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martes, 1 de julio de 2014

La entrega del equipo

Casi por accidente me tocó ver el desempeño del equipo nacional frente a Holanda en un juego que terminó con la victoria del equipo de los tulipanes por 2-1. Como usted sabe, la rapidez de respuesta del presidente EPN en Twitter causa el asombro y la admiración de propios y extraños y, en esta ocasión, no nos podía defraudar: felicita a la selección nacional por su entrega y asegura que nuestra confianza sigue puesta en ellos (http://www.expreso.com.mx/nacional/84235-agradece-pena-nieto-entrega-de-la-seleccion-de-mexico.html).  

Tan venturosa acogida virtual al equipo derrotado supone que su arribo a la capital del país será digno de un monarca, de una estrella del rap, hip-hop o del crimen organizado. La euforia desplegada durante el partido merece mención aparte. La afición mexicana estuvo a un paso del infarto al miocardio cada vez que el balón rozaba la portería y las caras servían de marco a una boca que estaba abierta como queriendo articular el mantra sublime de las realizaciones nacionales, “¡gol!”,  que solamente se dio una vez para no volver jamás.

Asistí a un desayuno en céntrico comedero local para enterare que la pasión y el orgullo se vestían de verde en la corporeidad de algunos comensales: hombres, mujeres y niños debidamente uniformados de hinchas mexicanos, prestos al grito de júbilo deportivo en esta gesta nacional donde el nombre de México debe ponerse en alto a como dé lugar, frente al taimado adversario extranjero que, en el mejor de los casos debía morder el polvo del estadio y, en el peor, obtener una victoria poco creíble que alentará el sesudo análisis de los técnicos de café o cantina durante lo que resta del año.

Lamentablemente, después de sudores y afanes, el jugador holandés Robben, gracias a que fue derribado por el mexicano Márquez, tuvo la oportunidad de lanzar un cañonazo que se clavó en la esquina izquierda de la portería mientras que nuestro arquero estrella Ochoa se iba de cabeza a la derecha. El tanto del triunfo se fue a la bella Holanda, entre molinos de viento, tulipanes y aldeanas pechugonas alimentando gansos. Los colores nacionales se cubrieron de gloria al perder contra un equipo de güeros con el estrecho margen de un gol. La historia lo registrará como un ejemplo de entrega al lograr una derrota con sabor a triunfo. Entrega total.

El desayuno terminó en el preciso momento en que el sentimiento patrio empezaba a luchar a contra corriente contra la realidad del marcador, algo parecido a la pérdida de soberanía y el endilgamiento de un crédito por 72 mil mdp para México por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) anunciado por la señora Lagarde, su directora-gerente en reciente visita de negocios a nuestro país. Algunos pensarán que el préstamo otorgado habla de la confianza que los organismos financieros internacionales tienen, tras haber manifestado elogios sobre el desempeño económico nacional, pero debiera tomarse en cuenta que se están aprobando reformas en renglones estratégicos a favor del capital extranjero y contra los intereses nacionales, tanto en materia eléctrica como en hidrocarburos y, ahora, la víctima visible es telecomunicaciones, como antes lo fue  la seguridad social, educación y trabajo (http://www.dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=145206&relacion=&tipo=Nacional&categoria=2).

En este sexenio hemos visto cómo el equipo neoliberal en Los Pinos ha logrado clavar goles a la soberanía nacional casi sin oposición en la cancha de los senadores y diputados, gracias a su superioridad numérica más que por su capacidad técnica. Aunque el juego ha sido defectuoso y muchas veces vil, los gastos en publicidad y el incentivo de hacer negocios ha vencido las barreras de lo moral y lo legal, logrando elevar el marcador a favor de la entrega de los recursos estratégicos del país al jugador extranjero. En ello han puesto su mejor empeño los equipos del PAN, el PRI y la fracción chucha del PRD, siendo, en su momento, felicitados por el primer mandatario de Televisa por su “entrega” y “compromiso”. En el Congreso, la selección tripartidista neoliberal ha goleado a la oposición nacionalista en medio de la euforia oficial y la oficiosa del FMI y el gobierno de Estados Unidos. Las reformas van y el país ya es una colonia trasnacional de pleno derecho.

Así como en el Estadio Castelao la “entrega” del equipo mexicano sirvió de alfombra roja al triunfo de los neerlandeses, en la cancha del Congreso de la Unión también sudamos la camiseta para que el extranjero goce del marco legal que le permita una ganancia neocolonial que guarde las apariencias de relación comercial entre países soberanos.

Si es escandaloso lo que ocurre en el nivel federal, en el plano local también se dan acciones que ceden espacios de decisión o pretextos de intervención al extranjero, como puede ejemplificarse con el reciente acuerdo suscrito por los gobiernos de Sonora y Arizona para construir en el largo plazo una planta desaladora que resuelva la escasez de agua en ambos estados que, casualmente, no pertenecen al mismo país y que, por consecuencia, no tienen a los mismos intereses geoestratégicos

Por si fuera poca la dependencia con el extranjero, nuestros gobiernos municipales se empeñan en ofrecer como solución al problema del desempleo la instalación de maquilas, a pesar de que éstas cierran cuando se les antoja y sin previo aviso, como es el caso reciente de la empresa Barton Nelson de Nogales, que empleaba a 130 trabajadores. El alcalde, a pesar de este hecho, se complace en declarar que “la llegada de más empresas maquiladoras, así como la apertura de nuevas líneas de operación en la ya existentes, abren un campo de posibilidades para su rápida instalación” (Expreso, 27/06/2014).

Como en el fútbol, nos regocijamos con los “ya merito” y el “casi” en la producción de goles a favor del interés nacional, quedando en aproximaciones de lo que pudiera ser un triunfo propio y total en materia de progreso y bienestar, sin depender del extranjero, sin ser un permanente deudor que sacrifica soberanía en el altar del FMI que, como algunos jueces de la FIFA, suele tomar decisiones a favor de los equipos del primer mundo y dejar tendidos en la cancha a los de la periferia que, como México, compiten en condiciones que no son necesariamente ni equitativas ni favorables.

Mientras que el sector oficial alienta el “turismo médico” en Sonora, los ciudadanos locales mueren a las afueras de los centros de salud, subrayando la inequidad y deshumanización de la seguridad social. Insistimos en jugar a favor de los intereses privados donde la presencia extranjera es el estímulo de los futuros negocios pero, también, el cuestionamiento de un modelo económico que, aunque agónico, sigue dominando el espectro político nacional. Es decir, somos una economía de mercado donde las medidas gubernamentales reducen tanto la capacidad productiva como el poder de los consumidores nacionales y obligan a depender cada vez más de los factores externos. Una triste colonia de explotación, como antes de la independencia.


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