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martes, 24 de enero de 2012

La toma de instalaciones

Las instituciones cuentan con edificios en los que se desarrollan sus funciones, así una escuela tiene aulas y oficinas; el gobierno cuenta con amplios espacios de oficinas llenos de escritorios y archiveros; cualquier burocracia o negocio privado tiene edificios, mobiliario y equipo apropiado para sus actividades.


Pero, las instituciones públicas o privadas, no son solamente edificaciones, mobiliario y equipo. Los recursos humanos tienen un papel estelar, porque representan el elemento dinámico, pensante de la institución. Los trabajadores son los que en la práctica hacen a la institución, la construyen día con día con su actuar en el marco de las reglas y procedimientos que les son propios.

Ninguna institución educativa, por ejemplo, es excelente solamente por su infraestructura. Es buena por la calidad de sus académicos, que en la docencia, la investigación y en la extensión y difusión de la cultura cumplen con los objetivos institucionales.

Los académicos no son robotitos a los que se les insertan monedas cada quince días y que tienen que funcionar eficientemente en cualquier circunstancia. No son objetos desechables ni juguetes de la administración universitaria. En la Universidad de Sonora parece que el concepto de personal académico encaja dentro de las connotaciones de inventario, con costos de mantenimiento, manejo y vida útil calculada en los fondos de depreciaciones de la “empresa” con tasa cada vez menos costosas si consideramos el deterioro de la moneda y el congelamiento del salario en términos reales.

A la pérdida de poder adquisitivo de la comunidad universitaria se le añade el desprecio poco disimulado de la administración, que acude a la ley cuando se trata de no resolver casos evidentemente ligados a la displicencia y desaseo en la aplicación de las normas, las cuales son como aras cargadas en manos amorales. Se pude argüir que se cumplió con la norma, pero lo esencial queda oculto bajo la andanada de elementos legaloides. La honestidad y rectitud en la aplicación del estatuto es lo que queda en entredicho.

Lo que sucede es que se viola la norma fingiendo su cumplimiento. El problema no es el estatuto, sino la corrupción y el sectarismo con que se deciden los resultados.

El problema de fondo es de incumplimiento de las normas, de las complicidades y mafiamientos, de compadrazgos y nepotismo, de cuatismo y manejo discrecional de atribuciones en los puestos directivos, de mercantilización de la educación superior, de zanahorias como el programa de estímulos y la dependencia de la aprobación externa mediante ridículas "certificaciones". La Unison debe recuperar su estatus de autónoma.

El problema central es la Ley orgánica 4, que permite la más absurda verticalidad en la toma de decisiones. Eso es lo que convenientemente no menciona el rector en su crítica-ataque al sindicalismo universitario.

Hoy los sindicalistas universitarios luchan desde sus respectivas trincheras por una mejor universidad. El enemigo a vencer es el neoliberalismo que ideológicamente violenta la vida académica y trastoca la autonomía, vulgarizando la sustantividad de las funciones institucionales en una clara evasión de sus más trascendentes objetivos. Lo deseable es la unión entre estudiantes y profesores, pero si los primeros no entienden lo que está en juego, el académico debe seguir luchando por una mejor universidad y un trato más justo, democrático y transparente.

La verdadera causa de los problemas universitarios es la ignorancia con que las autoridades estatales y las burocracias universitarias pretenden conducir la vida institucional. La palabra clave es “respeto”. La actitud de ataque y descalificación del sindicalismo universitario por parte del rector, da cuenta de esto. La legalidad de la toma de las instalaciones está precisamente en el motivo que la impulsa: la defensa de un derecho.

Las instalaciones que integran la parte física de la institución universitaria son patrimonio del pueblo de Sonora y de los universitarios, no sólo de la burocracia universitaria. La toma de edificios es una expresión del malestar que existe en el seno de la comunidad académica. El rector pretende desviar la atención de ello y, lamentablemente para él, no lo ha logrado. El Departamento de Enfermería merece mejor trato, empezando por el cumplimiento del estatuto y la reposición del concurso por oposición motivo de la inconformidad. Las enfermeras en lucha merecen toda nuestra atención y respeto. Adelante.

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