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domingo, 26 de junio de 2011

Mas si osare...

El curioso caso que comentaré con usted lo detallan los medios escritos de comunicación. La prensa a veces nos regala verdaderas confesiones de parte en delitos de lesa patria, sin que los lectores enervados con las incidencias de la última decapitación o desmembramiento reparen en la gravedad de lo reportado. Se da el caso de que los propios gobernantes no tienen ni empacho ni recato en poner el interés extranjero por encima del nacional, quizá por considerar el último poco vestidor y demasiado pre-moderno, algo anclado en el pasado que no siempre fue mejor, algo digno de ser olvidado o relegado a la bóveda oscura del nacionalismo decimonónico, alejado y en abierta oposición a la vorágine globalizante, a la marcha a tambor batiente de la modernidad y el progreso, a la extranjerización forzosa que exige el nuevo orden mundial, en cuya unipolaridad se funden los intereses locales en el enorme crisol de la globalidad. Como se sabe, Estados Unidos, los países de la OTAN y las estructuras comerciales, financieras y crediticias dominadas por ellos, a través de la OCDE, el FMI y el Banco Mundial, son los árbitros de la sociedad mundial y los heraldos de la sociedad futura.


De hecho, la idea de “frontera” como línea divisoria entre países y estados soberanos no se liga con una idea más amplia que es “territorio nacional”, parte sustancial y constitutiva del Estado mexicano. El territorio mexicano, que en el siglo XIX se vio disminuido en el 50 por ciento gracias a las maniobras expansionistas de Estados Unidos, parece que actualmente se considera como una extensión del espacio comercial y militar de nuestros vecinos, habida cuenta que la inversión extranjera lo considera un punto de destino a tono con sus expectativas de lucro neocolonial. La geografía resulta ser, según el razonamiento gringo y que comparten nuestros gobernantes, una ventaja para el país del norte, ya que como el suroeste de EE.UU. “puede estar en riesgo de un terremoto”, por aquello de las fallas geológicas, Guaymas bien les puede servir para seguir movilizando sus mercancías sin despeinarse el copete de la soberanía nacional ni el hecho, al menos formal, de que hacen cuentas de una porción territorial que pertenece a otro país y, en el sentido en el que aun se entiende, sujeto a otra soberanía que, para aclarar dudas, es la nuestra.

Polvos de otros lodos
Desde luego que los dólares encandilan a los gobernadores del subdesarrollo que inicia con lo económico para terminar con el cívico: la autoridad sonorense aplaude como foca de feria la buena nueva de las futuras inversiones millonarias en el puerto que otrora fue heroico en el avejentado asunto de la defensa de la patria (13 de julio de 1854, contra los invasores franceses). Guaymas será, finalmente, el puerto de altura que requiere Arizona para lustrar su estrella en el mapa de las entidades bien portadas de Estados Unidos. Por lo pronto, me llama la atención que un estado fronterizo como el de Sonora no vea con recelo la relación con Arizona, más allá de las reuniones protocolarias entre funcionarios vecinos, e insista desde hará un par de períodos gubernamentales, en la idea de que Guaymas sea “el puerto comercial de Arizona”. ¿Por qué no el puerto comercial del Noroeste de México? ¿Es demasiado nacionalista? ¿Se vería mal señalar que puede y debe contribuir, en primerísimo lugar, al progreso de México?

Lodos de otros polvos
Pero las evidencias de que nuestros próceres sexenales están más que dispuestos a bajarse los chones a la menor insinuación abundan, no sólo en lo referente a la utilización del espacio terrestre, aéreo y marino nacional por agencias públicas y privadas extranjeras, sino que las propias autoridades parecen entusiasmadas de representar la cara neoliberal de los Miramones y los Mejías decimonónicos: la persecución del delito y la procuración de justicia se gestiona, financia y administra desde el exterior. La Iniciativa Mérida va de la mano con el combate a las ideas nacionalistas y la eliminación del patriotismo como conducta cívicamente correcta. Al respecto son ilustrativas las declaraciones de Miguel Sesma Quibrera, titular del Instituto Superior de Seguridad Pública del Estado de Sonora, quien “dijo sentirse muy orgulloso de que, gracias al nivel académico e infraestructura, el Instituyo a su cargo fue seleccionado para recibir apoyo del Departamento de Estado de Estados Unidos, a través de la Iniciativa Mérida, para capacitar elementos de las instituciones de Seguridad Pública de todo el país” (Kiosco Mayor, 11/06/2011).

La curiosa relación entre entidades de dos países (valga la puntualización) distintos, se clarifica cuando se leen las declaraciones de la gobernadora de Arizona, la racista Jan Brewer (Ley antiinmigrante SB 1070): que Sonora es la frontera más segura. Lo anterior obedece a que “conservar a Sonora como el estado fronterizo más seguro y alimentar la economía entre la entidad y Arizona es el reto para ambos gobiernos y el alcance de las acciones que se tuvieron en la edición de la Comisión Sonora-Arizona” , lo que fue detallado por el gobernador Guillermo Padrés en forma de una especie de declaración de principios: “se seguirá tratando de impulsar la economía a través de los negocios entre ambas naciones y para garantizar las condiciones que promuevan el establecimiento de nuevas empresas estadounidenses en Sonora, se requieren grandes planes como el Sonora SI, que garantizará agua potable para la entidad”(El Patrullero, 4/06/2011).

De las anteriores declaraciones se deprenden (al menos) dos cosas: Primera. El gobierno parece suponer que Sonora no pude desarrollarse si no es gracias a la inversión extranjera gringa, lo que hace irrelevante que sea estado fronterizo y costero para la seguridad nacional mexicana. Lo anterior sugiere que no hay inversionistas mexicanos (preferentemente locales) que acepten el reto de impulsar la economía y que, al igual que en el siglo XIX, pero por otras causas, nuestras venas económicas requieran de la hemoglobina extranjera para paliar la anemia nacional.

Maquiladoras de muerte y dependencia
Segunda. Están los personajes del gobierno panista empeñados en ponerse de tapete para que pisen con confianza de frontera asegurada los inversionistas gringos, en un proceso de colonización financiera que trae detrás esquemas de “seguridad” que se usarán para garantizar las condiciones políticas que permitan el uso y el abuso de los recursos naturales y urbanos sonorenses, por los inversionistas para los que está dispuesto a trabajar el gobernador Padrés, de ahí la importancia de considerar como argumento de venta el famoso plan hidráulico que inicialmente se planteó como solución para la sed de los capitalinos y que funciona también como un mecanismo para revalorar inversiones. Lo anterior no puede menos que sugerir la peligrosidad de las inversiones extranjeras en un punto geopolítico donde los intereses de fuera parecen pesar más que los de adentro, a juzgar por la presencia cada vez más relevante del cónsul de EE.UU. y de representantes del Departamento de Estado, así como la cada vez más declaradamente pro-imperialista Comisión Sonora- Arizona.

La extraña fascinación que ejerce en algunas mentalidades subdesarrolladas la presencia del extranjero, permite tener claro que la esfera comercial es una de las arenas donde se juega el destino de la nación y que, lejos de ser una ventana de oportunidades, es una de tantas fisuras en la seguridad nacional mexicana que, a querer y no, se deriva de la falta de funcionarios nacionales competentes que defiendan los intereses económicos e incluso los territoriales mexicanos, de donde se desprende que la sangre de la Malinche fluye por los bigotes mejor peinados del estado de Sonora y, desde luego, por las calvicies más lustrosas del gobierno federal.

No se trata de negar las bondades de la relación bilateral o multilateral, pero siempre y cuando prive un criterio nacionalista que centre su interés en el progreso de la patria. Lamentablemente, lo que se ve es una actitud lacayuna, agachona, sebosamente complaciente y colaboracionista con intereses externos que históricamente han revelado su codicia y falta de escrúpulos, no sólo en México, sino en prácticamente todo el mundo. Esto, señores neoliberales de guarache, panistas con mentalidad changarrera y prostibularia, sigue siendo traición a la patria.

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