Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

viernes, 25 de abril de 2025

LA IDEOLOGÍA ES COSA DE RISA

 

“Esto es lo único que importa en la buena propaganda. Se trata de crear un eslogan que no pueda recibir ninguna oposición, bien al contrario, que todo el mundo esté a favor” (Noam Chomsky).

 

Ya ve usted que estamos en un mundo donde los patos les tiran a las escopetas, los agresores se declaran víctimas y los únicos valores que cuentan son los de la bolsa, los verdaderos intereses son los que rinde el capital y la única verdad acreditada es la que difunde la propaganda televisiva, cinematográfica o cualquiera que salga en los medios de intoxicación masiva como tendencia y luego obligación moral.

Míster Trump se queja de que los canadienses y mexicanos han parasitado a su país, que le están robando y que sin EUA no serían nada. Así, los europeos resultan ser tan parásitos y atenidos como los latinoamericanos y qué decir de los africanos, tan marginales y dependientes de la generosa explotación de los blancos y propositivos inversionistas y emprendedores transnacionales.

Los asiáticos, por su parte, siguen siendo un conjunto de países siempre explotables cuyo destino es el acercamiento a occidente mediante la subordinación complementaria con el norte global y no una competencia que deba existir y tolerarse.

En esta visión distópica del mundo, “América” es la víctima de la ingratitud viciosa e intolerable de quienes no reconocen su vocación de pulgas amaestradas, de beneficiarios de una depredación civilizatoria que pasa de lo material, de los vericuetos económicos y financieros a la arena conductual y moral, a la cultural y estética, a la reescritura de la historia, a la posverdad imperial.

¿Por qué oponerse y resistir las tendencias y propuestas sociológicas que se fabrican en los sótanos de las universidades anglosajonas para implantarse en el resto del mundo? ¿Por qué no aceptar el regalo de la ideología y valores occidentales, que nos uniforman, homogenizan y aplanan para que el carro de EUA transite sin baches opositores que afecten su estabilidad, autoestima y expectativas?

En la periferia hay quienes se atrincheran en un nacionalismo trasnochado que huele a socialismo, a una especie de comunismo de guarache, a reacción contra el progreso, mientras alientan el populismo, el onanismo patriótico que empaña el lustre de las barras y las estrellas. Pero, ¿por qué no ser un estado más de la Unión Americana o, al menos, un traspatio bien portado política y funcionalmente correcto?

¿Por qué no hacer fila para besar el trasero de míster Trump y sonreír para la foto? ¿Para qué elaborar un plan nacional de desarrollo que sea realmente nacional, que a partir de un diagnóstico sectorial y regional plantee lineamientos, líneas generales de acción y establezca de manera precisa los niveles de coordinación en programas y proyectos, el seguimiento y evaluación de las acciones propuestas en el plan?

En este escenario, ¿acaso no es un buen distractor plantear un “plan” elaborado con retazos zurcidos en “ejes transversales”, “objetivos” y “estrategias” más mediáticos que técnicos, más propagandísticos e ideológicos que económicamente sustentados?

Lo que queda claro es que, no habiendo autonomía en la gestión del desarrollo, basta con presentar un catálogo de acciones y proyectos cuya ambigüedad dejen a salvo el interés privado, la injerencia extranjera, que garanticen el papel de economía complementaria del “socio” del norte, que ratifiquen el carácter de traspatio y, al mismo tiempo, parezcan cumplir con el mandato constitucional en materia de planeación, pero sin impulsar verdaderamente los objetivos de desarrollo nacional que la sociedad requiere. ¿En este caso, la apariencia mata a la técnica y el razonamiento económico? Así se ve.

Los propósitos de sustituir importaciones difícilmente podrán lograrse si las inversiones, modelos, especificaciones técnicas y el interés geopolítico siguen siendo de fuera. La industria nacional sólo podrá serlo cuando el país desarrolle su camino, independiente y soberano, hacia el progreso en lo financiero, técnico, logístico y comercial con un horizonte político y económico centrado en lo nacional.

Queda claro que se requiere una visión económica social, pública y objetiva de la realidad nacional y de su contexto, para dar pasos que inicialmente pueden ser lentos y modestos pero eficaces si se tiene claro el propósito político de la planeación del desarrollo. Un desarrollo que sólo será posible si se finca en la defensa de la soberanía y en la obediencia al mandato constitucional que emana de un pueblo con memoria histórica, con identidad y voluntad transformadora, y que distingue el interés público del privado, lo nacional de lo extranjero.

Queda claro que un plan nacional no se construye con regalos y guiños a la iniciativa privada nativa y foránea, ni con las calenturas de los globalistas encaramados en un discurso de inclusión y diversidad engañosamente soberanista, con un recetario preñado de ideología de importación, que puede sonar progresista, incluso pasar por ser de izquierda, pero que es esencialmente neoliberal, colgado a la Agenda 2030, ajeno al interés nacional y contrario, en los hechos, a los propósitos transformadores por los que votó mayoritariamente el pueblo.

La ideología, cuando se convierte en caricatura mediática a veces se viste de formalidad y adquiere rasgos capaces de confundir a cualquiera, pero vista de cerca es cosa de risa cuando no de asombro. Aquí, la farsa reclama ser tomada en serio, como cuando por cuestión de imagen se trata de disimular la posibilidad o la necesidad de ir a besar un trasero.

 

 

 

jueves, 17 de abril de 2025

UN DOMINGO EN LA PLAZA

 “El agua es vida y el agua limpia significa salud” (Audrey Hepburn).

 

Domingo 13 de abril, domingo de Ramos. Me instalo en la plaza Zaragoza, frente al palacio de Gobierno, en Hermosillo, tras conseguir un café que acompañe la espera de la marcha ciudadana que viene desde El Tronconal. El ambiente es todo lo dominical que puede desearse, con fieles caminando hacia la catedral, vendedores instalando sus puestos y niños en bicicleta persiguiendo palomas.

Es el escenario ideal para que el precarismo figure estelarmente en forma de la persona que llega contando una historia trágica de abandono y miseria, a cambio de una oreja receptiva y dinero disponible. La historia, o cuento para despistados, tiene todos los ingredientes del fraude, del histrionismo que desacredita la precariedad y la solidaridad cuando se ve que se trata de una tomadura de pelo. El “no” por respuesta produce una cara larga y la retirada del farsante.

Una paloma aprovecha su posición en un árbol y lanza un misil de mierda que hace blanco en mi camisa. La servilleta del café hace lo suyo y continúo en espera.

Se acerca otro personaje que cuenta una historia de desarraigo por causa de la pobreza, el migrante expulsado por los gringos, ahora que todo el que venga del sur es terrorista y violador, criminal de siete suelas que debe ser capturado, aislado y arrojado al traspatio sureño que aguarda. El migrante que va rumbo a Nayarit pide ayuda, y hay que dársela.

Aparece una patrulla de policía y en breve llega la caravana de autos, las mantas, la gente y la protesta tronante contra el proyecto hídrico que ofrece tres presas que servirán de tapones al flujo de agua, que impedirán la recarga de los mantos acuíferos de las áreas supuestamente por beneficiar, que aumentarán la precariedad de la vida de los pobladores ribereños para convertirla en una pesadilla de resequedad y miseria, si se quiere, más profunda.

La plaza Zaragoza se politiza, su aire dominical, religioso y familiar termina transformándose en el escenario de la lucha de más de 40 comunidades que exigen que se les vea y oiga. Tras en ninguneo presidencial en Bavispe, dónde se les dice que para protestar deben primero enterarse del proyecto (oculto en la bruma burocrática) , mientras los ciudadanos exponen sus razones, la marcha hacia palacio es resultado de una solicitud de audiencia que empezó justamente en Palacio de Gobierno, fue a Palacio Nacional y terminó en el vacío, en el tecnicismo, en la mandada a la chingada de sus razones y vivencias.

Las presas, dicen, son anuncio claro y fuerte de muerte para las comunidades que viven de las filtraciones de agua en los mantos acuíferos, del flujo natural superficial y subterráneo del líquido que ahora se toma por mercancía, por objeto del deseo de acaparadores, empresarios mineros contaminantes, de desarrolladores inmobiliarios, de políticos encaramados en el cargo público, de los especuladores locales, nacionales y extranjeros que prosperan a costa del patrimonio nacional.

La opacidad en torno al proyecto, la ausencia del estudio de impacto ambiental, de viabilidad social y económica de las obras y el asalto a la democracia que supone impulsar un proyecto, sin pasar por el conocimiento y aceptación de su utilidad pública por sus supuestos beneficiarios, lo que echa por tierra cualquier argumento técnico, político o ideológico cuya base de sustentación sea aquello de que “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.

Los pobladores de las comunidades afectadas y por afectar exponen su experiencia, su conocimiento del ambiente, de los efectos negativos de una presa en una corriente de agua estacional. Creen urgentemente necesario buscar alternativas más a tono con la realidad regional, con las necesidades reales de las decenas de comunidades que viven del acceso al agua.

Señalan como irracional el implementar soluciones muchas veces fracasadas, mientras las causas del desabasto siguen vigentes, entre otras el desperdicio del líquido por fallas y envejecimiento de las vías de suministro; por la mala planeación de su distribución, por la discrecionalidad en el otorgamiento de las concesiones, por la corrupción del sistema y su enfoque neoliberal. Aquí resulta imposible no recordar cómo el interés privado es capaz de desviar el cauce de un río para dedicarse al manoteo inmobiliario.

Hacen notar que, al parecer, los expertos y especialistas oficiales y oficiosos no toman en cuenta que el flujo de agua permite la recarga de los mantos acuíferos y las fuentes de abastecimiento de pozos, tuberías y tomas domiciliarias. La política del agua navega entre las calenturas comerciales y el surrealismo sustentable.  

Como relevante, en medio del vacío informativo el periódico La Jornada (https://lc.cx/e2fkBQ) registró la marcha y el mitin, las razones de los ciudadanos afectados, los motivos de su lucha. Sin embargo, en la conferencia de prensa en Palacio Nacional el tema no fue incluido en la agenda, seguramente por causa de los aranceles, las exigencias de Míster Trump, las broncas donde el dinero se defiende, el capital demanda y el gobierno hace de su amable y confiable gestor.

Tras la manifestación ciudadana regreso a casa, con la manga de mi camisa con una mancha amarillenta, consciente de la importancia estratégica del agua, del imperativo moral de su defensa, del apoyo al pueblo bueno y sabio que lucha por su futuro, levanta la voz y espera respuestas.


 

sábado, 12 de abril de 2025

LA LUCHA DE LOS SINDICALISTAS JUBILADOS

 A estas alturas del discurso de la inclusión, la no discriminación, los derechos humanos y otras palabras y poses con ánimos transformadores, existen organizaciones que actúan con la convicción de que los adultos mayores debieran estar debidamente resguardados bajo la alfombra o el cuarto de los tiliches hasta que haya necesidad de sacarlos en algún aniversario, como parte escenográfica del lucimiento de los liderazgos democráticos, progresistas y hasta revolucionarios.

Cuando pasamos revista a las organizaciones de trabajadores, incluidas las universitarias, no es raro encontrar compañerismos y corrientes que optan por la discriminación positiva de los jóvenes en demérito de quienes hicieron posible con su lucha y constancia la existencia del propio organismo sindical.

Algunos cuentan con secciones o delegaciones en su estructura orgánica que agrupan a los trabajadores jubilados y pensionados, otras ni siquiera se molestan en considerar esta posibilidad. Como se ve, la inclusión y la solidaridad están condicionadas a las iniciativas de exclusión y se convierten en la base de cualquier razonamiento, dando paso al rechazo y la marginación entre colegas.

El sindicato es de quienes están activos, los otros no cuentan. Los viejos que construyeron las referencias históricas, los principios, las bases de la organización son declarados perjudiciales para su desarrollo y un peligro para su existencia. Urge su eliminación estatutaria.

En este contexto, quienes tenían derechos plenos ahora no los tienen “por razones de estado”, “por causa de supervivencia”, porque a la dirigencia y la corriente sindical a la que pertenecen declara la edad como un obstáculo para la defensa de los trabajadores, la trayectoria laboral y sindical como papel mojado, las luchas y logros de las generaciones del pasado una mera referencia sin peso en el presente y ausente en el futuro.

Así como ahora se habla de la posverdad algunos se ponen creativos en eso de cultivar la poshistoria. Aquí el pasado no tiene mérito, salvo que justifique la vigencia y permanencia del grupo que hoy reescribe la historia y la organización sindical se convierte en una entidad onanista, estéril socialmente y propensa a caer en las aguas negras del oportunismo.

La actitud descrita recuerda el concepto de obsolescencia programada, la calidad de desechable de los objetos, la sustitución del producto viejo por el nuevo, la ausencia de reconocimiento desde la perspectiva de que lo reciente es mejor que lo anterior.

El concepto se explica por el afán de lucro de un sistema cuya esencia es generar ganancias, ampliar la reproducción del capital en un mundo de cosas, costos y precios, donde el concepto de ciudadano no tiene más importancia que su conversión a cliente, a usuario, a cautivo del mercado.

La sociedad capitalista no es más humana en esta etapa, no es más incluyente en su etapa industrial o financiera, analógica o digital, y esta base económica hace posible la cosificación de las personas, la exclusión productivista, aunque el discurso y su formalización legal sea de inclusión y no discriminación. Aquí se subraya la importancia de la apariencia, resultando la forma más importante que el contenido.

El criterio de exclusión y marginación resulta ser producto de una mentalidad típicamente neoliberal imbuida en el pragmatismo político que sostiene ideológicamente al sistema. El “ustedes” y “nosotros” en una organización gremial es la negación del lazo intergeneracional que unifica a los trabajadores en la defensa de sus derechos históricos frente al capital. Pasado y presente son los escenarios de la lucha sindical donde se debate el futuro de la organización, y que, garantizan su vigencia y utilidad social.

Los trabajadores jubilados son la memoria, la conciencia crítica de su organización. Cualquier intento de exclusión o de eliminación estatutaria supone una grave pérdida de rumbo, un cambio del progresismo al conservadurismo, una patronalización del pensamiento sindical. En otras palabras, una traición a la propia organización y un peligro para su existencia.

Dentro y fuera de la organización o la institución fuente del empleo, la lucha antineoliberal debe darse sin tregua. Aquí, los jubilados y pensionados deben poner el ejemplo y recuperar el rumbo y la dignidad de su organización, porque tienen memoria, porque son garantes de la dignidad gremial, porque han demostrado que muchas veces la mejor defensa es la prevención y la respuesta oportuna al ataque, porque reconocen la acción del enemigo de clase y sus operadores encubiertos en el seno de la organización.  

Los fundadores de la organización, los que hicieron posible su existencia y consolidación, los que lucharon y vencieron en la lucha por la titularidad contractual tienen la palabra. Ni un paso atrás en la defensa de la memoria y el futuro sindical.   



¿SERÁ COSA DEL SISTEMA?

 

“Cambiar para que nada cambie” (El gatopardo).

 

Desde la segunda llegada de míster Trump a la casa Blanca parece que llueve al revés y que las víctimas resultan ser bestias peludas que tunden las carnes de forma continua e inmisericorde de los buenos y piadosos White Anglo-Saxon Protestant (blancos anglo sajones protestantes) que derraman democracia, financiamiento y tecnología a cambio de la soberanía, los recursos naturales y la conciencia de los pueblos parasitados.

Europa artrítica y viciosa, arracimada en una especie de asociación delictiva que presume de estar unida y ser el bastión defensivo de la civilización occidental, se apresta a apoyar las luchas lodosas de Estados unidos contra Rusia, China o quien se atraviese en la ruta por la hegemonía mundial, mientras el Sur global se debate entre la risa y el llanto.

Latinoamérica en general y México en particular asumen una posición decididamente ambigua que va de los pronunciamientos patrióticos a la prisa por servir de tapete al paso imperial por su territorio. No tenemos agua, pero estamos más que dispuestos a entregar unos buenos millones de litros a los texanos tras la amenaza arancelaria de Mr. Trump, faltaba más.

Estamos en una época de estrés hídrico y de sequía patriótica, donde el agua es el objeto del deseo y razón suficiente y necesaria para aflojar y cooperar bilateralmente. Tan es así que nos apresuramos a “tecnificar” regionalmente el riego y poner diques al libre flujo del líquido que es vital y escaso.

Cabe recordar que en aras de salvaguardar la “seguridad nacional” del vecino norteño, debemos compartir datos biométricos y vigilar la frontera con Guatemala, así como cuidar el agua y ser racionales en su uso. Lo anterior nos conecta con la información biométrica requerida por mandato de ley para alimentar bases de datos nacionales para afrontar las desapariciones de personas que un día sí y otro también son denunciadas en medio de llantos y mentadas de madre.

Asimismo, viene el plan hídrico que ofrece la construcción de tres presas en Sonora que, entre otras cosas, garantizaría (se dice) el abasto de agua a la ciudad de Hermosillo y favorecería el consumo humano y del sector productivo.   

Lo de los datos biométricos es una idea que se ha planteado anteriormente teniendo como respuesta el rechazo social por invasiva de la privacidad de los ciudadanos y familias, y que ahora resulta renovada, “progresista” y necesaria para la pronta respuesta ante el fenómeno de los secuestros y las exigencias de “seguridad” del vecino anaranjado y arancelario.

Sobre lo otro, el agua y los planes sonorenses (sic), cabe señalar que nuestro estado ha sido el cercano objeto del deseo de varias administraciones arizonenses que hicieron cuentas de Guaymas como su puerto de salida, a lo que se agrega la transformación de Puerto Libertad y el Golfo de California como un área de necesaria renovación estratégica gasera, de cara a la fea competencia oriental.

Hasta aquí, resulta oportuno revisar a qué intereses pudiera responder la construcción de las tres presas que impulsa el gobierno estatal y avala el federal. Saltan como conejos dos núcleos de interés, el minero ligado a Larrea (Grupo México) y también complacer las directrices gringas respecto a la “tecnificación regional” del uso del agua.

Las comunidades rivereñas del río Sonora y Bacanuchi siguen con su salud y economía arruinada, gracias a Grupo México y su hazaña de convertir en vertedero tóxico el río y sus riberas. La ciudadanía sonorense es testigo de los impactos de una presa en su entorno regional productivo y doméstico, por eso las comunidades señalan la escasez o ausencia del agua, y señalan que la presa es anuncio de muerte ecológica.

Los planes hídricos actuales, en el caso de Hermosillo, van de la mano del asalto inmobiliario a los terrenos de la presa A. L. Rodríguez y áreas aledañas.

Hay la percepción pública de que la capital de Sonora es el escenario actual de una operación contra la naturaleza y a favor del interés privado, tanto en lo pequeño, como es robar espacio verde para construir locales comerciales en el Parque Madero, como en lo grande, como disponer de las tierras de la presa para fines comerciales privados.

Es claro que aquí ni la honestidad ni la dignidad se han convertido en costumbre. Se siente que el gobierno es el patio de recreo de oportunistas y chapulines. ¿Será cosa del sistema que se dijo vencido políticamente y que aún nos jode? ¿En todo caso, hasta cuándo?  

 

 


miércoles, 2 de abril de 2025

EL AGUA Y LA RECTORÍA UNIVERSITARIA

 

  “Qué cosas tiene la vida, Mariana” (canción de Alberto Cortez).

 

Durante la visita a Sonora de la señora titular del Poder Ejecutivo, representantes del Movimiento en defensa del agua, el territorio y la vida, le entregaron un escrito donde manifiestan su rechazo a la construcción de tres presas que, además de representar un jugoso negocio para las constructoras bendecidas con la asignación de las obras, además de los provechos inmobiliarios que algunos disfrutarían, por ejemplo, los ganones que le tienen el ojo puesto a los terrenos de la presa A. L. Rodríguez, suponen un serio problema ambiental e hidrológico para múltiples poblaciones que verían disminuido su acceso al agua.

Desviar un río no es cosa fácil ni inocua. Siempre hay consecuencias para la flora, la fauna, los productores locales y las actividades productivas de las que depende la vida de los pueblos cercanos y lejanos a tales obras. El caudal normal del río deja de fluir, el terreno se seca y la vida carece de sustento. Algunos ganan porque la obra no está pensada para otro productor o beneficiario que no sea el capitalista de turno, el empresario seboso y bien enchufado, el político amigo de las obras faraónicas que salen bien en la foto. El pueblo no pinta, no figura, no cuenta.

Parece que, si a un político con ideas geniales le sale de las narices desviar un río o alterar su cauce del tamaño de una obra de infraestructura hidráulica, sin consenso entre los supuestos beneficiarios y sin el tan traído y llevado estudio de impacto ambiental, pues que se chinche la ecología, el acceso al agua de los rivereños y la economía rural.

La habitante de Palacio Nacional les ha dicho sonriente que antes de protestar se debe estar enterado del proyecto, mismo que parece estar bajo el colchón del Ejecutivo estatal, mientras en las conferencias de prensa mañaneras se celebran las mega obras que vestirán bonito el sexenio de la transformación local y nacional.

Es razonable considerar que la transformación no sólo es cosa de discursos fervorosos de un nacionalismo que de tanto exhibirse se desgasta, sino de obras ligadas al beneficio del pueblo y, en el caso de Sonora, tenemos acciones que ponen seriamente en duda el aterrizaje del movimiento que sacó al Prian de Los Pinos al impulsar obras que carecen del apoyo de los supuestos beneficiarios. Por otra parte, expresar una crítica u objeción no significa estar en contra de Morena, sino reconocer sus posibilidades de corregir para mejorar.

Otro asunto duro de celebrar son las obras para conducir gas texano a través de nuestro país y cruzar Sonora hasta Puerto Libertad, a orillas del Golfo de California, sin pensar en el tamaño de los posibles impactos en la biodiversidad marina y el perjuicio a las comunidades pesqueras, además de las consecuencias de abrirle la puerta al interés geoestratégico del vecino del norte, es evidentemente irresponsable.

Tal cuestión va en sintonía con el supuesto peregrino de que “tenemos que estar unidos para hacer frente a la competencia comercial de China”, en forma de un bloque de ser posible continental, pasándose por el arco del triunfo la soberanía nacional y las correspondientes a los países de Centro y Sur América, pone a rebotar la idea de que se defiende la soberanía.  ¿Acaso nuestro gobierno tiene la idea de que el progreso depende de reforzar y ampliar el patio trasero de EUA, y trabaja para lograr el objetivo de Make America Great Again? No lo creemos, pero algo apunta en esa dirección.

En otro asunto, mientras el sindicato STAUS se empeña en deshacerse de su delegación de Pensionados y Jubilados porque “nos cuesta mucho”, “porque no participan”, “porque ponen en riesgo la existencia del sindicato”, entre otras serias y sesudas consideraciones de alto perfil estratégico y democrático, que dan continuidad a la reciente eliminación estatutaria del derecho de voto que hasta el pasado junio tenían los académicos desde la creación de su delegación en 2014.

Restringir y nulificar derechos adquiridos de los viejos sindicalistas que dieron vida y sostén al sindicato, parece ser la sagrada misión de la actual dirigencia que ahora lucha por hacerse con la rectoría de la UNISON, ya que el que fuera secretario general ahora se empeña en la lucha por llegar a ser el rector de la máxima casa de estudios de Sonora. De ser sindicalista y defensor (se supone) de los derechos de los trabajadores, trata de saltar a la representación patronal universitaria. ¿En serio? ¿La rectoría bien vale tan radical cambio de camiseta?

Y hablando de la lucha por el puesto, suena curioso que los precandidatos y candidatos perdedores por decisión de las bases universitarias votantes, aleguen que no es democrática la mayoría lograda por la ganadora, Dena Camarena. Que la votación “no es vinculante”, que “representa al grupo de siempre” y que ahora corresponde al Colegio Universitario (máximo órgano de decisión) dar muestras de qué tan democrático es, dando el gane a alguno de los que perdieron en la votación universitaria. ¿Será cosa de Kafka, o el café tenía algo raro?

El agua y la democracia fluyen mejor sin las barreras de presas producto de la ambición, el dinero, la parcialidad y la ambición sectaria. Pero así estamos.