Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

viernes, 31 de agosto de 2012

Democracia a la mexicana

El pasado jueves 30 de agosto, apareció un aviso que de suyo resulta preocupante: Dossier Político suspende su edición electrónica como protesta por los continuos ataques a su página, provenientes del Gobierno del Estado. Los periodistas agraviados reiteran que su deber de informar y su voluntad de cumplirlo permanece incólume, a despecho de aquellos que niegan en la práctica lo que afirman en el discurso: el respeto a la libertad de expresión como garante de una sociedad civilizada y democrática.


El caso de Dossier Político se suma a los tantos que a lo largo y ancho de la república se perpetran contra el derecho de la ciudadanía a estar objetiva y puntualmente informada, llegando en repetidas ocasiones al secuestro y asesinato de los informadores. Todos somos testigos de que la labor periodística es, ahora, una de las más riesgosas. Todos tenemos una idea clara de la importancia de la veracidad periodística y el respeto al marco legal que la ampara y delimita. Al parecer, el gobierno de Guillermo Padrés Elías, no reconoce el derecho que asiste a los comunicadores de ejercer su profesión ni el derecho de la sociedad de tener una prensa profesional, objetiva y veraz, que cubra el acontecer sonorense sin manipulaciones ni parcialidades oficiosas en beneficio del gobernante.

La fuente de los ataques a Dossier Político ha sido penamente identificada por parte del equipo técnico al servicio de la empresa editorial afectada. Las denuncias ante Organismos No Gubernamentales nacionales e internacionales ya fueron hechas sin que haya una respuesta por parte del Gobierno del Estado. El silencio oficial da la medida en que en Sonora se irrespetan derechos y libertades, a cambio de dar al pueblo inserciones pagadas en los diarios locales medias planas donde la expresión “Gracias, Gobernador”, encabeza el mensaje de cuánto somos afortunados en tener el gobierno que tenemos, en abierta contradicción con la austeridad publicitada y la realidad estrujante que vivimos los ciudadanos en la periferia no refrigerada de ese mundillo de amigos y parientes en que se ha convertido el gobierno local.

A la autocomplaciente gestión gubernamental se añade el caos en la administración pública, la toma de decisiones con criterios hepáticos y la obscena subordinación del Congreso a los deseos del Ejecutivo, como quedó demostrado más allá de cualquier duda en el asunto del largamente postergado presupuesto 2012, donde la fracción panista actuó siguiendo las instrucciones del gobernador. Por desgracia, hay muy pocas acciones rescatables en el gobierno panista que corre.

En el ámbito nacional, resulta difícilmente defendible la actuación pública del segundo mandatario del PAN, quien ha profundizado la dependencia respecto el exterior en materia económica y política. Actualmente Estados Unidos cuenta con más agentes en suelo mexicano y tanto la economía como la política y la seguridad nacional están en manos de Washington. La existencia de bases militares secretas ha desbordado los muros de contención oficial y son cada vez más del dominio público, en lo que es, a todas luces, una invasión silenciosa propiciada por el propio Gobierno Federal y en la que la Marina Nacional tiene un papel importante de alcahuete uniformado.

La soberanía nacional ha sido declarada intrascendente por parte del panismo hecho gobierno y, ahora, ha allanado el terreno para que Enrique Peña Nieto llegue al poder y profundice la obra neoliberal de destrucción de la identidad, independencia y libertades nacionales. El General colombiano Naranjo, conocido genocida al servicio de Estados Unidos es una prueba incuestionable de que somos víctimas de una conjura que proviene de los sótanos de la CIA y demás agencias intervencionistas gringas. Los Pinos actúa como trastienda en los negocios sucios de La Casa Blanca.

El colmo de la violencia oficial contra el pueblo se perpetró mediante el fallo del Tribunal Electoral desestimando todas las pruebas y testimonios sobre lo que fue, a ojos vista, la elección más fraudulenta de los últimos tiempos. Enrique Peña Nieto, candidato del neoliberalismo periférico fue declarado presidente electo, echando por tierra las expectativas de cambio y progreso nacionalista de muchos millones de ciudadanos dentro y fuera del país.

México, hoy, es el país más cuestionable electoralmente y el periodismo internacional independiente así lo señala. Somos el hazmerreír de las democracias y una copia ridícula de Colombia, como bastión de Estados Unidos en América Latina contra los movimientos sociales en favor de la independencia y las libertades de los pueblos.

La lucha que habrá de librarse en el territorio nacional no es sólo por la legalidad de una elección presidencial, sino por nuestra existencia como país libre y soberano, en donde la prensa objetiva y veraz tiene un papel fundamental al informar y formar opinión. Lo cierto es que el gobierno podrá acallar un medio informativo, pero la verdad se abre paso de mil maneras.



domingo, 26 de agosto de 2012

Un país por resolver

De repente nos enteramos de que la autoridad electoral pasa por ser alcahueta de fraudulentos y timadores en una elección por demás importante para el futuro de la nación. Los señores magistrados argumentan la justeza de su decisión y lo legal de su juicio con la jerga que acostumbran los propietarios cuando no administradores de la ley. Aturden con su petulancia y molestan con su insolencia prepotente y obscena a cargo del erario, en evidente desprecio al interés ciudadano. Se desestiman pruebas que podrían nulificar la elección y las irregularidades de que está preñada se perfeccionan al momento de emitirse el fallo inapelable desde las formalidades de la justicia por encargo.


Aclaro que no es mi intención cargarle a usted una retahíla de lamentaciones que, aunque fundadas, quizá suenen a reiteraciones inútiles de algo que es ampliamente sabido y suficientemente documentado, toda vez que la nación entera es testigo y los propios actores “del otro lado” no pueden negar válidamente las trapacerías cometidas en el proceso electoral y el desaseo insólito en que se incurrió desde las más altas cúpulas políticas y empresariales. La magnitud del enojo popular se puede ver en filmaciones que se comparten en las redes sociales, además de los testimonios y el sin fin de pruebas que se acumulan sin llegar a tocar las fibras más sensibles de la legalidad que los señores magistrados y el IFE están obligados a defender.

Al parecer estamos en un país donde la simulación, sobre todo en aparentar respeto a las leyes, basta para satisfacer el escrúpulo de violarlas de manera sistemática, viciosamente contumaz, machaconamente cotidiana. Las autoridades parecen estar por debajo de la medida que califica al funcionario capaz y la irresponsabilidad en el ejercicio de las funciones bien puede disimularse con la apariencia, con el simulacro de acciones que responden a la solución de problemas reales que, sin embargo, permanecen intocados según la percepción de los directamente afectados.

Somos una nación donde los distractores suplen a las soluciones para colmar el sensacionalismo de la prensa y la morbosidad de los consumidores; donde la injerencia extranjera pasa por cooperación y ayuda y en la que la soberanía nacional es una pantalla verbal sin fundamento objetivo en nuestra relación con el norte, merced a la escasa vena patriótica de los gobernantes neoliberales y a la indolente ignorancia o desinformación de los ciudadanos. Los gringos se pasean por el país como Pedro por su casa y dictan cátedra de cómo resolver los problemas de seguridad en una nación donde la principal fuente de inestabilidad han sido los apetitos expansionistas y el militarismo de nuestros vecinos del norte. Agentes federales extranjeros con cobertura diplomática hacen de instructores y aleccionan a nuestros militares, tirando por la borda las lecciones de la historia patria y los abusos a que hemos sido sometidos por una vecindad basada en la inequidad, el desprecio y la injerencia.

Los gobiernos neoliberales se han empeñado en desestimar nuestra historia, tradiciones e identidad en aras de empujarnos a una dependencia que se ha acrecentado y que llega a colapsar cualquier estructura nacionalista que insinúe independencia. No sólo dependemos económicamente del extranjero sino que lo hacemos en lo político y lo cultural, a lo que se añade lo relativo a la procuración de justicia y seguridad nacional. Así, “cooperando” con Washington y socios primermundistas, carecemos de banca nacional y los sectores productivos son apéndices de las trasnacionales, llegando a penetrar, a ciencia y paciencia del gobierno, en sectores estratégicos para la nación como el petrolero y eléctrico.

Por citar un caso, la otrora floreciente industria cinematográfica celebrada internacionalmente, ahora se complace en imitar temáticas, actitudes y valores que cumplen labores de transculturación y pérdida de identidad nacional. En el arte escénico y en la vida cotidiana sudamos calenturas ajenas.

Actualmente, comunidades pensantes nacionales se aprestan a protestar enérgicamente contra lo que se ha considerado una imposición de Televisa y los poderes fácticos. La voz popular dice y repite que no se permitirá la imposición de EPN en la presidencia de la república. El horno nacional no está para bollos copetones.

Valdría la pena recordar a todos que a soberanía de la nación reside en el pueblo y éste tiene en todo momento la facultad de cambiar su forma de gobierno. Por lo pronto, pensemos en el país y sus altos intereses, en la ínfima estatura de sus gobernantes y en la terrible prostitución de sus funcionarios. El sentido común sugiere la necesidad de cambios en un sentido progresista y, lamentablemente, los gobiernos neoliberales del PRIAN no son esa alternativa. A estas alturas, me parece que tiene sentido sugerir que el día 15 de septiembre el mejor escenario es dejar solo a Calderón y gobernadores neoliberales, y celebrar a la Patria en otro lugar que tenga sentido histórico-político en la defensa de la soberanía, la identidad nacional y las libertades que la Constitución consagra. Usted proponga.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Problema psiquiátrico

Puede suponerse que siendo lideresa priista, la dama asuma poses de diva, pero lo que resulta raro es que se ponga en plan de psiquiatra para declarar enfermo mental al candidato del Movimiento Progresista Andrés Manuel López Obrador. Pero, en efecto, la señora que responde al inopinado nombre de Diva Hadalmira, de apellidos Gastélum Bajo, futura senadora sinaloense, propone hacer un examen “siquiátrico” al candidato de la izquierda, ya que, según ella, su actitud refleja un problema que “enfrento en su infancia” (Expreso, 7/08/20129). Las pistas clínicas con que cuenta se refieren a la defensa del voto ciudadano y la protesta por lo que millones han catalogado como un fraude monumental.


Según la dama priista, las denuncias de irregularidades y excesos en las pasadas elecciones se resuelven con un tratamiento especializado, con lo que evade un problema esencial: el cúmulo de evidencias de que hubo compra e inducción de votos, triangulación y lavado de dinero, recursos económicos por encima de los topes legales y otros asuntos que por ninguna parte sugieren legalidad y transparencia. Desde su punto de vista, la protesta contra el fraude es una clara señal de locura no se resuelve por los canales políticos y legales, sino en la consulta del profesional especializado en desórdenes conductuales.

El declarar loco, enajenado, problemático, entre otras lindezas, al adversario político, supone una idea muy particular de la democracia y las prácticas políticas. Aquí no se discute la validez de los argumentos, la calidad de las pruebas, la justeza de las exigencias de transparencia y legalidad, de probidad e imparcialidad de los juzgadores; simplemente se descalifica al oponente al declararlo incapacitado para reclamar derechos y libertades.

Si el ciudadano López Obrador no se pliega a los deseos de los inversionistas electorales alineados con el PRI, entonces, ¿debe inferirse que tiene problemas conductuales?, ¿se debe explorar el origen de su inconformidad en la infancia? En nuestra democracia, ¿significa locura el ser opositor a procesos y decisiones que se consideran viciados? ¿Cuál es la calidad de una futura legisladora que descalifica a un luchador democrático que, además, representa la opción de millones de ciudadanos, libres y en pleno uso de sus facultades mentales?

¿Está enfermo mentalmente el que protesta pacíficamente, el que señala errores de procedimiento y prácticas ilegales? ¿Le vendría mejor a la señora legisladora tratar con falsos opositores y ventureros electorales y simular un triunfo inapelable donde hay elementos que insinúan lo contrario? ¿Sería esto de “normalidad” o de “salud mental”? En este orden de ideas, la legisladora priista, ¿considera gente con problemas conductuales a los millones de ciudadanos que se están manifestando en calles, plazas e instalaciones a lo largo y ancho del país? Los incontables ciudadanos que dicen “¡no a la imposición!”, ¿son candidatos a tratamiento psiquiátrico?

¿Es cuerda la actitud de los funcionarios electorales que no investigan las denuncias de fraude electoral? ¿Es mentalmente saludable quien niega o desestima las evidencias y testimonios de una elección amañada, sucia y opaca?

¿Qué sentirá doña Diva al hacer tales aseveraciones acerca de la salud mental del candidato de la izquierda? ¿Sentirá que cumple con un deber patriótico inexcusable que suena a calumnia, difamación, o exabrupto malicioso y bajuno, pero que, quizás, en el submundo del priismo neoliberal sea una especie de defensa de una causa cívicamente perdida? Si usted votó o no por AMLO, ¿no le parece que la lucha político-electoral debiera tener parámetros más dignos y transparentes? La indignación ciudadana de los jóvenes y los viejos, que desde el 1 de julio sigue y crece, ¿reflejará problemas de su infancia? ¿Será propuesta de los priistas crear una Secretaría de la Inconformidad Nacional? La legisladora de marras, será su titular?

Sin ser especialista, me parece más razonable pensar que quien niega el malestar que se expresa en todo el país en forma de un movimiento nacional de jóvenes y no tan jóvenes que sale a las calles, llena plazas y hace tomas simbólicas de instalaciones como expresión viva de su inconformidad, tiene problemas de percepción de la realidad, y francamente es un peligro para México que llegue esta clase de gente al Congreso de la Unión.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Calumnia, que algo queda.

Salta a la vista que somos una sociedad aburrida hasta el colapso intelectual. La falta de alicientes que ofrece la política parecen salidos de una mente perversa que nos mata de hastío y que, de vez en cuando, nos da un ligero descanso: Soriana acusa a Andrés Manuel López Obrador y equipo cercano, de ser los causantes de que sus tiendas sean noticia en México, ahora Fraudelandia.


Parece que una segunda tienda Soriana marcó el momento estelar declaratorio de la empresa cómplice del fraude electoral, quien señala con dedo flamígero que es la izquierda quien causa esos feos y estruendosos actos terroristas en sus instalaciones, que de pacíficas protestas pasaron recientemente a la categoría de atentados con explosivos.

En el México real que se opone al escenográfico, la comunidad agraviada que sale a las calles a protestar pacíficamente y que ha recomendado a sus participantes la no violencia y la resistencia a provocaciones, las acciones de protesta por el fraude cometido en favor de Peña Nieto de ningún modo han constituido una amenaza para los ciudadanos y sus propiedades, dado el alto nivel cívico que las ha caracterizado.

Las acusaciones a AMLO, Monreal y Zambrano son claramente facciosas y oportunistas, cuando no expresiones desesperadas de la inmoralidad empresarial al servicio de una candidatura preñada de ilegitimidad. Las pruebas de compra e inducción de votos alcanzan proporciones que sólo la venalidad oficial y oficiosa puede ignorar, pero no el ciudadano que padece un clima sofocante donde las libertades y los derechos son escatimados o conculcados de manera cotidiana.

La ridícula charada que protagoniza Soriana termina de persuadir al ciudadano más escéptico de su obtusa participación en el fraude monumental del 2012. No se puede menos que ver con suspicacia la aventurada afirmación de que la autoría intelectual de los bombazos es de AMLO y los personajes más visibles del Movimiento Progresista. Aunque la calumniosa afirmación mueva a risa, no deja de ser preocupante observar los niveles de abyección logrados por la clase política ligada al sistema y la oscura complicidad de ciertos empresarios cuya militancia se solapa o encubre con la libertad de comercio. Monex, Soriana, entre otros, son ejemplo de dicha acción facciosa que evidencia amafiamientos de insólita perversidad social.

Ahora, Soriana no sólo es cómplice de la compra de votos, sino que pretende servir de ariete legal para derrumbar las bases sociales del progresismo electoral. Tan absurda maniobra da pie a pensar en la desesperación del priismo salino-peñanietista que recurre a la difamación y la calumnia con el fin de proteger un triunfo no sólo objetable sino francamente increíble. La investigación de los hechos delictivos reportados, debe seguir su curso y arrojar sus resultados de manera profesional y objetiva.

Lanzar acusaciones sin fundamento huele a maniobra política de baja estofa, como las que conocemos, tanto del PRI y del PAN en el nivel nacional y el local. Se usa nuevamente la prensa tradicional y electrónica para esparcir rumores, infundios y verdaderas calumnias, repitiendo el esquema de las televisoras al servicio de intereses mercenarios que el pueblo ya no está dispuesto a tolerar. Por eso la toma pacífica de Televisa. Por eso el boicot contra Soriana.

Cabe esperar que las autoridades reparen en el hecho de que el movimiento opositor al fraude electoral es más que AMLO y equipo, puesto que ya es asunto de interés ciudadano que se agrupa y actúa sin directrices de partido. Es la comunidad estudiantil, académica, popular, la que se manifiesta pacíficamente en las calles, en los centros comerciales, en las instalaciones de la televisión mercenaria; en cambio, el terror y la coacción han venido de parte del gobierno, las instituciones y la prensa del sistema. La violencia ha tenido como origen las instituciones que supuestamente están para evitarla y contenerla.

La acusación de Soriana contra AMLO, en este contexto, pudiera suponerse que es parte de la campaña de desprestigio y ataque neoliberal contra la única fuerza organizada verdaderamente opositora al sistema de abusos y represión que padece la sociedad mexicana. López Obrador representa una opción válida para realizar un proyecto de nación incluyente y con justicia para todos, por eso se le calumnia.

Por fortuna, el ciudadano común ya no confía tanto en la prensa corrupta y en los infundios que emite. Se ha despertado una conciencia crítica que permite pensar optimistamente en el futuro político nacional. Ciertamente, después del 1º de julio, ya nada puede ser igual.

El drenaje hermosillense

Hermosillo, capital de Sonora, padece una administración municipal despreocupada por las inundaciones y otros efectos de la lluvia, porque su pragmática visión de la ciudad sugiere que la precipitación pluvial es rara y escasa. En cambio, se preocupan por mejorar los monumentos, por ejemplo, el “monumento al tubo” Padresista fue mejorado sustancialmente mediante su desaparición del escenario de la Plaza de los Cien Años.


Las plazas, parques y jardines, han atrapado la atención de las autoridades y, mediante la novedosa fórmula de quitar árboles y poner cemento y grava, embellecen nuestro entorno y hacen deseable la permanencia en casa, fuera de los rigores del termómetro que asciende gracias a la desertificación de los espacios y el encementado de las superficies, con lo que se logra “ahorro en agua” y vida hogareña. Afuera, los golpes de calor persuaden a la gente de que la ciudad está pensada para la circulación vehicular y los factores demográficos no encajan en la visión del Hermosillo automotriz del panismo hecho gobierno.

Las recientes lluvias han permitido sacarnos del error de considerar que toda inversión en drenaje es un desperdicio, ya que los accidentes automovilísticos y los destrozos en casas y vialidades son prueba palpable de que aquí también son necesarias las obras de infraestructura que equipen a la ciudad contra la eventualidad de una precipitación pluvial de más allá de un milímetro. Con cacareo gallináceo se ha anunciado el “ya merito” de nuevas alcantarillas que paliarían el efecto nocivo del meteoro en algún sector, pero por ninguna parte se ve el plan, programa o proyecto que insinúe poner a la ciudad a la altura de las circunstancias.

En una ciudad con escasa precipitación, la tala de árboles y eliminación de vegetación en espacios públicos constituyen muestras evidentes de que la administración no está situada en los verdaderos escenarios del drama citadino, sino que está alejada de las características que nos distinguen. Una prueba de lo anterior es la compulsión al “embellecimiento” urbano mediante fuentes donde no pueden beber las aves ni remojarse los humanos, por ser impropias para el uso de cualquier ser viviente. Se ven bien en la foto, pero la salud corre peligro en su proximidad. La infancia en Hermosillo se priva del chapuzón por la contaminación del líquido, atestiguando que la fotogenia se antepone a la funcionalidad.

El síndrome del talador no ha sido novedad en las administraciones locales y aún resuenan en el aire las voces de los defensores del parque de Villa de Seris, que fue eliminado y sustituido por un mamotreto “modernista” que ha logrado graduarse con honores en la categoría de elefante blanco, es decir, construcción costosa e inútil que sirve para justificar gastos y decisiones arbitrarias pero que no sirve para otra cosa. Quizá usted recuerde cuando en los camellones de los bulevares, el Ayuntamiento dio en poner cactus, rellenando de grava los espacios vacíos.

Lo cierto es que el gobierno está contribuyendo como loco a elevar la temperatura ambiente mediante obras públicas solamente escenográficas, sin sustancia, sin verdadera utilidad social, con ánimo dispendioso y fotográfico, irrespetando la salud ciudadana y pasando por alto la protección al ambiente. Tan es así, que lejos de proteger a los árboles éstos han sido retirados de las vialidades y los parques y se han trasplantado para morir en otro lugar; se ha talado so pretexto de enfermedades que solamente están en la mente de quienes adoptan un urbanismo lunar; se han abatido los mantos acuíferos gracias a que las autoridades han desertificado sectores donde el árbol es esencial para la recarga del acuífero. Tenemos sed y quebramos los recipientes de agua.

El sistema de agua potable y drenaje en Hermosillo debe ser pensado para permitir la recarga y reutilización del agua, no para que a las primeras se vaya al caño, pero para ello se necesita un gobierno del cual carecemos: uno con sentido social y con compromiso con su ciudad y municipio. Quizá dentro de tres años tengamos la oportunidad de elegir libremente a uno con estas características.