Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

domingo, 13 de octubre de 2013

Adelgazamiento súbito

¡Albricias!, los misterios del metabolismo copetitlano son revelados finalmente. La ciencia oficial se peina orgullosamente el copete gracias a los hallazgos programáticos recientes: el país podrá disfrutar de bienestar y competitividad mediante la aplicación de sencillas fórmulas que abatirán la epidemia de obesidad y al mismo tiempo se tendrán recursos fiscales. Sin duda alguna, los aportes del mandatario copetitlano a través de Hacienda y el SAT nos pondrán a la vanguardia de las naciones con población gorda y enfermiza por causas de sobrepeso, cuyo control no depende de la voluntad del ciudadano sino de la astucia y previsión del gobierno.

Ante la pavorosa imagen de un diabético adulto o juvenil que arriesga la integridad física y genera costos de hospitalización e incapacidades, el gobierno propone el adelgazamiento de la población por vías fluidas y expeditas. Nada de dilaciones ni tortuguismos y menos el insano y equívoco gradualismo en la pérdida de peso. ¡Adelgazamiento súbito!, claman los funcionarios de hacienda con entusiasmo enfebrecido. ¡Recaudación moderna y generalizada!, claman las huestes de apoyadores del partido en el poder. Se tiene como dato adicional que los beneficios de una dieta fiscalmente diseñada abarcarán a las mascotas, esos pequeños seres que alegran la vida de los habitantes y que forman un sólido vínculo emocional con los chicos y los grandes de la familia.

En su infinita sabiduría, el gobierno copetitlano lanza su reforma hacendaria que incluye IVA en refrescos, colegiaturas, hipotecas, alimento para mascotas y un etcétera vasto y suficiente como para hacer palidecer de envidia al decimonónico don Antonio López de Santa Ana. El truco de imponer gravámenes a las ventanas, animales  o a los bigotes ciudadanos es superado con creces por esta nueva forma de allegarse recursos y seguir despilfarrando aquellos que pudieran captarse mediante la actividad económica nacional o, simplemente, gracias a una adecuada y equitativa recaudación. Desde luego que los alcances de la reforma no paran en esto. También se tiene novedades que alegran la vida de la banca extranjera en el país mediante la criminalización de los deudores bancarios, que podrán ser víctima de arraigo y, por supuesto, el despojo de sus bienes.

Claro que pudiera darse la apariencia de una reforma cuyos impulsores negocian y acuerdan cambios en beneficio de los causantes, como puede ser en los temas del IVA en alimentos y medicinas, colegiaturas y demás, sin aflojar un ápice en otros aspectos, como puede ser el referido a los deudores bancarios. El capital bancario extranjero requiere sangre y ¿qué mejor que el sacrificio del deudor convertido en criminal sujeto a arraigo y secuestro de sus bienes? La banca extranjera gana lo que quizá nunca soñó en condiciones de legalidad y, de paso, los embargos generan la necesaria movilidad  mercantil que da la sensación de que la economía se reactiva, independientemente de que los deudores salen del mercado por insolvencia, en una especie de darwinismo que adelgaza el crédito por exclusión de quienes más lo necesitan.

Un deudor apaleado por la banca deberá seguir consumiendo, pero en una escala de cantidad y calidad inferior a la que tenía antes de ser tratado como delincuente y ejecutado sumariamente por la reforma copetitlana. Es obvio que va a adelgazar junto con los miembros de su familia que sean sus dependientes.

El encarecimiento de la vivienda gracias a los impuestos permitirá que quien quiera casa propia adelgace por limitar su gasto ahora mayormente dedicado a pagar la vivienda o su hipoteca. La disminución de los recursos para solventar el gasto familiar nos mantendrá esbeltos por obviedad. Asimismo, un gato o un perro pueden contraer feas enfermedades del hígado y tener sobrepeso por comer demasiado, lo cual compromete su salud y la economía familiar. Gracias al impuesto a los refrescos y los alimentos para mascotas se reducirá el consumo hasta llegar a niveles en los cuales la sombra de las enfermedades asociadas a la obesidad nunca se verá. Gatos y perros esbeltos, causantes cautivos menos derrochadores, banqueros satisfechos y familias de comer austero significarán la cosecha de beneficios de la reforma “que el país necesita”. La salud financiera de los bancos y del gobierno al servicio de las trasnacionales  brillará muy en lo alto de los logros nacionales.

Si a las maravillas de la reforma hacendaria agregáramos los beneficios de la reforma energética y la educativa, tendríamos que el adelgazamiento de la anatomía ciudadana estará acompañado del correspondiente a la soberanía nacional y el cultivo de la inteligencia de nuestros niños y jóvenes. La esbeltez nacional decretada reduciría las adiposidades de la historia, los logros laborales y las conquistas sociales, haciendo posible ver la osamenta nacional sin el molesto y opaco contenido de nuestra historia, cultura y valores. Habríamos logrado la transparencia que algunos amargados pudieran llamar re-colonización nacional por parte de las empresas trasnacionales de la banca, el crédito, la alimentación, la energía y demás, pero ¿quién puede negar que la delgadez no exige sacrificios?

Así las cosas, un país sin rastros de la grasa de las tradiciones, la historia y la identidad estaría en las mejores condiciones para ser movido de acuerdo a las corrientes que soplan desde los organismos financieros internacionales. La esbeltez nacional cuesta independencia y libertad, pero es un lujo que el gobierno copetitlano cree que la OCDE, el FMI y el Banco Mundial se pueden dar.


El lunes 14 de octubre es el día del paro nacional contra las reformas copetistas. ¿Usted le va a entrar o, de plano ya se puso a dieta?

martes, 8 de octubre de 2013

De paseo por Copetitlán (2)

Ha pasado mucha agua bajo el puente copetitlano desde la toma de posesión presidencial. Han sido muchas y variadas las formas de demostración del silogismo sexenal donde el titular del Ejecutivo es un holograma y la televisión es la creadora de la realidad nacional. Un ejemplo reciente es el de la peruana Laura Bozzo que se disfraza de rescatista montada en la parefernlia gubernamental para condimentar un reality show que alimenta la certidumbre de que “no somos nada” ante el poder de la imagen. Así las cosas, la prueba de veracidad de un hecho corre a cargo de la televisión nacional en una incuestionable e indisputada propiedad de la realidad que cuenta con patente o registro contra cualquier intento de aprovechamiento ajeno a la empresa que la crea y transmite.

En esta tesitura, ¿puede el ciudadano común plantar cara a la influencia de la televisión? ¿Es posible disentir de las verdades reveladas por ese oráculo nacional que crea, da forma y distribuye ideas, costumbres, prestigio, modas y opiniones sobre casi todo? ¿Tendremos el valor de defender ese trozo de conciencia que flota en nuestro cerebro de la inercia contextual en la que nos asfixiamos voluntariamente? ¿Tiene caso mantener el aparato educativo cuando puede entrar en contradicción con los mensajes de las televisoras?

Al respecto, parece que la contradicción se resuelve a favor de las empresas mediáticas, ya que el poder copetitlano se transfiere por vía de las microondas que emanan de las antenas propiedad de los señores Azcárraga y Salinas y, en consecuencia, la labor de los maestros se contrapone flagrantemente a la de los locutores asalariados de las empresas que aquéllos dirigen. ¿Cómo se resuelve esta contradicción de intereses y prioridades en Copetitlán? ¡Muy fácil! La sabiduría copetitlana funciona según los principios de Pavlov y el estímulo televisivo genera una respuesta contundente: la “reforma educativa” debe servir para eliminar la competencia desleal que representa la labor docente, ya que distorsiona y desvirtúa los mensajes emitidos mediante ataques masivos de cultura general, historia, valores cívicos y conocimientos científicos, entre otros contenidos funestos para la labor mediática abierta o de paga.

¿Qué mejor forma de tener a raya a los maestros si no es que mediante el temor de ser fulminados por una evaluación estandarizada y sin contexto? ¿Cuál puede ser mejor mecanismo de control docente que el que afecta directamente su permanencia en el empleo? ¿Por qué no centralizar la operación del sistema educativo y hacer de este un simple reproductor de la ideología de la OCDE, el FMI y el Banco Mundial, en vez de aquella emanada de la historia patria y sus luchas por la soberanía y las libertades nacionales? ¿Para qué queremos un pensamiento libre y científico si nuestro destino neoliberal manifiesto es el de ser colonia de explotación energética? ¿Para qué se necesita cultura y tecnología nacionales en un país maquilador?

Si el mercado es limitado y la absorción de la fuerza de trabajo depende de la demanda de bienes importados, o los producidos por las maquiladoras extranjeras, ¿para qué producir técnicos de mediano y alto nivel? ¿Qué haríamos con los egresados de las universidades verdaderamente autónomas formados en valores nacionales y principios científicos sólidos, siendo que lo que se necesita es televidentes acríticos del reality show de moda que nos revele las asombrosas acciones de sus conductores frente a los estragos de inundaciones, terremotos, tornados, o actos de terrorismo internacional? ¿Para qué sirve la educación pública si se puede ofrecer la debidamente producida y editada por los medios electrónicos privados?

En este sentido, resulta lógico que el gobierno copetitlano haga su tarea de desmantelar el aparato productivo nacional mediante la liquidación de empresas y patrimonio que supongan una ventaja estratégica para la nación. Por eso se destruye la economía campesina, la posibilidad de desarrollar la industria, el comercio, la banca y el crédito, y con más razón los recursos energéticos y científicos nacionales. No vaya a ser que los consorcios extranjeros de la industria químico-farmacéutica, agro-alimentaria, automotriz, pesquera petrolera, eléctrica entre otros, se vayan a declarar decepcionados y ofendidos por los arrebatos de independencia y soberanía que pudieran surgir en el país. Desde luego que el peor enemigo a vencer es aquel que permite ver y juzgar la realidad tal cual es. Por eso la reforma educativa y la criminalización mediática a los maestros.

Con las “reformas estructurales” recomendadas por los organismos financieros internacionales, el sistema económico internacional podrá recibir una bocanada de aire fresco desde la periferia, y el enfermo ligeramente muerto en su fase neoliberal podrá disimular las fétidas emanaciones de su descomposición gracias a naciones como la nuestra, que sudan calenturas y lloran muertes ajenas, gracias a la educación que proporciona la tele, siempre presente y, sin embargo, tan ajena a nuestra realidad e intereses.


En el universo copetitlano, la honestidad y la objetividad son reos de herejía que merecen ser reprimidos y re-educados por la señorita Laura, Adela Micha, López Dóriga, Carlos Loret y otros de la misma ralea. La razón es simple: sólo la verdad es revolucionaria.