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viernes, 16 de mayo de 2008


LOS FEDERALES
José Darío Arredondo López

¿A usted le parece tranquilizante que vengan soldados o agentes federales a patrullar las calles de su ciudad? ¿Cree posible que los narcos se vayan al ver que sobrevuelan helicópteros y que hay carros verde olivo por las vías terrestres más visibles?

¿Supone usted que la operación en marcha tenga efectos más allá de dar tema de conversación a los parroquianos de cualquier café o cantina? ¿Realmente se propondrá el gobierno poner un alto a los delincuentes de la salud?

Como recordará, en Sonora fueron “comprados” la totalidad de los ejemplares de la revista Proceso, correspondientes a los números del 27 de abril y del 11 de mayo. ¿Por qué el interés del gobierno en retirar de la circulación estatal estos ejemplares? ¿Ofendían al señor gobernador las afirmaciones allí vertidas? ¿Eran difamatorias o calumniosas? ¿Ameritaban algo más que una demanda supuestamente promovida por el ejecutivo estatal contra la revista?

La gira turística de los agentes federales, ¿tendrá otro objetivo adicional al de lucir el uniforme en tierras sonorenses? ¿Se trata de impresionar a los hermosillenses? ¿Causará temor entre los narcotraficantes el despliegue federal?

Si lo vemos por el lado amable, el secuestro de la revista alentó su lectura y fue verdaderamente interesante apreciar que subió su circulación por medios electrónicos, menudearon los envíos de versiones en “pdf” y se establecieron redes de lectores que reafirman la voluntad del pueblo de defender un derecho esencial como lo es la libertad de expresión.

La reacción gubernamental contra la libertad de expresión apenas se puede explicar, con trabajos puede ser considerada racional, cosa parecida al caso vergonzoso de la privatización de los terrenos del parque de Villa de Seris y la destrucción de los árboles que ahí habitaban. Sin duda cosas de bárbaros, de gente menor en todo caso.

Así como el ultraje a la ecología hermosillense se perpetró con cínica cobardía, apenas disfrazada de prepotencia cerril, la ignorancia vestida de arrogancia termina por decidir qué es lo que deben leer los ciudadanos y, lo más grave, qué no deben leer.

Pero como estamos en una situación de carencia de distracciones, de aburrimiento social, de inopia en eso del cotorreo y los alicientes banales de la existencia, pues quizá por eso el gobierno federal, de consuno con el local, decidió alegrarnos la vista con la esperanzadora puesta en escena de un pequeño desfile militar.

Pero, ¿cree usted que tenga algún sentido desplegar fuerzas federales por las calles como si los narcos no planearan cuidadosamente dónde y cuándo van a hacer de las suyas? ¿Qué pensarán las autoridades, que los narcos o demás delincuentes van a escenificar algún corte de cabeza a la mera pasada del convoy militar? ¿Se vale suponer que los delincuentes van a esperar a que los agentes pasen para chiflarles y decirles “mira lo que voy a hacer”?

“La verdad, no te dejes engañar”, dijo un clásico de la promoción comercial. Los actos de cinismo sólo se dan entre autoridades y de éstas hacia el pueblo, a juzgar por el ejemplo del parque de Villa de Seris, que no sólo la destrucción ha estado a la vista sino que además ha contado con la defensa del propio régimen a través de jilgueros radiofónicos y las firmas y membretes que aparecen a la primera provocación en los desplegados a modo del gobierno municipal y estatal.

Al parecer estamos en una entidad donde se retiran olímpicamente de la venta los ejemplares de las revistas, se cometen ecocidios, se ofende a la ciudadanía con mentadas de madre y con epítetos pedestres, se genera inseguridad a cada rato y además, nos quieren dar gato por liebre en eso de la seguridad pública.

No sé realmente de qué se trata, pero modesta aunque categóricamente digo “no” a la manipulación, a la opacidad gubernamental, a la falta de respeto y al enrarecimiento del ambiente en la ciudad capital de Sonora y la entidad toda.

Los ciudadanos tenemos derecho a la libertad de expresión, a leer lo que se nos ponga en gana, a respirar aire limpio, a que haya agua y que se puedan recargar los mantos acuíferos, a que el paisaje de la ciudad se reconozca como asunto de todos, que los bienes inmuebles públicos sean efectivamente públicos, que se respeten los derechos y garantías de todos, y que entre todos rescatemos la dignidad de ser ciudadanos de pleno derecho.

Correo electrónico: dalmx@yahoo.com

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