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lunes, 27 de abril de 2015

Convénceme

                                                        Si los izquierdistas anulan y los derechistas votan, 
                                                                         ¿qué futuro nos espera? 
                                                                     (Martha Lamas, Antropóloga).

La temporada de las campañas electorales ha traído cosas curiosas y anecdóticas, junto con muchas que son perfectamente olvidables, como por ejemplo las peroratas de los candidatos que hacen como que proponen y adoptan aires de enterados de los problemas y las soluciones del municipio y el estado, demás de los chismes y balconeos que han caminado junto a las diatribas, el protagonismo barato y las muestras gratuitas de mentecatez aldeana. Sonora es el escenario del circo, maroma y teatro que permite el acercamiento del ciudadano espectador con el empresario-político o el político-empresario, que busca nuestro voto como si fuera obligatorio su otorgamiento en pago a la parodia democrática que protagoniza y nos toma como su auditorio cautivo.

Como en cada farsa hay un farsante, debemos estar de plácemes al constatar que en la actual coyuntura las cabecitas locas y huecas no faltan, como se pudo comprobar con el show mediático de la manifestación y vandalismo panista en el edificio de la SCT, donde se increpó al delegado y se le conminó a renunciar “por corrupto”, dado su reciente conversación con Claudia Pavlovich, exhibida (la conversación, aunque también la candidata) públicamente como un acto de influyentismo capaz de modificar una convocatoria de obras ya publicada, supuestamente en beneficio de algunos constructores sonorenses. El ridículo y deprimente espectáculo tuvo como epílogo la huida de la pandilla pitufa tras hacer añicos el cristal de una puerta, así como la imagen de legalidad que tradicionalmente se adjudican.  

Por otro lado, entre las cosas curiosas y anecdóticas de la temporada, se puede mencionar el estreno del mantra anulista “convénceme”. Sucede que los partidarios de la nulidad o la abstención, responden con cierta acrimonia a quienes manifiestan su voluntad de votar y la necesidad de hacerlo, que los “convenzan”. Es decir, que el grupo de ciudadanos que han optado por hacerse a un lado para no enfrentar la aplanadora prianista con el argumento de la pureza, limpieza, honestidad y transparencia debida y no cumplida en los comicios, exigen, ante cualquier insinuación en contra de la pasividad y el berrinche, que quienes los critican tienen la obligación de persuadirlos con argumentos a favor de acudir a las urnas y hacer efectivo su sufragio.

Es curioso que un adulto en pleno ejercicio de sus facultades mentales y políticas requiera del tiempo, la atención, el esfuerzo mental y argumentativo de otro, a fin de manifestar su voluntad de cambio a través del voto. ¿Qué no tienen criterio político formado? ¿Carecen de nociones acerca del sistema electoral del país? ¿Ignoran que los votos que cuentan y que finalmente eligen son los que pueden ser adjudicados a tal o cual opción? ¿Supondrán que el sistema obedece a consideraciones morales en donde la abstención y la anulación pueden tener algún peso en las decisiones electorales?   

¿Ignorarán los anulistas que existen casos de países donde las condiciones han sido iguales o más difíciles que las nuestras y que, sin embargo, el pueblo y sus candidatos han logrado hacer valer su triunfo? ¿Estarán enterados de las victorias de pueblos como Venezuela, Ecuador, Bolivia, entre otros, sobre el sistema dominante? ¿Sabrán del caso griego? ¿De lo que actualmente ocurre en España?

Si alguien presumiblemente enterado del acontecer político nacional y estatal y crítico del sistema y sus corruptelas, necesita que lo convenzan de ser parte del cambio deseado  (del que dan ejemplo otras naciones), ¿qué tan racional puede ser su actitud? ¿Ya no es capaz de participar en el cambio democrático y pacífico mediante el voto? ¿Estaremos en presencia de antiguos luchadores sociales y ciudadanos críticos que también dicen “ya me cansé”? ¿El futuro del país no merece un nuevo esfuerzo? ¿Tendrán idea de la importancia de tener una mejor correlación de fuerzas en el Congreso? Los cambios, lamentablemente, no vienen solos.

Si alguien le pide que lo “convenza”, véalo con ojos de pena ajena. Acaba de renunciar a su mayoría de edad ciudadana. Eso debe doler…


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