Bueno, pues ya se supo cuál es el
posicionamiento oficial de las autoridades yaquis respecto al apasionado apoyo
de algunos miembros de esa etnia al movimiento de los agricultores ricos
cajemenses contra el acueducto Independencia. Que nada tiene que ver con apoyos
a los mismos que los han robado por décadas y ahora, como novedosa forma de
infamia, usan como grupo de choque contra la obra de infraestructura hidráulica
que llevaría agua a Hermosillo.
Así las cosas, el bloqueo de la
carretera federal 15 y vías alternas solamente puede ser atribuible a los
facinerosos agricultores nylon que tiran la piedra y esconden la mano tras la
humanidad del grupo yaqui que les sirve de comparsa. “Es una mentira lo que promueven
los ricos del valle a través de periódicos controlados por ellos y yaquis
sobornados, ningún yaqui en su sano juicio cree que los ricos del valle le
cederán el agua que ellos mismos les habían despojado”, señala para el Diario
del yaqui (29 de junio 2013) el secretario y vocero de la tribu, Francisco
Antonio Delgado Romo, y puntualiza que mientras que los productores del valle
siembran 228 mil hectáreas más los dobles cultivos, los yaquis solamente
siembran 17 mil hectáreas.
Entre la legítima aspiración de los
yaquis de tener más disponibilidad de agua para sus labores agrícolas y la no
menos legítima de los hermosillenses de contar con el preciado líquido para
beber, está la nefasta insidia de los ricos de Cajeme con toda su insólita
prepotencia, que pone a la sociedad entera al borde de un conflicto que puede
tener consecuencias graves al estar violentando la legalidad, como ocurre a
tener tomada una vía general de comunicación con las consecuencias económicas
que ya estamos padeciendo. No cabe duda que la ambición y codicia de unos
cuantos pone de cabeza a una mayoría muchas veces mal informada e incluso
manipulada. No hace mucho conversaba con alguien que ignoraba que el agua viene
del norte y tenía la firme creencia de que la presa que alimentará el acueducto
estaba en el Valle del Yaqui. Los reclamos de que se les quitará el agua a los
buenos agricultores de Cajeme son falsos, una verdadera tomadura de pelo.
Más allá del engaño y la insidia de
los ricos cajemenses debemos señalar la falta de claridad con que se ha
manejado este asunto. Desde el inicio del conflicto debió estar presente la
autoridad federal competente y
conjuntamente con las estatales debieron haber planteado a la opinión pública
los aspectos técnicos y económicos del proyecto. Se debieron detallar los
aspectos relativos al origen del recurso hídrico, el impacto regional y local
del flujo disponible y el balance del recurso tanto en su punto de origen como
en el trayecto hacia el sur.
Si la región de Cajeme no se verá
afectada por la obra, resulta curiosa la oferta del gobernador Padrés de
subsidiar el agua a los consumidores de Ciudad Obregón. Si la obra representa
una solución viable para Hermosillo y no afecta a otros municipios de la
entidad, por qué no aclarar a tiempo y lograr el consenso de los presidentes
municipales y los representantes de los distritos de riego, en el marco del
derecho, sobre todo el reconocido por la comunidad internacional referido a la
prioridad que tiene los seres humanos en el acceso al agua.
¿Por qué el señor gobernador Padrés
dedicó su tiempo a viajar por Europa y hacer tratos ventajosos para el capital
extranjero al poner maquiladoras en suelo sonorense, en vez de estar al frente
de su gobierno viendo la forma de evitar que el conflicto llegara a los
extremos que ha llegado?
¿Qué economista en su sano juicio
puede ser capaz de recomendar la instalación de maquiladoras y el apoyo
económico y logístico a esta forma de actividad, en vez de alentar la
producción local y el desarrollo de instalaciones industriales de capital
nacional y local? ¿Qué clase de absurda colonización estatal por la vía de la
maquiladora pretende apoyar el gobierno de Padrés?
Al parecer en Sonora no existe
planeación del desarrollo sino ocurrencias donde participan como beneficiarios
los inversionistas (de preferencia extranjeros) y los siempre dispuestos
gestores locales a cambio de comisiones y prebendas. Con un gobierno de prendida de foco es casi
natural que haya conflictos serios completamente evitables, pero que llegan a mayores
gracias a la ausencia de quienes deben por ley atenderlos con rapidez y
eficiencia. Lo bueno es que ya falta menos para que termine la actual gestión
sexenal.
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