Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

viernes, 31 de octubre de 2008

La Cumbre de El Salvador


“Juventud y desarrollo”, fue el tema central de la XVIII Cumbre Iberoamericana, realizada en San Salvador, República de El Salvador. El evento que reunió a 19 de los 22 mandatarios Iberoamericanos, siguió navegando en la indefinición política, los buenos deseos y la fraseología de un neoliberalismo que se confiesa fraude y, sin embargo, se mueve.

Cumbre contradictoria, porque convoca a los países más perjudicados por la crisis, de los que están en la órbita del dólar, permitiendo la catarsis de sus penas y dolencias para seguir cargando la cruz de la hegemonía de las instituciones de Washington, mientras la población padece de hambre y desesperación, apenas reprimida por los gobiernos regionales que cumplen con los dictados de la moda: hablar de la juventud y el desarrollo, sin tocar los fundamentos de la maquinaria de opresión económica que hace improbable el bienestar de una y la ocurrencia del otro.

La Declaración de San Salvador, el 31 de octubre de 2008, consta de 41 acuerdos que reciclan muchos de los anteriores, destacando los relativos al acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, impulso de programas de emprendedores y apoyos a las organizaciones juveniles, a la prevención del VIH-Sida y fortalecimiento de valores.

En el documento suscrito, existen ciertas alusiones al empleo, a la igualdad de oportunidades y a los derechos a la salud y educación, pero están ausentes los pronunciamientos de algunos mandatarios como Rafael Correa, de Ecuador, respecto a crear un banco y una moneda regional única; o lo dicho por Luiz Inacio Lula Da Silva, de Brasil, sobre recuperar el Estado, así como afrontar la crisis con “más integración, más comercio justo y menos subsidios”. Tampoco hay alusiones formales respecto a lo señalado por la presidenta de Argentina y su homónimo de la República Dominicana, Cristina Fernández y Leonel Fernández, respectivamente, acerca del fracaso del neoliberalismo. También hubo participaciones como la de la señora Michelle Bachelet de Chile y el español José Luis rodríguez Zapatero, sobre la urgencia de reformas al Fondo Monetario Internacional.

Queda para el anecdotario, la defensa de la señora Cristina Fernández de Kirchner, a su propósito de estatizar el sistema de pensiones, criticada por las huestes de la ortodoxia del libre mercado, entre las que destaca Rodríguez Zapatero, asimismo, las ya abundantes pruebas del fracaso del sistema económico elevado a su expresión más salvaje por vía del neoliberalismo, asumido como mandato divino por parte de los gobiernos de una buena cantidad de países que, por sus condiciones económicas y sociales bien pudieran estar trabajando en otra dirección.

La XVIII Cumbre Iberoamericana, deja un extraño sabor de boca, una mezcla de propuestas que sugieren el abandono de la dependencia financiera de la región, contra otras que la defienden. El solo tema de la convocatoria sugiere una dislocación entre lo que es y lo que se desea, quedándose con los deseos sin atacar las causas profundas que impiden su realización.

Se habló de la juventud y la protección que debe tener por parte del Estado y la sociedad en general, pero nada se habló de los muchos habitantes de América Latina que, sin ser jóvenes, padecen del abandono de las instituciones, comenzando por las económicas que ignoran las necesidades de los niños, los adultos, los ancianos, los que apoyan desde el hogar, la escuela o el empleo, el desarrollo integral de esa juventud que se dice nos preocupa. Se aborda el problema de la desigualdad, de las necesidades insatisfechas, del acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, a una educación que contemple programas de emprendedores, dejando de lado el hecho de que la desigualdad empieza con las oportunidades de acceso a la educación, al empleo e ingreso justo. Se ignora el hecho de que la calidad de emprendedor requiere de un contexto abierto a las nuevas ideas, al crédito y a la seguridad jurídica que no sólo favorezca sino que proteja la innovación; que existan empresas que acojan a los trabajadores y permitan su superación personal y profesional; un sistema educativo incluyente y democrático, abierto a la investigación y el desarrollo, apoyado por el Estado y por los sectores productivos, destino de los egresados, en condiciones de equidad y respeto a la pluralidad.

Una nación que se transforma productivamente, que alienta la industrialización nacional, necesariamente protege su planta productiva, procura ponerla al día, de acuerdo con su proyecto particular, si incorpora nuevas tecnologías, serán las pertinentes a su propio modelo, no aquellas que llegan del exterior empaquetadas para un usuario estándar, para un cliente anónimo que lo mismo da que esté en un punto u otro del planeta.

En la cumbre de San Salvador, como lo dijo el presidente ecuatoriano Rafael Correa, se dieron cita los representantes de dos visiones: la que se conforma con “parchar” el sistema y la que propone crear otro mejor.

La pregunta que surge al hablar de una “cumbre iberoamericana” es la siguiente: ¿los asistentes son únicamente aquellos países que fueron colonia de España o Portugal? No, pero debieran serlo. Sería interesante la reunión de los pueblos de América Latina, sin la presencia regañona de las antiguas metrópolis (desde luego, sin la tutela de Estados Unidos), sin el embarazo de la presencia de las trasnacionales de la banca y la energía representadas por el gobierno de España; con la posibilidad de que, estando sólo entre iberoamericanos, se replantearan las pautas de nuestro desarrollo, de manera independiente y soberana.

miércoles, 29 de octubre de 2008

30 años







Hace 30 años, un numeroso grupo de estudiantes ingresaron e la entonces Escuela de Economía de la Universidad de Sonora. La que sería la cuarta generación, se dividió en dos grupos por razones administrativas, ya que por su número era complicado atender las necesidades de un estudiante bastante peculiar: situados en el ambiente complejo y agitado de los años 70, las inquietudes políticas se mezclaban con una vocación académica exigente y crítica, en un equilibrio siempre precario que, al final, hizo que de alrededor de 120 estudiantes, solamente lograran terminar la carrera 23 y obtener su título cerca de una docena (de ellos, 4 son postgraduados y, a la fecha, 2 cuentan con grado de doctor). Cinco miembros de la generación 73-78 se dedican a la docencia universitaria, el resto navega en las aguas turbulentas de los negocios y el sector público.



Aunque cualquier intento de caracterización es, en este caso, ociosa, la generación 73-78 de economistas sigue siendo inquieta, crítica, heterodoxa y memoriosa.


El recuerdo de maestros distinguidos, como Francisco Navarrete Santana (Picopancho), Ramón Figueroa Rendón, Taide Lauro Navarro Navarro ( en la foto), representa un lazo de unión indestructible entre la variopinta tropa. En los ya lejanos tiempos estudiantiles, se decía que el estudiante aprendía con el maestro, sin el maestro y a pesar del maestro. La actitud autodidacta era la tabla de salvación, el reto y la garantía de que se concluirían los estudios si no en tiempo, sí en forma.


Con una administración universitaria en contra, en un entorno plagado de dificultades políticas, la generación salió adelante, a contrapelo, por mérito propio, y hasta la fecha.


martes, 28 de octubre de 2008

Demasiado pedir


Resultó demasiado pedir el incluir en el texto de la ley petrolera la advertencia de que no se haría ninguna concesión de bloques petroleros a empresas privadas. Los señores legisladores en San Lázaro, decidieron no considerar la solicitud de Andrés Manuel López Obrador acerca de la defensa del petróleo, desestimando la puntualización que propuso.


Conformes con haber dejado una puerta abierta a los apetitos de las compañías transnacionales del petróleo, dejaron constancia pública de lo que consideran un éxito legislativo.


Lo que se desprende de la complacencia legislativa es que en México no existen partidos políticos que representen los intereses del pueblo, sin caer en la tentación de transar con el enemigo.


Parece que somos un pueblo condenado a ser oposición de los que dicen representarnos y, sin embargo, trabajan afanosamente contra nuestros intereses.


México carece de una vía segura hacia el progreso, mediado por una política que aliente la industrialización, la generación de empleo y distribución equitativa del ingreso; pudiera afirmarse que las bases de la seguridad social están minadas de manera intencional. La política sirve solamente a la subespecie patronal autollamada "políticos", vergüenza y baldón de cualquier sociedad medianamente civilizada.


En consecuencia, la lucha pacífica continúa.


Traición


Gamboa Patrón del PRI y Héctor Larios del PAN, acaban de declarar que no estarán presentes en San Lázaro, cuando Andrés Manuel López Obrador exponga sus razones para modificar el artículo 60 de la ley petrolera, añadiéndole la advertencia de que no se cederá a la iniciativa privada la explotación de bloques exclusivos de la nación. Dicho de otra manera: insiste en que debe quedar claro que no hay privatización. Tal advertencia es congruente con el espíritu y la letra de la Constitución.
Sin embargo, los dos grupos parlamentarios más numerosos del Congreso, se resisten a tocar el tema. Lo que se concluye por necesidad es que, tanto el PAN como el PRI, han renegado de su obligación de defender y hacer cumplir la Carta Magna de la nación mexicana. Insisten en conservar huecos que sirvan para un propósito nefasto: la privatización del petróleo.
Ambos partidos, acompañados del Partido Verde Ecologista y varios tránsfugas de la izquierda oficial, se definen como traidores, lacayos de las trasnacionales y escoria política. Son, por su comportamiento, simples prostitutas políticas.

domingo, 26 de octubre de 2008

El fin... El principio


No serìa extraño que los mexicanos fuèramos vìctimas de un engaño monumental; pudiera darse el caso de ser un paìs encuadrado en una ficciòn monumental, cuyas fronteras fueran, en realidad, no los lìmites de una naciòn independiente, sino de una colonia, una provincia que cumple la funciòn de ser zona de amortiguamiento, traspatio imperial, resumidero de las fallas econòmicas y campo de explotaciòn de fuerza de trabajo barata. Ademàs, pudièramos ser un simple proveedor de materias primas, de energèticos, de recursos biòticos y taller de autopartes que simula ser hospital barato y eficiente para la reparaciòn de los pacientes extranjeros que hacen turismo de la salud, merced a la baratura de tratamientos y tiempos de hospital, asì como a la donaciòn forzada de òrganos.

Los rumores de una futura integraciòn monetaria, traen consigo la certidumbre de una domesticaciòn que se transforma en virtuosa cooperaciòn internacional, de una disciplina ejemplar en eso de acatar sin chistar las directrices del Fondo Monetario Internacional y las instituciones de Washington en èstos y otros menesteres.

La lògica del engaño parte de los supuestos que antes nos integraban: soberanìa, independencia, libertad y estado de derecho. Sucede que ahora estamos reeditando el significado de èstos, merced a la nueva gramàtica que escribe la dependencia como estilo de gobierno y de vida. Logramos relativizar los conceptos a partir del discurso oficial preñado de cifras alegres, de triunfos ficticios, de logros inexistentes, de avances contradictorios, de inercias aprendidas de espaldas a la realidad, en el inagotable tedio de una escuela que no enseña, en la desarticulaciòn de la familia, en el derrumbe de la sociedad-marasmo de una ciudadanìa sin memoria.

Debemos poner a cada cosa su nombre, en una especie de Macondo existencial que espera la revelaciòn del hielo, traido entre las maravillas de una feria nòmada.

Al menos, tratemos de conservar la capacidad de asombro, como primera aportaciòn al mundo que està por construirse, tras del colapso de las instituciones.

jueves, 23 de octubre de 2008

Excelencia


Si fuera necesario calificar la propensión del gobierno mexicano de poner en manos del extranjero el destino de la nación y entregar sus recursos naturales, tendríamos que echar mano de una palabra: excelencia.

La afanosa disposición de hacer entrega del petróleo a las grandes corporaciones tiene como objetivo realizar el ideal gringo de tirar por la borda el artículo 27 constitucional, viejo sueño que desde 1917 ocupa al gobierno del Tío Sam y que ha sido una constante tentación en las relaciones bilaterales.

El gobierno de Calderón finalmente ha sacado adelante una reforma petrolera que permite la conservación de los boquetes creados durante el salinato y amplía las posibilidades de no decepcionar al vecino del norte, gracias en buena medida a la generosidad con que claudican de ideología, principios, historia y doctrina los partidos políticos como el PRI, vergonzante de un origen revolucionario que se cambió por un plato de lentejas, sobre todo en los jaloneos del último tercio del siglo XX, para llegar a ser una comparsa experimentada en el arte de gobernar entrando el siglo XXI.

El PAN, no deja de ser una lastimosa muestra de conservadurismo y espíritu fenicio, heredero de los mercaderes expulsados del templo por Jesucristo, y ahora instalados en Palacio Nacional y el Congreso de la Unión.

Los pujos prostibularios de la clase político-empresarial en el poder, dan la nota alegre en la política nacional: una alegría etílica matizada con Prozac y otros polvos que, a fin de cuentas, revelan la naturaleza de los lodos que los originaron. Somos un país excelente, pero para engrosar los ingresos de las compañías petroleras internacionales. Somos el país enano que le sirve de estribo al imperialismo, en el escenario de la crisis más grave de los últimos tiempos.

sábado, 18 de octubre de 2008

La nueva crisis


Que las empresas están quebrando, que los trabajadores en desempleo forzoso son más, que la cara gubernamental se descompone y permite descubrir la sordidez neoliberal que atrapa el discurso económico y destruye como si tal cosa la economía familiar, las expectativas del pequeño y mediano empresario; que la política económica nacional es una copia con mala ortografía de aquella diseñada para que los países pobres lo sigan siendo y que los ricos continúen atiborrándose de ganancias casi gratuitas, en una clara demostración que las relaciones centro-periferia no son cosas del pasado, queda, más que nunca, demostrado.

Aún así, no faltan imbéciles que pugnan por el libre comercio, como si tal cosa fuera posible en un mundo económicamente asimétrico, caracterizado por la absurda convivencia entre tiburones y sardinas, por obra de la demagogia fondomonetarista y la obediencia ciega de gobiernos apátridas.

La actual crisis ha servido para ilustrar los alcances de la depredación mundial, de la obscena codicia de EUA y congéneres, de la patología que invade a las empresas trasnacionales y la compulsión al genocidio en nombre de la democracia y el libre mercado.

México, al igual que los demás países de América Latina, debieran unirse en un esfuerzo común: la industrialización nacionalista e independiente; la creación de un área de mercado común y un sistema financiero latinoamericano. Desde luego sin la presencia de EUA, influencia nociva y destructiva de cualquier posibilidad de progreso.

domingo, 5 de octubre de 2008

El turismo que viene


El turismo representa una fuente de ingresos nada despreciable, y los países buscan la forma de proporcionar las mejores condiciones para que fluyan los recursos al hacerlo las corrientes de viajeros por descanso y recreación, además de aquellos que tienen que viajar por razones de negocios. Los gobiernos buscan apoyar la actividad turística y el desplazamiento de personas constituye un reto por lo que atañe al transporte y el hospedaje, dos puntos fuertes sin los cuales el destino en sí no sería lo suficientemente poderoso para atraer a la generalidad de los visitantes.

En el mexicano estado de Sonora, la actividad turística presenta un panorama favorecido por la geografía, por el atractivo con que cuentan sus costas y la región serrana, amén de lugares con interés histórico, artesanal y gastronómico. En el territorio sonorense encontramos vestigios de arte rupestre, restos de edificaciones coloniales, construcciones de la época porfiriana y una modernidad variopinta que, en conjunto, dibuja un panorama atractivo y diverso.

Asimismo, se cuenta con espacios que invitan a la contemplación de la naturaleza y a la convivencia con diversas especies animales, además de ranchos ecológicos y lugares donde se puede practicar la caza, la pesca y la fotografía, en un escenario que cumple las expectativas de quien aprecia la cultura eco-turística.

Aunque ha faltado un mayor empeño por parte de los organismos oficiales y particulares en hacer más atractivos los espacios y los servicios sonorenses, se puede decir que el estado es un buen lugar para las actividades turísticas.

Recientemente, el tema turístico se ventiló en un programa radiofónico, en el cual fue entrevistado el titular de la Secretaría de Salud del Estado, Dr. Raymundo López Vucovich. De manera inopinada, el funcionario anunció la especie de “turismo de la salud”, con lo que añade un punto de confluencia entre lo que es estrictamente el ámbito de competencia de la dependencia a su cargo y lo que debiera ser propio de la Secretaría de Economía, Turismo o cosa parecida, porque, según ha trascendido, la idea obedece a la necesidad de “generar divisas” por este concepto.

Desde luego que la actividad turística puede fomentarse a través de la oferta de determinados servicios, como ocurre en otros países y regiones. Por ejemplo, es emblemático de Las Vegas, Nevada, la posibilidad de casarse o divorciarse con la velocidad y soltura del capricho, de la euforia etílica, de la más pragmática conciencia y de la transformación del capricho en urgencia burocrática.

Pero, más allá de los paisajes naturales y la riqueza del folklore local, los servicios que se pueden brindar al turista son un atractivo que puede resultar sorprendente. Por ejemplo, en Ghana, África, la oferta de ataúdes de fantasía resulta un poderoso atractivo que ya empieza a cosechar un tipo especial de clientela, y a los lugareños siguen los clientes que vienen de fuera para hacer realidad un sueño: ser enterrado en un auto de lujo, en una barca, en un martillo, en una gallina, entre otros, elaborados en maderas de la región y con lujo de detalles.

En el caso de Sonora, la carencia de cobertura hospitalaria, medicamentos, materiales de curación, personal médico y de enfermería, mala atención a los pacientes, insalubridad en las instalaciones públicas, ¿nos hace candidatos a ofrecer este tipo de servicios al extranjero? ¿Entonces, qué tipo de servicios se van a ofrecer? El titular de Salud aclara que serán servicios especializados, que en otras partes resultan muy caros y que aquí los precios resultarán bastante económicos, en comparación: cirugías, tratamientos y estancias.

La idea sonaría bien si no se tratara de, prácticamente, subsidiar con dinero público la actividad privada en materia de salud. Resulta que el Estado va a promover el turismo de extranjeros enfermos que se vengan a atender en Hermosillo, aprovechando la infraestructura privada existente: los hospitales y clínicas de lujo que languidecen por falta de “clientes”, porque los pacientes van a las instituciones públicas, o lo que queda de ellas.

Colateralmente, se habla de tiempos de espera para pacientes que requieran de un trasplante, lo que sugiere que la oferta de Salud incluiría la logística para conseguir fluidamente un riñón, corazón, hígado o alguna otra refacción humana disponible en el depósito de homo-partes en que se convertiría cualquier centro de salud.

Si se junta la idea del turismo de la salud con la iniciativa de hacer obligatoria la disposición de los órganos humanos para donación “altruista”, en clara contradicción con lo que dispone la legislación federal correspondiente, donde se subraya el carácter voluntario de las donaciones, entonces tenemos un esquema turístico a costa de la integridad física de los ciudadanos sonorenses que mueran sin contar con alguna especie de salvaguarda legal que evite su conversión en ganado a disposición del carnicero.

La idea de filetear seres humanos para generar divisas es, por lo menos enfermiza. Obedece a una clara vocación fascista incubada en algún campo de concentración nazi, donde se despellejaba a personas para utilizar la piel en la elaboración de pantallas para lámpara, o si se quiere, en algún centro psiquiátrico albergado en los sótanos del FMI, OCDE, Banco Mundial u otro cubil del neoliberalismo como forma de enajenación universal. De la economía ahora pasamos por la salud, y de ella a la comercialización de partes humanas, por aquello de “generar divisas”.

El morboso propósito de la Secretaría de Salud del gobierno de Eduardo Bours, debiera estudiarse como una manifestación nítida de lo que es el desprecio por la humanidad y, en consecuencia, por los derechos humanos. Las donaciones de órganos deben y deberán ser siempre voluntarias y expresamente concedidas por la parte interesada o su representante.

Con esta iniciativa, nuestro gobierno se dispone a legislar una especie de canibalismo a favor del extranjero, que conlleva la pérdida del respeto y la consideración que merecen los seres humanos nacidos en esta región en aras de un comercio obsceno y dudoso.

sábado, 4 de octubre de 2008

Cuarenta años no es nada


“¡Espurio!”, sonó como latigazo en la faz de la simulación hecha gobierno. El estudiante interrumpió el discurso de Felipe Calderón y de inmediato fue ubicado por los elementos del Estado Mayor Presidencial. Fue tomado preso por el delito de expresar su opinión, en medio de la ceremonia en homenaje al mérito estudiantil que en algunos jóvenes es sobresaliente. También fue tomado preso otro joven que se atrevió a manifestar que no había “libertad de expresión”.

Se supo que después fueron dejados en libertad, tras el anuncio oficial de que no se presentarían cargos. Pero, la mancha de una represión anunciada dejó constancia pública de que el que abre la boca para fines distintos a la alabanza es, como queda claro, reo de sinceridad cívica, delito mayor que se condena con visitas al Ministerio Público, a las reconditeces del aparato judicial, al pabellón del olvido en algún campo militar, a la ignominia de ser privado de la libertad por causas de iniquidad pública.

Curioso asunto ese de resucitar el nefasto artículo 145 y 145 Bis del Código Penal. La “disolución social” dejó de ser delito gracias a los eventos del 68 mexicano, donde se lavó con sangre la afrenta al autoritarismo mexicano y finalmente la turba cívica dejó de serlo para pasar a la historia como mártires de la democracia. El crimen de ser “comunista” encubierto en la famosa disolución social satisfizo a la CIA y otras agencias de la manipulación internacional, pero no confundió a un pueblo entero que dijo “¡basta!” a la antidemocracia, a la vocación genocida de un gobierno entregado, como el de hoy, a los caprichos gringos y a la paranoia de la seguridad nacional.

El acoso de agosto y septiembre de hace 40 años, demostró la ausencia de voluntad de diálogo del gobierno, lo cual se comprobó más allá de lo racional en octubre. Los estudiantes se convirtieron en el enemigo público número uno, en la hueste irreductible, en el mal ejemplo que había que disciplinar de manera categórica, y se empleó la fuerza del Estado, dejando 400 muertos en calles y hospitales. Un asesinato de Estado, perpetrado por un gobierno infiltrado y manipulado por la inteligencia gringa.

Dos décadas después, las marchas en toda la nación demuestran que el 2 de octubre no se olvida. A pesar de la bazofia ideológica inyectada por EUA, la derecha en el poder y los corifeos empresariales de cualquier calado. La lectura obligada de la prensa satisface la curiosidad histórica y desvela la hipocresía reinante, como si la nación no fuera un botín que se disputa entre la capirotada política nacional y las corporaciones internacionales en busca del tesoro perdido, extraviado, oculto, o difuminado por la omnipresente, aunque babeante, demagogia del proyecto entreguista de Felipe Calderón. Los estudiantes detenidos el día de la juventud, terminaron siendo dos eslabones más de la cadena de luchadores por la democracia que empezó hace 40 años, y hoy sigue. Su libertad y bienestar es asunto de todos.

El día 2 de octubre, diversos medios presentaron películas, documentales, reportajes, entrevistas y comentarios acerca de lo ocurrido en Tlatelolco 1968. Así, pasaron por las pantallas las escenas de programas como “El grito”, “No se olvida”, y otros de diversa extensión y contenido. Antes habían circulado ediciones especiales en conmemoración de la matanza de Tlatelolco, de revistas como Proceso. Muchos articulistas presentaron el recuerdo de los hechos y los comentarios menudearon en los diversos medios de comunicación. Queda claro que el olvido no ha tocado al 68 mexicano.

Pero, a 40 años, no podemos decir que no haya presos políticos en las cárceles mexicanas, no podemos afirmar que exista libertad de expresión garantizada incondicionalmente, no podemos siquiera pensar que no esté presente la influencia de los gringos en las decisiones de seguridad nacional, ni en el diseño de política económica, ni en el financiamiento a la seguridad social, a la educación, al empleo y la vivienda.

No podemos decir que la ley se aplica por igual para todos, que no existe discriminación, que no se persigue al disidente, que hemos logrado mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y que el sistema electoral es transparente, equitativo, imparcial y objetivo.

Hace 40 años, los estudiantes y sectores progresistas lucharon por un México mejor, más justo, democrático, respetuoso de las libertades fundamentales. Ahora, esas viejas demandas siguen esperando ser cumplidas.