Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

sábado, 28 de marzo de 2020

Usted tiene cara de virus



“El arte de la medicina consiste en mantener al paciente en buen estado de ánimo mientras la naturaleza le va curando” (Voltaire).

Desde hace unos días, gracias a los avisos de las autoridades, salir a la calle resulta una especie de deporte extremo en el que quedamos convertidos en figuras de videojuego sometidas al ataque enemigo, o a las acechanzas de un demonio que despide llamaradas, chorros de azufre y emanaciones pegajosas que, tras cualquier error, recibimos su impacto y al poco tiempo nos disuelven la piel y corroen el esqueleto.

La visita a los bancos resulta más tortuosa que nunca porque, añadida al tiempo de espera que se cumple para llegar a una ventanilla de las cuatro o hasta seis más que en cualquier caso están cerradas, ahora tenemos una buena ración de paranoia que la gerencia de sucursal nos hace tragar con el pretexto del coronavirus.

Así pues, afuera del banco se acumulan poco a poco los clientes que deben hacer fila para acceder a las instalaciones: hechos bola, sudorosos, enfadados y con ganas de salir de ahí cuanto antes. ¿Sana distancia? ¿Precauciones que eviten el contagio? ¡Pamplinas! La gente pronto empieza a interactuar, porque el aburrimiento hace que la lengua se agite y salga de su encierro bucal, desparramando gotitas de saliva que, de otra manera, hubieran sido tragadas sin consecuencias. ¿Cerrar sucursales es buena idea? ¿No cree que los usuarios se van a acumular más fácilmente en las pocas que estén abiertas?

Ir por el rumbo del Mercado Municipal, en el centro de Hermosillo (como en Guaymas entre otras ciudades), da pena. Con el cierre de este importante núcleo comercial y social muchos trabajadores por su cuenta ven evaporadas sus expectativas de ingreso, y los clientes habituales quedan condenados al destierro involuntario mientras dure la contingencia sanitaria.

Hoy, muchos entienden y apoyan la campaña nacional de la sana distancia y todo lo que se ha recomendado tanto a personas sanas como a quienes presentan algún síntoma mientras están atentos a los informes y mensajes sobre la epidemia que se emiten todos los días en cadena nacional y que se reproducen en las redes sociales, aunque cabe señalar que, al parecer, en Sonora hace falta mucha más información puntual e insistir sobre las precauciones que se deben tomar. Las precauciones deben entrar por el entendimiento y acuerdo de los posibles afectados.

En este contexto, llama la atención el toque de queda ordenado por los presidentes municipales del Río Sonora que, además de exceder sus facultades legales demuestra su ignorancia. ¿Quién les dijo que un alcalde podía decretar la suspensión de los derechos ciudadanos? En todo caso, ¿los contagios tienen horario nocturno? ¿La gente no sabe leer?, ¿tienen problemas de oído?, ¿no hay personal capacitado que les informe y oriente?

Por otra parte, la epidemia más publicitada del año nos da una serie de buenas razones para el optimismo, ya que tienen  auge las ventas a domicilio y han repuntado las ventas de gel antibacterial, mascarillas (o cubrebocas), guantes o cloro, así como papel para el baño, alcohol y algodón, y en los locales o las calles, las caras cubiertas proporcionan una sensación de uniformidad anónima que oculta fealdades lo mismo que bellezas por lo que llevarlas es democrático e igualitario; además da la impresión de seguridad personal a quien las usa, sin interesar si es portador de la enfermedad, si tiene alguno de sus síntomas o si se trata de personal de salud o familiares de alguien que sí está enfermo, o simplemente si se trata de empleados de servicio.

Cuando vamos caminando por la acera, se nos cede el paso o no somos atropellados por trogloditas encaramados en la hormona o en los kilos de sobrepeso. En los comercios del centro se puede apreciar que, en general, se nos atiende con la sana distancia y los empleados muestran diligencia al despacharnos, porque la epidemia permite la revaloración del cliente. La ciudad se ve tranquila, el tránsito bastante amigable, las calles y plazas lucen amplias, despejadas y el aire que se respira hace el día mucho más amable.

Si pensamos que alguien puede caer en crisis por la cuarentena, primero que todo ¿cuál crisis y de qué cuarentena hablamos? A muchos trabajadores les indicaron que podían irse a sus casas, pero sin aclarar lo de su salario; bastantes otros salen a la calle porque ahí trabajan y dependen de su contacto con los demás para sobrevivir: vendedores ambulantes, en puestos semifijos y una inmensa variedad de ocupados por cuenta propia.

La cuarentena sólo podría funcionar como protección y un reencuentro personal y familiar para quienes fueron licenciados de sus empleos con respeto a sus derechos laborales, pero en el mundo real mucha gente trata de seguir su vida de manera normal, y si es necesario salir a buscar el sustento, pues lo hace.

Por otra parte, resulta un despropósito y un ridículo total el comparar las condiciones del país ¡y del Estado! con las de Italia, Francia o los gringos, siendo que no son las mismas. Cada país y región tiene características físicas, demográficas, económicas y culturales que marcan diferencias a favor o en contra si se trata del avance de epidemias. Basta observar la información gráfica que ha presentado la Secretaría de Salud federal para darse cuenta de que nuestro país tiene condiciones distintas a Europa, incluso Estados Unidos, si se toma como referencia la aparición y el tiempo de respuesta del gobierno ante el problema.

Si seguimos haciendo comparaciones acríticas y facilonas, de repente nos vamos a ver en una situación donde caeremos en el “sálvese quien pueda”, con las consecuencias de desorden social e ingobernabilidad que algunos promotores del pánico desean. ¿Son lo mismo 8 mil que 12 muertes asociadas al COVID-19? Para el caso, ya están surgiendo en el centro del país grupos que llaman al saqueo de comercios. ¿Tiene sentido?

Ahora bien, ¿cree usted que un virus muta espontáneamente y, de repente, salta de una especie (animal) a otra (humano)? De ser así resulta más que necesario volver al curso de Biología del bachillerato: Los virus sufren transformaciones, pero no son de la noche a la mañana sino al cabo de miles y miles de años, y es imposible que se rompa la barrera de las especies con tanta facilidad como lo están manejando los gringos y otros engendros mercachifles mundiales, promotores del terror y la desinformación para vender algún nuevo y maravilloso producto farmacéutico, como en su momento el Tamiflú.

Si usted piensa que esta y otras epidemias, costosas y altamente publicitadas, son parte de las consecuencias de la voracidad neoliberal que privilegia la ganancia antes que la salud puede que no esté tan mal encaminado. Basta pensar en los daños que ha sufrido el ambiente y las consecuencias de la contaminación en la salud mundial para ver como culpable al sistema económico dominante.

En una situación como la presente no tiene caso hacer de más como tampoco hacer de menos, y debe reconocerse que el gobierno federal está respondiendo oportuna y responsablemente a la epidemia, según lo ha constatado la Organización Mundial de la Salud.

Por lo pronto, serenemos el ánimo y no caigamos en chismes o rumores perversos; actuemos cívicamente y dejemos berrear a los enfermos contaminados de borolismo guardando la sana distancia porque, de otra manera, quizá hasta a usted le vean la cara de virus.


sábado, 21 de marzo de 2020

Epidemia con líneas cruzadas



“Las epidemias han tenido más influencia que los gobiernos en el devenir de nuestra historia” (George Bernard Shaw).

Ante la amenaza del Covid-19, bicho microscópico que azota la tierra, Sonora se encuentra en alerta epidemiológica. Hasta el momento de redactar, se sabe que existen dos casos confirmados y controlados, uno en su domicilio y otro hospitalizado, por lo que hablar de muertos resulta exagerado.

Las autoridades estatales han informado sobre qué medidas preventivas se deben tomar en este caso: distancia de un metro respecto a otra persona, lavado de manos frecuente, evitar en lo posible las concentraciones públicas, no salir de casa si no es absolutamente necesario, toser o estornudar cubriendo boca o nariz con un pañuelo desechable o con la parte interior del brazo, así como vigilar síntomas como alta temperatura, irritación o dolor en la garganta, entre los más relevantes.

Un punto importante que desmiente la idea popular de que Sonora está blindada por el clima es que el calor no elimina el virus, ya que puede tranquilamente infectar a temperaturas que van de los 4 a los 37 grados y sólo se desactiva a los 56.

Expertos nacionales han señalado que el gel antibacterial no sirve necesariamente para estos casos, y que los cubrebocas son inútiles como protección contra el virus y sólo el personal de salud que atiende directamente a los afectados deben usar aquellos especialmente diseñados para uso hospitalario; sin embargo, las personas con síntomas de resfriado o tos es prudente que los usen, para evitar afectar a los demás.

Queda claro que tanto el gel como los cubrebocas en personas sanas sólo cumplen una función emocional, no preventiva de contagio. Tampoco está justificado hacer pruebas a toda la población y sólo deben aplicarse en casos de sospecha fundada en la sintomatología.   

La precaución y la sana distancia resultan importantes en esta etapa de la epidemia y, si consideramos que los contagios más probables se dan entre personas que han viajado al exterior del país digamos a Europa, Estados Unidos o China, no está de más recordar que por ahí existe un serio foco de contaminación que lleva en su haber una población aterrorizada y un cierto muertos que parecen confirmar la gravedad del problema.

En el caso de Italia, el 99% de los casos mortales atribuidos al coronavirus tenía padecimientos médicos previos como hipertensión, diabetes o cardiopatía isquémica, siendo la edad promedio de 79.5 años y que las víctimas menores de 40 ya sufrían padecimientos graves. En la provincia china donde se originó el contagio han reportado que casi la mitad de los pacientes hospitalizados presentaron síntomas que incluyen pérdida de apetito, vómito y diarrea, antes de presentar síntomas en vías respiratorias (RT actualidad, 20.03.20).

Por otra parte, existen opiniones que asocian la enfermedad con una maniobra de los gringos para contrarrestar el avance tecnológico de China y recuperar los mercados, sin que falten las sospechas de que las maniobras incluyen depurados ejercicios de ingeniería social donde el pánico inducido y la falta de información objetiva y fidedigna detonan las compras absurdas y desproporcionadas, la parálisis social y la caída de los mercados, sobre todo los que afectan al consumo popular que sufre de desabasto y altos precios.

No está de más recordar que la industria farmacéutica ha visto sus mejores tiempos cuando surge un nuevo virus “mortal” y que la fabricación de medicamentos (y vacunas milagrosas) no pocas veces se realiza antes de que la epidemia o pandemia se presente en sociedad.

Por otra parte, el contexto internacional sugiere una labor en marcha del ajuste cuando no el  replanteamiento del modelo económico actual que, al menos desde el curso de los años 90, presentaba signos de agotamiento y de graves contradicciones, resueltas con la promoción de conflictos armados en zonas favorecidas por la existencia de petróleo (la Guerra del Golfo, Afganistán, Irak, Siria, por mencionar algunos), el auge de grupos terroristas, del crimen organizado, las guerras de y contra el narco, más la ola de desestabilización de países latinoamericanos junto con la reciente promesa gringa de una mayor presencia en nuestro continente.

Como dato curioso, no resulta extraño el afán de Donald Trump de comprar a un laboratorio alemán el producto de su investigación sobre la pandemia y poseer en exclusiva la vacuna, pretensión que fue rechazada por el propio gobierno alemán. En tal caso, no es aventurado pensar que en la actualidad el predominio político también pasa por la industria farmacéutica y el control de los mercados, y que las vidas humanas perdidas sólo deben considerarse como bajas colaterales en la lucha por la sobrevivencia del sistema.

Hoy más que nunca debemos establecer la diferencia entre el distanciamiento social y el personal. El proteger el espacio personal de manera que entre usted y el vecino haya un metro de distancia es necesario, pero sin descuidar su proximidad en lo referente al apoyo informativo y todo aquello que fortalezca una relación social activa, solidaria e informada.

Se ha señalado que la más letal y generalizada epidemia no es necesariamente el Covid-19 en forma directa, sino una terrible Infodemia que azota a la población en grave vulnerabilidad informativa, misma que somete la voluntad de las personas haciéndolas actuar de manera irracional. En estas condiciones, y teniendo en cuenta que a la fecha se desconoce el verdadero origen y evolución de este coronavirus en particular, lo sensato es la prudencia y la calma, sobre todo en un país que, como el nuestro, sufre la agresividad del neoliberalismo transnacional y doméstico que se niega a morir.




sábado, 14 de marzo de 2020

La epidemia de todos tan temida



“Donde quiera que el arte de la medicina es amado, también hay un amor a la humanidad” (Hipócrates).

Pues qué le voy a decir a usted amable lector, que seguramente está con el Jesús en la boca con eso del Covid-19 (Coronavirus pa´los cuates) y pensando en qué más comprar para resistir los embates de la peste oriental que atosiga al mundo.

Se sabe que los grandes centros comerciales de origen transnacional asentados en esta nuestra ciudad capital, han reportado compras de pánico de artículos de limpieza, desinfectantes y los infaltables rollos de papel higiénico por aquello de los flujos nasales que, suponen, correrán incontenibles por las fosas nasales de los hermosillenses.

Algunos (muchos) suponen que la epidemia tendrá efectos parecidos a una megagripe y, por eso, gastan sus reservas crediticias en lo que creen será necesario en caso de que les toque el premio mayor de los microbichos orientales que atacan con furia a Occidente.

Al momento de teclear esta nota, en Sonora se reportaba la pasmosa cifra de cero casos confirmados, lo que nos pone a temblar de indignado regionalismo, ya que en otras latitudes tienen cifras muy, pero muy, por encima de nuestra precaria y tercermundista capacidad de contagiarnos con algo exótico y altamente publicitado en medios informativos internacionales, empezando por los muy acreditados en tierras del Tío Sam, donde don Donald Trump ha decretado la suspensión de vuelos y otras medidas de contención sanitaria que, desde luego, incluyen los productos electrónicos chinos como es el caso de Huawei, temible teléfono inteligente portador del virus del espionaje de ojos rasgados y mirada oblicua.

¿Qué va a pasar con la democracia y el libre comercio? ¿Qué le espera al mundo libre ante tan temible, inusual y extraordinaria amenaza? No lo podemos ni siquiera imaginar. Sin embargo, ya los laboratorios de “nuestras” transnacionales farmacéuticas nos dan la esperanzadora noticia de que en un par de meses tendrán una vacuna que, desde luego, habrá que comprar masivamente.

Por lo pronto, nuestro gobierno (que calza huaraches antes de espinarse) nos dice que no se tomarán medidas a lo tontejo y que cada acción se apoyará en la evidencia científica y no en empujones mediáticos o económicos (¡Bendito sea Dios!). Así pues, los especialistas que trabajan en la Secretaría de Salud tienen la palabra y mueven la batuta.

Lo anterior hace que acuda a nuestra memoria la truculenta historia del azote sanitario representado por la gripe H1N1, que obligó a comprar cantidades enormes de Tamiflú, mismas que le hicieron el día al laboratorio transnacional gringo dedicado a la comercialización de productos de probada utilidad mediática. Lo anterior demostró (y sigue demostrando) que “los muertos que vos matáis gozan de cabal salud”.

En otro asunto de actualidad, sale a relucir tan brillante como el oro la evidencia de que la profesora del ITAM (conocida incubadora neoliberal), Denise Dresser, politóloga dedicada a la crítica visceral con empaque académico del presidente López Obrador, es la mano que mueve la cuna del nuevo feminismo que ejerce su capacidad de actuar como porros o, si se prefiere, como fuerzas de choque fascistas, y corear consignas que se repiten tanto en los espacios del ITAM como en las calles de diversas ciudades de nuestro acalambrado país.

Lo anterior viene al caso si se considera que existe una curiosa homogeneidad en las consignas y las actitudes de las chicas manifestantes, como si la obediencia a un formato repetido hipnóticamente, así como la participación en actos de violencia, cuya principal acción destructiva repercute en la dignidad de quien la ejerce, pudieran cambiar la realidad y transformar la historia.

Como es del dominio público, la señora Dresser tiene fuertes lazos de coincidencia política y mediática con personajes ligados al triste espantajo conocido como Felipe de Jesús Calderón Hinojosa (Borolas, para mucho más de 30 millones de mexicanos), que no ofrece sino críticas pedorras y acciones que buscan descarrilar los cambios y propuestas del nuevo gobierno que, desde su inicio, pisa los callos de los corruptos cleptócratas que han sangrado al país desde hace 36 años, si partimos de la etapa crítica de la depredación nacional.

Como el culto lector está enterado, el gobierno de la República y, en lo que cabe, las autoridades locales (como es el caso de Sonora), han aprobado medidas legales y operativas que protegen y garantizan en particular los derechos de las mujeres y, en general, de la población, tanto en materia de seguridad como de salud pública.

Así, pues, se han aumentado las penas y reducido la tolerancia en casos de agresiones a mujeres. La acción de la autoridad competente ha demostrado en casos recientes que es más fluida y expedita aunque, por supuesto, aún falta mucho por hacer en materia de coordinación intergubernamental y homogenización de criterios.

En cualquier caso, la ciudadanía debe asumir su responsabilidad y poner su parte en la denuncia fundada en hechos y no en ánimos de linchamiento mediático, por lo que debemos actuar con absoluta responsabilidad y seriedad y proveer las evidencias y propuestas que los cambios requieren.

Flota en el aire nacional la flatulencia del neoliberalismo y la fecalidad política de los adversarios del cambio, por lo que debemos estar alertas contra los intentos, abiertos o solapados, de dar reversa al proyecto nacional que el pueblo decidió mediante su voto. Estando así las cosas, contra las epidemias sanitarias y políticas ni un paso atrás.




sábado, 7 de marzo de 2020

Las luchas de enfrente



“Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” (Benito Juárez).

En el México convulso de hoy cabe la frase aquella de que “a río revuelto, ganancia de pescadores”, porque cuando la sociedad se mueve no falta el edificio que se resquebraje y la pared que se raje, como lo estamos viendo tras el triunfo de López Obrador.

Desde luego podemos estar a favor, o en contra, del nuevo estilo y prioridades del gobierno, sin que la situación nacional excluya a unos u otros en la búsqueda de soluciones a los grandes problemas que se agudizaron escandalosamente durante los gobiernos definidos como neoliberales a confesión de parte y con acuse de pruebas.

Podemos apoyar, o no, las nuevas formas de conducir la cosa pública y la relación del gobierno con las fuerzas ciudadanas que organizadas o no se expresan en el territorio nacional, pero no podemos estar al margen de lo que ocurre. La indiferencia, la indolencia y el rechazo a las nuevas y viejas realidades del país es impensable.

En cualquier caso, apoyadores y detractores del nuevo gobierno, debemos estar conscientes de que lo nuevo se construye sobre lo viejo, cambiando sus formas y añadiendo nuevo contenido a sus estructuras y discursos. Dicho en otras palabras, no podemos partir de cero porque ningún efecto carece de causa: si estamos mal es por lo que se dejó crecer, en este caso hablamos de la inseguridad pública.

Comentando con algunas personas cercanas sobre las denuncias de acoso laboral y escolar que se dan en contra de mujeres, me dicen que antes de los años 90 no recuerdan haber sabido o sufrido situaciones de esta naturaleza, y que la relación con los hombres en el entorno laboral y social era normalmente respetuosa.

En plática con una antigua alumna de enfermería en los años 70, me dice que los muchachos de las escuelas cercanas las protegían (no sabe de qué) y evitaban decir palabrotas delante de ellas y que jamás sintieron sus compañeras y ella ningún tipo de amenaza. Por mi parte, recuerdo que hacíamos lo mismo con nuestras compañeras de la Escuela de Economía. La enfermera de referencia dice que el fenómeno del acoso lo empezó a advertir de los años 90 en adelante.

Curiosamente, la década de los 90 se caracteriza por la renuncia del Estado a cuestiones fundamentales para la estabilidad y el progreso nacional, empezando por la defensa de la soberanía, la rectoría económica y el impulso a la educación y la seguridad social, entre otros importantes aspectos que afectan a la estabilidad en el empleo y el ingreso de las familias.

La reducción del Estado y la ampliación del Mercado afecta la vida nacional porque crea una situación de indefensión económica y social en grandes capas de la población que son las que sostienen el aparato productivo nacional funcionando. Los topes salariales y la privatización de las pensiones son dos aspectos esenciales para entender la marginación social de las familias trabajadoras.

La inseguridad o precariedad económica trae consigo la inseguridad pública porque una es consecuencia de la otra, y ésta genera una nueva mentalidad que desprecia la vida y vacía de contenido a la familia, y borra de un plumazo el respeto a los mayores, a las mujeres, a los menores, porque cada crisis económica tiene como respuesta una crisis de valores, una reacción de carácter psico-social que busca un nuevo acomodo de las individualidades en este nuevo contexto donde el hedonismo y la inmediatez mandan y el humanismo estorba.

El discurso dominante enraizado en la trivialidad neoliberal borra, o trata de hacerlo, las evidencias del daño ocasionado por el sistema y se disfraza de progresismo mientras trabaja para frustra todo intento de cambio, como es el caso de la oposición a las iniciativas sociales y políticas de López Obrador y el reciente mimetismo feminista de la derecha prianista.

Así, pues, las conductas de acoso en el medio estudiantil y laboral surgieron y se recrudecieron en el curso de la década de los 90 y siguientes, sin querer decir que antes no se daban casos esporádicos, aunque, en general, la mentalidad colectiva tendía a garantizar una vida libre de violencia a las mujeres, asunto que en la actualidad debe rescatarse.

López Obrador señala que el neoliberalismo es causa de la inseguridad y el ambiente hostil que sufren las mujeres y los jóvenes, porque es un ambiente deshumanizado que convierte en cosas a las personas, objetos de quitar y poner desprovistos de su calidad humana por el sistema que nos convierte en ciudadanos desechables.

No estaría de más reflexionar acerca de estos asuntos y dar voz a quienes el sistema neoliberal había declarado mudos. Recuerde usted que hubo un presidente que declaró que a los ciudadanos en protesta “ni los veo ni los oigo”. El presidente que tenemos actualmente ve y oye, y esas son las luchas de enfrente que no debemos ignorar, y apoyar todo esfuerzo por recuperar la seguridad pública y la dignidad ciudadana.

Las luchas de enfrente son las de los hombres y mujeres que van en busca de un mejor futuro, contra los delincuentes de cuello blanco y los criminales defensores del viejo sistema. Humanicémonos.

        



domingo, 1 de marzo de 2020

De cadenas, marchas y asaltos



“La ley es dura, pero es la ley” (principio general del derecho).

El domingo 23 de febrero hubo una intensa actividad política que rompe, en cierta forma, las formas propias de una democracia en movimiento. Temprano, en la Ciudad de México (CDMX) un grupo integrado por membretes ciudadanos que quieren el regreso del borolismo a chaleco, armaron una cadena humana para protestar en defensa de la vuelta al pasado, la inseguridad de las mujeres, los niños con cáncer, la defensa de la democracia representada por el INE de Lorenzo Córdova y alguno que otro reclamo con fuerte olor a oportunismo fifí. El ambiente fue tenso y las consignas revelaban odio apenas contenido en la vociferante crítica al gobierno de López Obrador.

En otro escenario, a poco más de dos mil kilómetros de distancia de la CDMX, la tarde-noche de Hermosillo se conmovió con una marcha feminista que culminó en el asalto y vandalización de un edificio público que alberga al Poder Judicial del Estado. Al respecto, una conocida feminista de largos años en dicho movimiento explicó a los medios que lo ocurrido se debió a que las chicas se enojaron porque se apagó la luz del inmueble, en lo que percibe como un intento de invisibilizar la protesta que se llevaba a cabo, a pesar de la prensa y la policía presentes en el lugar.

Los detalles de las pintas en edificios públicos, el abatimiento de la reja de acceso a fuerza de empujones, la destrucción de ventanas, maceteros, el asalto a oficinas, la sustracción de expedientes y su posterior quema, entre otras acciones vandálicas en el recinto del Poder Judicial usted seguramente ya los conoce.

Al parecer el plan era hacer una manifestación pacífica con la participación de varios grupos feministas, entre los cuales se destacó la presencia de chicas muy jóvenes. Al respecto, una fuente confiable nos comenta que su hija adolescente le contó que una de sus amigas iría a una marcha quien, a pregunta expresa, le dijo que: “hoy en la tarde vamos a ir a vandalizar”.

Estando así las cosas, cabe recordar que en la CDMX se han escenificado toda clase de manifestaciones populares, en donde destacan las recientes marchas y protestas feministas, en ejercicio de un derecho ciudadano de reclamo a condiciones más justas y civilizadas de convivencia, tanto como el respeto a la integridad física y moral de las afectadas y sus familias.

Si nuestro país va en la ruta de las grandes transformaciones que permitan una vida más digna y plena para todos, en un marco de justicia y legalidad, es obligado que cada ciudadano asuma el compromiso de actuar conforme a las normas de una convivencia social civilizada y respetuosa.

El reclamo de las mujeres de vivir libres de violencia es de todos los ciudadanos y de todas las familias porque tenemos el derecho de gozar de las libertades y prerrogativas que la ley nos concede por razón de la edad, sexo o condición social, en el marco de la igualdad y la equidad que el Estado debe garantizar.

Debemos considerar que la lucha política por el cambio, o contra el cambio, ha despertado una forma de participación donde en ocasiones se puede confundir el interés privado con el público y la impartición de justicia con la ventaja política de quien la administra conforme a derecho o deja de administrarla arbitrariamente.

Sucede que cuando la protesta es legítima pero los medios no lo son, surge la sospecha de que algo extraño está ocurriendo en la dinámica de los grupos que reclaman justicia, por la poca congruencia entre los fines y los medios empleados para lograr el objetivo; es decir, que puede darse el caso de que la lucha sea justa y los objetivos claros, pero en el transcurso se transforman en su contrario: si el reclamo de no violencia resulta en violencia contra la misma institución de quien se espera justicia, algo no anda bien.

Las pintas con mensajes de odio, destrucción de ventanas, muebles y expedientes no tiene relación directa con una lucha pacífica, reivindicatoria, justa y socialmente clara y digna de apoyo. Algo se dislocó y debe aclararse en bien de la paz social y la convivencia civilizada a la que aspiramos, con más razón si se considera, por ejemplo, que el asesinato de Raquel Padilla se esclareció con prontitud y el culpable ya está recibiendo el castigo que establece la ley. Cabe añadir que recientemente los crímenes contra las mujeres han logrado una importante ampliación de su penalización, ya que se aumentó la condena de 45 a 65 años en prisión.

Si el actual gobierno está atendiendo este reclamo social ¿por qué se dan las explosiones de ira y vandalismo contra la institución que trabaja para proteger el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia? ¿Qué propósitos pueden tener los grupos y organizaciones que atacan edificios públicos y se manifiestan frente a ellos violentamente en días laboralmente inhábiles? ¿Le parece lógico protestar frente a un edificio vacío y vandalizarlo? Por otra parte ¿considera normal la inmovilidad de las autoridades?

Lo anterior permite toda suerte de especulaciones, aunque el contexto social y político del país sugiere la existencia de grupos ligados a la derecha prianista que trabajan para ocasiona el caos y la división en nuestra sociedad. De ahí que las luchadoras feministas deban definir su posición frente a la violencia y la generalización absurda de que “todo hombre es un violador”. Flaco favor se le haría al movimiento feminista si no hubiera un deslinde de las acciones de grupos de provocadores que asumen actitudes porriles y que se escudan en la mujer y sus demandas de manera oportunista. ¿Al machismo se le debe oponer el hembrismo? No suena ni inteligente ni socialmente útil.

Si se atiende el interés social y la mejor formación ciudadana de nuestros hijos menores, hombres y mujeres, no estaría de más enterarnos de lo que hacen fuera de casa, y quién o qué inspira sus actos. Un consejo nunca está de más. Se llama paternidad y maternidad responsable.