Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

lunes, 20 de enero de 2025

LA SUCESIÓN EN EL STAUS

 

Las huestes académicas sindicales universitarias se aprestan a votar democrática y libremente por el candidato único que habrá de sustituir a Cuauhtémoc González Valdés en la Secretaría General del STAUS.

El acto tiene relevancia especial habida cuenta la reciente renuncia tras la espera burocrática de la anuencia federal para el cambio de directiva sindical y la menos reciente eliminación del derecho de los jubilados a votar en cualquier tipo de asamblea o proceso interno.

Sobre esto último, vale recordar que en la elección de Cuauhtémoc González la delegación de Pensionados y Jubilados votó a favor de otra planilla, de donde se pudiera desprender que la venganza del zorrillo tuvo su versión sindical en los derechos democráticos de una de las delegaciones más numerosas que conforman el sindicato STAUS.

Así, como perro sin dientes, se quedan los fundadores del sindicato de académicos viendo como suben y bajan las consignas, los pronunciamientos de democracia, respeto e inclusión en un sindicalismo que, en su momento, fue la respuesta organizada de los trabajadores en defensa de sus derechos frente al ninguneo de la administración.

Es innegable que las luchas sindicales reportaron logros de importancia esencial para el bienestar de los agremiados, que el sindicato fue refugio de disidencias y expectativas transformadoras para la propia universidad, de cara a las nuevas exigencias sociales y laborales de una sociedad en movimiento.

Sin embargo, las aguas que se estancan pronto tienden a corromperse, se pudren y empiezan a contaminar el ambiente.

La inmovilidad sindical se manifiesta en la tendencia a intervenir en asuntos que nada tienen que ver con la defensa de los derechos laborales, para pasar a tratar de intervenir en cuestiones normativas, administrativas y de gobierno institucional. En esta tesitura se impulsó la reforma a la ley orgánica y en este sentido se presenta la renuncia al cargo de secretario general, con el propósito de que el doctor González pueda ser candidato a la rectoría de la UNISON.

El registro único del maestro Cuauhtémoc Nieblas culminará con el proceso electoral donde, salvo error u omisión, saldrá electo como secretario general sustituto con vigencia hasta octubre de este año. Victoria pírrica de una democracia congelada, que atiende más a la forma que al contenido.

Logro curricular en las luchas por el documento, la constancia y el membrete. Triunfo de la democracia formal convertida en caricatura de sí misma y oprobio para quienes operan la farsa, mientras ven como ojos rencorosos a los que rechazan el gato por liebre, y ponen el dedo en la llaga sindical que no sana con saliva o enjuagues charrificantes.

Tenemos una curiosa versión de las puertas giratorias. Así como se da entre el gobierno y la iniciativa privada, entre la administración de justicia y el crimen organizado, también se puede dar entre el sindicalismo y la administración institucional, demostrando que la ausencia de principios y valores da a las ambiciones de poder y canonjías la fuerza necesaria para convertirse en norma.

Mientras que, en la vida política y social, la imaginación toma por asalto a la realidad y convierte a la verdad en algo relativo y negociable, los sindicatos se transforman en plataforma electoral, en base de apoyo para escalar posiciones que niegan la lucha sindical, contradicen la solidaridad gremial y abandonan casi con orgullo la defensa de los derechos de los trabajadores.

Así pues, los sindicalistas académicos universitarios votarán por un secretario general sustituto, por otra cara en la galería de quienes fueron dirigentes, ya no por años sino por unos cuantos meses. Así de corta es la tarea, así de pequeño el tramo por recorrer. Tan estrecho como el horizonte de un sindicalismo que se negó a ser.  

   

      

domingo, 19 de enero de 2025

LA INOSPORTABLE LEVEDAD DEL PLAN

    “El plan es… que hay proyecto” (Mantra gubernamental en curso).

Bueno, pues el futuro de México se refleja en el símbolo donde la serpiente debe ser devorado por el águila, posada sobre un nopal que crece en un islote. Estamos en el extremo norte de Hispanoamérica sin reconocernos su cima geográfica y referente no sólo regional sino mundial de cómo ser vecino y no morir en el intento.

Sin embargo, parece que la serpiente es algo taimada y escapa de los picotazos de un águila distraída por la gritería del norte y el confuso parloteo del sur, que lo mismo niega que afirma no sólo identidad sino autoestima.

Panorama que se dibuja y desdibuja con la idas y venidas del Comando Norte o Sur de los EUA, de las amenazas de aranceles y los infaltables empujones del sicariato económico, previo a las intervenciones militares de las que son tan afectos los buenos, democráticos y pacifistas dueños del más gordo y surtido arsenal y del mayor número de bases militares en el mundo.

Tiempos de paradojas donde la soberanía nacional debe estar a buen resguardo, en algún cajón de sastre diplomático-mediático lista para salir frente a cámaras y micrófonos mientras los hechos, las acciones y decisiones se alinean con los intereses del hegemón en funciones. Somos nacionalistas en tono de opereta, pero traspatio en clave de misas cantadas.

Si vemos el escenario europeo, encontramos que los valores occidentales siguen siendo los mismos: democracia, derecho, libertades, en un juego de interdependencias que borran las fronteras naturales e históricas de los países para convertirse en una masa aborregada y sin voluntad propia a la hora de defender su economía y su política, su moneda y su historia.

En la práctica, Europa carece de la fuerza que tuvo en un pasado que sabe a más lejano. En los hechos, su horizonte cultural está marcado por Hollywood y su política por Washington. Europa es un lugar colonizado, y lo seguirá siendo mientras no recupere su voluntad de ser y remonte la pérdida de identidad sufrida tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los acuerdos de Bretton Wood y el andamiaje financiero, militar y “de seguridad” instrumentado por EUA.

En medio de este relajo, de este festejo de caníbales y cazadores de cabezas, en el México de la posguerra se cultivó un discurso nacionalista unido a prácticas que apoyaban la sustitución de importaciones, al “hecho en México”, a la política de fomento al campo y la industria, a la elaboración de medicamentos, a la investigación académica en materia de petróleo, energía nuclear, satelital, de mejoramiento de semillas, al tendido de redes de distribución y precios de garantía, a la planeación del desarrollo. Sin embargo, los vientos huracanados del neoliberalismo soplaron, y soplaron y soplaron, y hoy tenemos un México uncido al carro comercial, político y estratégico del norte, y creemos que es mejor ceder espacios antes que llenarlos.

Vino el TLC como el virus transnacional que ataca las defensas de la soberanía y el dominio de la nación sobre sus bienes, recursos y productos. Se fueron los avances técnicos logrados, la banca, el sistema alimentario mexicano con su lógica productiva y distributiva, con sus estímulos y precios de garantía y llegó el glifosato, los productos transgénicos, la enfermedad como oportunidad de inversión, las vacunas que no inmunizan y el triunfo de la mercadotecnia sobre la cautela y prevención epidemiológica.

La serpiente en el pico del águila se retuerce de risa porque sabe que la mordedura, manipulada por el interés extranjero, colado como virus en el mismo centro de decisiones del águila, está solamente habilitada para aparentar fiereza, y nos da un montaje de mordedura, una parodia de fiereza. Es como una simulación patriótica que adormece la vista y el oído de los ciudadanos, un encandilamiento producto de la fe en un mañana que no empezamos a construir, pero que, siendo cuestión de fe, creemos que está en marcha.

Curiosamente, y no tanto, el gobierno rechaza una mayor relación comercial con China, el ingreso de México al grupo BRICS, y nos alejamos en los hechos de la perspectiva multipolar y soberanista mientras acogemos con respeto reverencial lo que mande y diga el T-MEC, como si fuera palabra de Dios.

En este contexto, el mandato constitucional de planear el desarrollo pudiera terminar en un racimo de proyectos que deriven de las exigencias del tratado administrado por Washington, al que defendemos como si sudar las calenturas imperialistas de la Casa Blanca fuera un deber sagrado frente a China, o Rusia, o nosotros mismos. De ser así, seguiremos en las mismas.

Si el plan no mira el horizonte de los intereses nacionales y los protege mediante el trazo de políticas nacionales, regionales y sectoriales con objeto de propiciar el desarrollo integral e independiente del país, pues no es plan. En todo acaso una batería de proyectos en beneficio del capital, la inversión y el mejor aprovechamiento del país y sus regiones como espacio económico trasnacional y plataforma logística del extranjero, es decir, de EUA y socios. ¿Otra del neoliberalismo periférico? Esperemos que no.

Sería lamentable que el proyecto sexenal se apegara a la ya tradicional “cooperación” de México con el vecino, aunque, si alguien cuestiona, pudiera decirse que es voluntad popular estar contra China y a favor de los intereses comerciales y militares de EUA. Tan democráticos que somos.

Ahora, si alguien pregunta si se van a generar empleos, la respuesta es sí. Subordinación aparte, siempre se crean empleos. El problema es de quién es el capital, los beneficios, el control territorial y financiero y la influencia política. Un país maquilador siempre puede figurar en el ranking económico internacional, pero jamás será dueño de la capacidad de planear de manera independiente y soberana su desarrollo.


 

lunes, 6 de enero de 2025

NOSTALGIA RECIENTE

 

“Malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo, y con sus hechos lo traicionan” (Benito Juárez).

 

Precavido como es uno, me compré un calendario de pared 2025 hace varios meses y esperé con cierta ansia el día en que podría estrenar mi adquisición. Los días más agudos por su contenido fueron, como era de esperarse, los de las fiestas decembrinas.


Llegados el 24 y el 25, los recuerdos de las navidades pasadas fueron un refugio ante la estruendosa manifestación de cohetes y balazos que azotaron los oídos de autistas, personas mayores, perros y gatos, pájaros y otros seres sensibles. El presente fue como un trueno.

Llegado el día último del 2024, la noche fue igualmente pirotécnica y embarrada de grosera inarmonía, y los días subsiguientes, llenos de notas y mensajes sobre perros y gatos perdidos refugiados donde pudieron, extraviados sin rumbo y familias solicitando informes, ayuda, consideración.

Caímos por inercia en el prometedor 2025, esperando vernos sin gasolinazos, subidas gandallas de precios y un apetecible (a estas alturas cualquiera lo es) incremento al salario mínimo, que se anuncia como una sobada tras el golpe de la realidad económica y moral en los lomos de la clase trabajadora.

En algunos chats de vecinos se comentaba que (contra toda lógica) el mismísimo presidente municipal “había autorizado” los cohetazos. Muy mal, pero ¿y los balazos?

Lo anterior se suma anecdóticamente a la existencia de un local (¿antro, restaurante, bar?) que hace sentir su presencia mediante el alto volumen de su música pasadas la una, las dos y las tres de la mañana, cuyos ecos se escuchan por el rumbo del Bulevar Colosio, o cosa parecida. ¿Habrá autoridad en la capital de Sonora? ¿Qué tipo de concesiones y cuál vigilancia existe, en beneficio del ciudadano trabajador y no del capital que chupa ingresos y prebendas?

De camino por el centro de Hermosillo, nos llama la atención el estruendo musical que se escucha cercan al Jardín Juárez y topamos con una tienda Elektra, en Oaxaca y Matamoros, que parece que anuncia el fin de los tiempos (¿sus tiempos?).

La curiosa práctica de contaminar por sonido las calles de la ciudad y de paso achicharrar el nervio auditivo de los viandantes, tiene un buen exponente en la tienda de don Ricardo Salinas, conocido evasor fiscal ahora en líos con los gringos por sacarle el bulto al pago de deudas.

¿Dónde está la autoridad que vigila el debido cumplimiento del Bando de policía y buen gobierno de la ciudad y el municipio? ¿Se hicieron de chicle las disposiciones legales y reglamentarias que debieran regir la conducta ciudadana? ¿Quién permite y por qué existen estos oasis de impunidad?

Llama la atención que, mientras en gobierno del Estado evita el uso de la pirotecnia en consideración a la población vulnerable de dos y cuatro patas, el municipio se haga el gracioso soltando la cuerda a los imbéciles festivos de siempre, a los agresores reales y potenciales que azotan la civilidad y empatía con latigazos de ruido por pólvora o bocina.

¿Somos una sociedad así de primitiva que nos solazamos con el fuego y el estruendo como representación simbólica del poder? ¿Se nos atrofió la inteligencia por indigencia cultural y deficiencia educativa, en una sociedad cada vez más supuestamente permisiva, tolerante e incluyente? ¿Nos basta con aplaudir la forma y no ver el contenido?

Ya puestos en este camino, ¿es posible gobernar a periodicazos, sonrisas en las selfis, declaraciones ampulosas pero vacuas, manejo de imagen, de publicidad en vez de un actuar honesto y un manejo oportuno de la información?

Por otra parte, el país y el estado necesitan acciones afirmativas en favor de los trabajadores, de los sectores productivos nacionales y locales atados a las raíces productivas de la región y no a las del capital transnacional que invade tanto al campo como las ciudades, despojándolas de contenido e identidad.

Pues sí, a veces se siente nostalgia de un futuro que pensábamos posible, de gobiernos que más allá de la carga emocional de las siglas y los colores, respondan a las necesidades de la población sin distingos, sin ponerle la “a” o la “e” a la inclusión, y que caminen de la mano del trabajador reivindicando los derechos de las familias mexicanas con mejoras reales a la economía, la salud y el bienestar ciudadano general.

Aquí, la seguridad social lucha por su sobrevivencia mientras se sigue castigando al pensionado con la aplicación de las UMA en las pensiones.

Se siente nostalgia del discurso nacionalista que aterriza en las realidades nacionales, sin pasar por el filtro del departamento de estado, la ONU, la OMS y cualquiera de los otros organismos internacionales al servicio del gran capital. Nostalgia de nosotros mismos.

Bueno, sea como sea, feliz año nuevo. Que el aterrizaje del progreso nos sea leve.