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lunes, 7 de septiembre de 2015

Hacia la equidad sindical

                                                        La equidad debe acompañar a la ley (Digesto Jurídico).

Mientras que los sindicalistas experimentan avances en sus demandas por mejores condiciones en materia de pensiones y jubilaciones, se aprecia un desfase en el terreno de la equidad distributiva. Ahora se tienen dos tipos de sindicalistas jubilados: los que salieron antes de la revisión de 2015 y quienes se jubilan o pensionan después.

En la citada revisión se logró un avance significativo en cuanto a acortar la distancia entre las percepciones del trabajador retirado y el activo, ya que ahora se sale del servicio con alrededor del 90 por ciento del salario. Es innegable el beneficio logrado, sin embargo resulta inocultable el hecho de que la lucha sindical ha puesto su acento en tal solo una parte de la comunidad académica sindicalizada: los activos, dejando fuera de la mesa de las discusiones a los académicos ya jubilados y pensionados.

 Es evidente que ahora existen tres sectores en el seno del STAUS: los activos y los nuevos y los viejos jubilados gracias a un logro incompleto por su parcialidad sectorial, sin embargo, de acuerdo al estatuto sindical, se reconocen los derechos y la participación de los académicos en retiro y se formaliza su participación en una delegación con los mismos derechos y atribuciones que las integradas por los miembros activos, salvo en lo relativo a formar parte de las comisiones estatutarias y votar en caso de huelga.

Lo anterior nos presenta una especie de disonancia cognitiva, ya que por una parte se reconoce y apoya la existencia de una delegación de pensionados y jubilados (DPJ), pero en la mesa de las negociaciones con la administración en período de prehuelga no se ha visto que la organización sindical esté considerando reivindicar la igualdad de derechos de la DPJ. En otras palabras, en la misma forma en que la administración universitaria declara  inexistentes a los pensionados y jubilados, el sindicato excluye este sector en las negociaciones. Aunque trabaja por mejorar las condiciones de jubilación de sus activos, ignora completamente a los que ya pasaron a ese estado. Es evidente que a la organización gremial le ha faltado una visión integral de las necesidades de sus miembros y, en consecuencia, la claridad para resolver los problemas que existen en su seno.

Existe un concepto clave en el sindicalismo que es el de solidaridad. La organización lucha y adquiere sentido mediante la protección de los derechos colectivos de sus miembros, pero también a través de la acción en favor de personas o sectores que así lo requieren. No existen lícitamente sindicatos encapsulados en los asuntos meramente laborales porque una parte esencial de su identidad es social y política. Se actúa frente a la injusticia de un sistema opresor en cada emplazamiento, en cada declaración pública sobre la situación institucional o de cualquier eventual ataque a los derechos de los trabajadores. Así las cosas, ¿le suena lógico que en una misma organización sindical existan jubilados de primera y de segunda?,  ¿la exclusión de una parte integral de la organización de los beneficios logrados colectivamente?

Con el ánimo de avanzar hacia la necesaria y urgente equidad sindical, se propone un mecanismo simple que contribuya a dar tranquilidad a los actuales y futuros jubilados y pensionados: la creación de un fondo complementario de solidaridad sindical (el nombre es lo de menos).

Una vez al año se descontaría un día de salario a todo el personal académico sindicalizado activo, preferentemente en la fecha en que se entregue la prima vacacional para efecto de reducir el  impacto en las finanzas personales, el cual se integraría al referido fondo complementario. Los recursos obtenidos se destinarían a compensar proporcionalmente la pensión de los jubilados de antes de la revisión de 2015 con la de los nuevos pensionados y jubilados, hasta que todos los académicos retirados puedan aproximarse o lograr una pensión del 100 por ciento del salario vigente. Los recursos que ingresen darían un respaldo firme y actualizable al actual fondo para la pensión complementaria, que no es ilimitado, evitando que llegue el momento en que dejen de pagarse las pensiones por falta de recursos.

 Los actuales miembros del personal académico estarían complementando su propia pensión a futuro, a la par que le darían vigencia al concepto de solidaridad sindical. La administración  de los recursos señalados se decidirá mediante el mecanismo que el propio Comité Ejecutivo decida, sobre las bases de transparencia y  rendición de cuentas.

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