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lunes, 13 de abril de 2020

¿Alarmismo o precaución?



“Nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado por la mentira(Nicolás Maquiavelo).

Ya ve usted que el asunto de la epidemia ha ocasionado más de un susto a la comunidad. La estridencia de los avisos por parte de las autoridades locales ha logrado que el ciudadano común tenga miedo y caiga en la paranoia colectiva, viendo como sospechoso de contagio a todo el que se atraviesa en su camino.

Incluso, según reporta Vigilia Sonora en reciente vídeo, las personas mayores son víctimas de malas miradas y restricciones cuando acuden a tal o cual supermercado (Ley, por caso) con la rara y discriminante instrucción de que sólo deben ingresar para hacer compras de 8 a 10 de la mañana (no se sabe qué autoridad sanitaria lo dispuso, o si fue una aportación de la empresa en aras de contribuir a la incomodidad ciudadana).

La misma fuente reporta circulación de vehículos oficiales con labores de perifoneo que emplean el sonido de las sirenas que advierten de ataques aéreos en las películas de la Segunda Guerra Mundial, dando un toque siniestro y abonando a la psicosis colectiva que favorece abusos policiales, recaudación de multas y prepotencia disfrazada de cumplimiento del deber.

Hay que señalar que las medidas dictadas por el Consejo Estatal de Salud rebasan por mucho las recomendaciones de las autoridades del comando central de la Secretaría de Salud federal, que se ha manifestado respetuosa de los derechos y las libertades ciudadanas, y que ha reiterado que no se piensa decretar el toque de queda u otras medidas con efectos similares. 

En situaciones como esta, aflora la vertiente autoritaria de nuestros gobiernos locales, prianistas o pitufos disfrazados de “progre”, bajo el supuesto de que “la gente no entiende”. ¿Será por eso?, ¿será por lo que votaron por ellos?

Así pues, llama la atención que el gobierno de la Ciudad de México, con 21 millones de habitantes (donde se da el mayor número de casos de enfermedad Covid-19), y donde se producen por razones naturales el mayor número de interacciones entre personas, hayan optado por hacer recomendaciones respetuosas aunque continuas a la ciudadanía, lejos de la actitud evidentemente extrema y autoritaria de Hermosillo, por ejemplo, donde se tiene un total de 812 mil habitantes, mientras que el estado sólo cuenta con 2.85 millones de habitantes.



La ciudad y el estado en su conjunto parece que se asumen como país independiente con riesgo similar a Italia, España o Estados Unidos, y por tanto deben imitar el nivel de restricciones que se da en otros lugares cuya densidad de población y dinámica social es muchas veces superior a nuestra entidad.

Se nota la ausencia de una coordinación eficiente y atenta con las autoridades federales, donde hay experiencia, capacidad y medios suficientemente probados en este y otros casos de contingencias sanitarias, lo que permite suponer que esta desconexión pudiera sumarse a las acciones de gobiernos locales opositores al actual presidente.

Así tenemos la parálisis social y económica explicada por la epidemia, más la acción oportunista de organismos privados como el Consejo Coordinador Empresarial, Coparmex o Canaco, que exigen apoyos fiscales y condonaciones de impuestos, siendo que las empresas afiliadas deben al fisco 50 mil millones de pesos, lo que llama la atención  porque sus efectos pueden afectar al erario nacional en vistas a desacreditar y, eventualmente, deponer al gobierno de la 4T, garantizando una vuelta al pasado y a las acostumbradas corruptelas y complicidades entre el sector público y privado.


Parece que la actual situación de emergencia se ofrece como una buena oportunidad para no pagar impuestos o llegar a un arreglo que le tuerza el brazo a la ley, de manera que la iniciativa privada pueda resultar, como en otras ocasiones, beneficiada o cuando menos no perjudicada por la epidemia, lo cual ya es una muestra de la situación de privilegio que acostumbran tener y que exigen al gobierno, a pesar de que los peces gordos de la clase patronal son frecuentemente evidenciados en las redes sociales por los grandes adeudos fiscales que tienen.

Por otra parte, se puede aventurar que, en nuestro contexto, también se buscaría legitimar la inmovilidad ciudadana al criminalizar las concentraciones de protesta por casos como la subasta (venta) de El Cárcamo, lugar verde que es un espacio integrante de lo que fue el ecosistema de La Sauceda, afectado por el furor inmobiliario y la desidia intencionada de varias administraciones prianistas, a la que pudiera incluirse la presente.

Un ecologista y defensor del predio municipal en vías de privatizar señaló en la entrevista efectuada por el medio informativo arriba citado que, tanto La Sauceda como El Cárcamo, son botín codiciado por los tiburones inmobiliarios que han prosperado a la sombra de gobiernos como los de Bours-Padrés, de suerte que se insinúa una comunidad de compromisos e intereses entre la autoridad estatal y la municipal. Son terrenos privilegiados con alta plusvalía donde, no sería de extrañar, se puedan asentar hoteles, villas de lujo, campos de golf y albercas, además de los magníficos paisajes naturales que ofrecen gracias al agua. Un Hermosillo de primera en medio de otro de segunda y de tercera.

La epidemia provocada por un virus nuevo, amerita la reflexión desapasionada acerca de qué puede pretender un gobierno local que toma medidas precautorias que exceden a las recomendadas por el gobierno nacional, con lo que, al parecer, tenemos virus nuevo y prácticas de manipulación política viejas.    
      
¿A quién conviene generar el temor y la parálisis social? ¿Quién se beneficia con tener a una población atemorizada con noticias que se manejan o interpretan como justificaciones para ejercer acciones que lesionan los derechos ciudadanos y permiten el abuso de autoridad, así como impedir, por ejemplo, la realización de actos que expresen masivamente la inconformidad ciudadana por la anunciada venta de espacios públicos importantes desde la perspectiva ecológica; o que una eventual avalancha de casos Covid-19 revelaran el saqueo y el abandono con fines de privatización del sector salud estatal?

El momento exige la unidad y la solidaridad nacional, y Sonora forma parte de México. Seamos congruentes.
    

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