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lunes, 27 de julio de 2009

Marchas y política


Pues, aunque usted no lo crea, nuestros puntos de referencia socialmente aceptados pueden estar equivocados, o por lo menos, cambiadas sus coordenadas, de manera que lo blanco es negro, lo gris es una especie de cuarta dimensión en el imaginario de un genio de botella en plena intoxicación etílica… Opinamos, discutimos, exponemos nuestras inquietudes, nos pronunciamos a favor o en contra de tal o cual posición política, y al final, terminamos adhiriéndonos al partido de la conveniencia, a la aplanadora psicológica que modera nuestra conducta social y que nos hace, a querer o no, formar en las filas del cinturón proyector del sistema. El gregarismo pasa de ser una tendencia natural en el hombre, a un dogma de fe social que se acepta a priori, sin mayor análisis, acríticamente, como la fatalidad que actúa en la mente de los que lo asumen por vocación, ocasión u omisión.

La confusión entre lo que es y lo que debiera ser, entre lo que debiera ser y la cruda trama de las conveniencias, hace que el análisis de los hechos ocurridos el 5 de junio en Hermosillo transite del reclamo justo de los agraviados a la manipulación política de un sector ligado a los agraviantes. Me refiero a lo siguiente: ¿por qué no se ha insistido en el hecho de que la tragedia de la Guardería ABC es producto de una política federal consistente en privatizar la seguridad social, operada a través e subrogaciones de servicios que son, o debieran ser, competencia exclusiva del gobierno? ¿Por qué no se ha señalado que la política neoliberal acogida por el PAN hecho gobierno, esta profundizando el daño causado por el neoliberalismo priista del salinato? ¿Por qué se insiste en culpar únicamente al gobierno de Bours, siendo que es un eslabón en la cadena de errores y graves omisiones en que se ha convertido la política de Calderón como continuación del desmantelamiento del Estado acelerado por Fox?

Sin duda alguna, Bours merece la censura púbica por sus aires bravucones que comparte con su hermano Ricardo, pero la política de privatizaciones del panismo simplemente fue aceptada como una oportunidad de negocios por el ya casi ex gobernador, sin que necesariamente fuera partícipe de su hechura. Para ser claro: Bours puede ser, simple y sencillamente, un beneficiario compulsivo de la idea de tomar la política como negocio particular.

Desde luego que tienen razón los padres de las víctimas de la Guardería ABC, al señalar la falta de sensibilidad y respeto que ha demostrado Bours desde el día 5 de junio. Pero una actitud grosera, de junior patán con complejo de potentado texano, no lo hace responsable de la política de subrogaciones federales. Claro que los intentos de manipulación de los padres de las víctimas con esa vacilada de que el niño achicharrado que está en el cielo, “ha de estar triste porque su padres están enojados” y demás torpezas del pirrurris avícola cajemense irritan, pero el buen juicio debe prevalecer. El problema está en otro lado y es hacia éste a donde deben dirigirse los esfuerzos de los afectados y, desde luego, la sociedad en su conjunto.

El gobierno ha convertido en negocio la seguridad social, a través de las subrogaciones de servicios como el de las guarderías, y en esa dirección debieran ir los reclamos, hacia una movilización que apoye al IMSS y al ISSSTE como verdaderas instituciones de protección para los padres trabajadores y sus hijos, a través de la salud, la educación y la protección integral del Estado a las familias, y no como fuente de enriquecimientos privados.

Pero, por ejemplo, tenemos padres de familia que pagan con gusto, aunque con apuros, las cuotas que se les exigen en las escuelas de educación básica, con el pretexto de mejorar las condiciones de estudio de sus hijos, mandando a volar el principio de la gratuidad de la educación, de acuerdo con el artículo tercero de la Constitución. Consciente o inconscientemente, permitimos que el gobierno privatice los servicios básicos que debe proveernos, y es hasta que resulta más que evidente lo erróneo de esta concesión cuando el pueblo monta en cólera y pide justicia. ¿Se necesitan muertos inocentes para que entendamos que lo que es del gobierno debe ser cumplido por el gobierno y lo que es de la empresa privada debe ser resuelto por ella?

Triste asunto el de una sociedad que está siendo acostumbrada a que hay que pagar por todo varias veces, como el cobro de intereses sobre intereses con que nos roban los bancos, hasta que la tragedia nos azota el rostro al convertir el reclamo social en dolor privado, personal, individual, para que así reaccionemos.

Sin duda alguna el apoyo a las marchas por la justicia en el Movimiento del 5 de junio debe ser otorgado sin reparos por todos los ciudadanos. Desde luego que no debe “politizarse” en el sentido de servir al inmediatismo de tal o cual partido político para atacar a otro con abono a presentes o futuros procesos electorales, pero lo cierto es que el movimiento ciudadano es esencialmente político porque se encara a una situación injusta, producto de una forma viciada de entender la política y el gobierno. Lo que se persigue es justicia y reparación del daño, lo que supone cambiar las condiciones que hicieron posible que ocurriera la tragedia. En ese sentido es indudablemente político.

Si la política es el arte y la ciencia del buen gobierno, seguro que las protestas y manifestaciones ciudadanas contribuyen a poner en claro el hartazgo del pueblo por la ineptitud, la deshonestidad y lo vicioso de la acción gubernamental, que deben cambiar para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Marchando se manifiesta que se quiere y debe hacerse una buena política. Marchemos.

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