Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

sábado, 28 de agosto de 2021

La moneda en el aire

 

“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos” (Nicolás Maquiavelo).

 

Se filtra la lista (otra más) de quienes figurarán el gabinete ampliado del gobernador electo de Sonora. Los comentarios que me hacen llegar son variados: “premio de consolación”, “amiguismo”, “influyentismo familiar”, “noticia que sirve para despertar reacciones”, “ilustres desconocidos”, “agencia de colocaciones”, “conozco a dos o tres”, “tal persona es respetable, pero no sé los demás”, “todos son iguales”, “a ver qué sale”.

En lo particular, veo en la última lista a varias personas que me parecen estimables, que han hecho lo suyo en diversos campos de la actividad profesional, en contraste con otros donde es evidente la mano divina que con el dedo embarrado en miel unge al elegido por razones de afinidad personal, recomendación de alguien cercano y, por qué no, ante la ausencia de alternativas viables.

Seguramente las personas que aparecen son cercanas al personaje principal, o debidamente recomendadas por alguien que lo es; sin embargo, estar en el equipo de transición no necesariamente es una decisión que tiene el aval de las trayectorias y la idoneidad probada para ocupar tal o cual puesto de manera formal una vez que se inicie el gobierno. Son decisiones que se toman y que los costos deben cargarse en la cuenta de quien las asume como propias.

En este caso, puede haber aciertos y errores, pero cuando las fallas empiezan a ser evidentes el desgaste del aparato de gobierno inicia su cuenta regresiva o se corrige el error o se cubre con el manto de las complicidades, la mala prensa, el chayote y la red de pequeñas o grandes corruptelas que han caracterizado a los gobierno del PRIAN.

Se dice que las calabazas se acomodan en el camino, pero puede haber algunas deformes que hacen difícil su ubicación en la carreta. ¿Habrá el valor y la capacidad de corregir, de poner orden, de vigilar el buen desempeño de las funciones de todos con apego a derecho?

¿En caso dado, podrá más la influencia familiar, de grupo, de cuates, de partido, que la evidencia de un mal desempeño, de prácticas deshonestas, de opacidad, de falta de probidad en el ejercicio público?

Sea como sea, la gente va a notar muy pronto cuando el discurso transformador, de alcance social, de honestidad y transparencia, en boca de tal o cual persona no pasa de ser un conjunto de frases congeladas en la narrativa del gobierno del cambio, pero sin ser sentidas, sin que obliguen, sin que sean realmente normas de conducta ética llevadas a la práctica con honesta responsabilidad y convicción.

Algo similar se puede decir de los nuevos diputados. Algunos nombramientos parecen explicarse sólo en el terreno de las afinidades y afectos personales, o en el pago de facturas políticas, aunque existe la posibilidad de que veamos algún arrebato de inteligencia que redunde en no legislar a lo tontejo, de que se abstengan de llevar al plano legislativo iniciativas sin seso ni utilidad pública, sin relación con los propósitos de justicia y democracia que el pueblo espera ver cumplidos.

Estamos a poco tiempo de la toma de posesión e inicio del nuevo gobierno, y francamente se espera que, a pesar de los pesares, la mano del PRIAN no sea quien en realidad dirija la orquesta porque, como nos consta, caras vemos, convicciones e intereses no sabemos.

Por mi parte, espero que haya autenticidad y congruencia entre los dichos y los hechos, y que Sonora tenga realmente un gobierno de la 4T donde la honestidad se haga costumbre, y no otro más donde el atole se administre con el dedo a cuenta del erario y que los tacos de lengua figuren en primerísimo lugar en la dieta ciudadana.


 

lunes, 23 de agosto de 2021

Sonora, a dónde vamos

 

“Ningún problema económico tiene una solución puramente económica” (John Stuart Mill).

 

Alfonso Durazo ha dicho que Sonora está quebrado, que no hay ni para pagar la siguiente quincena, con lo que se abre un signo de interrogación de tamaño apocalíptico. Ha dicho también que el problema financiero se resolverá aplicando medidas de austeridad y control del gasto; también ha prometido meter las manos a fondo en el problema del Isssteson, reconociendo que ha sido objeto de saqueo, malos manejos, dispendio y, por el tono de los comentarios, se puede ver una verdadera pesadilla administrativa por el tamaño y costo de los errores.

En diversas ocasiones los ciudadanos han expresado en redes sociales su inconformidad por un gobierno mediático, asiduo cultivador de las apariencias que maquillan corruptelas y el ya tradicional saqueo al erario. Los comentarios van y vienen, pero la ciudadanía requiere de menos opacidad y más transparencia en el manejo del gasto público, más control en el monto de los ingresos y el destino de estos.

Para nadie es un secreto que la seguridad social de Sonora pende de un hilo, y lo irritante del asunto es que no por falta de aportaciones por parte de los organismos afiliados ni por falta de cuotas de los trabajadores derechohabientes, sino porque el gobierno durante un buen tiempo dejó de reportar los fondos que correspondían al Isssteson, que también fue víctima de subrogaciones a diestra y siniestra y que, siendo un organismo descentralizado al servicio de sus derechohabientes, se le redujo la capacidad de cumplir con su encargo, en un intento solapado de privatización cuyas consecuencias vemos ahora.

No hay duda que la situación financiera de Sonora es preocupante, como también lo es que el gobierno se haya desentendido de su función pública y social, en aras de impulsar un modelo probadamente excluyente y corruptor.

Lo que cabe esperar es que en los hechos se demuestre la aplicación y viabilidad de los supuestos económicos y financieros de la Cuarta Transformación (4T), es decir, austeridad, transparencia y estricto control del gasto con un claro sentido social.

Llama la atención que hasta la fecha no haya cambios en el discurso económico, y se siga manteniendo la idea de una utópica “megarregión” en la que participa Sonora y Arizona, como si no pertenecieran a dos países distintos regido por leyes e intereses distintos y, diríamos, a veces opuestos, además de que se ha comprobado históricamente la imposibilidad de que naden juntos tiburones con sardinas.

El seguir actuando bajo los supuestos neoliberales y trasnacionales sin reparar en el hecho de que la política nacional es y debe ser nacionalista, suena mal y huele peor.

Pero, volviendo al asunto del Isssteson, resultaría verdaderamente trágico que el nuevo gobierno de la 4T siguiera los lineamientos del modelo neoliberal, se basara en el trivial criterio actuarial y diera en crear una “afore estatal” como solución al problema heredado de quienes ocasionaron el desastre.

Las cuentas individuales son precisamente la cara privatizadora de la seguridad social nacional, la licencia para robar que los empresarios bancarios trasnacionales necesitaban para fondear sus negocios, a costa de los trabajadores y sus familias.

Aquí lo que se requiere es justamente lo contrario. Se debe rescatar el carácter público de la seguridad social, su función económica de redistribución del ingreso, bajo los principios de la solidaridad intergeneracional como un elemento integrador antes que excluyente.

Una política de fomento y revaloración del empleo trae consigo la revaloración del ingreso y el ahorro, de manera que una generación apoye a la anterior en un círculo virtuoso que apuntale el futuro de todos.

En este contexto, buscar una afore donde debe haber solidaridad distributiva es un error y una grave contradicción con el discurso y los propósitos políticos y sociales planteados por el presidente López Obrador.

Se debe fortalecer el empleo y el ingreso como bases de la corresponsabilidad generacional, como cimiento de la seguridad social que une y dignifica. Sin ello no habrá 4T en Sonora.



sábado, 14 de agosto de 2021

Y sigue la mata dando

 

“La salud humana es un reflejo de la salud de la tierra” (Heráclito de Efeso).

 

Seguramente usted está hasta el gorro de las noticias, comentarios, interpretaciones y estadísticas sobre la pandemia, aunque permanece atado al monitor de su “compu” rastreando novedades que sufren de la fea enfermedad de la redundancia.

Los días han corrido hasta completar un año y medio desde el fatal y sorprendente anuncio de que el mundo estaba a punto de volverse mierda de murciélago, por el supuesto origen de la enfermedad que saltó con aparente facilidad del bicho volador, convertido en manjar tradicional, a la humanidad.

Cuando trasciende el supuesto de que un platillo popular chino se coinvierte en azote de la humanidad, entran las primeras grandes interrogantes que, quizá, pocos de los lectores cotidianos se formuló: ¿Puede un animal transmitir una enfermedad al ser humano, tan de repente? En todo caso, ¿qué provocó que se traspasara la barrera entre las especies? ¿Un virus puede saltar con esa ligereza de un animal a otro ser vivo y penetra como Pedro en su casa al sistema inmunológico humano?

Aunque con ciertas fisuras, la explicación de que el salto entre especies es, en este caso, natural sirve de asidero teórico para muchos de los que practican la profesión médica y que no ven problema en ponerlo frente a sus aterrorizadas clientelas.

Pero, más allá de lo convencional y lo médicamente considerado como “políticamente correcto”, es difícil que, por ejemplo, un profesional de la biología se trague la versión que los “expertos” repiten mecánicamente y sin algún fundamento científico que le dé validez (http://www.hijosdelailustracion.com/2021/03/el-informe-prohibido-de-biologos-por-la-verdad/).

Desde luego que los gobiernos han dado respuesta inmediata, de la mano de la industria farmacéutica avocada a la fabricación de vacunas, aprovechando experiencias previas, pero jugando con el ARN mensajero del bicho e incluyendo la proteína Spike, o espiga, en las nuevas vacunas altamente demandadas en todo el mundo, aún sin estudios detallados que prueben la inocuidad de dicha proteína, a pesar de las voces científicas disidentes (https://cienciaysaludnatural.com/prueba-para-comprobar-que-las-inyecciones-k0-b1d-son-nocivas/).

Aquí cabe recordar que las vacunas que actualmente se aplican masivamente aún están en fase experimental y que fueron autorizadas para uso de emergencia, sin saber a ciencia cierta sus alcances y, sobre todo, sus consecuencias en el mediano y largo plazo en la salud de los vacunados; y que, mientras son peras o son manzanas, está sonando con triunfal entusiasmo la caja registradora de las empresas del ramo.

Desde luego que la medida se tomó dada la magnitud del problema, pues una pandemia no es poca cosa en cuanto a los daños físicos, económicos y sociales que puede ocasionar a la humanidad. Es entendible la necesidad de una pronta respuesta.

El problema aparece cuando una medida de emergencia se toma como obligatoria para los ciudadanos y se establecen medidas de presión que violan los derechos laborales y sociales de quienes deciden abstenerse de participar en el experimento, porque técnicamente es eso: un experimento donde la población debe, en todo caso, participar de manera informada y voluntaria.

Pero ya entrados en gastos, resulta verdaderamente impresionante la afirmación de que los “no vacunados” son los que están desparramando las nuevas variantes del virus, ignorando olímpicamente el hecho científico de la presión selectiva; es decir, la capacidad de adaptación de los virus cuando se enfrentan a un medio adverso.

Recordemos que la vacuna no evita la infección ni la propagación del virus sino que hace más ligeros sus efectos, es decir, crea condiciones desfavorables para el virus que, estando programado para sobrevivir, cambia y se adapta al nuevo medio. Por lo anterior, es totalmente cuestionable la idea de que ocurra una variación del virus en las personas sin vacunar (https://cienciaysaludnatural.com/las-inyecciones-k0-b1t-causan-que-una-variante-resistente-a-estas-obtengan-ventaja-por-presion-selectiva/).

Actualmente, algunos gobiernos cree que están respondiendo a la emergencia sanitaria al obligar a la población por medios que violan los derechos ciudadanos; por un lado tenemos que la vacunación es voluntaria pero por otra se advierte que quienes no se la apliquen no podrán acceder a ciertos servicios, con lo que se les excluye gracias a la coacción de los empresarios y a la torpeza del gobierno.

Al parecer en el encuentro entre la salud y la economía gana la segunda, porque ahora tenemos que los empresarios organizados en diversas cámaras le marcan la pauta al gobierno, le dicen qué horario, aforo y condiciones que deben tener para trabajar de manera “coordinada” en el combate a la enfermedad, en una atribución que corresponde a la Secretaría de Salud. ¿Certificado de vacunación en la ciudad? ¡Por favor!

El caso es que, si consideramos las recomendaciones dadas por las autoridades federales y locales al inicio y durante el primer año de la epidemia, las medidas adoptadas y por adoptar en el estado y la ciudad se alejan del criterio clínico y pasan a ser una concesión vulgar en beneficio de los intereses del comercio.

Hasta ahora, la respuesta local ha sido restringir o prohibir, pero la epidemia sigue cosechando puntos en la estadística. A nadie se le ha ocurrido revisar las acciones y la estrategia, y las críticas que ha habido han sido parte de la embestida de la oposición al gobierno federal, sin ninguna relación con la búsqueda científica de soluciones al problema. ¿En serio se creerán que están apoyando a la salud pública? ¿Creerán que la gente se chupa el dedo? Bueno, puede que sí.



domingo, 8 de agosto de 2021

Con la salud no se juega

 “La máxima tragedia no es la opresión y crueldad de las malas personas, sino el silencio de la buena gente” (Martin Luther King).

 

Estalla de nuevo la bomba cargada de negligencia, abandono y valemadrismo instalada en el gobierno del estado y el Isssteson, y su estruendo inunda las calles y sofoca el optimismo y la vanagloria oficial: la seguridad social en Sonora es un trapo sucio, una caca de perro secándose al sol observada por algún funcionario que expresa su preocupación bajo la fronda de su cargo refrigerado.

Frente a las oficinas centrales de Isssteson y en las calles aledañas grupos de ciudadanos indignados reclaman el incumplimiento del gobierno, exhiben sus vales de medicamentos sin surtir, el retraso en el pago de sus pensiones, la orfandad política y social que los acogota cada mes, cada día, cada momento crítico en sus vidas.

Las organizaciones sindicales reunidas en el Consejo Sindical Permanente (o cosa parecida) proclaman su preocupación y su ocupación en ruedas de prensa, en negociaciones y reclamos hacia las autoridades, pero en la calle los derechohabientes, en su mayoría sindicalistas, reclaman su desprotección, sus complicidades, su demagogia y se erigen como un movimiento independiente de los “charros”.

Es claro que en este espacio no vamos a juzgar a nadie, no vamos a divinizar a nadie pero no vamos a dejar de considerar que muchas organizaciones en buena medida actúan según las prácticas de un modelo basado en las componendas, los acuerdos opacos y la manipulación de sus bases.

Así, tenemos organizaciones de trabajadores cuya dirección parece estar más comprometida con permanecer en el control que en cumplir con estatutos, normas de conducta ética o con las promesas y compromisos que formaron parte de su plataforma de principios.

Salvo error u omisión, es posible que muchas de las estructuras burocráticas sindicales no entiendan que el modelo vertical-descendente de toma de decisiones (que aparenta justamente lo contrario) esté agotado, sea incapaz de una respuesta del tamaño y la intensidad que exigen las actuales circunstancias.

Es probable que las bases, los agremiados o adherentes, y sus dependientes, estén cansados de las promesas, de los discursos tronantes, de las marchas y plantones que terminan en una mesa de diálogo donde una comisión pone la mejor cara ante sus posibles benefactores, toma acuerdos y acepta plazos. Todo dentro de lo políticamente correcto, “con madurez y cortesía”.

Es algo así como tener cáncer y tomar aspirinas o un té de manzanilla con la esperanza de que se resuelva el problema.

Mientras tanto, el desabasto de medicamentos de urgente necesidad, la atención médica general y especializada, los materiales de curación y la certidumbre de recibir el pago de la pensión en tiempo y forma brillan por su ausencia.

La gente espera que la gobernadora Pavlovich cumpla, siquiera antes de irse, con el compromiso del gobierno de proporcionar seguridad social a sus trabajadores y organismos afiliados que pagan puntualmente sus cuotas, que dan las aportaciones que exige la ley, que esperan y desesperan por el cumplimiento de lo que es la razón y el deber del Instituto, y que depende de que el gobierno le entregue los fondos que los trabajadores aportan para su funcionamiento.

La pregunta obligada es: ¿qué pasa con las cantidades que recibe la Secretaría de Finanzas del gobierno por concepto de cuotas y aportaciones de los trabajadores y organismos? ¿Por qué no lo entrega al Isssteson en forma oportuna y transparente?

Lo que queda claro es que la actual ley es eminentemente recaudatoria y que los convenios firmados con Isssteson resultan una especie de yugo en el cuello de las organizaciones y sus trabajadores, sin recibir nada o muy poco a cambio.

También es evidente que una ley no tiene efectos retroactivos y que las mejoras al Instituto deben ser en materia de organización administrativa, mecanismos eficientes de control del gasto, políticas efectivas de austeridad y, sobre todo, reforzar el carácter solidario y distributivo de la seguridad social en Sonora, además del urgente apoyo financiero que garantice su funcionamiento.

Tampoco es ajeno pensar que la delincuencia de cuello blanco que ha depredado al Isssteson tiene cuentas por pagar y que debe aplicarse todo el peso de la ley a los responsables del desfondo.

Aquí resulta indispensable rescatar la consigna de “pena de prisión a las ratas del Isssteson”, siempre vigente frente a la impunidad de sus depredadores. Que se haga justicia.