Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

viernes, 31 de diciembre de 2021

La pobreza de todos tan temida

 “No podemos estar en modo de supervivencia. Tenemos que estar en modo de crecimiento (Jeff Bezos).

 

Según especialistas, la pobreza azota Sonora, lo hace como si el estado se hubiera portado mal y, nalgas al aire, estuviera recibiendo el castigo merecido por haber tenido un gobierno no sólo adicto al dinero del pueblo sino a los gastos suntuarios y al goce de privilegios y complicidades con emprendedores de apellido conocido, o por conocer.

Los gobiernos neoliberales dejaron una cauda de riquillos sebosos con aires de intocabilidad que da asco, como si tuvieran en la frente la etiqueta de “no tocar” y, en todo caso “manéjese con cuidado”, con dedicatoria expresa a las autoridades jurisdiccionales y a la prensa que nos informa de lo que debemos saber, cuando y cuanto conviene que se sepa.

Los pobres han aumentado como aumentan los bienes terrenales de quien se acoge al erario sin muchos remilgos ni escrúpulos de conciencia, de suerte que se puede establecer una liga entre la abundancia y la inmoralidad.

El panorama de la pobreza asusta a muchos y preocupa a los que tienen alguna posición de autoridad, sobre todo cuando el éxito de la oferta política depende de la capacidad que se demuestre para reconocer y resolver problemas.

La prensa reporta los informes de especialistas que afirman que la pobreza crece en Hermosillo, que el estado cuenta con un considerable número de pobres, con acento en algunas zonas geográficas donde es más crítica la situación; también se reconoce que ciertos sectores sociales sufren con mayor intensidad problemas de insuficiencia o carencia de recursos para subsistir, como es el caso de los adultos mayores.

Se reconoce que la pandemia afectó seriamente al comercio y al empleo formal, que tuvieron que cerrar miles de pequeños comercios y que el desempleo subió por la contingencia, pero que han surgido nuevas formas en la oferta de bienes y servicios.

Por otra parte, la epidemia ha hecho que ciertos países reduzcan la movilidad interna y externa mediante prohibiciones expresas o los llamados pasaportes verdes; algunos vuelven a exigir el uso del cubrebocas en espacios abiertos, y la aplicación de tres o cuatro dosis de la vacuna, aunque se reconoce que la eficacia disminuye a los pocos meses.

Sin embargo, la necesidad de seguir figurado en el mapa del comercio, ha impulsado a los negocios a buscar espacios abiertos así que, por ejemplo, en España menudean las terrazas aledañas a los establecimientos tradicionales, y los franceses han decidido tomarse un día libre de cubrebocas los domingos, como si el virus funcionara solamente en días hábiles.

En el estira y afloja internacional, nuestro país navega con aceptable flotabilidad, a pesar de los malos augurios de expertos en cuestiones de dinero que anuncian que EUA y el mundo deben prepararse para una caída a niveles de recesión, con la consideración de que ya no será tan fácil manejar la macroeconomía como antes de que se cayera en cuenta de que el sistema había legado a niveles críticos nunca vistos.

Al parecer, a alguien se le ocurrió que lo que se necesitaba era una especie de purga de caballo, algo que removiera la porquería acumulada durante al menos cuatro décadas de intenso saqueo mundial de recursos naturales, de reacomodo del mapa de las naciones, de subidas y caídas de gobiernos y de secuestro de pueblos merced al terror y la coacción. Una purga que actuaría como reseteo económico en respuesta al desmadre capitalista global.

Un habilidoso manejo de la pobreza como medio de control social reforzado con la inseguridad y la zozobra sirven de maravilla para reconfigurar el mapa mundial de la subordinación de las naciones al gran capital, así como la trivialización de la vida y dignidad humanas a niveles de caricatura, de parodia o farsa, según como se vea.

Thomas Robert Malthus decía en 1798 que el crecimiento de la población superaba por mucho el crecimiento de la economía, de suerte que llegaríamos a un punto en que ya no se podrían satisfacer las necesidades de una población en aumento.

La reducción de la población como “purga de caballo” social de emergencia tuvo en tiempos de Malthus la salida de las guerras, las hambrunas y las enfermedades, pero los años acumulados de paz y progreso, el descubrimiento de nuevos medicamentos y el aumento en la esperanza de vida, hacen que una variante de la idea de la purga surja en las más reputadas voces contemporáneas, como por ejemplo Bill Gates.

Así pues, Mr. Gates anunció en la Conferencia TED de 2015 que la próxima amenaza mundial no sería nuclear sino epidémica; el mundo estaría en peligro y morirían millones de personas debido a los contagios de un virus cuyo comportamiento sería parecido al de la influenza porque se desparramaría en el aire con gran velocidad, saltando de un país a otro; asimismo cabe recordar que en 2010 había señalado la sobrepoblación como un problema global.

Curiosamente el magnate informático tiene fuertes inversiones en medicamentos basados en ARN mensajero desde 2014, marcando la pauta internacional con la que ahora se enfrenta al coronavirus.

Parece que el nuevo campo de inversión (sin duda humanitario) es el de las vacunas, cuestión que ya se veía desde antes de que apareciera la epidemia de Covid. Pero bueno, ¿se puede pensar que la epidemia será la llave del reseteo mundial o simplemente suponer que es algo aparte de los negocios? De todos modos, ¡feliz año 2022!


sábado, 25 de diciembre de 2021

Que alguien haga algo

“El dinero no es la vida, es tan solo vanidad” (Luis Alcaraz).

 

Se siente en el aire el aroma de la Navidad, del despilfarro largamente temido y, sin embargo, deseado como se desea un seis o 12 de cervezas o una botella de licor, a sabiendas de que al día siguiente las cosas probablemente no van a lucir tan placenteras.

Basta oír en las calles los reclamos de los vendedores, la música ambiental navideña que mete en nuestro cráneo las letras y sonidos de importación que, en un idioma tan comercial como es el inglés, nos hablan de amor, paz, nieve, frío y calor de hogar.

Al mismo tiempo el comercio organizado e informal se prepara para dar el salto del tigre decembrino y ya se empiezan a dar cifras alentadoras que apuntan a una recuperación cercana al 80 por ciento.   

El aguinaldo, tantas veces deseado y reclamado en las gestiones privadas e incluso en la lucha por los derechos laborales y la seguridad social, ve su realización instantánea en las tiendas de conveniencia, en los supermercados y cadenas comerciales, en los comercios del centro de la ciudad, en las infinitas ofertas en línea, en los reclamos familiares, y en las exigencias de los acreedores. La bonanza decembrina es efímera e intensa, como un abrazo helado al abrir el refrigerador.

Para el entusiasmo alcohólico se cuenta con el antídoto de los filtros recaudatorios que pasan por ser medidas preventivas de accidentes eventualmente fatales, y seguramente el tránsito nocturno por la ciudad será una especie de deporte de alto riesgo.

En este contexto celebratorio, de reuniones familiares o de amigos, se cierne la sombra del virus, del microbio aguafiestas que le pone sabor al caldo de las precauciones ciudadanas desde hace casi dos años.

El comercio reclama la presencia de los clientes, las calles son el caldo de cultivo de los negocios pequeños, de las oportunidades ambulantes, pero al mismo tiempo la red de la araña que espera victimas que exprimir hasta la médula; en este ambiente todo el que tenga nariz, boca y respire es candidato para contagiarse o contagiar.

El optimismo sanitario cuenta los días de la paradoja con aires de broma estudiantil: tienes que vacunarte pero una dosis no basta, deben ser dos y luego un refuerzo; además, hay que considerar que la vacuna pierde efectividad a los seis meses.

Cuando casi todo mundo tiene su pinchazo resuelto, viene don Bill Gates, el dueño de Microsoft que marca la línea epidemiológica, a decirnos que la variable Ómicron llegará a cada uno de los hogares, como una versión microscópica de Santa Claus que dispersa su mensaje viral donde el amor y la paz están ausentes, como está presente la sospecha del control demográfico y la disposición de “cambiar libertades por seguridad”. Lo que esto quiera significar.

El “sospechosismo” apunta hacia una dictadura sanitaria que se alimenta del miedo y la desinformación, de las verdades a medias y de la manipulación mediática, el juego de emociones con aliento y frustración en calculada sucesión que penetra en la mente y configura una nueva sociedad-rebaño colgada del hilo de la industria farmacéutica.

A casi dos años de la voz de alarma mundial por la pandemia y la aplicación de medidas que debieran evaluarse con seriedad, no se sabe a ciencia cierta el origen del bicho, tampoco se ha establecido con claridad la curva de su desarrollo y menos un remedio oficialmente reconocido como de uso seguro y efectivo.

Sin embargo, la industria farmacéutica reporta ganancias extraordinarias, los gobiernos optan por tomar medidas restrictivas de la movilidad ciudadana, en países como EEUU se vuelve exigencia “patriótica” la vacunación sin reparar en el hecho de que las actuales no inmunizan, es decir, no impiden los contagios y porque se sigue propagando el mal.

A pesar de la evidencia de la poca capacidad de la vacuna para evitar la transmisión del virus, incluso se exige el llamado pasaporte sanitario; se cierran fronteras total o parcialmente mientras el mundo rebota en el bache de la realidad que nos empeñamos en negar.

Casi llegamos al fin de año, y el festejo debiera llamarnos a repasar críticamente lo que hemos vivido, y a los científicos a enseriarse respecto al problema con el que lidiamos como humanidad más allá de los fines e intereses de las multinacionales, por lo que así como nos felicitamos por las navidades esperamos hacerlo cuando alguien haga algo por encontrar respuestas útiles y restablecer la paz y la tranquilidad en este mundo, no a costa de las libertades sino justamente por ellas.

 

 

 

  

domingo, 19 de diciembre de 2021

Hablemos de corrupción

 “Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella” (Joan Báez).

 

Según el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico, corrupción es el “comportamiento consistente en el soborno, ofrecimiento o promesa a otra persona que ostenta cargos públicos, o a personas privadas, a los efectos de obtener ventajas o beneficios contrarios a la legalidad o que sean de naturaleza defraudatoria”.

Últimamente el tema se ha abordado de acuerdo con diferentes ópticas e intereses donde los opinantes denuncian y atacan, mientras que otros disimulan, matizan y hasta justifican los actos y consecuencias de la corrupción, según sean, o no, sus beneficiarios.

Sin embargo, son pocas las expresiones autocríticas que ponen de relieve la corrupción en la sociedad como totalidad interactuante; la conducta se describe en el otro, en el ajeno y distante pero que puede mancillar la propia integridad. Gozamos de la ficción de que la corrupción es de otros, siempre de otros.

En la mayoría de los casos la asociamos a la esfera pública y, recientemente, la figura del fideicomiso se reveló como la bolsa que arropa intereses privados, individuales o de grupo; también la encontramos en las subrogaciones de servicios, en la tercerización del trabajo, en el tortuguismo burocrático que se agiliza a cambio de un estímulo, y en el proceso electoral donde se comercia con el voto.

En el ámbito educativo tenemos los estímulos, los bonos y premios con dedicatoria especial para las clientelas que se generan gracias a los recursos que alimentan la influencia de camarillas académicas y sindicales.

Tenemos que los programas institucionales de tortibecas o tortipuntos son una forma meritocrática que termina concediendo puntos a la simulación a costa de evadir la responsabilidad salarial y la probidad profesional, lo que dificulta la transparencia del ingreso al factor trabajo y la posibilidad de fiscalización y gravamen, además de transformar un derecho en un logro individual condicionado a ciertos requisitos.

Las cuentas de la transparencia salen tan cortas como larga es la red de complicidades y dependencia que se crea en torno al estímulo monetario.

Así pues, tanto en la administración pública como en los sindicatos ciertas prerrogativas pueden ser fuente de ganancias privadas. Un sindicato que gestiona y administra recursos pronto termina generando clientelas que, antes que luchar por la independencia y objetivos de su organización, lo hacen por la camarilla que controla los recursos y favores.

Las instituciones, públicas, sociales o privadas donde el disfrute de su bonanza patrimonial se pone a disposición de particulares a cambio del silencio e incondicionalidad de los favorecidos son esencialmente corruptas.

En este caso, la corrupción es parte activa y esencial de la prostitución institucional en cuanto a que se persiguen fines ajenos a su propósito legal. Se puede decir que en la corrupción triunfa el Mercado sobre el Estado.

Lo anterior ocurre cuando las entidades públicas, que representan la acción gubernamental encaminada hacia el bien común, dirigen subrepticiamente sus objetivos hacia el bien privado, así que se corrompen porque se privatizan.

La corrupción supone un cambio ilegítimo en la misión y metas de las instituciones, es decir, una alteración negativa de su deber ser.

Concluimos que la privatización de lo público es, necesariamente, un acto de corrupción, y en eso justamente hemos caído como país, como queda claro en materia de comunicaciones, banca, energéticos, minería, salud, biodiversidad, trabajo, migración y el dominio del capital privado extranjero en actividades estratégicas de la nación, incluso en la toma de decisiones y la impartición de la justicia.

En el ámbito político-electoral, los partidos que no trabajan en la línea de un programa al servicio de la nación y que se dedican a buscar posiciones y empleos, prerrogativas y beneficios económicos son un buen ejemplo de corrupción en el que venció el mercado sobre la función y la responsabilidad pública.

Asimismo, los legisladores que apoyan normas que permiten la explotación de recursos en beneficio del capital privado afectando el patrimonio y la soberanía económica nacional, son corruptos.

En este contexto, se puede decir que si tal es el contenido de la lucha y denuncias de López obrador, debemos apoyar sus esfuerzos.


domingo, 12 de diciembre de 2021

Malas comparaciones

 “Las ilusiones no son una política pública sólida” (Bjorn Lomborg).

 

Estamos viendo que algunas actividades del Ayuntamiento de Hermosillo parecen apuntar en la dirección correcta. Son pequeñas acciones que resuelven sin mucha estridencia viejos problemas y dan esperanza a la ciudad y el municipio.


Abrir una vialidad cerrada “por las pistolas” de algunos vecinos es un acto de recuperación de una calle, y revisar la plantilla de personal y congelar algunas plazas genera ciertas resistencias que pueden y deben ser vencidas con el concurso del sindicato del Ayuntamiento, quien tiene un papel y una voz relevante en estas y otras acciones que afecten los derechos de los trabajadores municipales.

Las ideas que contribuyan al ahorro en el servicio de luz eléctrica mediante la instalación de paneles solares abren una ventana al futuro y, desde luego, a tener un gobierno menos costoso; sin embargo, ahorrar a costa de los trabajadores revela, o sigue haciéndolo, la cara sin maquillaje del neoliberalismo que nos tiene jodidos como país, estado y municipio.

Las expectativas de un ayuntamiento que funcione y que lo haga en el terreno de lo real y no sólo en las páginas de los periódicos son sentimientos recurrentes, porque las experiencias con otros emanados del PRI o el PAN han sido tremendas, de relumbrón, de mucho ruido y pocas nueces que, generalmente, son repartidas entre los ganones con apellido conocido o por conocer.

Gracias al cansancio y a la confianza que genera la figura de López Obrador se pudo trepar a la alcaldía la padresista Célida López, por lo que en la práctica padecimos un trienio panista con maquillaje de Morena, partido que aún no conocemos en el gobierno municipal, sólo la versión patito que vimos.

Quizá gracias a la fea impresión recibida, la ciudadanía decidió votar por el mamotreto político que postuló al ciudadano Antonio Astiazarán, y que hizo posible la vuelta electoral del Prian.

En apariencia, se está trabajando en algunos aspectos de acuerdo con lo que se espera de un ayuntamiento, pero la experiencia indica que no es recomendable confiarnos. En la medida en que los ciudadanos vigilen el ejercicio de las funciones públicas las cosas pueden ir bien o, al menos, no empeorar.

Ciertamente las comparaciones son malas, pero parecen inevitables e incluso necesarias para el bienestar de una población acostumbrada a que la engañen, roben, insulten, ninguneen y manipulen, pero que está aprendiendo a valorar su voto y hacer la diferencia.


El municipio es el espacio donde se ve en vivo y a todo color la verdadera dimensión de la democracia y el buen gobierno. Es el lugar privilegiado de la vida comunitaria, del ejercicio de la ciudadanía que toma parte activa en la lucha por el bien común.

En un país con estructura federal, el municipio ocupa el lugar más cercano a la gente, porque es justamente donde se originan los problemas y se deben ofrecer las soluciones. Es claro que al municipio se le gobierna mediante la buena administración de los recursos y la oferta oportuna y suficiente de los servicios públicos.

El Estado es más próspero en la medida en que sus municipios sean fuertes, autosuficientes y capaces de proporcionar los mínimos de bienestar a su población, porque el sentido de pertenencia y la identidad regional y nacional se genera en el municipio.

Esperemos que este gobierno ponga algo de orden en el desbarajuste acumulado que padecemos, y que al menos no aumente el de por sí grave estado de las finanzas públicas, la inseguridad y la pobreza que azotan la ciudad y el espacio rural que debe ser fuente de riqueza y progreso en el corto o mediano plazo.

Hermosillo cuenta con un área rural y turística que debe conservarse y aprovecharse cabalmente; la zona costera es fuente potencial de energías suaves, sea por la fuerza del movimiento de las olas, el viento o la luz solar, aprovechables de cara al futuro que, al parecer, ya nos alcanzó.

En ese sentido, el municipio merece contar con una administración pública con sentido común, honesta y progresista, cuestión que aún se espera de Morena tomando en cuenta la triste historia de la pasada administración que pudo haber sido y no fue.

Pues sí, sabemos que las comparaciones son malas, pero la ciudadanía está por comparar y decidir. Ese es el juego de la democracia.

 

 


sábado, 4 de diciembre de 2021

El bicho de todos tan temido

 “La nutrición óptima es la medicina del mañana” (Dr. Linus Pauling).

 

Pues gran alboroto en las filas de la oposición delirante y soponcio del ala conservadora que ya no ve lo duro sino lo tupido. AMLO nuevamente llena el Zócalo de CDMX sin despeinarse, con aires de hazaña cotidiana, algo así como cepillarse los dientes o anudarse las agujetas del calzado.

Algunos miembros de la prensa reportan más de 200 mil asistentes que desbordaron la plancha de la mayor plaza del país y saturaron las calles aledañas, expectantes, gustosos de ser parte de algo que sólo se explica en los marcos de la empatía y la coincidencia (https://www.jornada.com.mx/2021/12/02/politica/006n2pol).

Desde luego que los muy dignos y atildados integrantes de la derecha nopalera pusieron el grito en el cielo y al son de himnos de rancio aroma fascista estallaron en advertencias de acarreos, fraude, pequeñez protagónica y otros de igual inutilidad política frente al Pueblo, ese extraño bicho de todos tan temido.

La gente de a pie sonríe y aplaude, y sigue su camino en una cotidianidad que se renueva a cada paso, en cada acto de resistencia al pasado, en cada avance hacia el futuro que se construye con el entusiasmo de todos.

Por otra parte, los esfuerzos de una reacción casi decimonónica, como si robar al pueblo y servirse del cargo público y el erario para fines personales fuera la salvación de la Patria, se estrellan en el muro de las nuevas realidades que no entienden o no quieren entender.

La corrupción ahora se viste de corrección política, de guardar las formas, de acartonar el discurso y retardar la acción penal contra los depredadores, malandros y parásitos de cada sexenio; los pretextos pueden ser muchos: la vacunación en marcha, el desabasto de medicamentos oncológicos, las nuevas obras de infraestructura en comunicaciones y energía, las becas y apoyos para adultos mayores, para discapacitados, para jóvenes estudiantes y desempleados.

El dinero público que sirve para resolver problemas sociales es poco redituable para las sebosas fortunas personales, para el empresariado parasitario, para las prostitutas legislativas y el cabildeo en favor del capital, a costa del trabajo.

En medio del jaloneo político, apenas reconocido como forma de lucha entre el capital y el trabajo, entre la clase proletaria y la burguesa, se asoma la cabeza de una nueva variante del virus con el elegante y llamativo nombre de Ómicron. Ahora el miedo estrena nombre y, posiblemente, una nueva letalidad que alimenta la histeria y la manipulación informativa.

En un medio en el que la comida industrializada gana terreno a la alimentación tradicional de origen natural, la fantasía epidemiológica se refuerza y deja de lado, como parece ser, algunas evidencias concretas pero sustanciosas: tenemos vacunas que no inmunizan porque se puede seguir contagiando y desparramando el virus; se necesitan refuerzos cada tanto porque las dosis pierden efectividad y de dos pasan a tres y más las aplicaciones necesarias; se habla de mutaciones a cada paso mientras se niegan principios fundamentales de la biología, entre otras curiosas novedades.

Queda claro que las medidas juzgadas necesarias e imperativas rozan los límites del autoritarismo y la negación de derechos sociales en aras de “proteger la salud de la población”; se aíslan países enteros como si un virus se pudiera detener en alguna aduana o frontera; se cierra la economía total o parcialmente por razones de salud pública; se limita la movilidad y se genera desempleo.

Lo curioso del caso es que casi nadie repara y ve críticamente estas situaciones y se insiste en que vamos por el camino correcto en términos preventivos pero sin contestar puntualmente ciertas preguntas: ¿se ha aislado el virus?, ¿es ético considerar obligatoria la aplicación de una substancia experimental?, ¿se puede llamar vacuna a una substancia que no proporciona inmunidad, es decir, que no evita la enfermedad?, ¿resuelve algo paralizar la economía nacional o regional?

Sin duda una de las armas más efectivas para prevenir enfermedades es la vacuna, pero hasta la fecha no se ha visto que esto ocurra en el caso de la enfermedad Covid-19. En este caso, ¿cuál es el plan de salud para México, la región y el mundo?

No hay duda de que los países han implementado las medidas que se han considerado pertinentes, pero ¿cuál es en realidad el saldo a favor de la prevención?, ¿no valdría la pena replantear la contingencia desde el principio?

 Para concluir, ¿se gana algo con una política aislacionista y restrictiva?, ¿tiene sentido lo que parece una purga en el aspecto económico y generacional?, ¿es útil aplicar medidas que huelen a maltusianismo trasnochado?, ¿La política mundial está controlada por la industria farmacéutica y, por tanto, del gran negocio transnacional de los medicamentos?

En un contexto internacional en el que algunos advierten los rasgos de una especie de imperialismo sanitario, no estaría mal conceder el uso de la voz a los profesionales independientes de la biología, la economía y la ecología, en beneficio de una sociedad cada vez más fraccionada por la manipulación, el miedo y la ignorancia. 

 

  

sábado, 27 de noviembre de 2021

Cosas que no se entienden

 

 “Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable” (Cicerón).

 

Asombra, por decir lo menos, que exista un “cartel inmobiliario” en Sonora donde los personajes señalados como presuntos implicados son funcionarios de la fiscalía estatal, del notariado, del ICRESON, entre otros relacionados con la función pública, según denuncia el abogado Héctor Contreras (https://youtu.be/_NPbIvrWfhY), expresidente de la Barra Sonorense de Abogados, y confirma el periodista Feliciano Guirado, en calidad de víctima (https://youtu.be/WkU4mU3Q4T4).

Imagínese: en el despojo patrimonial están implicado algunos notarios que dan por válidas operaciones de compra-venta de terrenos y casas alterando los títulos de propiedad y despojando a los legítimos propietarios que, sin darse cuenta, habían dejado de serlo.

Hay dedos que apuntan a la exgobernadora Claudia Pavlovich, al vicefiscal Bustamante y a una red cuya existencia está siendo revelada públicamente y que el propio abogado Contreras había hecho del conocimiento de la titular de la Fiscalía estatal.

Por su parte, al analizar la situación del registro público, el expresidente del Colegio de Notarios, Luis Rubén Montes de Oca, señala que se carece de recursos para tener un control efectivo de los expedientes y por ello se viola la ley.

Los archivos del registro público no son seguros, de suerte que cualquier vivales puede meter mano en perjuicio de los usuarios, y propone la digitalización y un folio único en los expedientes; asimismo, que el Estado tome el control del registro público y que aporte recursos para fortalecer la seguridad jurídica de las personas, con lo que acabaría el llamado cártel inmobiliario (https://youtu.be/lDkiuV7nYAY).

Por lo que se ve, en Sonora la actividad delictiva se toma como si fuera lo más natural entre los miembros de ciertas familias “poderosas” y bien portadas, aquellas que son frecuentes en los circulo de la gente bonita, de los empoderados de abolengo, de quienes representan intereses que pesan política y económicamente en la entidad y quienes han remodelado la fisonomía urbana de Hermosillo y otras ciudades.

La podredumbre de una sociedad anclada en la corrupción y el juego de apariencias empieza a oler demasiado fuerte como para echarle algo de tierra y así distraer la capacidad olfativa de una ciudadanía dispuesta al cambio.

Cabe recordar, entre muchos otros eventos, las trapacerías que durante el gobierno de Bours estallaron dramáticamente en el incendio de la guardería ABC, la venta de infantes expuestas durante el gobierno de Padrés, más el desorden financiero y el desfondo del Isssteson ventilados durante el gobierno de Pavlovich, lanzados como balas de salva que sacudieron los oídos de la ciudadanía pero que hasta la fecha parecen caminar demasiado lento rumbo a su judicialización.

Cada día se ve como mayor claridad que el Poder Judicial padece de anemia, de amnesia selectiva, de reumatismo severo que se ve apenas sobado por el Ejecutivo en turno, a nivel de denuncia protocolaria, de publicidad y transparencia filtrada por el cristal empañado de las complicidades y la cadena de corrupción que configura delincuencia organizada.

¿Diez mil expedientes durmiendo el sueño de los justos durante cuatro, cinco o más años? ¿Conservación de expedientes en papel, deteriorándose y estando expuestos a manipulaciones dolosas? ¿Negocios privados a la sombra del poder público? ¿Despachos de abogados y notarios cómplices de despojo inmobiliario?

Signos evidentes de que Sonora ha estado gobernada por una cleptocracia glamorosa, discursiva, exhibicionista de virtudes ausentes, en espera de que el ojo público la ubique, analice y se finquen responsabilidades legales, porque la impunidad en una sociedad que exige honestidad es una de las cosas que no se entienden.

 

 

 

 

 

 

viernes, 19 de noviembre de 2021

Los más vulnerables

 

“¿Cómo puedo curarme si ni entiendo mi enfermedad? (Susanna Kaysen).

 

Hermosillo se perfila como la capital de las carencias de Sonora, y sus alaridos de dolor e impotencia se oyen más allá del cerro de la Campana, porque la ciudad no sólo es el viejo centro que algunos dan en llamar “colonia”, sino que cubre una extensión cuyas dimensiones se traducen en problemas.

La ciudad capital sufre de abandono crónico profundizado por la demagogia comodona de los gobiernos ahorrativos en obras que no sean de relumbrón y que carezcan de cualidades fotogénicas.

Las calles de barrios enteros lucen como el escenario de una batalla apocalíptica que se repite devorando la reparación de baches y algunos socavones que ya actúan como puntos de referencia geográfica, porque la topografía otorga carácter a algunas zonas de la ciudad, por su extensión, duración y peligrosidad.

Los servicios públicos municipales son una caja de sorpresas que acumula éxito tras éxito en el cartel de las lamentaciones ciudadanas: se oye y repite que el agua no llega o lo hace con poca presión, que el pavimento recubre sólo pequeñas porciones de terreno por el desgaste producido por el tránsito y la mala calidad de los materiales, que los baches truenan las llantas y suspensiones de los vehículos, que la tierra suelta, los charcos y los olores a panteón o a letrina invaden y torturan los orificios nasales más aguantadores…

Se quejan los vecinos de tal o cual colonia que sus calles y recovecos están plagados de vicios y que los vagos hacen de ellas su patio de recreo, sin dejar de lado la inseguridad que acojona los domicilios y pone en riesgo las pertenencias de los vecinos y los viandantes.

Postes sin lámparas que moderen la sombría atmósfera, calles sin vigilancia policiaca, rateros y malandros de la más baja y variada ralea, pestes diversas e indescifrables, distribuidores ratoneros de droga y comercio sexual completan el panorama citadino.

En medio de una mala distribución del espacio urbano tenemos el flujo constante de la gente que vende o compra, que consume y desperdicia, que vaga sin destino definido aportando basura en las calles y sitios de reunión, y una amplia gama de sonidos, de emociones e imágenes que llegan y se van con pulso errático, como si fuera la taquicardia de un organismo que de estresado vive y muere a diario.

Cada día nos encontramos con otros, interactuamos con el vecino, con el vendedor, con el comprador y el simple mirón; ejercemos la civilidad para dejar constancia de la fortaleza o debilidad de nuestra idea de mundo y sociedad; toleramos a los demás con la esperanza de la reciprocidad en el trato, damos noticias y las recibimos en una cadena de mensajes que a diario depositamos en los oídos y los ojos de los demás.

Nuestra sociabilidad habla de las necesidades que compartimos y que, en cierta forma, nos definen como parte de algo, así que no sabemos ser nosotros sin los demás, dependemos del otro, del cercano y del distante.

La pandemia, hecho singular y extraordinario por su magnitud, duración e intensidad, nos invita a revalorar nuestro trato con el resto, a poner sana distancia del otro, a separarnos del conjunto del que formamos parte activa e influyente. Nos disociamos socialmente para protegernos del contagio viral.

Por tomar precauciones y la amplia difusión de las noticias en los medios de comunicación masiva, nos atrincheramos en las casas, reducimos la movilidad, se condiciona el acceso a determinados lugares, usamos cubrebocas, alcohol en gel y aceptamos las medidas que recomiendan o disponen las autoridades competentes.

Hermosillo, como el resto de las ciudades, se semiparaliza hasta que la curva de eventos virales baja y cambia el semáforo a verde, con lo que se reactivan los comercios, las fiestas y reuniones aumentan su frecuencia y volumen, y se facilitan los contactos y las posibilidades de empleo e ingreso.

Así pues, las medidas restrictivas dan paso al relajamiento que apunta hacia la normalidad y pintan su huella en la economía de las familias, en las expectativas de las personas o grupos que dependen de los demás para sobrevivir, en este caso los más vulnerables.

En el plano político, la ciudad de los baches, los malos olores, el vandalismo, la inseguridad y la marginación termina un ciclo y empieza otro; cada nuevo gobierno promete mejoras, cumplir demandas ciudadanas, cobijar expectativas y propósitos, hacer habitable la ciudad y próspero el municipio.

La epidemia pone sus puntos suspensivos en la nueva administración municipal, en las pautas a seguir para recuperar los huecos financieros, económicos y sociales, sin dejar de lado el descalabro sanitario que reveló cuán irracional puede ser una población si se tiene una autoridad que actúa sin un planteamiento claro e informado de las causas y consecuencias de los problemas.

Los más afectados han sido los que dependen de la calle para vivir, los enfermos hipertensos, los que padecen sobrepeso u obesidad que cargan con un hígado graso, un páncreas que no funciona bien y que convierte en diabético a su dueño, así como los desnutridos o mal nutridos que deambulan entre la miseria y la pobreza, los parias sociales, los marginados de siempre.  

  

 

sábado, 13 de noviembre de 2021

La lucha por el Isssteson

 “Detrás de cada gran fortuna hay un delito” (Honoré de Balzac).

 

Estamos en una etapa que se pinta con colores de lucha, siempre vibrantes y nunca opacos; la lucha por el Isssteson es una lucha ciudadana, lucha de lo nuevo contra lo viejo, que toma las calles en busca de reordenar costumbres y procedimientos, que trastoca inercias y reorienta el rumbo.

El rescate de la seguridad social en Sonora no es tarea de timoratos y apocados, de burócratas nalgas planas ni de farsantes de temporada. Es tarea de ciudadanos y de funcionarios honestos y comprometidos que quieren el cambio, que apoyan la política de honestidad y transparencia impulsada por López Obrador para el saneamiento de la república y que se asume como principio rector de la actual administración estatal.

A estas alturas, todo mundo sabe en qué condiciones dejaron al Isssteson los gobiernos del PRI y el PAN; nadie ignora el robo sistemático y el enriquecimiento privado que acumuló décadas de saqueo de los recursos y patrimonio de los trabajadores.

Las evidencias son claras y contundentes y, en consecuencia, el pueblo espera que se ponga orden, que se haga justicia, que los ladrones sean llamados a cuentas y que se devuelva lo robado. Hoy más que nunca es vigente la consigna de “pena de prisión a las ratas del Isssteson”.

La ciudadanía sonorense reclama pacíficamente el cumplimiento de las promesas y el beneficio de tener una institución de seguridad social que le sirva y que no sea caja chica (o no tan chica) de los gobiernos en turno, al servicio de empresarios ganones y funcionarios corruptos.

Resulta verdaderamente insultante que existan privilegiados con pensiones de 20 o más salarios mínimos, como si se tratara de garantizar una vida de lujos y dispendio a ciertos personajes tanto del sector gobierno como de algunos sindicatos y grupos cercanos en su momento al poder prianista.

Indigna que se retrase la aprobación de las solicitudes de jubilación por carecer el Instituto de fondos para sostener el retiro ganado tras décadas de esfuerzos al servicio del Estado y organismos afiliados.

Exaspera la lentitud de los trámites, el posponer cirugías, no surtir las recetas expedidas, la carencia de médicos especialistas, la reducción de la variedad de medicamentos disponibles en farmacia, las subrogaciones que terminan en ganancias privadas a costa de la salud del derechohabiente, la necesidad de pagar seguros de gastos médicos mayores, siendo que cada quincena se descuentan cuotas y aportaciones al Isssteson para que provean tanto los servicios de salud como de farmacia.

Es inevitable preguntarse dónde estuvieron los sindicatos que tienen representantes en la Junta Directiva del Isssteson y el Comité de Vigilancia cuando se dio el saqueo al fondo de pensiones, cuando se aceptó la subrogación de los servicios de farmacia, radiología, imagenología, diálisis, entre otros, y que ahora hacen como que la virgen les habla.

¿Cómo olvidar la obscena presión ejercida contra algunos organismos afiliados como a la Universidad de Sonora por parte de la directiva del Isssteson, para que firmaran un nuevo convenio con contenido sustancialmente recaudatorio, y que fueron los propios sindicatos quienes apoyaron el cambio de condiciones?

Está ampliamente documentado que el Instituto abrió opciones para recaudar más y siguió dando un servicio lento, incompleto y deficiente, de suerte que los derechohabientes tuvieron que pagar mayores cuotas por más tiempo para recibir lo mismo, gracias a la reforma a la Ley 38 en 2005 y los abusivos convenios que se derivaron de ella y que fueron de suscripción obligada sobre todo durante el sexenio de Claudia Pavlovich.

A estas alturas aún subsiste el descuento que los pensionados y jubilados deben pagar por concepto de servicios de salud, en una absurda aplicación de la disposición contenida en el artículo 25 de la Ley 38, en abierta contradicción de su artículo 66, que dispone que las pensiones no estarán sujetas a ningún tipo de gravamen.  

¿Tras pagar cuotas durante toda su vida laboral los jubilados tienen que seguir pagando? ¿Por qué se le pone precio al derecho a la salud, siendo que no es una mercancía sino una prestación ganada con trabajo?

Si los supuestos del modelo neoliberal se han declarado nocivos y caducos, ¿a qué hora se va a eliminar este descuento? El Congreso del estado debe tomar cartas en el asunto y cumplir con su deber, porque el fortalecimiento de la seguridad social sí es de urgente y obvia resolución.

Ninguna sociedad puede catalogarse como democrática, libre e incluyente si a sus enfermos y adultos mayores se les trata como población sobrante.

Es tiempo de sumar e incluir a todas las voces, es hora de reorientar el rumbo del Estado y sus instituciones, para que de hoy en adelante nunca sean ajenas al pueblo.


viernes, 5 de noviembre de 2021

Labores de limpieza

 

“Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado” (Albert Einstein).

 

“Hágase la luz, y la luz se hizo”, no es lo mismo que decir “Límpiese el Isssteson” para que las cosas vuelvan a funcionar como lo hacían antes de Eduardo Bours o Guillermo Padrés, cuando el derechohabiente acudía a la consulta, iba a la farmacia y regresaba a su casa con receta surtida y tratamiento iniciado.

Lo que sí se puede acreditar como un milagro contemporáneo es el hecho de que se empiece a depurar la plantilla de personal y los sistemas al interior del Instituto y, en general, del aparato de gobierno, tras años y felices días de tener gobernadores aficionados a patear el bote, engordar la nómina con parientes o amigos y servirse del cargo público para negocios privados.

Viene a colación la conocida frase “si las cosas que valen la pena fueran fáciles, cualquiera las haría”, con lo que la palabra “paciencia” surge en la mente de los más optimistas a despecho de quienes ven las cosas con la negrura de antes porque “todos los gobiernos son iguales”.

Creo que me ubico entre los optimistas, sin querer decir que se trata de firmar cheques en blanco a la actual administración, sino más bien porque se ve una ciudadanía cada vez más despierta, menos tímida y agachona que cuando se realizaron las tranzas y el robo en despoblado que ahora nos indigna.

Independientemente del contexto y las condiciones que enfrenta la actual gestión administrativa, el panorama de hoy luce prometedor, como que se dan pasos en la dirección correcta y que mucho depende de que los nuevos funcionarios y el simple ciudadano de a pie pongan lo que esté de su parte para llegar a buen puerto.

La denuncia, el reclamo y la propuesta son tres elementos que vertebran la ciudadanía de cara a la transformación progresista de nuestra comunidad, y a todos consta que muchas voces se han levantado reclamando el saneamiento de las finanzas públicas, la transparencia y el uso responsable de los recursos estatales.

Para muestra ponemos al Isssteson, terreno de caza de logreros y oportunistas, de ladrones y fraudulentos que engordaron gracias a la posición política y administrativa, que se sirvieron de los recursos del Instituto para alimentar campañas electorales y fortunas privadas. La seguridad social en Sonora ha sido objeto de saqueo constante, inmisericorde, descarado e impune.

Proliferaron los servicios subrogados en beneficio de empresas dispuestas a sangrar las finanzas públicas y de establecer relaciones de complicidad con servidores deshonestos y funcionarios corruptos, y es conocido en exceso el desfondo sufrido en las pensiones, su otorgamiento faccioso y desproporcionado, al margen de la ley; la presencia de sindicatos que se sienten propietarios del Instituto, causantes de trato diferenciado entre los pensionados y jubilados, de farmacias exclusivas.

A la luz de las evidencias, es difícil imaginar los méritos que, en el marco de la ley, hacen posible que una persona obtenga una pensión de 80 o 100 mil pesos, sin embargo las hay de 200 mil.

El director del Isssteson ha señalado el desorden encontrado en el Instituto, y que la grave situación financiera ha ocasionado que los pagos de la pensión se hagan en forma escalonada, lo que implicó en este mes de noviembre dividir en tres bloques a los beneficiarios: un pago el día 5, a las pensiones de mil a 31 mil pesos, otro el 23 para las pensiones de 31 mil a 109 mil pesos, y el último el 30 de este mes, para las pensiones de 109 mil a 200 mil pesos (Isssteson, 03.11.21).

No queda aclaro cuál fue el criterio para esta distribución en tres partes, más si recordamos que en el mes de octubre se programó el pago en dos bloques, primero el día 13 y 14 hasta 43 mil pesos para dejar el día 17 y 18 las pensiones de 42 mil a 200 mil pesos (Isssteson, 04.10.21).

En este contexto, tener que esperar por el pago de la pensión hasta casi el fin de mes resulta no sólo incómodo sin indignante, ya que muchos derechohabientes (profesores universitarios, entre otros) con pensiones menores a 40 mil pesos acumulan deudas y vales por medicamentos que no han podido ser surtidos por razones financieras y logísticas.

Para los pensionados y jubilados hay dos prioridades: el acceso a los servicios de salud, que incluye la atención médica y la disponibilidad de medicamentos, y el pago de las pensiones, por lo que las preguntas que flotan en el aire y encienden el ánimo de muchos afectados son ¿si el pago de noviembre se difiere hasta casi el fin de mes, qué va a pasar con el de diciembre y el aguinaldo? ¿Cuánto habrá que esperar la que me surtan las recetas?

Se parte del supuesto de que ahora sí se trabaja para poner al día al Isssteson, pero la paciencia tiene un límite y los derechohabientes experimentan cansancio acumulado y el peso de una larga cadena de promesas incumplidas.

Sin duda se requiere un esfuerzo extraordinario en lo político y lo administrativo, que empiece a dar resultados en el muy corto plazo, y que compense la espera de los trabajadores activos y retirados que han cotizado conforme lo establecido en la ley y los convenios vigentes. 

Un reclamo que sigue en espera de su cumplimiento es el de “¡Pena de prisión a las ratas del Isssteson!” Los derechohabientes y el pueblo de Sonora, exigen que se haga justicia.


domingo, 31 de octubre de 2021

Y ahora la mentira

 “Muchos jueces son incorruptibles, nadie puede inducirlos a hacer justicia” (Bertold Brecht).

 

Aparece de repente ante cámaras y micrófonos una cara con bigote y barba con referencia inmediata en los ficheros de la Fiscalía. Se le da el espacio y la difusión que merece un personaje público cuando hace una declaración importante, como si la cantidad fuera más importante que la calidad y la atención del público debiera fiarse en la apariencia antes que en los hechos y los dichos registrados en la historia.

La memoria de los excesos en el gasto público, la bonanza personal con ascenso logrado coincidentemente durante el período de gobierno, los represos inexplicables, el desfondo del Isssteson, la opacidad financiera, la intentona de vender patrimonio público, la ilegal detención y la tortura de una empleada doméstica, Gisela Peraza Villa por supuesto robo, el encarcelamiento y su posterior liberación tras varios años de ignominia y litigio, son algunos puntos oscuros en la trayectoria del exgobernador panista Guillermo Padrés Elías, referida solamente a su paso por la administración estatal (La Silla Rota, 16.02.17 y 17.02.17).

La narrativa de un presunto delincuente que dice ser la inocente víctima de persecución política, de los abusos de poder del priista Peña Nieto ejecutados por la siniestra mano del entonces Secretario de Gobernación ahora senador Osorio Chong, no convence sino que da cuenta de la hipocresía y el cinismo del personaje y la línea mediática que ha seguido la oposición.

Ante la afirmación de Padrés, referida a la supuesta orden de Peña Nieto para que cerrara el Acueducto Independencia, el propio Osorio Chong negó categóricamente que en sus encuentros oficiales se haya dado esta orden y que tampoco fue tema de conversación o acuerdo entre ellos, echando por tierra el supuesto de una venganza y la consecuente persecución política del citado exgobernador (Aristegui noticias, 27.10.21).

Como usted sabe, en el nivel nacional se han emprendido reformas que en lo general apuntan hacia el rescate de las instituciones secuestradas y mediatizadas por el neoliberalismo, afectando los intereses de ciertos gobiernos estatales y los empresarios adheridos a una cúpula conservadora que pone el interés de las corporaciones extranjeras antes que el nacional, como es el caso de las empresas eléctricas, mineras y financieras.

Las reacciones han sido histéricas, echando mano de movimientos supuestamente ciudadanos, organizaciones no gubernamentales, obras pías y entidades caritativas, con el fin de no pagar impuestos, recibir descuentos y devoluciones, orientar el rumbo de la hipocresía institucionalizada y ejercer un poder extralegal que nada tiene que ver con las legítimas manifestaciones de la ciudadanía organizada. 

Actualmente se ha visto con claridad cómo la prensa tradicional y no pocos medios electrónicos están sirviendo de paleros mediáticos, de plañideras mercenarias de los intereses del neoliberalismo de guarache, periférico y subordinado a los núcleos de poder.

También se ha visto cómo la estrategia de la victimización es recurrente por parte de verdaderos hampones de la política y los negocios, que hacen gala de una enorme capacidad de generar distractores sociales y de manipulación de la opinión pública en favor de causas que, en buena lógica, deben ser declaradas perdidas por su obsolescencia histórica, porque apegarse al viejo y hediondo sistema de privilegios es no sólo un anacronismo sino una verdadera y costosa perversión social y política.

En nuestro pasado reciente político tenemos casos de verdaderos abusos de poder, de dispendio, de saqueo inmisericorde del erario, de complicidades y actos que de ninguna manera escapan a la definición de corrupción, dentro de gobierno y fuera de él, tan así es que el propio expresidente Peña Nieto, impulsor del vicioso y traidor Pacto por México (suscrito por el PRI, PAN y PRD), llegó a afirmar de la corrupción era un asunto “de orden cultural” (Animal Político, 09.09.14).

La bronca está en considerar que un sistema complaciente y reproductor de conductas corruptas deba ser conservado y protegido aun a costa del interés público nacional y local.

Lo anterior plantea la urgencia del cambio de hábitos, de mentalidad, de costumbres que permitan rescatar la tranquilidad y el progreso de todos, en el marco de las leyes cuya aplicación no sea negociable, manipulable y desechable; y aquí aparece el espantajo que representa al Poder Judicial, aun cooptado por los personeros de la corrupción que reclaman impunidad y hasta lástima y comprensión.

Así pues, los lloriqueos de la corrupción convertida en víctima, la sebosa parcialidad de la prensa por encargo, la ausencia de probidad del ministerio público, de los jueces y magistrados, exige una ciudadanía vigilante, atenta a descubrir y denunciar la manipulación, ahora representada por los opositores defensores del pasado que se niega a morir y da patadas de ahogado ante la sola amenaza de ser llamado a cuentas.

Ya deberían de haber entendido que ni con una o mil entrevistas o declaraciones de limpieza van a borrar lo que es del conocimiento público, y que debe ser abordado con seriedad, formalizado y juzgado con estricto apego a la verdad por parte de las autoridades competentes.


sábado, 23 de octubre de 2021

Influencers

 

“La tecnología es un sirviente útil, pero un jefe peligroso” (Christian Lous Lange).

 

Abundan las personalidades instantáneas gracias a los medios de comunicación electrónicos, que permiten que cualquiera con un teléfono inteligente (sic) pueda convertirse en momentánea competencia de González Iñárritu o Del Toro.

La grabación se cuelga en alguna plataforma popular y ¡listo!, tenemos a un “influencer” que desparrama su vacuidad a los cuatro vientos y se siente ancho, realizado como ser holográfico en el mundillo de los anónimos con pretensiones de ser.

La realización como ser humano existente en el aquí y ahora de la masa, pasa por el lenguaje desparpajado, de calculada vulgaridad y estridencia, la búsqueda patológica de la novedad, de lo llamativo, como si salir a cuadro fuera el objetivo de la vida y los milagros de Juan Pérez.

De repente surgen como hongos los remedos de periodista, de cineasta, de realizador de sueños más allá de la humedad hogareña e intimista y tenemos a alguien que siente ansias de ser reconocido públicamente, de alguien que grita que existe, que lo “pelen”.

Todo está bien hasta que está mal, diría Perogrullo, y en el caso de la Guardería ABC las cenizas aún despiden olor a muerte y malestar que ofende a las familias y a toda la sociedad hermosillense. En este caso, como puede haber otros, el respeto esperado en memoria de los pequeños muertos y afectados en su salud es obligado y exigido por todos.

Molesta y preocupa que la falta de empatía, el sensacionalismo barato y absurdo de algunos pase por encima de la memoria y el dolor de muchos.

Que un imbécil armado de una cámara grabe en el lugar como si no fuera significativo para las familias afectadas, como si no se considerara la escena de un crimen es inaudito, y merece que se tomen las medidas legales a que haya lugar, independientemente del justo reclamo popular.

En otro asunto, va avanzando la reforma eléctrica propuesta por el gobierno federal, con el ánimo de que el país recupere el espacio económico malbaratado por los gobiernos anteriores, en una acción que no nos lleva al pasado, sino que reivindica el derecho de México a disfrutar de sus recursos, hasta ahora saqueados por el capital extranjero.

Para nada se afecta la inversión extranjera pero sí se pone un tope a la desmedida ambición de las transnacionales, a quienes se exige vuelvan al cauce de la legalidad y el respeto a nuestra soberanía.

Lo increíble del asunto es que los organismos cúpula empresariales nacionales (sic) se ponen de lado de los exploradores y saqueadores extranjeros, quizá porque la iniciativa presidencial revela cuán sucia es la energía que insisten en comercializar y cuán profunda es la cloaca de donde emergen estos reclamos.

Tenemos empresarios que no quieren pagar impuestos, que buscan las maneras de evadir al fisco, de pagar menos y que además se les devuelva lo pagado; por eso se oponen a la miscelánea fiscal, a la reforma eléctrica, al progreso de la nación.

Chillan y se rasgan las vestiduras por las medidas económicas del actual gobierno, apoyados por el remedo de prensa que vive del chayote, del sicariato informativo, en un intento desesperado de que el pueblo no recupere lo que por derecho le corresponde.

Me parece que no es exagerado afirmar que los conceptos vertidos por Marcelino Cereijido en su libro “Hacia una teoría general sobre los hijos de puta” se pueden aplicar aquí con absoluta justicia.

¿Por qué, si no, la llamada iniciativa privada (Coparmex y similares con clara vocación de servidores del capital extranjero) se opone a las reformas que son probadamente justas y necesarias en lo económico y lo social?

¿Cómo, si no, explicar la rabiosa campaña contra todo aquello que afecte la cómoda posición de parásito en engorda que ocupan con tanta satisfacción y descaro?

Mientras los miembros de un empresariado apátrida e inmoral hacen lo suyo en España y otras latitudes, la realidad demuestra la crudeza del robo de las compañías eléctricas “limpias y sustentables”, la inseguridad que venden a precio de oro al consumidor cautivo, el despojo legalizado por parte de gobiernos complacientes y colonizados.

Sin duda, la hijoputez es un fenómeno reconocible en la clase empresarial y política de la oposición. Pero es hora de limpiar y poner orden en la casa.