Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

sábado, 11 de mayo de 2024

LA HUELGA, LA MANTA Y EL DESPLEGADO.

“La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión, es la presencia de justicia” (Martin Luther King).


Sábado 11 de mayo, 11 de la mañana y sereno. En la reja del acceso principal de la Universidad de Sonora, un grupo representativo de la Asociación de Pensionados y Jubilados de la propia institución se presentó en apoyo a los trabajadores del sindicato STEUS, en huelga.

El grupo colocó una manta donde se expresa el apoyo irrestricto a los trabajadores y sus demandas. Se pone de manifiesto la solidaridad de los trabajadores del pasado con los del presente, justamente para que hoy se escriba una nueva historia de respeto y compromiso entre la Institución universitaria y los futuros luchadores sindicales.

En la manta se reproduce una frase que es consigna y propósito: “Defenderemos el derecho a la huelga con la huelga misma: STEUS”. Así de claro, y así de justo.

En paralelo, circula un desplegado suscrito por 62 organizaciones patronales y civiles cuyo propósito parece ser el de llamar al diálogo entre las partes, subrayando el daño que sufre la educación superior y la sociedad con este conflicto.

Sin embargo, en la vida real, y al margen de las consignas patronales de una supuesta comprensión de las necesidades del trabajador, se desarrolla el drama de la subsistencia, de las familias que ven lejana la meta de llegar a fin de mes por más que se estire el salario.

Familias que tienen hijos en edad escolar que estudian en los diversos sistemas y niveles educativos y que, desde luego, incluyen a la educación universitaria, a la que apuestan por ser pública y, además, de calidad regional y nacionalmente reconocida.

Si bien es cierto que en la UNISON se cobran cuotas por diversos conceptos es, a pesar de estos gastos, una opción que permite a los jóvenes de clases económicamente modestas prepararse profesionalmente y, eventualmente, acceder a mejores condiciones económicas.

Así, pues, la UNISON es una universidad popular, a pesar de los embates mercantilistas y la mentalidad aspiracionista que el neoliberalismo de huarache esparció por sus órganos de dirección y su base laboral. La meritocracia se incuba en los pasillos, en los cubículos y en los sistemas de estímulo monetario, pero esto es otro asunto.

Los trabajadores manuales y administrativos en huelga saben que reclamar la reestructuración del tabulador es una cuestión de primera necesidad, que resolver el rezago salarial que coloca a muchos en situación de marginación por estar por debajo del salario mínimo, que exigir una mejora en sus percepciones semanales y quincenales no es otra cosa más que luchar por la dignificación del empleo y el ingreso.

También saben, o debieran saber, que una mejora en el salario supone una mejor pensión o jubilación; mejores posibilidades para que sus hijos y dependientes puedan tener acceso a la alimentación, la educación y la calidad de vida que mínimamente les corresponde de acuerdo a la ley laboral y la Constitución federal.

Están conscientes de que las generaciones que hoy deprenden de su sueldo universitario serán los profesionistas del mañana, esos jóvenes que tanto preocupan al gobierno y a los organismos empresariales que hoy se rasgan las vestiduras siendo que quizá, en el futuro, se complacerán en ignorarlos por venir de una universidad pública.

La solidaridad de los pensionados y jubilados es una manifestación humana, responsable y seria, porque los trabajadores retirados ya pasaron por ahí, conocen los vericuetos de la demagogia, de las amenazas veladas, de los recursos “legales” que excluyen al factor trabajo frente a la imagen y expectativas patronales.

Es la mano que se tiende por parte de la experiencia y la memoria sindical hacia quienes luchan en el presente por su futuro, por sus familias, por una institución que nació del pueblo y debe servir al pueblo. No queda duda de que la mejor defensa del derecho a huelga es la huelga misma. Adelante.


viernes, 10 de mayo de 2024

ENTRE ADVERSARIOS TE VEAS

No hay duda de que los tiempos que corren revelan las caras y las caretas de una oposición víctima de sus propias filias y fobias, complejos y profundas miasmas morales sin excluir, por supuesto, a las huestes de chapulines y ratas abandona-barcos que en las olas de la coyuntura buscan poner a salvo su trasero de un eventual descalzone electoral.

Las corruptelas reveladas y por revelar causan revuelos mediáticos que agitan las lenguas en modo contraataque contra la verdad incómoda que describe y documenta el por qué de la defensa de esa inmensa cloaca sistémica llamada neoliberalismo, por más que los actores en plan de sicarios desinformativos se taqueen las partes pudendas tras cada encueramiento, tras cada orden de aprehensión, exhibición de documentos inculpatorios y cada acto fallido del Prianismo organizado.

El Poder Judicial, que quita los pecados del hampa, se empeña en sostener la impunidad delictiva en aras de la estabilidad del sistema, entendida como la conveniencia de no hacer olas en las aguas acedas que dan vida y destino a las fortunas familiares, al nepotismo y la prostitución institucionalizada que quema incienso en el altar de los tenedores de concesiones y de omisiones judiciales.

Aquí, el criterio parece ser dar el beneficio de la protección federal y estatal a los delincuentes funcionales al viejo sistema que la actual administración combate en la medida en que los jueces y magistrados lo permiten, aunque sea más que evidente cómo el juzgador pasa a formar parte del lado transgresor.

Se ve que los usos y costumbres sólo son fórmulas políticas de reconocimiento en el caso de los pueblos indígenas, pero en los grupos empresariales y familiares se toma como parte del patrimonio personal, algo así como la tierra para el señor feudal actualizado.

¿Se imagina alguien que tiene poder y no lo usa para salir de pobre, clasemediero, o simple millonario paga-impuestos? ¿Dónde queda el glamur, el encanto y la magia del ejercicio de poder si no se puede ser funcionario público y empresario privado al mismo tiempo? ¿De qué sirve mascar chicle si no se puede pegar en cualquier parte?

¿Por qué no acordar con los gringos la liquidación del dominio de la nación sobre sus recursos, infraestructura y servicios, a cambio de jugosas sociedades que garantizan empleos e ingresos futuros? ¿Para qué sirve el petróleo, el gas y la electricidad si no se usa como escalera para ascender en la consideración de las empresas transnacionales y los gobiernos que las impulsan?

¿Acaso no hay expresidentes de la república que dieron concesiones para después ser funcionarios de las empresas extranjeras favorecidas? ¿Acaso no tenemos expresidentes que desde el poder ejecutivo sirvieron de enlace estratégico e informantes de la CIA, la DEA o cualquier otra agencia que trabaja por la “seguridad nacional de ‘América’” y el mundo?

¿Será que lo políticamente correcto incluye no ver, no oír y no hablar de la corrupción y menos en la forma y mecanismos para reducirla y eventualmente erradicarla?

¿Tenemos que aceptar que la idea del “destino manifiesto” y la doctrina Monroe son dogma de fe política y fatalidad histórica para México, Latinoamérica y el Caribe, y que la superioridad de Estados Unidos es por mandato divino, tanto como la idea de que el “pueblo de Israel” es dueño de la tierra entre el Éufrates y el Nilo, “por mandato de Yahvé”, su dios exclusivo?

¿El derecho internacional y las normas de la guerra sólo sirven para garantizar que EUA e Israel no sean los afectados, pero sí sus oponentes, reales o virtuales? ¿La unipolaridad es el dogma supremo político dictado por el mismísimo creador del universo? ¿Seguiremos siendo la cucaracha arrojada por el ser supremo en el frasco de las hormigas angloamericanas e israelíes?

Lamentablemente, la oposición (de claro signo conservador y neoliberal) parece sintonizarse con los usos, costumbres y expectativas de control y dominación de la anglosfera, sus empresas transnacionales y la apología de “democracia”, “libertad” y “derechos humanos” que el sistema económico maneja como placebos chatarra de una verdadera pero ausente visión humanista e incluyente, de espaldas a la multipolaridad internacional de índole soberanista e independentista que postula que cada pueblo tiene derecho de decidir su destino y desarrollo.

México viste una camisa de fuerza impuesta por la anglosfera continental, que pasa por ser acuerdo comercial pero que invade con eficacia la vida interna del país, sometido al escrutinio y la intervención extranjera, incluyendo la presencia militar de EUA, con el pretexto del combate al narcotráfico y el entrenamiento de tropas para la prevención y respuesta en ataques con “armas de destrucción masiva”.

Tomando en cuenta de que tras cada farsa hay un farsante, nuestro país bien haría en definir por cuenta propia cuál es su posición en el juego de la democracia y la seguridad, al margen de los delirios ridículos que padecen nuestros vecinos del norte, y defender de pensamiento, palabra y obra la soberanía nacional, y no sólo en el discurso soberanista que rechaza el intervencionismo mientras que permite la presencia de tropas extranjeras para efectos de “colaboración y entrenamiento”.

De igual manera, resulta contradictorio defender el espacio económico nacional mientras se disponen medidas para aumentar la inversión extranjera en la frontera y los puertos nacionales, en áreas estratégicas que se pueden ver seriamente comprometidas al ser puestas a disposición del expansionismo continental de EUA, subrayando el papel de México como espacio logístico en la lucha económica y militar del Norte contra Rusia y China, en este caso en materia de gas, petróleo y rutas comerciales.

Como se ve, los adversarios locales no están del todo desligados de los supuestos socios y amigos externos que inciden en la política y economía internacional de corte colonial.



jueves, 2 de mayo de 2024

MAYO, HUELGAS Y CANDIDATOS

 “¡Cómo me gustaría ver a todos con un trabajo digno! Es esencial para la dignidad humana” (Papa Francisco).

 

Por convicción le digo que en una huelga primero los trabajadores. Ahora, si después de esta declaración de principios usted decide dejar la lectura con una mentada de madre en la mente… o quizás en la boca, le diré gracias, gracias de todo corazón porque seguramente usted es alguien que administra rigurosamente su tiempo y no lo pierde en cosas que lo incomodan.

La huelga en sí es un acto extremo en la lucha por mejores condiciones de trabajo y de vida; suele señalarse con el dedo acusador de quienes creen que las empresas se mueven solas, gracias a la diligencia de las mentes maestras que están detrás de los escritorios ejecutivos y las salas de juntas, pero, la realidad demuestra que la luna no es de queso y que el trabajador es quien mueve la maquinaria social, en lo pequeño y en lo grande.

Algunos dicen que no debiera haber suspensión de labores en las escuelas o en los hospitales, pero si revolver patas con bofe es la solución mágica para cualquier acertijo vital, la realidad pone las cosas en su lugar y revela que si alguien se cura es porque una mano humana intervino con paciencia y con sapiencia. Claro, siguiendo la ruta de la mano encontramos a un ser humano al completo que estudió, practicó y ahora trabaja en lo suyo... y que requiere, como cualquiera, comer, vestir y habitar.

En la escuela básica o superior, el aula en sí, no enseña, sino que contiene la masa de interacciones que se dan en lo que algunos llaman el proceso de enseñanza-aprendizaje, donde unos “aprenden” lo que otros “enseñan”. Unos quieren saber algo y otros lo saben, lo que da lugar a una serie de interacciones formalizadas en lo que llamamos escuela.

Aquí los que saben han documentado su saber mediante títulos y constancias que se adquieren al final de un largo proceso donde muchos quedan a mitad del camino, en una carrera intelectual donde la sobrevivencia no está garantizada por razones económicas, de salud, oportunidad y en no pocas ocasiones, de fatalidad.

El que sabe, es decir, el trabajador académico, ha asumido una misión de alto riesgo, donde la envidia, la incomprensión y las disposiciones de la autoridad pueden ocasionar estrés, depresión, problemas digestivos, cardiacos, de autoestima y más, que se traducen en neurosis y psicosis de cara al embrollo de pagar las cuentas: la renta, el gas, el cable, los gastos familiares alimenticios, educativos, de salud, además del ISR en forma cautiva.

Frente al cúmulo de gastos a cuenta del ingreso “profesional”, lo que queda es la medida de la estabilidad del sujeto, su margen de maniobra, la holgura presupuestal que pasa de ser un buen nivel de vida a la camisa de fuerza que le impone su estatus laboral.

Cosa parecida ocurre con los trabajadores administrativos y manuales de las instituciones, que sudan la gota gorda diariamente para que el edificio institucional se mantenga airoso, lucidor y habitable. Sin duda, la imagen institucional, pasa por los edificios administrativos, las aulas, los laboratorios, los campos y áreas deportivas y recreativas, que lucen bonitas gracias a que el trabajador dejó en ellas su arte y amor por la camiseta.

Igual ocurre con la logística institucional, los trámites y el orden burocrático que se mantiene gracias a que alguien hace algo de manera correcta y a tiempo.

Para algunos candidatos es fácil mascar chicle y pegarlo en las universidades, prometer lo que no empobrece, aunque en algunos casos envilece. Montarse en la huelga es, sin duda, un acto que lejos de ser solidario es oportunista, como también lo es lucrar con las tragedias presentes y pasadas en aras de fingir empatía coyuntural con los afectados.

Este mayo los trabajadores marcharon y sus gritos y consignas para nada fueron de gratitud y complacencia, sino de reclamo y esperanza. De reclamo porque hay asuntos pendientes por resolver en el plano de la justicia social y laboral, de esperanza porque se sabe que la fuerza laboral depende de sí misma y no del favor del poderoso.

En el día internacional de los trabajadores, los sindicatos universitarios dijeron presente ante la sociedad y el gobierno. Por el bien de México, ánimo y adelante.