Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

viernes, 6 de julio de 2012

El arte de perder

Aúlla la prensa modosita en un coro de mascotas del poder que suena histérico, traumático y, a la vez, cómico. La patria se salvaría si no hubiera una plaga de respondones encabezados por López Obrador, el candidato que llenó el Zócalo y calles adyacentes, ese que recorrió el país sin abucheos ni guardias presidenciales, el tipo que se pudo parar en medio de cualquier plaza pública y verse rodeado de ciudadanos de carne y hueso sin tortas de por medio, sin comilonas populares, sin tarjetas de prepago; con tan sólo un mensaje de esperanza y reconciliación nacional vertebrado por la honestidad. “¡Mal perdedor!”, vocifera Milenio, atacado de furor fálico a los pies del PRI de Peña Nieto, del IFE y de la acomodaticia idea de democracia que sustenta el PAN-gobierno.


Peña Nieto niega lo que se ha mostrado por plazas y ciudades: “la compra de votos es una maniobra orquestada por los perdedores”. Supone el telenovelero candidato que las ruedas de molino electorales pasan por la garganta profunda del pueblo miserable, maiceable, corrompido por la carestía de la vida, famélico gracias al modelo económico que Televisa defiende y que el PRI se compromete a perpetuar. Las verdades son artículos de lujo que solamente las clases acomodadas pueden disfrutar en la comodidad de su hogar, en la intimidad de las confesiones de alcoba, de los remordimientos de sanitario, de cuenta bancaria que conforta de las fallas y vergüenzas; pero, la realidad es tan refulgente como el sol que tratan de ocultar con el dedo del IFE. Encandila de tanto brillo.

El aparato electoral mexicano se pertrecha tras gafas oscuras y la ley como garrote manejable según los principios de la relatividad moral que le han permitido sobrevivir a la acción de las masas, porque a toda protesta ciudadana se opone el silencio legal y el descrédito público: el que protesta es un inadaptado, mal perdedor, sociópata y peligro para México.

En el país ganar electoralmente es un asunto que sólo compete a las autoridades del ramo. El ciudadano candidato de organizaciones populares no aplica en la lucha por el poder porque éste se asigna según la ideología a la cual sirve. Se sabe que los candidatos ideológicamente afines que, en este caso son los neoliberales, sólo sirven de comparsas al verdaderamente elegido que es el que tiene más cuentas por cobrar y por pagar. Lo primero se refiere a los compromisos sucesorios del espuriato calderonícola, mientras los segundos dan cuenta de las facturas que habrá de pagar a los patrocinadores fuera de la vigilancia de los topes de campaña. La ilegalidad es algo que se debe condenar “de los dientes para afuera”, pero que permite el suave fluir de las aguas negras del sistema imperante.

Así las cosas, la prensa “seria” seguirá rasgándose las vestiduras y su ejercicio farisaico llegará a conmover al lector poco analítico, poco informado, aquél que cree que Santa Claus puede traer en julio el regalito soñado por el joven sobrino de Alfredo del Mazo y demás encumbrada escoria mexiquense. Para muchos, la comisión de delitos electorales no es razón suficiente como para alterar el orden público. Los acarreos, compra de votos, coacción, y evidentes abusos en la propaganda, son parte del folklore, no hay que fijarse, ¿para qué reclamar el derecho conculcado y la libertad perdida, si de todos modos las cosas van a seguir igual? ¿Para qué mover el agua de esa cloaca en la que hemos convertido al país? ¿Se imaginan a López Obrador como presidente? Seguro va a querer convertir a México en una Venezuela. Es que está loco.

La conciencia de los sin conciencia fluye como el agua del sanitario, por los oscuros canales de comunicación masiva concesionados al lucro y la mendacidad. Son los personajes que el hombre común admira y respeta: “lo dijo Joaquín… Carlos, Denise…”, y si lo dijo debe ser cierto. ¿Qué haríamos en caso de una revolución? ¿Sacrificar lo poco que tenemos? Vale más no moverle…

Frente a los timoratos, los desanimados crónicos, se levantan los inconformes, los rebeldes, los indignados. Para ellos el suelo nacional está parejo y hay que llamar al robo, robo y al fraude, fraude. Parece que nuestras diferencias de opinión no se van a resolver con besos fotogénicos o declaraciones de legalidad. La patria adquiere dimensiones épicas para sus creyentes y la marcha se hace necesaria, como lo es respirar o comer, para el fortalecimiento de la musculatura ciudadana, para reforzar la autoestima, la valía personal y social. El ciudadano sale a recuperar el significado del concepto y, con él, la suma de responsabilidades que le son inherentes. Somos un pueblo que se levanta y camina porque tiene propósitos, destino y dirección.

Si Andrés Manuel López Obrador lleno plazas y avenidas, lo hizo porque catalizó la fuerza de un pueblo ofendido que optó por recuperar la esperanza, la capacidad de construir un mejor lugar para todos. Si se le declara oficialmente perdedor de las elecciones presidenciales, queda el pueblo que lo eligió a pesar de la campaña de desprestigio, orquestada desde el poder político y económico y ejecutada por esa prensa que se manifiesta escandalizada por ese acto de valor cívico que inquieta y molesta: la no aceptación del fraude hiere la sensibilidad del fraudulento, pero la voluntad popular está por encima de las leyes o convencionalismos, por mandato constitucional.

La lucha que se avecina es larga, dura y complicada, pero es la lucha que se debe de librar.

miércoles, 4 de julio de 2012

Atole con el dedo

La sensación de estar recibiendo atole con el dedo es ampliamente compartida por los mexicanos medianamente informados. Los horrores de la campaña con ese obsceno despliegue de recursos en favor de la dupla PRI-PAN fueron inenarrables, pero ahora el pasmo sustituye fácilmente al nerviosismo expectante: que dice el IFE que Peña Nieto es el puntero en las preferencias electorales. Algunos medios tiene la humorada de cabecear su nota principal: “Peña Nieto presidente electo”, así como notas donde se declaran asombrados por el deseo de López Obrador de hacer respetar la ley electoral y no emitir declaratorias sin antes transparentar el proceso y llegar a resultados creíbles.


Seguramente usted recordará la enorme afluencia de ciudadanos en los mítines y concentraciones de AMLO, como también la escasa concurrencia en los actos de los otros candidatos. Quizá aún flote en su mente el rechazo expresado en forma de mentadas de madre, rechifla y abucheos en las apariciones de Peña Nieto, las revelaciones que ciertas o no sacudieron en algo la imagen del hoy (prematuramente) ungido por las televisoras y el sistema de que forman parte.

Quizá recuerde las noticias en medios ciudadanos del acarreo, las comidas de barrio, las despensas, las tarjetas de prepago en Soriana, las denuncias ciudadanas sobre bodegas con artículos destinados a la compra del voto, la campaña orquestada para denigrar y desacreditar la imagen pública del candidato del Movimiento progresista, los audios y videos que dan cuenta de la coacción oficial en apoyo de los candidatos del PAN o del PRI, la preparación del fraude mediante operadores en el lugar de las votaciones y en el propio IFE.

Las imágenes de ciudadanos protestando por haber sido excluidos de la votación de manera abrupta al “no haber suficientes boletas”, a pesar de estar registrados en el padrón electoral, no aclara necesariamente una falta imperdonable de previsión, sino una maniobra deliberada que ajusta el número de votos al gusto del cliente.

Seguramente usted se habrá enterado que el IFE autorizó el redireccionamiento de la página de resultados, con lo que se abre la posibilidad de que los resultados que todos vemos no sean los que realmente se registraron; por otra parte, existen evidencias suficientes para afirmar que los registros de las actas de escrutinio no fueron fieles al número de votos contenidos en las urnas, como tampoco corresponden fielmente al resultado obtenido por los candidatos, particularmente López Obrador.

Llama la atención de que, sin esperar evidencias suficientes y bastantes se haya adelantado la declaración del presidente del IFE a favor del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, y que el presidente (espurio) Calderón no haya resistido la tentación de inmediatamente después prácticamente levantar el brazo al supuesto triunfador. La eyaculación precoz de Obama en ese sentido no extraña aunque si despierta una especie de irrupción de ira al no respetar las formas diplomáticas y apresurarse a reforzar la parte del coro laudatorio que el neoliberalismo de guarache se empeña en interpretar.

Mientras que la prensa alemana se desternilla de risa con el producto de la “voluntad electoral” mexicana, en periódico El País, de la neofranquista España, regañan a López Obrador ante la posibilidad de un reclamo que cuestione el resultado. En la prensa gringa, el tema electoral no atrapa la atención de nadie aunque sí lo hace respecto a los mecanismos de “cooperación” que se reforzarían con el futuro presidente de México.

Los empresarios, por su parte, aúllan de emoción al ver cerca las llamadas “reformas estructurales”, que cederían el petróleo y lo que queda de las ramas productivas al capital privado extranjero, ahogarían a los trabajadores y permitirían la inequidad que falta en materia fiscal. El propósito de vender lo que queda de los activos nacionales, ampliamente compartido por el PRI, el PAN y Nueva Alianza, encuentra a su abanderado soñado en el galán del proyecto de telenovela presidencial, lo que desata la lengua del jilguerismo profesional asilado en Televisa y Milenio, conocidos burdeles desinformativos.

Así las cosas, resulta natural que los Ciros, Joaquínes, Carlos, Adelas, y demás mercenarios informativos, desplieguen las artes de la seducción “periodística” para justificar lo que apenas pudiera ser creíble después de una lobotomía: que EPN ganó la elección presidencial. Mientras los medios (des) informativos se desviven en justificar la elección de Estado, surgen movimientos ciudadanos de apoyo a la democracia secuestrada por los medios y por los intereses del capital trasnacional. Al parecer el verano mexicano será largo y complicado, considerando que la ofensa ciudadana de un proceso altamente cuestionable no se borra con despensas, tarjetas o promesas.

Aquí flota en el ambiente la palabra “fraude”. Su fuerza aglutinadora es infinitamente mayor que el engaño maquinado y perpetrado. El tiempo político corre mientras el ciudadano de a pie y el joven sin membrete son, aquí y ahora, los actores principales de esta historia, nunca antes así contada, de un pueblo que se negó a seguir recibiendo atole con el dedo.

miércoles, 27 de junio de 2012

Tribulaciones (de un ciudadano al borde de un ataque electoral)


Ha corrido mucha tinta por el drenaje electoral de Sonora, de suerte que las calles y avenidas lucen, un día sí y otro también, saturadas de afiches, pendones, calcomanías, volantes, carros de sonido que publicitan rostros aún desconocidos, unidades del transporte público convertidas en aviso espectacular, grupúsculos de entusiastas mercenarios electorales fingiendo convicción en sus proclamas, música arrabalera que se une a la estridencia de los medios electrónicos que antes servían para informar y divertir, y ahora para hacerlo a usted partícipe de la bancarrota de la palabra, la prostitución de la imagen y la banalidad del discurso.

El escenario en el que se presenta la obra electoral está listo: por las calles y plazas menudean los indigentes, se aspira la fetidez de las aguas negras que fluyen con total impunidad por muchas vialidades de la ciudad capital de Sonora, las aceras presentan las pruebas del descuido, el deterioro, la suciedad y el abandono; y para colmo, el ciudadano de a pie es el objetivo que persiguen afanosamente los automovilistas convertidos en cafres citadinos en pos del trofeo de un atropellamiento impune. De repente la presencia de carros fantasmas salta a las páginas de los periódicos y a las estadísticas de muertes por exceso de velocidad, distracción telefónica en plena marcha y otros temas similares que tienen el mismo final: un peatón menos y un homicidio imprudencial que queda en el anecdotario de los casos sin resolver. Caminar en Hermosillo es una actividad de alto riesgo (cívico, físico y emocional), bajo la mirada autocomplaciente del PAN-gobierno.

Si la visión de un indigente de sexo femenino tirada en media acera acompañada de un perro expectante es deprimente, con más razón lo es ver la cantidad de materiales impresos tirados en todos lados, y qué decir de las despensas, gorras, juegos de pichel y vasos, sacos de cemento, viáticos, comidas de barriada, renta de almacenes, locales para oficina, mobiliario y equipo, camisetas impresas, plumas, llaveros, y grandes cantidades de dinero en efectivo repartidos entre manos ávidas de que les “caiga” algo. Deprime porque demuestra que el nivel de civilidad está a la altura del drama económico que vive la población del país; indica que la lucha política se reduce a la parte electoral y ésta a la gestión pavloviana del voto: te doy para que me des.

Por otra parte, se tienen muestras de que la cultura no pasa por las oficinas de los candidatos, ni siquiera en su dimensión ortográfica: Al bodrio de llamar por su apodo o diminutivo a los candidatos de la derecha panista, hay que agregar la ridícula errata del término “presidenta”, siendo que cualquiera sabe, o debiera saber, que se llama presidente al que preside, sea hombre o mujer o panista. En igual sentido va la ridiculez de usar el símbolo de arroba (@) para indicar referencia a uno y otro sexo, con lo que se ignora que según la gramática los términos: “los”, “compañeros”, “ciudadanos” se usan para referirse a un conjunto formado por individuos de uno y otro sexo. Es igualmente lamentable que les dé por escribir “género” cuando se refieren a sexo.

Cuando se juega a la equidad manejando solamente la apariencia, es el lenguaje el primero en sufrir los efectos de la farsa que chatarriza la idea de mundo de los hablantes, porque resulta que la incultura, la invalidez intelectual y la inercia sirven de maestros en el uso de términos y conceptos que pronto encuentran cabida en el mundillo de la política enfermiza y subdesarrollada, y se convierten en el lenguaje políticamente correcto de muchos, aunque ignorantes, bienintencionados usuarios.

Por otra parte, el correo se ve inundado de mensajes con los cuales uno pudiera estar o no de acuerdo, aunque resulta un tanto preocupante que, a pesar del conocimiento del remitente, sigan llegando aquellos con los cuales uno definitivamente coincide, y que tuvieran mejor destino en otros buzones en cuyos dueños quizá influirían. Me llegan muchos correos que elimino por necesidad, porque mi decisión de voto está tomada. A usted y a mí nos podrá pasar por la mente qué pensará el remitente que nos apabulla de esa manera: ¿Supone que voy a cambiar de opinión de una hora a otra? ¿Pensará que está haciendo una labor política fantástica al acatarrarme de propaganda de mi propio candidato? ¿Es acaso un onanista político que se complace en vaciar en mi buzón las evidencias de su autosatisfacción? ¿No tendrá otros contactos, por ejemplo de otras preferencias electorales, o de ninguna? ¿Pensará que tiene sentido hacer gala de su fervor y me toma por testigo involuntario de tal compulsión? ¿Me toman por un jubilado político cuya única actividad es la de reciclar la buena nueva del futuro prometido por tal o cual candidato? ¿No me dan crédito respecto mi capacidad para tomar decisiones? ¿Alguien trata de atribuirse el sentido de mi decisión electoral? ¿Tengo por interlocutor a un ser ridículamente inseguro que viste y exhibe demencialmente la camiseta de mis preferencias?

Por fortuna, ya estamos al borde de la elección y toda esta galería de despropósitos, estridencias, aspavientos, falsedades, manipulaciones, derroche y prostitución electoral, quedará clausurada hasta nueva temporada. Espero ansiosamente el domingo 1 de julio, para depositar mi voto en favor del cambio verdadero y, desde luego, defenderlo como se defiende nuestro derecho a un futuro digno y justo para todos. Llevaré crayón o marcador para evitar usar el lapicito del IFE, porque el grafito se borra fácilmente y la tinta queda, como queda clara nuestra voluntad de construir un México mejor. Que así sea.

jueves, 14 de junio de 2012

Los nuevos chicos de la banda

Frente a Samborns, un carro hace alto y salen dos jóvenes por la ventana, exhibiendo medio cuerpo y agitando los brazos. Gritan algo ininteligible, las voces son roncas por el esfuerzo y aparentan avanzado estado de intoxicación por reflejar sus rostros una extraña agitación. La curiosidad puede más que la prudencia y logro escuchar: ¡Lópeez Caballeroooo!, que repiten como mantra, como comercial de sopa instantánea, destapador de caños o poción mágica antiarrugas. La euforia obedece a causas distintas al estímulo químico resultando algo peor en toxicidad: el panismo adopta tácticas parecidas a de las juventudes hitlerianas cuando deambulaban por las calles berlinesas vociferando consignas y amenazando transeúntes.


La pequeña horda berreaba con entusiasmo mercenario poniendo contrapunto a la democracia a que aspiramos. Algunos parroquianos que salían del establecimiento comercial arriba citado meneaban la cabeza, como ofreciendo la cordialidad de una mentada de madre y sonreían, como empujando el mensaje hasta los linderos de lo inteligible; otros, simplemente optaron por ignorar el espectáculo que lucía amenazante, por significar la cancelación del permiso para conducir a un cerebro altamente afectado como para dirigir al organismo en términos racionales.

Le confieso que captaron momentáneamente mi atención, por ser este un espectáculo donde el desenfado de una mente sin decoro manipula un cuerpo joven y lo convierte en personaje de guiñol callejero al servicio de la aberración panista. La babeante manifestación logró hacerme un nudo en el estómago y la fea opresión subió del pecho a la garganta y de ahí al cesto de la basura más cercano en forma de escupitajo. Usted comprenderá que es terrible ver a unos jóvenes berrear con entusiasmo por una opción conservadora y neoliberal. La juventud normalmente tiende a buscar el cambio, el avance, lo nuevo, no aquello que supone atraso y dependencia. El PAN surge en oposición al proyecto cardenista de nación, con lo que se puso del lado de los intereses de los enemigos de la revolución, de ahí que sea bastante contrario al progreso la afiliación o simpatía juveniles por este organismo político. Lo antinatural del asunto fue lo que me produjo repulsión, aunque reconozco que cada cabeza es un mundo y que el derecho a luchar contra la historia es también una conquista de los regímenes herederos de la gesta de 1910-17.

Como buenos enemigos de Cárdenas y su legado, los panistas en el poder han impulsado reformas legales a favor de los intereses trasnacionales en el ramo agrícola y energético, además de la extranjerización del sistema financiero nacional y la eliminación de nuestras posibilidades de desarrollo industrial, científico y tecnológico. Queda claro que el priismo de la década de los 80 preparó el terreno para la derechización de ese partido y creó las condiciones para ceder la presidencia al PAN, ya que los neoliberales lograron unificar a ambos partidos bajo un mismo horizonte ideológico. Tan neoliberal es uno como el otro.

En medio de estos aspavientos neoporfirianos, uno se pregunta, ¿qué tan confiable ha sido la educación de nuestros jóvenes, como para que se pasen por el arco del triunfo los ideales de la revolución mexicana y el capítulo de logros sociales que, en todo caso, habría que restaurar y defender? ¿Cómo, hijos de trabajadores asalariados o de pequeños propietarios, defienden los ideales de los explotadores de siempre, mandando a la porra los derechos y las conquistas históricas de su clase social? ¿Ignoran que López Caballero, siendo Secretario de Hacienda del estado, apoyó y defendió el berrinche de Padrés Elías de no aprobar el presupuesto del Estado de Sonora, que perpetraron gracias a la fracción panista en el Congreso? ¿Votarían por él a sabiendas de que el candidato a la alcaldía hermosillense es parte de lo que terminó siendo una truculenta y absurda maniobra contra Sonora?

Son notables los absurdos aspavientos propagandísticos a que han llegado los panistas, como el exceso de convertir el espacio público en “pabellón”, en el ridículo y fallido “monumento al tubo” que afea y empobrece la vista del Monumento a los Cien años de Hermosillo, así como el dispendio en las campañas que incluye comilonas populares en barrios y grandes cantidades de materiales impresos fijos y móviles que ensucian las calles de la ciudad. Parece ser que sus principales argumentos son el ataque al adversario político, la descalificación y enormes volúmenes de propaganda que se van al caño y al bolsillo de los proveedores.

Pero, volviendo a los jóvenes, considero que debemos confiar como sociedad en la sana rebeldía juvenil, en los ideales de independencia y novedad que son capaces de transformar el mundo, y ser generosos y divertidos. Quizá el torcido espectáculo cercano a Sanborns fue solamente una forma horrible de ganarse 200 ó 500 pesos y, de paso, desahogar el irreprimible deseo de gritar la propia existencia, de declarar que se es y que se existe en un mundo cada vez más indiferente producto del colapso neoliberal.

Cabe entonces confiar en el instinto y la razón de las nuevas generaciones ciudadanas y esperar que sean consecuentes a la hora de votar, y que se decidan por el cambio, por la opción capaz de transformar México y recuperar la alegría y el orgullo de ser mexicanos. Es altamente probable que debajo de esa camiseta blanca con azul este a la izquierda y en alto el nuevo sol de la esperanza, que alienta el futuro económico y político que entre todos hemos de construir.

domingo, 10 de junio de 2012

Somos una sociedad enferma

La temperatura en Hermosillo tiene a elevarse y las entradas y salidas de lugares con refrigeración a grados bajo cero contribuye lo suficiente como para que los bronquios resientan los rigores de la tecnología al servicio de la exageración. Los resfriados veraniegos y la estridencia de las campañas electorales forman parte del caldo de cultivo que amenaza la salud de los sonorenses, mete ruido en el terso aburrimiento citadino y sacude a los organismos bípedos pseudopensantes con furia de suegra ninguneada. La temperatura política asciende a fuerza de millones de pesos, comilonas y promesas repartidas en los barrios de la ciudad capital, al compás de afirmaciones tales como “yo sé cómo hacerlo” y otras emanaciones similares de la letrina electoral abierta para disfrute de la necrofilia palurda y desahogo del empresariado hecho gobierno.


El estado de Sonora parece ser el escenario de los nuevos excesos neronianos donde la nueva aristocracia nopalera echa mano de los recursos públicos para el festín privado que se ofrece a las clientelas electorales más diversas. La democracia es, bajo el zapato del PAN, un argumento de mercadotecnia al servicio de los nuevos negocios privados, del pago de deudas y la consolidación de fortunas personales. El pueblo sigue y seguirá siendo factor escenográfico y objetivo iconográfico. “Bese a un niño de las orillas y convenza a los mirones de que su sonrisa no es fingida, su asco reprimido y su olfato deficiente”. “Dele de comer a una horda famélica en ese barrio piojento y tómese la foto entre manteles albicelestes y sonrisas de pasta dental y amarre el voto”. “Lance una encuesta de tres preguntas y sume nombres y teléfonos al padrón de votantes del PAN”. “Colme las calles de afiches y pendones y nuble la razón de los mirones”. “Inaugure plazas y monumentos a objetos como piedras o tubos y logre el agradecimiento electoral de los viandantes”. “Sonría fijamente y mire los resultados”.

Otro de los horrores padecidos es el de las amenazas de hacer funcionar en reversa al reloj de la historia electoral mexicana, como si se confesara que el ascenso del PAN fue un berrinche contra el PRI que 12 años después pesara en la conciencia culpable de los electores, y que se tratara de borrar con los errores de su principal beneficiario y las bondades de su perdedor. Tan aviesa pretensión parte del supuesto de que la historia no se escribe por las luchas ciudadanas sino mediante acuerdos cupulares, pasiones revanchistas y relaciones estímulo-respuesta, con lo que la política pierde sus elementos racionales y se guía por el hígado o el estómago. Será por eso que se contrata a especialistas en campañas negras y guerra sucia; también explica el por qué de las comilonas populares y el dispendio gastronómico de temporada electoral. También explica el por qué de los reality shows llamados debates bajo un formato permisivo al ataque personal y la diatriba, tan atractivos al espectador amigo de la lucha en el lodo y los encuentros de máscara contra cabellera, y la razón de la parafernalia propagandística donde la imagen suple a la persona real en el recuento de virtudes y eliminación de defectos.

Enferma también el encontrarse con periódicos y revistas contaminadas de propaganda en forma de notas que merecen un mínimo de investigación periodística pero que terminan siendo inserciones pagadas, lo que pone en la cama del burdel a la pluma y el oficio de periodista. Igual ocurre con los espacios de noticias donde el locutor que presume de periodista hace los oficios de prostituta informativa cuando no de gatillero verbal al servicio del candidato de la empresa televisiva en la que trabaja. El triste espectáculo de la dignidad profesional arrastrada en el fango de los intereses corporativos da cuenta del nivel de desprecio al empleado logrado por las empresas y la pérdida de autoestima de los profesionales de la comunicación. El actual maridaje entre prensa y poder me obliga a recordar otros tiempos y otros usos.

Salta en la memoria aquél noticiario “El mundo al día” y el espacio llamado “Hechos y palabras” conducido por Abelardo Casanova (1925-2010). Llama la atención que aquella forma de hacer periodismo de los años 60 a 80 marcara la excepción luminosa en imparcialidad y objetividad informativa, aunque escaso éxito comercial. El periódico Información de la esquina de Gastón Madrid y Garmendia marcó el rumbo de la prensa independiente y fue el medio ciudadano por excelencia de 1972 a 1985, y de ahí salieron varios jóvenes periodistas que alimentaron los medios tradicionales y los electrónicos. Como escuela ética y técnica, Información sirve de contraste en la actualidad informatizada pero cobarde del mundillo de papel y bits que padecemos los lectores sonorenses.

En la actualidad, los políticos no dan muchas muestras de talento ni imaginación, quizá debido a que cifran su popularidad no en los méritos sino en la imagen por encargo que pagan con dinero de cuyo origen no necesariamente se sabe todo. No son auténticos ni mucho menos poseen las virtudes y cualidades necesarias para postular a un cargo de elección, sin embargo, las agencias de imagen y publicidad echan a volar la imaginación y construyen una candidatura a partir de retazos y material de desecho. La venta de estos productos chatarra colman los anaqueles electorales y el consumidor jamás logra nutrirse ideológica o políticamente con sustancias que valgan la pena. Padecemos hambre y sed informativa y anemia política graves.

Estamos en una situación más que deprimente, toda vez que los medios informativos electrónicos parecen estar apoderados de la opinión y conciencia de los ciudadanos televidentes, ahora víctimas de la manipulación informativa y los elementos deformantes de una ideología que convierte en mercancía principios y valores. Pero, por fortuna, la ciudadanía recibe la brisa fresca de movimientos independientes que se manifiestan en busca de transparencia informativa y justicia electoral, lo cual contribuye a disipar la falacia de la inmovilidad social alentada por el terrorismo mediático. La idea de que habrá violencia si la gente decide cambiar y vota por opciones como la que ofrece la izquierda, solamente favorece a la permanencia del actual sistema de exclusión y empobrecimiento nacional.

Conmueve que personas de buena fe se crean el absurdo de que si llega López Obrador a la presidencia de la república será el gobierno de un loco donde habrá violencia y caos. Detrás de estas afirmaciones está la campaña ridícula contra el despertar de América Latina que la CIA ha emprendido contra presidentes progresistas como Chávez, Correa, o Morales, todo por querer recuperar la independencia y libertad nacional respecto a Estados Unidos y demás países impulsores del neoliberalismo. Resulta doloroso que se manipule y deforme la mentalidad de la gente al grado de lamer la bota que los oprime y extrañar el látigo de la pobreza y exclusión de los más en favor de los menos.

Sin duda somos una sociedad enferma que se resiste al alivio, anclada en la comodidad de lo conocido, sin el valor de actuar en defensa propia. En Sonora no ha bastado la tragedia de proporciones inmensas ocasionada por el régimen de concesiones en guarderías, donde se privatiza el servicio que debiera estar a cargo del gobierno, dejando en manos del ahorro de costos y maximización de ganancias la seguridad de la infancia. No hemos tenido suficiente nepotismo y tráfico de influencias para estar hartos; no nos ha colmado el manoteo ni el obsceno mecanismo de “mocharse” con tal o cual funcionario para recibir el contrato de obra o servicio deseado; no hemos cubierto nuestra cuota de indignación como para luchar política y electoralmente contra la red de intereses familiares y comerciales que aprisiona al sector público estatal y municipal. Somos los sonorenses, una sociedad dormida en la embriaguez anodina de la complacencia y la flojera cobardona que prefiere seguir igual a levantarse y caminar hacia otro futuro. A eso le llamamos “paz”, “tranquilidad”, “orden”. Así como el enfermo niega su mal, nos resistimos a reconocer que estamos equivocados y que la comodidad de la que gozamos es falsa, puramente ilusoria.

Empecemos por reconocer que estamos mal, que necesitamos ayuda y que ésta sólo puede ser aquella que nosotros como colectivo social podamos lograr. Un punto de partida es aceptar la verdad, y decidir el cambio. El neoliberalismo priista cedió ante el neoliberalismo panista en un cambio de siglas y de intensidad en la labor depredatoria nacional. La corrupción priista fue superada por mucho por la panista, hasta los excesos que actualmente padecemos nacional y localmente. Lo que queda es buscar el cambio verdadero, no la simulación. El verdadero terror es permanecer tal como estamos y negar toda posibilidad de mejora y de progreso. Curiosamente, el alivio está en nuestras manos. ¿Queremos?

miércoles, 16 de mayo de 2012

Día del maestro 2012

El pasado martes 15 compartí con algunos el siguiente pensamiento:


Ser maestro en estos tiempos de ISO, certificaciones y evaluaciones externas, es un reto a la racionalidad y la paciencia, a la vocación de enseñar e investigar. Es luchar contra la burocratización y la mercantilización del conocimiento, contra la simulación absurda de los "cuerpos académicos", del llenado de informes y la participación forzada en comisiones, encuentros, coloquios, seminarios y congresos, dedicados todos ellos a la cosecha de puntos convertibles en dinero adicional a la quincena.


Ser maestro es enfrentar a la administración desde la trinchera de la academia, en una lucha desigual y sin cuartel, donde no hay tregua y es a muerte, y donde lo que se juega es la libertad y el disfrute del conocimiento contra la oscura pesadilla de la simulación institucionalizada.


Ser maestro es ponerse del lado del estudiante en su búsqueda de la explicación de fenómenos complejos y variables, es acompañarlo en el camino sin fin de la definición profesional y la conformación de su identidad disciplinaria.


Ser maestro es saber navegar contra la corriente sin escandalizar al principiante y servirle de guía en su propia navegación hacia lo que considera auténtico y verdadero.

Felicidades a los que caminan por la ruta del anonimato institucional y, sin embargo, son capaces de dejar huellas luminosas que sirvan de guía a los que vienen detrás.


Por la tarde de ese día, como usted seguramente sabe, se reunieron maestros, estudiantes, egresados, familiares y simples mirones, para participar en una concentración que tuvo por objeto “darle un abrazo a la UNISON” como homenaje y muestra de amor a la institución. La convocatoria fue exitosa y quedó claro el sentimiento que une a muchos de apego, respeto y orgullo. La Universidad de Sonora es, desde 1942, promesa cumplida que se renueva cada año, en beneficio de los sonorenses.

Quizá para usted sea fácilmente entendible ese amor. Quizá lo comparta. Pero es indiscutible que hay quienes permanecen ajenos a la nobleza de los sentimientos de solidaridad y pertenencia hacia la Máxima Casa de estudios de Sonora. Puedo citar al gobierno del Estado y a la propia administración universitaria.

El primero porque ha puesto en su punto más bajo la eficacia administrativa y el manejo político de los asuntos públicos, al no contar todavía la entidad con el presupuesto de este año, lo cual ha ocasionado graves problemas de solvencia y operación de muchas entidades públicas y privadas que tiene relación con los recursos estatales. Lo anterior se debe al absurdo empecinamiento del gobernador por la creación de más impuestos “o no hay aprobación del presupuesto” y que el grupo legislativo panista ha tomado como consigna.

El segundo, porque en vez de defender los intereses de los universitarios ha defendido los del gobierno estatal y federal, en una lamentable tergiversación de lealtades.

Llama la atención que la presunción de seriedad y responsabilidad sirva, en realidad, como maquillaje para confundir a la opinión pública a la hora de explicar las negociaciones entre la administración y el sindicato. Asombra la opacidad en el manejo presupuestal y la falta de acceso a la información financiera universitaria para el sindicato. Maravilla la falta de probidad en el manejo de la información y el sesgo pernicioso que se le da en los medios informativos, siempre a favor de la parte patronal y con un tono de injustificado menosprecio hacia los trabajadores académicos.

Resulta incomprensible que, al mismo tiempo que se declaran los méritos de la Universidad y el prestigio que tiene reconocimiento nacional e internacional de sus académicos, se ataque y condene a su sindicato cuando simplemente cumple con su obligación de defender los intereses de sus agremiados en los períodos de revisión contractual o salarial.

Es absurdo y pavoroso que los profesores sean amenazados con la declaratoria de ilegalidad de la huelga, promovida por la propia administración universitaria, cuando el sindicato cumplió estrictamente con lo que prescribe la ley y cuando se cuentan con todas las evidencias de su cumplimiento. Es indignante que se pretenda privar a los maestros de los salarios que dejaron de percibir en el período de huelga, siendo legal y legítimo que los reciban. Ninguna autoridad puede negar lícitamente ese derecho y menos su ejercicio. Sin embargo, la rectoría usó torpemente el argumento del no pago de salarios caídos como mecanismo de presión para el levantamiento de la huelga, en una oscura transposición de la legalidad que nos remonta a los tiempos del porfiriato.

Por otra parte, ha quedado más que claro el respeto y confianza que muchos estudiantes sienten por sus maestros, y el apoyo y la solidaridad que les brindaron en los momentos álgidos de la huelga. Quizá se pueda hablar de una reconfiguración de la identidad comunitaria en la Universidad, del rescate del sentimiento de pertenencia e identidad, del respeto a la labor docente, de la claridad en la distinción entre lo que es academia y lo que es administración. En la huelga, se pudieron manifestar formas alternativas de hacer docencia, esta vez en valores cívicos, morales, institucionales en el marco de la defensa de los derechos laborales. Queda clara la idea de que la institución son todos, profesores, estudiantes, personal manual y de apoyo, y no sólo la administración. Se ha reafirmado la noción y la certeza de que la administración debe estar al servicio de la academia y no al contrario.

Este 15 de mayo los profesores y estudiantes universitarios “abrazaron a su universidad”. Abrazaron sus afinidades y coincidencias en ese espacio de reflexión y de acción informada donde los seres humanos se comunican con el lenguaje de la ciencia y la tecnología, en el marco del saber disciplinar, con el propósito de trascender los límites del campus e incidir en la transformación de la sociedad. Algo se logró, y no fue poco.