales que cumplen con su labor mercenaria. De ahí la decepción y el hartazgo de muchos.

En medio de los partidos representativos de los intereses del sistema y sus rebaños apoyados por sus aparatos de manipulación masiva, se ve un partido que carece de recursos económicos, que trabaja por obra y gracia de la voluntad de inicidir en el cambio esperado por muchos y manipulado por todos. Es Morena.

Desde luego que no llenará las expectativas de quienes desean el príncipe azul de los partidos. Tiene defectos. Algunos de sus candidatos no son los mejores. Arrastra una larga cauda emocional negativa generada por las costosas campañas negras del foxismo, calderonismo y reforzadas por el pañanietismo, y los propios errores de un movimiento variopinto asediado por fuerzas externas e internas que pasó a ser partido político. Pero, como me dijo un viejo maestro de secundaria cuando me expulsó del recinto: el movimiento se demuestra andando. Y los candidatos de Morena hacen campaña a pie, casa por casa, con modestia, sin grandes aparatos promocionales, ignorados por los consorcios mediáticos, con carencia de recursos, sin despensas ni gorras ni sombrillas, ni tarjetas de descuento ni promesas de futuras complicidades. Se hace camino al andar…

En lo particular, me aburren las campañas, bostezo con entusiasmo cuando alguien me quiere vender su imagen, el rosario de virtudes prefabricadas, las leperadas maquilladas, la insulsa moralidad pública manoseada desde la trinchera de la iniciativa privada, las promesas babeantes que apestan a deposición y los aires de honestidad que producen  náuseas. Frente al bostezo de las campañas planchadas, pletóricas de recursos y autoelogios, Morena camina con modestia, con integridad, con dignidad ciudadana, con verdadero espíritu republicano. Sin duda, cuenta con toda mi atención.