Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

miércoles, 25 de febrero de 2009

La sucesión rectoral


En junio acaba el segundo período de Pedro Ortega Romero al frente de la UNISON y la Junta Universitaria acaba de lanzar la convocatoria para el registro de aspirantes al cargo.

Las reuniones de "análisis" y la imaginación puesta al servicio de la redundancia administrativa se ponen en el menú cotidiano de los universitarios.

Unos, disciplinados con esa extraña idea de institucionalidad que acogen con beneplácito los cortesanos, se hacen presentes para apoyar la candidatura del delfín de la administración, una vez que fue bendecido -se dice- por señor gobernador, toda vez que garantiza que la cosa siga igual en una institución que se presenta flojita y cooperando con la marcha anodina del quehacer público del gobierno de Bours. Otros, con el ánimo de hacer presencia en la inevitable crónica de la sucesión anunciada de la quimiocracia, con el ánimo de trepar a la burocracia y gozar de un jugoso complemento al menos por cuatro años. Algunos más, se mueven para legitimar el palo dado y hacer valer el ritual de la auscultación y la apariencia de democracia y transparencia en ese cuarto de tiliches donde se deciden el rumbo y destino de la institución.

En lo personal, la reunionitis me parece un ejercicio ocioso. Sería más útil el fortalecimiento de un sindicalismo generador de contrapesos, sobre la base de un conjunto académico capaz de decir "no" a la seducción burocrática, antes que buscarla sin recato.

Lo cierto es que nuestra universidad acusa signos evidentes de agotamiento, manifiesto en esa sensación de comodidad doméstica con que se manejan los asuntos institucionales o, dicho de otra manera, la confusión en todos los niveles de lo institucional con lo personal. De repente se oye decir a un funcionario que le costó (a él) la remodelación de una oficina, o el pago de la nómica quincenal, o la compra de mobiliario y equipo. Se asumen actitudes de propietario del espacio común, de hacendado porfiriano en el trato con los trabajadores manuales, administrativos y académicos. Es el "yo" y el "mío" que se sobrepone al "nosotros" y al "nuestro".
La dimensión social de la institución se pulveriza ante el embate del patrimonialismo más ramplón. En esta lógica se trabaja en la sucesión rectoral, porque la ley actual protege la apropiación privada del espacio y el tiempo público, institucional, social, políticamente deseable. Es necesario recuparar el espacio académico, apesar de la cómoda inercia generada por la Ley 4 y por el glamour de los reconocimientos facilones a la domesticación universitaria.

viernes, 20 de febrero de 2009

Optimismo


El optimismo del gobierno expresado en profusas declaraciones del titular del Ejecutivo federal, permite a los mexicanos sustentar el supuesto de la demencia senil que atosiga al conservadurismo hecho gobierno: el PAN, tras uno y medio períodos presidendiales, ha demostrado contundentemente su incapacidad para gobernar.

Si se trata de la delincuencia organizada, el avance de la criminalidad y sus espectaculares manifestaciones de viciosa crueldad, se toman por muestras de "desesperación por los sustanciales avances en el combate a la delincuencia", y de pasada, se profundiza la dependencia con Estados Unidos en el marco del Plan México, versión totonaca del Colombia. Tan es así que los senadores gringos se pasean por el país como si fueran supervisores de las instituciones mexicanas, mientras que Calderón prodiga explicaciones y no ve la hora de doblar el lomo y justificar la grosera intervención extranjera en materia de justicia y legalidad.

Si se trata de lo económico, pues va junto con pegado. La quema de incienso al modelo económico que garantiza nuestra subordinación a los imperativos del dólar es cosa de todos los días. Somos una colonia y el presidente es sólo un mal administrador de los asuntos del imperio.

Pero el optimismo ya suena a locura, a viciosa contumacia en eso de manipular mediáticamente la realidad nacional. Es la cara del traidor que, perdida la dignidad, se empeña en seguir traicionando, a pesar de las evidencias de sus malas acciones, de su infame condición de siervo de los intereses del extranjero.

sábado, 7 de febrero de 2009

En coma


Ha conmovido a la opinión internacional el caso de una mujer que lleva más de una década en coma, cuya familia está luchando por terminar su agonía dejándola morir. Desconectarla implicaría matarla por hambre y sed.

La simple desconexión, en este caso, puede considerarse un acto de crueldad, en cambio, si se le administra una dosis masiva de morfina, por ejemplo, la muerte sobrevendría sin sufrimiento para la enferma.

Llama la atención la posición ética de preservar la vida de un enfermo que se sabe no abandonará su condición de vegetal mientras esté con vida. Se dice que la vida es un valor en sí, y que no hay nada que agregar, pero sí se debe agregar algo: la vida humana supone ciertas condiciones para serlo, que no implican la existencia en medio de sufrimientos irreparables, de pérdida de la dignidad, de crear un infierno para el propio paciente que se encuentra indefenso y sus familiares más próximos.

La vida sin calidad, representando un drama en donde la degradación y el sufrimiento permanente son la constante, no debe vivirse o preservarse, porque dejó de serlo, se transformó en una muerte sin consumarse.

La eutanasia es, debiera serlo, la solución para acabar con el sufrimiento de un ser que abandonó su condición humana y queda solamente en la apariencia, en una corporeidad doliente.

¿Por qué empeñarse en la forma si el contenido ha cambiado radicalmente?

La paciente italiana que está en coma desde hace más de diez años, merece descansar. Su familia también. Espero que sea pronto.