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sábado, 31 de marzo de 2012

Va de vacaciones

Con motivo del inicio de la primavera, la razón se va de vacaciones. En tal virtud, el cerebro experimentará un descenso en su actividad con lo que algunos millones de neuronas deberán ser despedidas, ya que con tan poca demanda intelectual los costos sobrepasan por mucho a los beneficios y la empresa Cerebro corre el riesgo de irse a la quiebra. Bajo el supuesto de que hay que proteger a la empresa, la iniciativa privada corporal planea publicar una serie de mensajes que persuadan al resto de la anatomía de que las medidas a tomar son “dolorosas pero necesarias”, en aras de la estabilidad macro-fisiológica y el fortalecimiento de la imagen corporativa.


El plan elaborado en el área de relaciones orgánicas parece prometedor, si no fuera porque su entendimiento será poco probable dada la ausencia de la razón. Los diseñadores de imagen y los ejecutivos de las distintas áreas y dependencias ya analizan las consecuencias del despido de neuronas. Mientras que los primeros trabajan en la justificación de la medida y en la construcción de escenarios orgánicos más que favorables, las voces discordantes de los encargados de las funciones vitales presionan para que se reconsidere dicha situación y se revalore el papel esencial de la red neuronal en su conjunto.

Algunos analistas estudian el comportamiento general de la economía orgánica, mientras que otros centran su atención en alguna parte específica, como el sistema digestivo, el músculo-esquelético, el genitourinario, cardiovascular, y los órganos en particular que se verían afectados con los despidos. Los equipos de trabajo, en sesiones prolongadas y estresantes, avanzan en las conclusiones: todo apunta a que la política de ahorro que se focaliza en los trabajadores del cerebro puede dañar fuertemente a las funciones generales de la economía orgánica.

Otras partes del organismo hay expresado su oposición a las medidas de austeridad que promueve el gobierno, aunque en ese sector las opiniones permanecen divididas. Se habla de una huelga general como medida de presión en defensa de los derechos de las neuronas programadas para su despido. La memoria hace fuertes señalamientos y emprende una campaña en defensa de los derechos de ese sector de neuronas amenazado con un despido que se antoja injustificado, a contrapelo de la manipulación informativa que proviene del gobierno en manos de la ideología de mercado.

Otros organismos señalan con dedo flamígero la influencia de la televisión comercial en las decisiones vitales que deben tomar los ciudadanos de cara a las elecciones y advierten sobre los peligros de dejarse manipular. Se levantan voces que reclaman el derecho del pueblo a decidir su destino, el rumbo de la economía y la necesidad de impulsar el empleo permanente y el ingreso digno. Se invita a toda la población a votar por el cambio verdadero y recuperar la dignidad del trabajo y el ejercicio de la política.

Una fuerte corriente de opinión se transforma en movimiento de defensa de la razón y la integridad cerebral (MDRIC) e impulsa la desobediencia civil contra quienes propagan las bondades de la apatía y el desinterés por lo que a todos compete; que tratan de convencernos de que el gobierno tiene la razón y que el criterio empresarial es el mejor. La economía orgánica no puede estar sujeta a los imperativos del mercado porque lo que nos mantiene vivos y funcionando con normalidad no es una mercancía sino un derecho, una condición esencial humana: el juicio crítico es la condición fundamental del ser humano que vive y actúa en sociedad, del que defiende su calidad de vida y el progreso del conjunto del cual forma parte.

El MDRIC se opone a la manipulación televisiva, a la renuncia de la razón y el análisis crítico frente a los procesos sociales y políticos de la comunidad, y concluye que en estas vacaciones la razón no se puede ir porque justamente lo que quiere el enemigo neoliberal es que dejemos de pensar y caigamos en las garras de la seducción publicitaria, en el spot propagandístico, en las artimañas de los diseñadores de imagen, en las falacias del discurso efectista y traicionero.

En este período vacaciones de Semana Santa y en el próximo verano, sigamos pensando, razonando y defendiendo nuestra integridad de conciencia. No al despido de neuronas, ni un paso atrás en la defensa de nuestra integridad orgánica.

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