Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

sábado, 21 de mayo de 2011

De protestas y discursos

La sociedad civil camina con rumbo al estudio fotográfico con las ilusiones en alto y el copete echado para adelante, como retando a la estética e informalizando el resto de la pelambre, pero cualquier cosa que tape la cara ya es un aliciente para el espejo. Somos un colectivo decidido a tomar la calle, elevar la protesta y demostrar que el cambio es posible. La historia puede o no estar enterada de lo que acontece en el presente, pero seguramente se le hará interesante citar las fechas, lugares y circunstancias que rodearon a los ciudadanos que del anonimato pasaron a los expedientes de alguna policía estatal o federal, preocupada porque el orden y progreso no se salga de las casillas oficiales ni sea manoseado por el vulgo, el populacho, la chusma o, como se suele decir con corrección política, la ciudadanía-cliente de las ofertas electorales.



Por la justicia
 Ayer fue la marcha que protestaba por el criminal incendio de la guardería ABC, lugar común de impunidades solapadas por el abrazo del gobierno y sus redes familiares transpartidistas, hoy es el “basta de sangre”, mañana el rechazo al fraude electoral de moda y luego los alegatos callejeros en defensa del voto, de la democracia, del derecho ciudadano a tener derecho, del “alto a la corrupción” y, quizás, la propuesta de un cambio de gobierno, al estilo de Finlandia, a tono con lo que hoy pasa en España donde el 15-M se manifiesta y acampa en la Puerta del Sol madrileña y en algunos puntos de la geografía peninsular.

En España se va por la III República, por la verdadera representación popular, por la horizontalidad en la vida ciudadana, en la toma de decisiones; por la supresión de un sistema bipartidista que se ha visto que son lo mismo en el abrazo turbio y obsceno del neoliberalismo: ni el PSOE ni el PP son como los pintan, a lo que nosotros mexicanos respondemos que ni el PRI ni el PAN son ya lo que dicen ser, que uno y otro son la misma cosa, que son los pilares fundamentales de un sistema bipartidista solapado y que la nuestra es un remedo de la democracia; diríamos junto con los españoles que la democracia es posible si la construimos desde abajo, si nos lanzamos a configurar un gobierno con nuevas reglas, con otra catadura.

Finlandia hace su revolución sin balas ni mentadas de madre, con el concurso de los ciudadanos hartos de los partidos y de la exclusión; ellos dicen “no” al abuso del poder y a la capacidad corruptora del mismo cuando está en manos equivocadas. Los finlandeses dijeron “no” a la deuda externa, a los abusos del capital internacional y al gobierno cómplice que los permite, dijeron “sí” al rescate de su país para el disfrute de ésta y las próximas generaciones, suprimieron los órganos de representación que no lo eran en realidad, que estaban viciados y que contribuían a la opresiva acción de un gobierno neoliberal, y los sustituyeron por la acción popular que construye colectivamente el futuro de todos.


Acampada en Madrid
 En la plaza madrileña se dan cita los ciudadanos de todas las edades y condiciones, españoles todos, preocupados todos por su país, retando al gobierno quien ha prohibido las acampadas, a quien le molesta que el pueblo tome los espacios públicos, que la gente se proclame inconforme, indignada, harta, deseosa de cambio. La democracia se demuestra andando, acampando, corriendo el riesgo de aparecer en los archiveros o bases de datos policiales. Por eso el pueblo se levantó peinado, fotogénico, echado para adelante, sin el temor escénico de los separos policiales, con la convicción de ser uno más entre los incluidos en la transformación de su país.

Nosotros, el pueblo, debemos hacer un nuevo pacto, uno de no agresión entre nosotros y en contra de los que nos dividen. Para ello es necesario recuperar nuestra identidad ciudadana, nuestra identidad de clase, nuestros reclamos comunes, y conciliar nuestras urgencias que deben ser aprobadas por causas de humanidad en el más alto tribunal político: la marcha multitudinaria, el paro general, la huelga solidaria, la movilización en todos los escenarios de la vida productiva. La vida se abrirá paso, como siempre lo hace, por las calles de Sonora y del país. Don Quijote cabalgará de nuevo.

No hay comentarios: