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domingo, 12 de diciembre de 2010

Los bichos transgénicos

Ha trascendido que el golpe de estado en Honduras tenía un año de preparación, a partir de las declaraciones del embajador de Estados Unidos en ese país y que han salido a la luz pública tras la filtración que Wikileaks hace de alrededor de un cuarto de millón de cables diplomáticos de las distintas embajadas de ese país en el mundo. Las operaciones de Washington se han visto, gracias a las maravillas de Internet, como se vio el emperador al caminar por las calles desnudo, pero convencido de que su traje maravillaría a sus súbditos, según nos ilustra un cuento clásico infantil.


Diplomacia
En esa línea, también están las afirmaciones de que Cataluña es tierra fértil para el cultivo de terroristas, lo que pone el ojo en la necesidad de una mayor “colaboración” entre las agencias de inteligencia gringas y las autoridades españolas, de cara a resolver el problema de la “competencia” que se da entre las diferentes autoridades policiales ibéricas, lo que es problemático para los intereses y la seguridad de Estados Unidos. Cosa parecida se dice de México pues hay cables que revelan la preocupación del embajador en turno sobre la “competencia” entre el ejército y la marina y la incapacidad de Calderón de unificar el mando de la lucha contra el narcotráfico, recién recalificado como “narcoterrorismo” por la Real Academia de la Intriga de Washington, con sede en el departamento de Estado.

Salta como liebre apedreada la noticia de que Estados Unidos ha elaborado una lista de 300 sitios estratégicos para su seguridad nacional, pero ubicados en distintos continentes. ¿Problema de seguridad “nacional” un posible ataque a alguna fábrica establecida en Alemania, o una instalación en México, Argentina o Brasil? ¿De qué tamaño es Estados Unidos, para que lo que ocurra en otro país soberano le afecte su “seguridad nacional”? La lista señala distintos puntos repartidos en varios continentes, pero ¿están en el ámbito jurisdiccional de Estados Unidos, potencia que se dice defensora de la legalidad y las libertades? ¿El derecho internacional forma parte como derivado de la legislación gringa? ¿Quién le firmó a Estados Unidos la cesión de derechos soberanos, de manera que tome disposiciones sobre otra nación?

Buenos y malos
En cambio, Estados Unidos juega en solitario sobre el tablero mundial, cortejado por los gobiernos que ha corrompido gracias a la seducción del dólar y a la pobreza pactada como factor de estabilidad del sistema de economía-mundo que regentea. Los pocos casos de naciones que defienden su calidad soberana se declaran enemigos, y protectores o impulsores de terroristas, como Venezuela, Cuba, Brasil, Bolivia, Ecuador, entre los más destacados de Iberoamérica. Por la otra parte, destacan los colaboracionistas como Colombia cuyo ejemplo parece modelar la conducta políticamente correcta decretada por Washington y seguida afanosamente por México tras la llegada de los gobiernos “del cambio”.

La lista de las instalaciones o puntos estratégicos que Washington considera posesiones imperiales se hace con el objetivo de “construir un Estados Unidos más seguro, protegido y resistente a través de un reforzamiento de la protección de esos sitios para prevenir, detener o neutralizar los intentos de terroristas por destruirlos, inhabilitarlos o utilizarlos” (El País, 7/12/2010). Aquí la pregunta que surge tiene que caer en las garras del sentido común: ¿Quién le concedió a Estados Unidos la facultad de controlar el mundo y determinar el uso de los recursos naturales e industriales de cada país y su eventual protección?

Quizá la actual dirigencia de las líneas estratégicas de dominación mundial, pase por las trapacerías y chapuzas de algún científico loco que al estilo de Cerebro quiera dominar el mundo, apoyado por su secuaz Pinky. En todo caso, las autoridades militares y de espionaje gringo debieran someterse a un examen antidoping independiente para saber la razón de sus motivaciones contra la humanidad, y a un riguroso análisis de ADN por aquello de la posible contaminación genética que los convierte en autistas sociales y depredadores económicos, como una especie de zombis primermundistas cuya capacidad corruptiva seduce y neutraliza cualquier asomo de dignidad en los gobiernos de la periferia imperial.

Daño colateral iraquí
En este punto, conviene revisar críticamente el desastre económico y social que ha propiciado la absurda compulsión de Pinky y Cerebro por dominar el mundo. Las filtraciones dan sólo evidencias reiterativas de lo que puede ser capaz Washington en su enfermedad mental, sin dejar de lado la posible maniobra de la inteligencia imperial para manipular el escándalo y ocultar desastres mayores y actuales, como por ejemplo el fracaso estruendoso del modelo económico y la ruina del sistema financiero internacional dominado por el dólar, y su ya típica respuesta militar “preventiva”.

La agresiva contaminación gringa ha llegado a magnitudes catastróficas en la educación y cultura de los países con los que tienen contacto, generando una compulsión a la imitación que desfigura la identidad de los pueblos y los somete a la indignidad de una subcultura agresiva y criminal, basada en la fuerza y el engaño, en la hipocresía y la doble moral, donde la razón es simplemente instrumental, esencialmente enemiga de la democracia y los derechos humanos.

Los bichos transgénicos que consideran a México su traspatio y el resto del mundo como su coto particular de caza y depredación, quedaron al descubierto gracias a los medios modernos de comunicación, basados en la red mundial de Internet y sus potencialidades para hacer de este mundo uno mejor comunicado y transparente, contra lo que parecen estar los supuestos campeones de la democracia y las libertades. La máscara del imperio cayó por los suelos. ¿Por qué se empeñan algunos gobiernos en levantarla? Quizá sea obra de la contaminación transgénica que azota la conciencia de las víctimas convertidas en peleles del imperio, en marionetas de un psicópata global.

1 comentario:

Quebrantando el Silencio dijo...

No sé de donde le vino el poder divino de dominación pero lo cierto es que la mayoría de Estados le siguen el juego así que realmente son los dominadores.
En España nos hemos puesto de rodillas ante el imperio y hemos dejado que sus secuaces del FMI nos digan lo que tenemos que hacer. Como consecuencia de ello, estamos retrocediendo a pasos agigantados en nuestro estado del bienestar y muchos de los logros conseguidos durante años se están viniendo abajo.

Un saludo.