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domingo, 10 de febrero de 2019

Otra de seguridad social


“Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto” (Georg Christoph Lichtenberg).

Ya ve usted que el tema de la seguridad social está de moda, aunque debidamente encubierto con reduccionismos de coyuntura. El clamor por los medicamentos que un día se piden y no hay, y después volver a peregrinar por la farmacia del Isssteson para que le digan que todavía no está disponible, sigue en todo lo alto, a contrapelo con las declaraciones triunfalistas del director del Instituto, encaramado en su pedestal y encerrado en una burbuja donde la empatía carece de lugar. La gracejada de que el abasto está al 90 por ciento sigue estando de moda aunque solamente celebrada por quien lo dice y por la autocomplacencia de las autoridades estatales que tienen que ver y opinar al respecto.

Es común y, de hecho, ya forma parte de nuestras tradiciones conversatorias, traer a colación el asunto del desabasto, de las promesas que cada dos o tres meses se reiteran con tal seguridad que algunos todavía se las creen, aunque la mayoría de los ciudadanos dependientes de este servicio saben que nuevamente se tendrá que dar la marcha, el mitin y la exigencia de solución a este problema social donde se compromete la salud de los trabajadores y sus familias.

En este contexto, resulta pertinente recordar dos eventos, el primero referido a la inauguración de un nuevo Centro Integral de Atención a la Salud (CIAS) situado en Nayarit y 12 de Octubre (El Reportero, 7.02.2019). Aquí de nueva cuenta la gobernadora resalta el hecho de que a pesar de recibir un estado quebrado sigue trabajando “sin llorar”, en beneficio de los sonorenses, como si la queja no fuera una especie de llanto político en busca del aplauso y la consideración del votante sonorense, como si no fuera evidente que su gobierno se ha dedicado a la autopromoción y al manejo mediático de acciones obligadas como pavimentar alguna calle, rehabilitar alguna escuela,  obras de drenaje y alcantarillado o inaugurar alguna obra, asuntos que bien pudieran ser anunciados por el presidente municipal correspondiente y no por el Ejecutivo estatal. Sin embargo, la necesidad de cámaras y micrófonos parece agudizarse en una especie de crisis de mitad de sexenio (El Reportero, 8.02.2019).

Por otro lado, se tiene la realización del Segundo Foro de Educación Superior de la Zona Norte de México, celebrado el viernes 8 en el Centro de las Artes de la UNISON, en el que se emitió un pronunciamiento por parte de las organizaciones académicas participantes donde destaca el punto número dos, referido a la seguridad social: “Nos comprometemos a luchar por nuestro derecho humano fundamental: el derecho a la salud; que, por incompetencia, corrupción y desdén por las obligaciones fundamentales del Gobierno Estatal, se encuentra hoy comprometido con la crisis artificialmente inducida del ISSSTESON. Nos pronunciamos por un rescate efectivo de la institución y el mejoramiento de los servicios, en base a compromiso claro del Estado y la recuperación de los recursos malversados y no aportados por las instituciones obligadas” (Staus en línea, 8.02.2019).

Como se ve, existen dos visiones sobre el mismo asunto: la que evade culpas sea pateando el bote de las responsabilidades hacia el gobierno anterior, o hacia los propios derechohabientes, las organizaciones sindicales o las instituciones que “pagan de menos” como ridículamente se difamó a la UNISON a pesar de que ésta paga lo que está estipulado en su contrato con ISSSTESON; y la que señala al propio gobierno como al verdadero responsable de la crisis, una crisis inducida cuyo origen está en la corrupción, tanto como en la irresponsabilidad de quienes lo han administrado.

Es importante señalar que el gobierno incurre en responsabilidad legal ya que la propia Ley 38 orgánica del ISSSTESON señala en su artículo 116 su obligación de proveer lo necesario para la subsistencia del Instituto en caso de algún eventual quebranto. Es claro que la administración estatal no puede ni debe evadir sus responsabilidades mediante el ridículo expediente de transferir culpas y responsabilidades o esperar a la eventual venta de bienes públicos, que son patrimonio del pueblo de Sonora y que, en todo caso, debieran tener una utilidad social y no servir para negocios privados. Aquí tenemos el curioso y facilón caso de sólo cargar la culpa al “gobierno anterior” y, sin embargo, retomar las propuestas de solución ofrecidas por ese mismo gobierno.

 El Ejecutivo parece ignorar que una forma de legitimar su ejercicio es a través de la capacidad de gestionar y ofrecer soluciones con claro beneficio social, de generar bienes y servicios de acuerdo con las necesidades presentes y futuras de la comunidad y de actuar siempre en estricto cumplimiento de sus deberes y obligaciones constitucionales. La simulación, el engaño, la manipulación y la demagogia nada tienen que ver con lo que los ciudadanos esperan de quienes están a cargo del gobierno y la administración pública.   

La comunidad académica y el resto de los usuarios de los servicios del ISSSTESON difícilmente van a seguir aceptando disculpas, promesas y explicaciones desgastadas por su uso frecuente; no va a ser posible hacer comulgar con ruedas de molino a una enorme masa de derechohabientes permanentemente frustrados en su búsqueda de soluciones a los problemas acuciantes de la salud y la seguridad social. Recordemos que sólo el pueblo puede salvar al pueblo.

     

   

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