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domingo, 28 de abril de 2013

Apuntes sobre la protesta ciudadana y el COMUN.


Como usted ya sabe, los diputados del PAN y fauna de acompañamiento asestaron puñalada trapera al pueblo de Sonora mediante la aprobación del impuesto llamado COMUN, o de la tenencia disfrazada. Sucede que la única novedad en este caso fue el desperdicio de la oportunidad de que dicho partido se posicionara como congruente entre lo que promete y lo que cumple, y decidió fallar.

La fracción panista en el Congreso más fauna panalista enriquecida con una diputada perredista, de cuyo nombre no quiero acordarme, le hicieron el caldo gordo al señor gobernador. Las instrucciones precisas del Ejecutivo estatal pudieron más que los intereses de los representados, de esos tristes votantes que cada tres o seis años ponen sus esperanzas en las urnas electorales, ahora transformadas por obra del PAN en mortuorias. Aquí yace, pues, la expectativa de un cambio democrático en favor de las familias sonorenses.

Lo que queda es la inconformidad popular que seguramente no se va a conformar con paliativos verbales o descalificaciones sociales debidamente inducidas por “intelectuales orgánicos” o directamente por personeros de las autoridades.

Lo curioso del caso es que ciertos opinantes bien intencionados contribuyen a la cancelación de las vías de manifestación ciudadana al ver prietitos partidistas en el arroz ciudadano: así se dice que hay elementos del PRI en las protestas, que se ve la mano de intereses electoreros de la oposición, que se sospecha de manipulación del movimiento, entre otros señalamientos que, objetivamente, trabajan para Padrés, el panismo legislativo y sus iniciativas al cuestionar la protesta por la posible intromisión de adversarios del panismo en el poder.

Vale la pena reflexionar sobre estos aspectos y reconocer que no existen, ni existirán, movimientos ciudadanos químicamente puros en la política real sonorense y mexicana, lo cual no les quita su validez y legitimidad. En lo personal me parece irrelevante que el movimiento ciudadano contra los impuestos tenga puntos de coincidencia con el PRI, porque por sentido común, la convergencia de ideas puede ser posible en lo concerniente a las demandas y luchas sociales. ¿No es legítimo defender la economía familiar sólo porque a la mejor hay priistas incorporados a la lucha? Aquí la disyuntiva no es dejar de participar por aquello de que el movimiento pueda estar manipulado, sin estar consciente de que es correcto, válido y urgente salir a la calle a reclamar un derecho.

Si existen “compañeros de viaje” en las organizaciones y los movimientos, lo que queda por hacer es vigilar que no ocurran desviaciones que pongan en peligro los objetivos a alcanzar, y en el caso del COMUN, lo que se persigue es derogarlo mediante la resistencia civil y la organización cada vez más disciplinada y organizada de los inconformes. A la luz de la conciencia ciudadana y el buen juicio económico, el imponer más gravámenes en un contexto de crisis es absurdo y criminal. Las consecuencias siempre son negativas para la salud económica y la estabilidad política de la entidad.

Los puristas de la protesta debieran aterrizar en la realidad sonorense y entender que la luna no es de queso. En un movimiento ciudadano siempre hay, o puede haber,  coincidencias con las organizaciones políticas formales, ya que los propios integrantes pueden ser de tal o cual partido o simplemente no pertenecer a ninguno, ya que somos una sociedad política donde la afiliación es un derecho que muchos ejercen, independientemente de que por ese hecho no sean del todo afines a las ideas o estrategias de su organización. Un militante no es necesariamente un robot o zombi carente de voluntad propia y al servicio de intereses oscuros e inconfesables.

Es este orden de ideas, considero que cualquier cosa que contribuya legítimamente al logro de los objetivos del movimiento debe ser bienvenida. Lo contrario es asumir una posición inmovilista bastante irreal e incongruente con los propósitos que se pretenden lograr, salvo que sean los de sabotear y nulificar la acción ciudadana.


Espero que los integrantes del movimiento en contra de los impuestos padresitas no sólo crezcan sino que se fortalezcan con nuevas ideas que le permitan cumplir con sus objetivos. La lucha puede ser larga y tortuosa, pero es legítima e irrenunciable.

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