Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

viernes, 27 de abril de 2012

Una huelga, un logro ciudadano

La actual huelga en la Universidad de Sonora ha provocado reacciones encontradas. Por una parte, el gobierno y las autoridades administrativas de la institución de diversas maneras han subrayado los inconvenientes en cuanto a que la imagen, prestigio y cumplimiento se ven afectados por la suspensión de actividades, de suerte que los que la han ocasionado son culpables de lesa institucionalidad. En la nómina de los culpables solamente aparece un nombre: el STAUS. En obvio que las baterías oficiales y oficiosas disparen fuego graneado contra ese objetivo de lapidaciones tumultuarias que parecen desear tanto la rectoría como el Ejecutivo estatal.


Por la radio, hay una interesante gama de declaraciones que condenan a los huelguistas, aduciendo el grave daño que se ocasiona a los jóvenes que vienen a estudiar desde los más alejados puntos del Estado y, desde luego, los residentes de Hermosillo y otras sedes universitarias. No falta alguien que se proclame egresado y que condene la huelga por el retraso en el semestre, como si no fuera verdad sabida que en estos casos la institución recalendariza sus actividades una vez que se resuelve el conflicto. A parecer se confunde período vacacional con lectivo, lo que da por resultado que los criticones defiendan en realidad las vacaciones de los estudiantes, no su semestre.

Algunos ciudadanos caen en el viejo truco de la manipulación informativa y reproducen los gastados clichés que lo mismo repiten el rector de la institución universitaria como el gobernador del Estado: que se está “procediendo con seriedad…” “Pondremos todo de nuestra parte para que no se vea afectada la comunidad estudiantil…”, aunque hay otros muchos que resisten la manipulación informativa y apoyan a los sindicalistas en huelga. Igual ocurre entre los estudiantes. Muchos incluso han optado por participar en las marchas de sus profesores, se han organizado y han ido al Congreso a exigir la aprobación del presupuesto, y saben distinguir con claridad dónde está el verdadero problema y, desde luego, el culpable.

Ayer salí de casa en busca de un antihistamínico para sobrellevar los embates de una rinitis alérgica. Ojos lagrimosos y flujo nasal son dos razones suficientemente poderosas como para declararse antisocial y querer estar fuera del alcance de los demás. De regreso, pasé a consultar a mi asesor financiero que, como usted podrá suponer, es un expendedor de lotería y melate ubicado en céntrica avenida. El diligente profesional del azar me preguntó “¿cómo va la huelga?”, por lo que, pañuelo y lentes oscuros en rostro, hice un breve recuento de los acontecimientos recientes. Su comentario fue: “hay gente muy necia y que no sabe escuchar”. Por alguna razón pensé en el rector y el gobernador encabezando el Hit Parade de los débiles auditivos y visuales de Sonora.

Pero volviendo a la huelga universitaria, la posición de los académicos representa algo más que la lucha de los trabajadores por mejores condiciones. Supone un acto de valor cívico que bien puede figurar como ejemplo de los sonorenses. El problema de fondo son las precarias condiciones institucionales provocadas por un acto de manipulación política de parte del gobernador Padrés. El principio de solución es simple: la aprobación por el Congreso del presupuesto para Sonora 2012. En ese sentido, los universitarios también están luchando por los sonorenses, ya que sin recursos aprobados están siendo afectadas empresas e instituciones.

La huelga, en el contexto de las luchas ciudadanas por una vida mejor, representa un hito, un ejemplo digno de ser imitado y apoyado. Me extraña que mucha gente se deje manipular por la tristemente cursi y manipulada información oficial. Por fortuna, personas como mi “asesor financiero” están conscientes del verdadero problema y lo señalan sin dudar un segundo: es el gobernador que no escucha las voces ciudadanas y el rector que acusa a quienes debiera apoyar.

La huelga es la expresión dramática de una inconformidad que trasciende la institución universitaria y llega hasta los linderos de la irracionalidad burocrática convertida en forma de gobierno; es mostrar el fondo de una perversidad legislativa sin más propósito que cumplir instrucciones del gobernador en turno. Sin duda alguna, el gobierno de Sonora ha dado los suficientes elementos para que el pueblo diga no al continuismo panista.

En el seno del Congreso del Estado, el jueves 26, la legisladora por San Luis R. C., Angela Judith Bustamante, llamó a los diputados a abordar el tema del presupuesto, a nombre de las fracciones del PRI y Verde Ecologista. La diputación panista se negó, fiel a la consigna lanzada por el gobernador.

Podemos concluir que la huelga universitaria es, por su proyección social, un logro cívico. Es defender un derecho ciudadano materializado en el currículo universitario, entendido como el compromiso de la institución por cumplir las expectativas formativas de sus estudiantes. Si hay recursos, la institución puede cumplir con sus compromisos. Pero el gobierno panista de Padrés lo que hace es coartar ese derecho, así como intentar, junto con el rector Grijalva, ilegitimar la huelga del STAUS. No lo lograrán.

lunes, 23 de abril de 2012

Triste papel...

Como ustedes saben, los sindicalistas universitarios invitaron a las autoridades de la institución a sentarse a la mesa de la discusión sobre las posibles alternativas de solución al conflicto que tiene paralizada desde el jueves 19 a la Universidad de Sonora. La cita fue el sábado 21, a las 11 horas en la explanada del Museo y Biblioteca. El resultado fue la ausencia de éstos y la noticia de que, a pesar de los intentos de comunicación por parte del Secretario General del STAUS, el rector Grijalva no se digna en recibir sus llamadas, y en cuanto se da cuenta que al otro lado de la línea hay un representante sindical que desea hablarle, de inmediato cuelga.


Por alguna extraña asociación de ideas viene a mi mente aquello de “ni los veo no los oigo”, que marca el estilo de cierto presidente (neoliberal) de la república especialista en concitar aversiones. El rector es, finalmente, un personaje cuya imagen depende de lo mucho o poco que realiza en su período de gestión y su nombre trasciende los límites de su fecha de caducidad en la medida en que responda de manera congruente a las obligaciones y deberes de su cargo. Lo mismo puede decirse, toda proporción guardada, del gobernador del Estado.

El ignorar a la representación sindical cuando lo que se requiere es una mayor comunicación es, francamente, una manifestación de torpeza inexplicable que pone entre signos de interrogación la capacidad negociadora que se espera en el representante legal de la institución. El berrinche y la maledicencia ratonera de las sesiones entre cuates, no resultan apropiadas cuando se trata de un interlocutor legal y legítimo como es el Secretario General del STAUS.

Ha trascendido que a esa misma hora, el rector derramaba explicaciones ante una importante organización patronal, los cuales de inmediato estuvieron de acuerdo en que el aumento ofrecido a los académicos era “aceptable”. Lo anterior permite constatar, más allá de toda suspicacia, que en la agenda del rector primero están los patrones y luego los trabajadores académicos de la Universidad de Sonora. A ellos les ofrece explicaciones y les cuenta sus cuitas, al STAUS, solamente el “clic” y el silencio irritante de la llamada cortada.

Mientras los medios institucionales proclaman la seriedad de la oferta a los sindicalistas, éstos señalan que el rector miente, que aceptó el miércoles por la noche una propuesta de solución y que al día siguiente dijo que no, de manera que en la asamblea general del jueves 19, la suerte estaba echada y la discusión previa a la votación simplemente fue la crónica de una huelga anunciada. La seriedad en los desmentidos parece reñir con la ligereza en los ofrecimientos.

Por el lado del gobierno las cosas no andan mejor. Gracias al viejo truco de la “reconducción presupuestal” se ejerce el presupuesto del año pasado ya que el actual no ha sido aprobado por la ridícula razón de que la fracción panista, siguiendo las instrucciones del gobernador, no asiste a las sesiones donde se contemple el punto del presupuesto en el orden del día. Seguramente usted sabrá que el nuevo presupuesto contempla los ajustes necesarios correspondientes a los recursos que las instituciones necesitan para funcionar, y que una de las más importantes para el futuro de la entidad es la Universidad de Sonora.

En ese sentido tenemos dos personajes que no dialogan, que cierran las puertas a quien consideran afecta sus intereses, por lo que la comunidad universitaria y la ciudadanía sonorense bien pueden ir a freír espárragos.

Quizá sería una buena idea que usted y yo nos pronunciáramos por el rescate de la institucionalidad que, al parecer, se está perdiendo por motivos que el pueblo debe conocer, aunque duela. Lo invito a que mande una carta, correo, paloma mensajera o simples señales de humo, tanto al rector de la UNISON como al gobernador del Estado, para que respiren hondo y se animen a cumplir de una vez por todas con sus deberes legales. En la universidad, diálogo franco y sin complejos con los ojos puestos en una solución digna de ser universitaria; en el gobierno, altura de miras y espíritu republicano, pero sobre todo que el gobernador saque las manos del Congreso. Con eso, seguramente el presupuesto se aprobará y la UNISON abrirá sus puertas con el espíritu generoso que siempre la ha animado.

sábado, 21 de abril de 2012

Con ustedes, la huelga

Por votación mayoritaria, los trabajadores académicos universitarios se lanzaron a la huelga. Desde luego que algunos especularán sobre los números de votantes de uno y otro lado, la curiosa presencia de abstenciones, la presencia de profesores completamente identificados con la administración y que, de repente, hicieron acto de presencia en la asamblea sindical donde se votaría el sí o el no a la huelga; se lanzarán interrogantes acerca de la inteligencia perversa que orilló a que se votara por la suspensión de actividades, sobre el por qué el rector una noche dijo “sí” y por la mañana dijo “no” al ofrecimiento de aumento global que se había pactado en la oficina del Secretario de Gobierno.


La gente podrá preguntarse cuál es el interés del gobierno de tener paralizado al Estado de Sonora, Universidad incluida, en este tiempo electoral y que, merced a problemas de visión social y política, el Ejecutivo estatal parece empeñado en complicar con la no aprobación del presupuesto de este año. En ese sentido, una pregunta válida es ¿por qué el gobierno da recursos al Consejo Estatal Electoral y no a la Universidad de Sonora? ¿Por qué condena a la quiebra a muchas empresas proveedoras del gobierno que no han recibido sus pagos por el problema de la “reconducción presupuestal”? ¿Por qué sataniza a los trabajadores universitarios ante la opinión pública y los reta a una huelga que es, entre otras cosas, legal y legítima?

Otra pregunta sería sobre el papel de la administración universitaria en esta coyuntura. ¿Por qué el rector no se ha puesto al frente de la comunidad universitaria y convocado a los actores políticos del Estado a discutir y aprobar el presupuesto universitario? ¿Por qué en el discurso se advierte lejanía o deslinde entre la administración y los académicos del STAUS? ¿A quién parece darle cuentas el rector en sus intervenciones públicas?

Lo anterior me hace recordar algunas discusiones amistosas con ciertos personajes de la vida universitaria. Sucede que cuando algunos docentes pasan a tener cierta posición en la administración de la institución, se olvidan de que algún día regresarán a su base, volverán a ser sindicalistas y se enfrentarán con la ausencia del complemento de que gozaban, dejando su sueldo en el mismo nivel que ahora, algunos, consideran “aceptable”.

Otros se miran y quedan puerilmente maravillados de su propia imagen en el espejo y exclaman “¡soy autoridad”!, persuadidos de que tienen la razón por el solo hecho de ostentar la etiqueta removible del cargo de jefe, director, coordinador, secretario o rector…, con lo que queda demostrado que los caminos de la banalidad son infinitos. A la debilidad mental evidenciada, se agrega la adulación de un equipo que confunde la institucionalidad con el arte de lamer el trasero del inmediato superior burocrático. Ser institucional es, en el buen sentido, velar y actuar por el mejor interés de la institución, no del grupo que en ese momento se encuentre en las posiciones de autoridad.

Otro matiz interesante es el que se advierte en los representantes institucionales en su relación con el gobierno del Estado. Escenifican la caída estrepitosa de la inteligencia humana, el decoro y la autoestima cuando suponiendo que guardan las formas del trato republicano, pasan a ejemplificar la patética farsa versallesca del lameculismo burocrático ante lo que perciben como poder. Tiemblan ante el resoplido del gobernador en turno, aspiran con deleite las flatulencias del funcionario y organizan foros para discutir los beneficios de una dieta rica en café, galletitas y confituras diversas que se ofrecen en las mesas de juntas de trabajo, mesas de diálogo, de negociación, de información, de elogios mutuos y reflectores varios que ambientan y posibilitan el trabajo fotográfico de los chicos de la prensa.

La desmañada actuación de algunos funcionarios universitarios ante el poder estatal, supone cursos intensivos acerca de qué corbata combina mejor con ese “traje que no uso desde que me tomé la foto para el certificado”. Desde luego que no es problema menor enfrentar la compleja tarea de anudarse la corbata, operación que requiere, en ocasiones, del apoyo de colaboradores especializados en las artes del vestuario.

Pero, volviendo al tema de la huelga, es alentador que un grupo de estudiantes se haya manifestado ante la consternada ciudadanía hermosillense en favor de la aprobación del presupuesto universitario y en apoyo a la lucha de los académicos. En medio de tantas opiniones y escaramuzas en defensa de lo políticamente correcto, la voz juvenil que se levanta parece decir “¡ya basta de tanta farsa! ¡Aprueben el presupuesto y dejen de manipular la opinión pública en contra de la institución universitaria representada legítimamente por sus trabajadores!”

Lo cierto es que para un profesor universitario el apoyo estudiantil es esencial desde el punto de vista moral. No es el número que presiona y apabulla, es la acción y la intención de dar a cada cual lo que le corresponde en justicia, porque un mejor presupuesto para la Universidad en realidad refrenda el compromiso estatal de apoyar a la educación. Para ser más preciso: la lucha de los académicos es por garantizar el derecho de los jóvenes a estudiar en las mejores condiciones posibles.

En resumen, la UNISON está en huelga por no haber sido aprobado el presupuesto correspondiente y no tener autoridades a la altura de las circunstancias; pero, en cambio, se advierten signos alentadores con la presencia de estudiantes progresistas y una ciudadanía que parece cobrar conciencia de que la lucha sindical es legítima y debe ser apoyada por todos.

viernes, 13 de abril de 2012

El gobierno y la huelga anunciada

En la Universidad de Sonora cada vez son más las preguntas que se hace la comunidad sobre la posible realización de la huelga. Algunos de los más avezados en cuestiones políticas aventuran que para el sindicato sería fatal, dado el interés de las autoridades gubernamentales de destruir la organización de los trabajadores. Se especula, asimismo, que el rector se está alineando con el gobierno para garantizar su reelección y por eso desprecia la relación con los trabajadores y se centra en los pretextos oficiales de contención salarial.


Algunos opinan que la huelga es indeseable pero completamente necesaria, dada la falta de interés de las autoridades en cumplir con sus más elementales responsabilidades, partiendo del supuesto de que el rector y administración son servidores de la Universidad y no del gobierno estatal en turno. El movimiento laboral significaría una seria llamada de atención a una burocracia arrogante e indolente.

Otros sostienen que la posible huelga bien valdría la pena como una oportunidad de demostrar a la autoridad y al pueblo de Sonora que aún existe algo que se llama dignidad, concepto que el oportunismo y la falta de convicciones pretende ocultar tras el biombo de la apariencia de interés oficial, de la nota periodística complaciente, de la manipulación de la opinión pública ignorante y de la falta de información y formación de los estudiantes.

Por su parte, el gobierno insiste en emplear el argumento cosmético del interés por los estudiantes, y proporcionar una salida falsa al ofrecer espacios en planteles del gobierno, además de apoyo docente y computacional, bajo el demagógico supuesto de evitar la pérdida de tiempo y asegurar el derecho a la educación, como si la suspensión temporal de las actividades tuviera algo que ver, si quiera remotamente, con la suspensión de un derecho. Lo que ocurre en realidad es el intento de transferir a la víctima la culpa del victimario; es decir, señalar como culpables de la suspensión de las actividades a los trabajadores, siendo que esto obedece al ejercicio de un derecho ante la falta de respuestas por parte de las autoridades. Vale la pena recordar que el panismo legislativo ha saboteado al Congreso del Estado y eso ha ocasionado la no aprobación del Presupuesto 2012 de Sonora.

En el fondo, lo que está en juego es el ejercicio de un derecho que la ley reconoce a los trabajadores y que está debidamente detallado en sus condiciones. Al parecer, el gobierno de Padrés incurre en grave falta de responsabilidad al jugar con las esperanzas de los estudiantes al asegurar que, en caso de estallamiento de huelga, no dejarán de tener clases. Aquí el derecho a ejercer es el de los sindicalizados, ya que el de los estudiantes está garantizado al estar inscritos en la institución educativa y ser alumnos activos, quienes deberán de sujetarse a los tiempos y condiciones de la institución.

Las declaraciones tanto del titular de la Secretaría de Gobierno como de la Secretaría de Educación y Cultura, más la poco atinada actitud del Ejecutivo estatal, dan cuenta de un oportunismo peligroso e inédito en nuestra entidad. Se puede sospechar que hacen campaña por el PAN entre los estudiantes y sus familias a costa de la Universidad de Sonora. Aquí vale la pena reflexionar sobre la afirmación de que el prestigio de la institución debe cuidarse, como si una huelga lo pudiera afectar, siendo que los huelguistas son, y nadie más, los que lo han hecho posible.

El supuesto de que los estudiantes van a tener clases extramuros gracias a la oferta electorera del gobierno panista, permite suponer que las autoridades universitarias y estatales carecen de la debida orientación jurídica en materia laboral, y que las primeras prefieren plegarse a las segundas antes que ponerse junto con los sindicalistas al frente de la lucha por mejores condiciones para la institución universitaria. También revela que consideran que los estudiantes son una borregada que irá trotando de contenta hacia las nuevas aulas, sin tomar en cuenta a sus maestros, algunos de ellos con un gran nivel de especialización, y que las calificaciones obtenidas serán reconocidas por obra y gracia del espíritu burocrático mágico que es capaz de reconocer una firma no registrada como la del titular de la materia y responsable legal y académicamente del curso de que se trate.

La dislocación mental arriba descrita, abona la idea de que el gobierno del Estado perdió rumbo, si acaso alguna vez lo tuvo, y que el trabajo del sector público es algo ajeno y lejano a su mentalidad y capacidades.

Las declaraciones tronantes de los funcionarios públicos contra los trabajadores abre más la brecha entre el gobierno prometido y el que están dispuestos a ejercer: el “nuevo Sonora” no puede ni debe ser una breve edición rústica y tercermundista del Tercer Reich.

jueves, 5 de abril de 2012

A LOS UNIVERSITARIOS, AL PUEBLO SONORENSE EN GENERAL


 
Considerando:

1. Que desde 1982 a la fecha, durante la implementación del modelo neoliberal por gobiernos priístas y panistas, sólo han encontrado empleo cerca de 300 mil de un millón o millón 200 de los jóvenes que llegan al mercado de trabajo año con año.

2. Que el crecimiento promedio anual del Producto Interno Bruto (PIB) es de sólo 2%, cuando por lo menos debería ser del 6% para darle empleo a todos los que lo solicitan. Nuestro México no se puede dar el lujo de desperdiciar el bono demográfico, cuando todos esos jóvenes que no encuentran empleo se van a la informalidad, al desempleo, al extranjero o la delincuencia.

3. Que los pocos empleos que se obtienen cada vez son más mal pagados e inseguros, al tiempo que aumentan quienes laboran en la informalidad y disminuyen los empleos formales con todas las garantías de ley.

4. Que la desigualdad social ha crecido de tal forma que, por un lado nuestro país incluye los hombres más ricos del planeta y, por otro la miseria ha crecido hasta incluir a casi la mitad de la población (60 millones).

5. Que los gobiernos panistas y priístas nunca han considerado a la educación, la ciencia y la cultura como palancas para conquistar el futuro.

6. Que no se han abierto suficientes espacios en la educación superior y en la media superior para permitir el ingreso de quienes lo solicitan.


Proponemos dar la oportunidad a un gobierno progresista:

a. A un hombre que ha demostrado honestidad a toda prueba y verdadero compromiso con México.

b. Que tiene un plan de gobierno más adecuado y un equipo de trabajo con la mayor experiencia, honestidad y sabiduría.

c. Que realmente ha demostrado saber gobernar y tener conciencia de la importancia de la educación, la ciencia y la tecnología.

d. Un gobierno que eliminaría las prebendas de la alta burocracia (sueldos impresionantes y bonos inmorales), y que aboliría las exenciones fiscales de las grandes empresas (las grandes empresas no pagan impuestos).

e. Un gobierno que combatiría la corrupción que, como sabemos, con los gobiernos panistas alcanzó niveles históricos.

f. Un gobierno que se compromete a asignar el presupuesto necesario a la educación (8% del PIB), la ciencia y desarrollo tecnológico (1%) y la cultura, como medida indispensable para transitar de la época de la violencia y el estancamiento, al desarrollo (crecimiento con mayor igualdad) y con nuevas oportunidades en todos los ámbitos.

g. Un gobierno que sin descuidar el combate a la inseguridad, ponga especial atención en la promoción del empleo y en una nueva moral pública.

F I R M A S:

Ramiro Ávila, Manuel Balcázar, Darío Arredondo, Francisco González, Sergio Barraza, Rocío Bermúdez, Agustín Brau, Rafael Cabanillas, Adalberto Corella, Rubén Domínguez, Miguel Espinoza, Carlos Figueroa, Francisco Flores, Guadalupe Ávila, Jaime Flores, Ramona Flores, Patricia Guerrero, Martín Frías, Raúl García, Heriberto Acuña, Edith Aráoz, Raúl Almogabar, Yesenia Gastélum, Guadalupe González, Agustín Grijalva, José Luis Soto Munguía, Roberto Jiménez, Armando Tejeda, Osvaldo Landavazo, Francisco Montes, Fermín González, Arturo Rosas, Gregorio Guzmán, Fausto Ibarra, Ranulfo Amavizca, Eleazar Bórquez, Edith Sarracino, Nolvia Cortés, María Neli Gutiérrez, Arón Grajeda, Gustavo Lorenzana, Fortino Corral, Ismael Valencia, Olga Grijalva, Fausto Guerrero, Juan Manuel Romero, Arturo Meza, Guadalupe Reyna, Germán Palafox, Luis Alberto Soto, Sonia Ruan, José Luis López, Miguel Ángel López, Mario Cuevas, Juana Elia Manjarrez, Abraham Franco, Jorge Herrera, Felipe Larios, Romualdo Montaño, Pablo Ibarra, María Elisa Martínez, Masiel Alejandra Martínez, Adolfo Minjárez, Carlos Manuel Minjárez, Ismael Minjárez, Agustín Montiel, Armando Moreno, Ernesto Navarrete, Patricia Navarro, María Engracia Carrazco, María Antonieta Castellanos, Constantino Enrique Navarro, Ena Socorro Nieblas, José Alfredo Ochoa, Emilia Castillo, Hortencia Orozco, Raúl Pérez, Óscar Ramos, Luis Rentería, María Luisa Rivera, Emiliano Salinas, Héctor Segura, José Luis Soto Alcántar, Jorge Luis Taddei, Judith Celina Tánori, Miguel Ángel Váldes, Ana Gaitán, Manuel Tapia, Manuel Vázquez, José Ángel Valenzuela, Jaime Varela, Francisco Vargas, Eduardo Verdín, Laura Lorenia Yeomans, Federico Zayas, Carlos Navarro, Gabriela Tapia, Francisco Luna, Carlos Silva, Sonia Sosa León, Alipia Avendaño, Carlos Alberto Robles, Francisco Bello, Oscar Vega, Miguel Castellanos, Lorena Durazo Grijalva, Daniel Olmos, Gerardo Calderón, Fernando Luque, Julio Waissman, José María Bravo, Manuel Alberto Valenzuela, Jesús Francisco Rodríguez, Pedro Ignacio Loera, Claudia Angélica Zepeda, Reyna Castro, Mariel Montes, Saúl Hernández, Mirna Valenzuela, Rigoberto López. Maximino Dórame, Carmelo Encinas, Marcelino Dórame, José Alfredo Espinoza, Bertha Estrella, Francisco Espinoza, Pedro Flores, Oscar Gaxiola, Rodolfo Godoy, Irma González, Nancy Larios, Ernesto Clark, Idalia López, Oscar Medina, Francisco Murillo, Genaro Ochoa, Brenda Pérez, José Luis Poom, Ulises Ramos, Héctor Reyes, Ángel Romero, Rosa María Burrola, Raúl Samaniego, José Silvestre, Efraín Urrutia, Fernando Verduzco.