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viernes, 10 de diciembre de 2010

El espejo político llamado Wikileaks

La detención del australiano Julian Assange, fundador de Wikileaks, por supuestos delitos de acoso sexual, revelan las oscuras redes del tráfico de influencias internacionales y las manipulaciones que el gobierno de Estados Unidos perpetra contra el mundo con el pretexto de la defensa de la democracia y las libertades, así como la manida excusa intervencionista de la guerra contra el terrorismo.

Lula da Silva
 Las filtraciones que usted conoce, han sido recibidas con una cierta dósis de culpable complicidad por muchos gobiernos, mientras que personajes de la talla del actual presidente de Brasil, Luiz Ignacio Lula da Silva, así como el Primer Ministro de Rusia, Vladimir Putin, han señalado, cada cual en su tono discursivo, que la posición del gobierno de Washington sobre las filtraciones da cuenta del ánimo inquisitorial de esa potencia sobre todas las demás, de su profundo desprecio hacia el otro, de su ignorancia supina sobre las particularidades histórico-culturales de los pueblos. Los pujos imperiales de los Estados Unidos parten de una trivial concepción del mundo y la vida, donde la política de autocomplacencia contrasta con el más duro juicio hacia el extranjero.
Lula da Silva y Putin han señalado a su manera la hipocresía profunda de Washington y el peligro que corren los que luchan por la libertad de expresión y la transparencia obligadamente respetuosa en materia de relaciones internacionales: no se trata de castigar al mensajero, sino al autor del mensaje.

Depredador internacional
 Estados Unidos y satélites documentan qué tan profunda es la corrupción diplomática que pasa a ser vulgar espionaje, chismorreo palaciego y negación de la libre determinación de los pueblos.
Lamentablemente, México prefiere ignorar cuando no negar los ataques sufridos por la potencia imperial, cumpliendo el papel de lacayo sin autoridad moral ni capacidad administrativa y gubernamental para revertir los efectos de una dependencia nefasta que nos coloca como colonia del extranjero y campo de maniobras de la ola militarista impulsada por Washington, bajo el supuesto del combate al narcotráfico.
La labor de Assange y asociados es la de reflejar la cara torva y viciosa del imperialismo gringo, quedando al descubierto la repulsiva naturaleza de la política exterior de Washington y el engaño en el que mantiene y manipula a su población.
Es imperativo, para la salud democrática mundial, que Assange y Wilileaks cuenten con libertad para difundir comunicados y opiniones que revelan el verdadero contendido de expresiones tales como "democracia", "libertad" y "terrorismo", convertidas ahora en una simple formalidad que ampara el engaño y disimula la realidad política mundial.

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