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domingo, 30 de septiembre de 2018

Jaloneo legislativo


“Nunca olvides que lo que hizo Hitler en Alemania era legal” (Martin Luther King).

Con la llegada de Morena al escenario político de Sonora el agua se pone al punto de chocolate. Usted recordará que a la señora gobernadora o, para el caso, a los diputados del PRIAN se les ocurrió la idea de hacer cambios a la Constitución local, quitando facultades al Poder Legislativo, es decir, a los diputados que integran el Congreso del Estado para pasarlas al Ejecutivo, es decir, a la señora de Torres que gobierna nuestra entidad federativa, en un juego de quitar, poner y condicionar que en resumidas cuentas lo que hace es dificultar y poco menos que inutilizar los recursos que por ley corresponden a los representantes populares.

Son memorables las escenas frente al edificio del Congreso del Estado, colmado de ciudadanos protestando por lo que era a simple vista un golpe legislativo en contra de los recién llegados: Morena podrá tener mayoría por decisión popular, pero el viejo sistema no se resigna a soltar prenda y hace lo posible por frustrar cualquier posibilidad de cambio. A estas alturas es claro que la cosa habrá de cambiar con la velocidad esperada cuando los candidatos de Morena ocupen la titularidad de los tres órdenes de gobierno y la oposición, en este caso reaccionaria y retrógrada, sea vencida, por eso se justifica la demanda de que “ni un solo voto al PRIAN”. ¿Se han cometido algunos errores? Sí, pero el sistema está dedicado a poner piedras en el camino de Morena. Todas las que puede encontrar. Mientras tanto, cabe observar atentamente las maniobras ratoneras del gobierno y tomar nota para las próximas elecciones.

Pero si al golpe legislativo, hecho en lo oscurito y con generoso incentivo económico al diputado que se puso flojito y cooperando frente a los caprichos que opera y protagoniza la dama que ocupa las oficinas más confortables del palacio de gobierno, se le agrega la rebelión en la granja legislativa encarnada por los funcionarios de alto nivel que se resisten a abandonar sus oficinas en el Congreso del Estado y hacen de víctimas del cambio, entonces debe quedar descubierta una absurda y deleznable maniobra de sabotaje a las labores de los diputados que integran la LXII Legislatura que inició actividades el 16 de este mes.

Como se ve, el panorama político sonorense da para mucho y es imposible aburrirse para quienes siguen el curso de esta transición que cuenta con sus principales enemigos a quienes están agarrados del puesto a veinte uñas sin entender que, quiéranlo o no, aquí se está escribiendo otra historia.

Muchos esperan que el caso terrible de la Guardería ABC quede resuelto sin los tradicionales chivos expiatorios, sin la subrogación de culpas y culpables, sin manipulaciones legales e informativas, sin los disimulos exculpatorios de delincuentes de cuello blanco y apellidos largos. La justicia debe llegar por fin a los pequeños que no debieron morir y a sus familias. También se espera que la catástrofe ecológica de profundas implicaciones económicas y sociales provocada por Grupo México contra los habitantes del Río Sonora que se filtra con el agua envenenada por distintas partes del Estado tenga la atención efectiva y eficaz del gobierno federal y estatal, y que se finquen responsabilidades legales a los perpetradores, incluidos los funcionarios venales tanto del Poder Ejecutivo como del Judicial que han actuado como cómplices de dicha acción criminal. Nadie puede ignorar que el impacto humano y económico del derrame ha sido tremendo, inimaginable. Nadie puede avalar la indolencia del gobierno y las complicidades que se han tejido en torno a Grupo México.


Asimismo, los trabajadores activos y jubilados de Sonora esperan que el latrocinio, la rapiña y el desaseo administrativo de ISSSTESON sea finalmente resuelto y se restituyan los fondos pensionarios de los trabajadores. Cabe recordar que las cuotas pagadas puntualmente nunca se reportaron al Instituto, porque quedaron en el tortuoso camino del pantano administrativo en que se ha convertido el gobierno, sea del PRI o del PAN. En este contexto, resulta absurdo e insultante que, por ejemplo, el Instituto quiera aumentar las cuotas de los trabajadores universitarios y que existan líderes sindicales que hagan labores de zapa en la conciencia de los trabajadores, en un intento inmoral de convencerlos que “deben pagar más” por lo mismo o menos. La lucha por la seguridad social nos involucra a todos, y su problemática ya está afectando a cada vez más trabajadores que sufren desabasto de medicamentos, carencia de materiales de curación, de atención especializada, de las mínimas garantías que marca la ley y los convenios firmados con el Instituto, así como las previstas en los contratos colectivos de trabajo.       

Por otra parte, gracias al régimen PRIANISTA que hemos padecido con singular aguante, Sonora es un territorio víctima del crimen organizado, coto de caza de grupos e individuos al margen de la ley. Las ciudades son peligrosas para la salud física, moral y económica del ciudadano y no hay patrimonio seguro ni autoridad confiable. Es claro que se ha gobernado a través de la simulación, la publicidad pagada, los “chayotazos” y las prebendas y concesiones que hacen de la ley un chicle en verano y a plena luz del sol.  

Pues bien, si el pueblo quiso el cambio y lo expresó el 1 de julio, ¿por qué el gobierno local se empeña en entorpecer la transición y enturbiar las relaciones entre poderes? ¿Por qué protagonizar actos de evidente autoritarismo y de vil sabotaje a las instituciones de Sonora? ¿Por qué generar un estéril jaloneo legislativo cuando existen problemas de apremiante solución? Queda claro que el PRIAN no sirve ni volviéndolo a hacer. Lo bueno es que ya se van… ¿o no?



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