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martes, 8 de abril de 2014

Lo que no tiene razón de ser

Todo parece indicar que la coincidencia feliz entre gobierno del estado, rectoría de la Universidad de  Sonora y madres de familia contra la huelga no es tan fortuita, casual o producto del azar. La semejanza del discurso de cada uno de los actores es verdaderamente escalofriante, más si concordamos en que en política no existen las casualidades. En ese tenor, parece apropiado aventurar que debe existir un acuerdo soterrado que contribuya a tal sincronía y, por lo pronto, vale decir que el punto de confluencia no es necesariamente el afán de apoyar a los estudiantes para que lo hagan sin las interrupciones propias de la realidad social y política que se vive en el planeta Tierra.

Una coincidencia esencial entre estos opinantes es la de querer una universidad sin huelgas, ajena al paso del tiempo y los afanes humanos, a las confrontaciones ideológicas, a las luchas entre capital y trabajo, a los esfuerzos de los ciudadanos por acceder a mejores condiciones de vida, en fin, a todo aquello que conecte a los pupilos universitarios con el medio al que arribarán una vez terminen sus estudios, es decir, a la realidad de las múltiples manifestaciones del sistema económico y sus impactos en la sociedad, la política y la cultura.

Los esfuerzos por establecer una especie de realidad intrauterina para los jóvenes estudiantes sonorenses han sido apoyados solidaria y subsidiariamente por el rector de la Universidad, quien sostiene que la huelga no tiene razón de ser y que recientemente acudió a la ciudad de Navojoa a “buscar el apoyo de la sociedad” y a “expresar su sentir y a recalcar que no cederá ante presiones del STEUS y el STAUS” ya que “es un peligro cuando estalla una huelga sin razón y sin fundamentos” y remata categórico: “ya basta de utilizar la huelga o paros como un medio para conseguir lo que no es ético conseguir o lo que no es razonable por la realidad presupuestal” (El Imparcial, 7/04/2014).

Asimismo, el gobernador del Estado se permitió asevera que “la huelga en la Universidad de Sonora no tiene razón de ser”, y respalda la exigencia de los padres de familia para “exigir que la Universidad de Sonora abra sus puertas”. Al respecto, el secretario de gobierno anunció que preparan un plan para dar clases extramuros para evitar el retraso académico, no sin dejar de declarar que “el nombre y el prestigio de la Universidad de Sonora se ha dañado con tantas huelgas en los últimos años” (Expreso, 6/04/2014).

La representante de las señoras que se cobijan bajo el membrete de “Comunidad en movimiento contra huelga Unison”, Leticia Escontrillas, ha declarado que “las clases extramuros se pueden realizar, el rector va a hacer un llamado al Staus en las negociaciones que van a tratar de tener para que los maestros puedan dar clases fuera de la Universidad de Sonora”, afirmando que la SEC será la dependencia encargada de coordinar la logística y conseguir los planteles (El Imparcial, 8/04/2014). Como se ve, cada cual opina a su manera y coincide en un punto esencial: “la huelga no tiene razón de ser”.

Lo cierto es que las medidas apuntadas por el gobierno y otros involucrados son claramente mecanismos para hacer desaparecer el derecho a huelga consagrado en la Constitución. Lo anterior es claramente dicho por los actores oficiales: “El gobierno se meterá a fondo para evitar en el futuro las huelgas constantes en la Universidad de Sonora (Unison), y si para ello se requiere una iniciativa, el Ejecutivo estaría dispuesto a presentarla (…) dijo el secretario del gobierno, Roberto Romero López” (Kiosco Mayor, 7/04/2014). Por su parte, el rector Grijalva manifestó en Navojoa “Es un peligro cuando estalla una huelga sin razón y sin fundamentos, se ha dicho que yo quiero acabar con los movimientos de huelga, claro que no, es un derecho constitucional, pero también es un recurso que debería ser más valorado” (El Imparcial, 7/04/2014). En su momento, la señora Escontrillas declaró que no les importa quién tiene la razón, que lo que quiere el movimiento contra la huelga es que se abra la Unison de inmediato.

Tan activos opinantes parecen dejar de lado un pequeño detalle que, como muchas cosas olvidadas, está en la Constitución federal. Por ejemplo, lo que dice el artículo 123, Fracc. XVII. “Las leyes reconocerán como un derecho de los obreros y de los patronos, las huelgas y los paros”, con lo que queda claro que la Universidad debe pagar el día no trabajado por el STEUS, ya que fue usado como medio de protesta ante la ninguneada de la administración a los reclamos del sindicato de manuales y administrativos. Un medio lícito de presión se convirtió en un pretexto para que la administración justificara su falta de voluntad para negociar con los trabajadores.

Por otra parte, los reclamos histéricos de las señoras metidas a activistas y los no menos estridentes del gobernador del estado y su secretario, como por el propio rector, parecen pasar por alto que el artículo 447 de la Ley Federal del Trabajo (LFT) vigente, señala que “la huelga es causa legal de suspensión de los efectos de las relaciones de trabajo por todo el tiempo que dure”. Por otra parte, la supuesta posibilidad de que los académicos del STAUS ejerzan labores de docencia fuera del campus universitario es simplemente una vacilada, ya que el propio contrato colectivo de trabajo establece cuáles son las condiciones para la prestación del servicio.

Lo que no tiene razón de ser, por todo lo visto, es que se sigan teniendo de rehenes a los estudiantes por parte de la administración universitaria, el gobierno del Estado y ahora las señoras que se ostentan como madres, para tratar sin respeto alguno a los sindicalistas y violentar el marco normativo de la propia institución que dicen defender con ignorancia casi absoluta de lo que es y cuáles son sus propósitos. Lo que deben hacer las autoridades es tomar en serio su papel en la mesa de negociaciones.


La Universidad es un bien social del pueblo de Sonora, en el sentido que su propósito fundacional fue dar a la comunidad una institución de educación superior que permitiera a los sonorenses acceder a los beneficios de la ciencia, la técnica y las artes. Por ello se debe apoyar y respetar, y no tratar de interferir ni intervenir en sus asuntos internos, ya que para el cumplimiento de sus fines es autónoma, de acuerdo al artículo 3º, fracción VII de la Constitución. En ese sentido, es absurda la declaración y los propósitos de intervención del gobierno de Sonora, y por lo menos cuestionable y poco sensata la actitud del rector Grijalva.

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