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viernes, 8 de abril de 2016

El estudio del municipio en Economía

Por asombroso que resulte, para muchos economistas académicos aún resulta difícil entender la importancia teórica y práctica de los cursos cuyo objeto es el Municipio. Al parecer, nuestros colegas siguen anclados en una especie de ortodoxia académica circular y desdeñan algo que se imaginan más cerca del derecho y la administración pública que de la ciencia económica. Lo anterior resulta tan desconcertante como pudiera serlo la suposición de que la planeación del desarrollo no es objeto de estudio y trabajo práctico del economista por el hecho de que aparece en la legislación federal y local como una obligación del Estado y, por tanto, tanto el artículo 25 como el 26 constitucional y su ley reglamentaria son territorio de abogados y administradores. Como puede apreciarse, el reduccionismo es puerta para interpretaciones con visos de ser absurdas.

Lo cierto es que muchos programas de enseñanza de la economía privilegian o simplemente se conforman con los tópicos más socorridos del enfoque neoclásico, aderezados por las típicas herramientas cuantitativas que le son complementarias, preferentemente buscando un campo de formación conceptual y operativo referido a   negocios, según la tendencia dominante. Sin duda alguna, la teoría económica es importante y obviamente las herramientas técnicas, pero la formación del economista no termina ahí. El reto es procurar una formación integral que permita al egresado desempeñar sus funciones en el ámbito de su preferencia, privilegiando la utilidad social de su ejercicio profesional.

En el caso del economista formado en la Universidad de Sonora, al incorporar al plan de estudios el área de desarrollo regional se incluyó el Municipio por tres razones principales:

La primera fue aportar los elementos teóricos y prácticos para la comprensión de fenómenos económicos regionales y micro regionales presentes en el espacio municipal; es decir, situar el discurso de lo regional y los fenómenos inherentes a este en un terreno real y concreto, espacio-temporalmente determinado, con el fin de establecer y comprender sus causas, desarrollo y efectos, tanto en el espacio municipal como en su área de influencia regional.

La segunda, fue contribuir a situar el trabajo del profesional dentro del marco real de relaciones entre los actores y sectores económicos a partir de la célula misma del modelo federal mexicano, que es la institución municipal definida como la base de la división territorial y de la organización política y administrativa de los estados, establecida en el artículo 115 constitucional.

Al respecto, cabe aclarar que la labor del economista del sector público se desarrolla necesariamente en los límites del marco normativo vigente, de suerte que los análisis, las conclusiones y las recomendaciones que emita, para tener validez y efectos en la toma de decisiones, deben estar apegadas a derecho. Es claro que el economista debe conocer y servirse del marco legal para poder incidir en la modificación de la realidad en beneficio de la sociedad.

Lo anterior responde al hecho de que en la formación escolar del economista no existen cursos que lo capaciten para incorporarse al mercado de trabajo de manera suficiente, en términos de competencia y pertinencia, ya que la realidad de su ejercicio requiere del conocimiento de las normas legales de carácter económico que permiten desarrollar mecanismos institucionales que incidan en la modificación de las condiciones que afecten al crecimiento y desarrollo económico y social. Si no fuera por este anclaje institucional no sería posible el impulso al desarrollo integral nacional y local (artículo 25 constitucional) mediante acciones con propósitos transformadores, formalmente asociadas a la planeación pública (artículo 26 constitucional). La ausencia de cursos cuya temática es el análisis de los aspectos económicos del derecho (cuya importancia heurística es equiparable a la de la estadística, teoría de precios, análisis de costo-beneficio, costos de transacción y teoría de juegos, entre otras temáticas relevantes en el campo de la Economía Pública), se ve compensada curricularmente con la incorporación de las materias optativas de Desarrollo Municipal y Economía Municipal al plan de estudios de Licenciado en Economía de la Universidad de Sonora, que adicionalmente rescatan y se sirven de la Geografía económica en sus aspectos conceptuales, descriptivos y analíticos para una mejor comprensión de las interacciones humanas en el espacio.

La tercera razón, no menos importante y consecuencia lógica de las anteriores, fue la de dar al estudiante conocimientos específicos que eventualmente le permitieran acceder al sector público estatal o municipal. Los conocimientos sobre desarrollo municipal y economía municipal son, visto pragmáticamente, la caja de herramientas básica que el futuro economista del sector público necesita para ofrecer su fuerza de trabajo especializada en el mercado profesional.

Como se puede apreciar, los estudios municipales incorporados al plan de estudios son un espacio concentrador del conocimiento económico aplicado al Municipio, la institución base de cualquier esfuerzo de regionalización que se sustente en el marco de relaciones económicas, políticas y sociales formalizadas en el federalismo mexicano. En consecuencia, podemos afirmar que constituyen un puente entre la teoría y la práctica y, a la vez, un campo de estudio y oportunidades para el desarrollo profesional del economista, además de servir como una especie de conjunto-intersección entre tres importantes campos de las ciencias sociales: economía, política y administración pública, lo que claramente da una connotación interdisciplinaria en beneficio de la formación del economista.

Los frutos de este esfuerzo quedan a la vista: se cuenta con trabajos de titulación que se refieren a problemas concretos en comunidades concretas; se plantean explicaciones y posibles soluciones a problemáticas reales, vigentes, de alcance municipal y regional. Tenemos egresados que han logrado posiciones, en algunos casos relevantes, en el sector público, tanto estatal como municipal, y han contribuido al quehacer económico y político de sus lugares de origen.


Podemos concluir diciendo que el estudio de la temática municipal permite situar el conocimiento económico convencional en el terreno de la realidad local y, mediante aproximaciones sucesivas, la profesión económica transita del discurso teórico y las explicaciones a priori a la compresión de la dinámica de los problemas reales del espacio objeto de estudio, lo que permite ofrecer explicaciones y posibles soluciones en forma de medidas institucionales que pueden ser programas y proyectos específicos integrados en el diseño de políticas públicas. Lo anterior permite el conocimiento y la experiencia necesaria para proponer medidas no sólo pertinentes sino innovadoras que amplíen el campo de acción profesional y sus formalizaciones teórico-conceptuales. Esta es, sin duda, una forma de revaloración y vigencia de la profesión cuya legitimidad es dada por la utilidad social de la presencia e intervención del economista, y su capacidad para incidir en la realidad procurando el bien común.

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