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lunes, 23 de agosto de 2021

Sonora, a dónde vamos

 

“Ningún problema económico tiene una solución puramente económica” (John Stuart Mill).

 

Alfonso Durazo ha dicho que Sonora está quebrado, que no hay ni para pagar la siguiente quincena, con lo que se abre un signo de interrogación de tamaño apocalíptico. Ha dicho también que el problema financiero se resolverá aplicando medidas de austeridad y control del gasto; también ha prometido meter las manos a fondo en el problema del Isssteson, reconociendo que ha sido objeto de saqueo, malos manejos, dispendio y, por el tono de los comentarios, se puede ver una verdadera pesadilla administrativa por el tamaño y costo de los errores.

En diversas ocasiones los ciudadanos han expresado en redes sociales su inconformidad por un gobierno mediático, asiduo cultivador de las apariencias que maquillan corruptelas y el ya tradicional saqueo al erario. Los comentarios van y vienen, pero la ciudadanía requiere de menos opacidad y más transparencia en el manejo del gasto público, más control en el monto de los ingresos y el destino de estos.

Para nadie es un secreto que la seguridad social de Sonora pende de un hilo, y lo irritante del asunto es que no por falta de aportaciones por parte de los organismos afiliados ni por falta de cuotas de los trabajadores derechohabientes, sino porque el gobierno durante un buen tiempo dejó de reportar los fondos que correspondían al Isssteson, que también fue víctima de subrogaciones a diestra y siniestra y que, siendo un organismo descentralizado al servicio de sus derechohabientes, se le redujo la capacidad de cumplir con su encargo, en un intento solapado de privatización cuyas consecuencias vemos ahora.

No hay duda que la situación financiera de Sonora es preocupante, como también lo es que el gobierno se haya desentendido de su función pública y social, en aras de impulsar un modelo probadamente excluyente y corruptor.

Lo que cabe esperar es que en los hechos se demuestre la aplicación y viabilidad de los supuestos económicos y financieros de la Cuarta Transformación (4T), es decir, austeridad, transparencia y estricto control del gasto con un claro sentido social.

Llama la atención que hasta la fecha no haya cambios en el discurso económico, y se siga manteniendo la idea de una utópica “megarregión” en la que participa Sonora y Arizona, como si no pertenecieran a dos países distintos regido por leyes e intereses distintos y, diríamos, a veces opuestos, además de que se ha comprobado históricamente la imposibilidad de que naden juntos tiburones con sardinas.

El seguir actuando bajo los supuestos neoliberales y trasnacionales sin reparar en el hecho de que la política nacional es y debe ser nacionalista, suena mal y huele peor.

Pero, volviendo al asunto del Isssteson, resultaría verdaderamente trágico que el nuevo gobierno de la 4T siguiera los lineamientos del modelo neoliberal, se basara en el trivial criterio actuarial y diera en crear una “afore estatal” como solución al problema heredado de quienes ocasionaron el desastre.

Las cuentas individuales son precisamente la cara privatizadora de la seguridad social nacional, la licencia para robar que los empresarios bancarios trasnacionales necesitaban para fondear sus negocios, a costa de los trabajadores y sus familias.

Aquí lo que se requiere es justamente lo contrario. Se debe rescatar el carácter público de la seguridad social, su función económica de redistribución del ingreso, bajo los principios de la solidaridad intergeneracional como un elemento integrador antes que excluyente.

Una política de fomento y revaloración del empleo trae consigo la revaloración del ingreso y el ahorro, de manera que una generación apoye a la anterior en un círculo virtuoso que apuntale el futuro de todos.

En este contexto, buscar una afore donde debe haber solidaridad distributiva es un error y una grave contradicción con el discurso y los propósitos políticos y sociales planteados por el presidente López Obrador.

Se debe fortalecer el empleo y el ingreso como bases de la corresponsabilidad generacional, como cimiento de la seguridad social que une y dignifica. Sin ello no habrá 4T en Sonora.



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