Como se sabe, el informe de gobierno
es un acto esperado por la clase política y los ciudadanos a fin de conocer el
estado que guarda la administración pública del país. Se espera que contenga
pormenorizada cuenta de los hechos, acciones y resultados del gobierno en el
período de que se trate, así como el anuncio de nuevas políticas que harán
posible los supuestos del bienestar y el desarrollo nacional (http://definicion.de/informe/), aunque también puede referirse a
algo amorfo, indefinido y hasta confuso y difuso (http://es.thefreedictionary.com/informe).
A estas fechas circula con cierta
profusión en los medios una suerte de resumen fraccionado y pergeñado con los
tonos más elogiosos y triunfalistas sobre su propia capacidad de incidir en el
rumbo nacional de manera exitosa, futurista e imaginativa (http://www.presidencia.gob.mx/informe/). El documento parece no regirse por
ninguna definición aceptada por los diccionarios en uso para situarse en los
linderos del género literario de la fantasía, lo que conduce al lector a
preguntarse “¿hablamos del mismo país?”, “¿Ganó la iniciativa de Fox de
legalizar la marihuana?”, “¿me quieren ver la cara de tontejo?”, entre otras
preguntas de inquietante actualidad.
Sin duda alguna el tema estelar por
sus implicaciones es el de la llamada reforma energética. Mientras que el
gobierno de Peña insiste en privatizar para abrir el cofre del tesoro futuro de
México, el resto de América Latina replantea sus impulsos privatizadores y
recupera la soberanía nacional en esa materia, dando reversa a la apertura
petrolera (http://www.jornada.unam.mx/2013/09/06/opinion/032o1eco). Cosa parecida ocurre con la
generación de electricidad, donde México se pone en plan de gestor de ganancias
para la iniciativa privada en detrimento de la capacidad generadora dela
C.F.E., con los consiguientes impactos negativos en el servicio y las tarifas,
en perjuicio de la economía familiar (http://www.jornada.unam.mx/2013/09/06/economia/031n1eco).
Otro aspecto central es el de la
reforma educativa, que ha sido impuesta al poder legislativo con total
impudicia y que ha levantado protestas a lo largo y ancho del país, suscitando
los más variados comentarios y análisis, donde destacan los que la señalan como
regresiva, represiva, burocrática y violatoria del marco constitucional (http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2013/09/01/165619677-reforma-educativa-es-regresiva-violatoria-e-inconstitucional-especialista). Aquí se demostró que los
representantes llamados diputados y senadores actuaron al margen de sus deberes
constitucionales y se plegaron a un pacto clientelar que revela un nuevo
corporativismo de estado al servicio del capital (http://www.jornada.unam.mx/2013/09/02/politica/003n1pol).
La reforma fiscal solamente parece
confesar su indeclinable voluntad de servicio al capital extranjero y hacer lo
que sea necesario para asegurar las
ganancias de los consorcios bancarios trasnacionales, a cambio de subejercicios
presupuestales y mayores cargas a los ciudadanos (http://www.jornada.unam.mx/2013/09/06/politica/013n1pol). Aquí el acento vuelve a estar en la
parte de sacrificar soberanía a cambio de mecanismos de colonización más agresivos
por parte de los organismos financieros internacionales (http://www.jornada.unam.mx/2013/09/06/edito).
Mientras que se da formal libertad a
rufianes de lujo como Raúl Salinas de Gortari y sorprendentemente a Rafael Caro
Quintero, las cifras de homicidios en México tienen un repunte espectacular en
lo que va del sexenio (http://www.jornada.unam.mx/2013/02/01/politica/009n1pol), a pesar de lo cual, el gobierno se
empeña en seguir por la misma ruta trazada por Washington durante la gerencia
de Felipe Calderón, quedando claro que la seguridad pública en México se vive
mejor fuera de sus fronteras.
Si la vida cotidiana de los mexicanos
cada vez es más azarosa, nuestra relación con el exterior adquiere las
características del síndrome de esposa maltratada, ya que por más que EE.UU. se
empeñe en ofender y burlarse de la dignidad nacional, el gobierno de Peña
siempre encuentra razones para seguir en plan de lacayos del imperio (http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2013/09/06/112156054-presunto-espionaje-no-afectara-relacion-con-estados-unidos-pena-nieto). La pregunta acerca de cuánto vale
para los gobiernos neoliberales la independencia, libertad y soberanía
nacionales es inevitable. La respuesta llega pronto, como se puede leer en la
prensa nacional y en los medios que dan cuenta de la participación del presidente
de México en el exterior.
En la vida real mexicana, se sabe que
somos un país petrolero, pero cada mes viene un aumento en los precios de la
gasolina, y vemos que la canasta básica se aleja del alcance de nuestro
salario; que la nutrición es materia reprobada y que la cobertura de los
servicios es desigual, en un entorno donde la presencia de formatos de negocios
extranjeros abaten a fuego graneado a los negocios locales. Cualquier se
pregunta ¿dónde está el gobierno?, ¿a qué intereses responde?, ¿quién apoya al
empresario local frente a las grandes cadenas extranjeras?, ¿cuál es el futuro
de la educación nacional sin valores, principios y acciones que defiendan la
cobertura, calidad y permanencia de la educación pública y en cambio se ven los
avances de la privatización de los servicios en todos los niveles? ¿Qué hay de
las conquistas de la clase trabajadora? ¿A dónde va el marco legal que las
define y garantiza su vigencia?
Al parecer, México es una colonia de
los intereses energéticos y financieros extranjeros. Se ha dado un golpe de
Estado desde adentro. Lo que queda es la resistencia pacífica y la
desobediencia civil, frente a un gobierno que va del cinismo a la hipocresía,
que traiciona contumazmente su deber constitucional, que trabaja para el extranjero
traicionando al país que debiera representar. El informe lo revela, la realidad
lo confirma.
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