notas sueltas

Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

viernes, 19 de diciembre de 2025

LA OBLIGACIÓN BIOMÉTRICA

“No vive el que no vive seguro” (Francisco de Quevedo).

 

Las autoridades dicen que la nueva CURP Biométrica dará certidumbre en la identificación y que es importante para localizar a los desaparecidos, sin embargo, las Madres Buscadoras niegan que el nuevo y poderoso instrumento pueda contribuir en algo a sus afanes.

Ven con desconfianza la nueva obligación que empezó a ser promovida como “voluntaria” para pasar a ser el pasaporte de entrada a los trámites que por necesidad u obligación debe emprender cualquier ciudadano en este país.

Consideran que la entrega de datos personales pone en riesgo su integridad personal y patrimonial y que en nada o muy poco contribuye a apoyar su de por sí penosa y arriesgada labor.

Parten de la idea de que si alguien desaparece por obra de la delincuencia o por razones de índole político (casi es lo mismo), el acopio de datos no se convierte necesariamente en un protocolo mágico que permita a los investigadores dar con el paradero de la víctima: la CURP Biométrica “no sirve para encontrar desaparecidos” (https://shre.ink/qaak).  

El complejo entramado de las redes criminales o los recursos de un criminal ocasional no se pueden contener de forma precisa y oportuna en una base de datos. No basta tener una batería de computadoras en una sala refrigerada al estilo de las series gringas, donde un par de clics resuelve la investigación. La realidad fluye al margen y por encima de las series de televisión.

Sin embargo, tiene sentido el acopio de datos personales biométricos para efecto de satisfacer la solicitud gringa de “compartir” esta información con las autoridades fronterizas migratorias, de investigación criminal, de seguridad nacional y similares.

Por lo pronto, la operación de identificación ciudadana está en marcha y, por una u otra causa, la obtención de datos biométricos como el iris y la huella digital (sea en trámites del SAT o los bancos) se vuelve cada vez más frecuente.

Seguramente la exigencia de datos personales sirve para tener control sobre la población, saber cómo luce tal o cual persona, si cruza o no la frontera, si realizó tal o cual trámite, si es causante cumplido o es un don Ricardo cualquiera, pero difícilmente podrá arrojar información sobre dónde quedó el cadáver y las circunstancias de su desaparición y muerte.

Las Madres Buscadoras ponen el dedo en la llaga geopolítica que confirma o corrobora cuán dependiente es nuestro país respecto al vecino. Sudamos las calenturas del norte, importamos tecnología israelí, servimos de filtro de seguridad fronteriza, aportamos elementos uniformados que disuaden la inmigración y satisfacemos la paranoia policiaca de un norte que emana soberbia y podredumbre.

La exigencia de los datos biométricos deja de lado la perspicacia y experiencia de los investigadores, el sentido común y el conocimiento del terreno para centrarse en las maravillas de los sistemas informáticos, la pantalla que pulsa al ritmo del consumo energético y los programas de factura gringa o israelí.

Lo anterior supone un avance desde la perspectiva del consumo tecnológico, de la importancia de las redes digitales en un mercado que invade cada vez más el ámbito económico, político y personal del ciudadano, su intimidad, expectativas de vida y progreso, y su papel en la maquinaria de una sociedad dependiente y periférica.

Nos asimilamos a la adoración de un fetiche tecnológico que suplanta las funciones de la inteligencia y la calidez del trato personal con el pretexto de la seguridad. El problema está en la cada vez mayor dependencia energética con sus impactos en la calidad de vida y la salud del ambiente.

No estaría de más pensar en qué tanto se protege el ambiente y se procura el equilibrio ecológico con la digitalización del gobierno, en qué tanto impacta el cada vez mayor consumo eléctrico, la mayor necesidad de agua para enfriar los centros de datos que requiere el sistema.

Aquí la vida se aleja de su propia realidad y queda como un holograma en un sistema donde lo humano es una variable más en la matriz de relaciones programables. El problema está en que la eficacia del sistema reducido a gigabytes o terabytes no sustituye la vida real ni es capaz de reproducir, entender o corregir las complejas motivaciones y las consecuencias de las acciones humanas.

El gobierno digital supondrá progreso burocrático, pero en la carga ambiental y la seguridad ciudadana no necesariamente se revela una mayor inteligencia.

 

 

 

    

lunes, 1 de diciembre de 2025

LAS ACECHANZAS DEL NORTE

 “La soberanía no se vende, se defiende” (frase política actual).

 

Mucho se habla sobre la defensa del patrimonio y la soberanía. Mucho se espera del gobierno que ha prometido la regeneración nacional sobre la base de un apoyo popular amplio y convencido, independientemente de los prietitos en el arroz nacional.

La afirmación de que “nosotros no somos iguales”, de que no somos los mismos a pesar de que la “mismitud” a veces requiera de ciertas puntualizaciones y no pocas aclaraciones coyunturales, que se vierten en las playas y médanos informativos para jolgorio y consumo de creyentes y descreídos.

Así que, entre dimes y diretes, construimos diariamente la epopeya nacional que cruza el océano informativo, rasca en la memoria y vierte tanto veneno como mieles en la conciencia ciudadana. Lo esencial es no perder la noción de ser y estar en movimiento, dejando huellas y pistas que nos definen y en cierto modo nos determinan.

Nuestros vecinos güeros y problemáticos luchan por ser ese personaje avezado y ambicioso que con mirada iluminada reparte golpes, se apodera de lo que se le antoja, rompe reglas e impone otras, funciona por capricho o porque tiene la convicción de que fue tocado por Dios mismo, igual que el llamado pueblo judío, para regir América y gobernar el mundo.

La peregrina idea de ser el único país indispensable y asiento privilegiado de la democracia y las libertades ya es de por sí revelador de una mentalidad acrítica, paranoide y mitómana, porque es autocomplaciente e incapaz de juzgar ética y moralmente sus actos debido a esa supuesta superioridad.

El lameculismo de muchos países de América y el mundo es patético y revelador de las bajuras de un sistema basado en la depredación, el chantaje y la violencia; sin embargo, seguimos alimentando la idea de la superioridad extranjera en el supuesto de que estando alineados tenemos la posibilidad de progresar y ser libres. Nada más falso.

El objetivo imperial es apoderarse de los recursos naturales y ventajas geográficas de la periferia, así como decidir el rumbo de sus asuntos económicos y políticos, mediante la coacción económica, política, militar y una presión mediática continua sobre la identidad cultural.

Lo más grave es que países como México acepten limpiarse con la soberanía nacional, aceptando proyectos cuyo beneficio claro y evidente es para Estados Unidos, a costa de nuestra salud ambiental, dignidad y desarrollo económico.

Pongo por ejemplo el “Proyecto Saguaro Energía”, que traería gas texano desde la frontera y cruzaría México hasta la costa sonorense, desembocando en el mero golfo de California, sueño húmedo de los gringos (https://shre.ink/qjsr).  Otro caso es el de la posible planta desaladora en Puerto Peñasco que surtiría agua a Arizona, vaciando los residuos salinos también en el golfo de California (https://shre.ink/qjpU).

Aquí Sonora permitiría el acceso extranjero al golfo y quedaría como omiso en la protección de su biodiversidad y como reserva de recursos para Estados Unidos, incurriendo en una grave violación a la Constitución.

Es claro que el objetivo del norte es meter un pie en el golfo de California, proyecto acariciado desde hace tiempo por Washington, como una especie de mar interior (cabe recordar que los gringos consideran Puerto Peñasco como la playa de Arizona), con lo que se generaría un área de interés estratégico para su aparato militar y actuaría como elemento de presión bajo el supuesto de la seguridad nacional.

Resulta verdaderamente alarmante que la doctora Claudia Sheinbaum no vea el riesgo que corre el país al dar entrada a estos proyectos basándose únicamente en vagas consideraciones técnicas, sin reparar en el hecho de que aquí de lo que se trata es de un juego de poder geoestratégico en el que México no debe ser un patio de maniobras logísticas al servicio de intereses extranjeros.

Suena escandaloso que las costas sonorenses pasen a formar parte del inventario de recursos de una potencia caracterizada por su inescrupulosa y abusiva relación con quien se deja abusar, y que tal aberración se pretenda justificar con ridículos argumentos de posibles beneficios comerciales.

Si realmente “a México se le respeta”, y “no somos piñata de nadie”, empecemos por poner un límite o, más bien, hacer valer el límite que la propia Constitución pone a los avances del extranjero, y las aguas del Mar de Cortés son aguas interiores mexicanas.

Más allá de la viabilidad técnica de los proyectos, el meollo del asunto está en las experiencias históricas de México en su relación con el norte. Está en el espíritu y la letra de la Constitución. Está en la defensa irrenunciable a la integridad territorial y la defensa de la soberanía nacional.

Es importante no perder el rumbo y mantener firme una posición soberanista antes que globalista. Es absolutamente necesario reivindicar la inviolabilidad del territorio y los intereses nacionales, por más que haya proyectos ecocidas y coloniales que indebidamente hagan cuentas de recursos que no son suyos porque son nuestros.



martes, 25 de noviembre de 2025

EL ASUNTO DEL AGUA

 Agua que no has de beber, déjala correr… si aún queda (dicho popular actualizado).

 

Socialmente, se fortalece la percepción de que la construcción de las presas “para garantizar el abasto de agua a Hermosillo por los próximos 30 años” es una broma pesada, o un plan con dedicatoria minera.

Se tiene claro que el desperdicio en Hermosillo es de más del 50 por ciento del agua que ingresa a la red distribuidora, y que la inversión de 7,500 millones de pesos para las obras anunciadas en el Plan Hídrico serán, en estas condiciones, un gasto inútil y en resumidas cuentas un desperdicio.

La cosa se pone aún más triste si se considera que el río Sonora no tiene un flujo que le permita llegar al mar, porque desde su nacimiento es mermado por múltiples concesiones en beneficio de la explotación minera.

A esto hay que agregar que la calidad del agua que corre por el río Sonora es mala porque transporta una buena cantidad de metales pesados producto del derrame tóxico de agosto de 2014, originado en la presa propiedad de Grupo México en Cananea.

En otras palabras, el agua que recorre la cuenca del río Sonora incluida la ciudad de Hermosillo está contaminada. Cabe recordar la alarmante incidencia de cáncer en pueblos ribereños como, por ejemplo, Ures.

Ha habido promesas y compromisos de remediación del río, así como instalación de plantas potabilizadoras, hospitales y consultas especializadas en el tratamiento de víctimas de envenenamiento por metales pesados, pero a poco más de una década, nadita de nada.

Así pues, la inversión milmillonaria anunciada para “dar agua a Hermosillo” carece de seriedad si se mira en su contexto. Tenemos un río que corre precaria e intermitentemente, presas vacías y una población que sufre los efectos de la desertificación que deriva de la construcción de presas, más los efectos de la contaminación.

Sin embargo, a contrapelo de la realidad que viven los supuestos beneficiados, el gobierno insiste en dar cauce a los proyectos (con especificaciones aún desconocidas) de la construcción de las presas, por lo que tenemos el extraño caso de unas obras de infraestructura hidráulica que ya tienen presupuesto, pero carecen de los estudios técnicos integrales que las sustenten, desde el estudio hidrológico y de suelos hasta el impacto ambiental y social en la cuenca.     

Se habla de una consulta pública, pero los pobladores ribereños ya han manifestado su firme oposición al proyecto debido a la experiencia que tienen sobre los impactos de las presas, porque la cortina impide el flujo el agua y, en consecuencia, no hay posibilidades de recarga de los mantos acuíferos, se presenta la desertificación y es inviable la actividad agrícola.

Señalan que el panorama aguas abajo de la presa el Molinito demuestra lo anterior y que actualmente no se recomienda la construcción de presas por los daños ambientales que ocasionan, según criterio internacional.  

Al poner un tapón (porque eso es una presa) a la corriente del río, se impide la recarga de los mantos acuíferos y la perforación de pozos tiene que ser más profunda, lo que conlleva mayor acumulación de sustancias minerales (como cobre y arsénico, entre otras) que contaminan el agua y, consecuentemente, disminuyen su calidad y potabilidad.

El movimiento ciudadano de defensa del río Sonora y la vida, sustenta su oposición en la experiencia y en la opinión de especialistas independientes y universitarios, quienes señalan la urgencia de remediar la contaminación del río, instalar servicios de salud y potabilizadoras, así como rehabilitar la red de distribución de agua en Hermosillo, así como controlar la extracción para permitir la recuperación de los mantos acuíferos que surten la ciudad capital del Sonora, donde hay sobreexplotación del recurso.

Lo que se sabe hasta ahora, es que las mineras (Grupo México y algunas extranjeras) tienen el 55 por ciento del agua concesionada, sin que el desastre ambiental de 2014 haya afectado para nada su situación privilegiada, frente a muchas comunidades originarias de la región que padecen de falta de agua y contaminación.

El desestimar la protesta y los argumentos de los pueblos del río Sonora bajo el supuesto de que son simples opiniones si conocimiento del “proyecto”, ignorando el hecho de que las objeciones están fundamentadas en la experiencia y recursos técnicos tanto de productores locales y expertos universitarios como de especialistas independientes con conocimiento directo del terreno es, por decir lo menos, temerario y desafortunado.      

Estamos ante una buena oportunidad para que el gobierno federal y el estatal honren la promesa de cambio en la orientación de la administración pública, y acatar el mandato popular que la hace posible. Recordemos que “con el pueblo, todo; sin el pueblo, nada”.

En este sentido, el gobierno de la Cuarta Transformación debe tener sensibilidad y poner mucha atención en no dar respiración artificial a los carroñeros de una oposición dispuesta a descarrilar cualquier proyecto transformador, pese estar "política y moralmente derrotada".



viernes, 21 de noviembre de 2025

ATACAN LOS PITUFOS

 “¡Viva México, cabrones!” (expresión popular).

 

Pues hemos tenido un mes movido gracias a la aparición de marchas y mini marchas que han adornado el panorama político nacional, con elementos liliputienses y pinceladas de caricaturas azules que se pronuncian como si tuvieran vida propia.

El ataque de los pitufos en modo Inapam con brochazos juveniles, con olor a acarreo o inducción fueron las delicias de los espectadores políticos nacionales y extranjeros, que pensaban que podría darse una versión autóctona de las mareas de colores que en modo generacional impactaron Nepal, quitando un gobierno democrático para propiciar la reinstalación de uno monárquico. Como vemos, no todo cualquier tiempo pasado fue mejor.

Sin embargo, la labor y presencia callada pero constante y virulenta de nuestro vecino del norte, representada por un exmilitar boina verde y agente de la CIA, ahora disfrazado de embajador, da garantías a los nuevos Miramón y Mejía de una posible vuelta al pasado en el corto o mediano plazo, de un reciclamiento presidencial o de una amable componenda que propicie la instauración formal del estatus colonial del país.

Seguramente la colección de personalidades disfuncionales que representan la derecha neoliberal en México, memoriosa de un pasado donde los tuertos eran reyes y los ciegos optometristas y donde la cultura y la conducta socialmente aceptable era predominantemente dictada por Hollywood, deben saber que los brotes de insurrección popular deben partir de una real y efectiva inconformidad popular, y que los símbolos, consignas, vestimentas y sombreros deben tener un asidero real y funcional para prosperar.

Desde luego, nadie puede decir que aquí todo es miel sobre hojuelas, pero los ¡fuera Morena!, ¡Fuera Claudia!, y ¡abajo el narco-gobierno!, debieran tener una base de inconformidad popular capaz de darles legitimidad, y qué decir de los adjetivos destemplados lanzados contra la actual titular del Ejecutivo federal, que chorrearon mal gusto, patanería y desesperación.

La violencia verbal y la exhibición de estupidez con marros, cuerdas y piquetas, con pasamontañas, paliacates, gorros y sombreros, solamente sirvió para justificar el sueldo de la embajada, la eyaculación precoz de la derecha nativa con aires de empresario libertario, la emoción de estar posando para Washington y las chinches besuconas de Europa, particularmente en los mingitorios españoles y las mansiones donde el autoexilio resulta de opereta.

Así pues, días memorables de tragedias políticas que vuelven como comedia, de acciones y declaraciones que pintan un escenario no sólo risible sino patético. A nadie le gusta realmente ver a la oposición extranjerizante mostrando el culo y lanzando flatulencias en grado de autogol.

Sin duda el gobierno de México debe rescribir su propia historia de la mano del pueblo que lo eligió. Debe cumplir sus promesas de diálogo, de obediencia al Soberano, de defensa de la dignidad nacional y ser capaz de poner un alto real y permanente a los avances extraterritoriales del vecino norteño.

Debe trabajarse por hacer realidad las condiciones de paz y estabilidad que nos permitan progresar con desarrollo y equidad. Debe recuperar su carácter de arquitecto del desarrollo sectorial y regional mediante una planeación democrática e incluyente, de acuerdo al interés de municipios, estados y regiones, en un todo integrado y congruente.

Debe recuperarse la capacidad de producir alimentos, maquinaria y equipo, medicamentos y tecnología; debe apoyarse la educación y dejar de lado modas y tendencias ajenas a nuestra identidad e intereses. Debe ser nacionalista y respetuosa de nuestra historia y tradiciones. Debe, en fin, ser un gobierno de, para y por el pueblo.

Es tiempo de corregir el rumbo, de dejar de lado la influencia nefasta del imperialismo gringo, las fantasías sociológicas de un occidente prostituido y contaminante, y rescatar los valores nacionales de cara a un mundo multipolar y en proceso de cambio. Sobre todo, es tiempo de llamar a las cosas por su nombre.



miércoles, 12 de noviembre de 2025

WALDO´S

 “Si cree que no le va a pasar a usted, busque a la persona que le pasó” (frase sobre seguridad).

 

Las empresas de Hermosillo buscan la rentabilidad, la utilidad y ganancia, no el beneficio social y el desarrollo de la comunidad. El dolor por la pérdida de vidas humanas es claramente colateral al progreso de la empresa, es decir, el aumento de los recursos en cuenta corriente siempre va a estar por encima de cualquier otra consideración, si no en el discurso socialmente correcto, sí en la realidad del negocio.

La empresa Waldo´s publicó recientemente un comunicado donde da cuenta de las medidas que está tomando para evitar sucesos como el del pasado 1 de noviembre. Bien por ellos, pero el foco sigue estando puesto en la falta de infraestructura comercial adecuada y segura.

La realidad es que el comercio del centro funciona con infraestructura del siglo pasado y opera como si fuera un conjunto de trampas mortales para consumidores y mirones precarios y optimistas, demostrando que lo barato cuesta caro.

Si bien es cierto que las empresas tienen una parte importante en el reparto de responsabilidades, no se le pueden pedir perlas al olmo, habida cuenta que la empresa privada, cualquiera que ésta sea, tiene objetivos económicos y no es, ni será, una hermanita de la caridad.

El gobierno municipal en primer lugar y luego el estatal tienen bastante que ver con las condiciones en las que los consumidores intercambian sus devaluados pesos por chatarra plastificada, ilusiones comestibles o promesas untables.

La magia del acto de compra responde al deseo de posesión más que a la satisfacción de necesidades vitales, de suerte que el comercio se constituye en el centro de la precariedad tanto nutricional como de vestuario. Así, azúcares, grasas y sal van a la bolsa del mandado tanto como las prendas de vestir que todo mundo usa en el colmo de la originalidad por formato.

La estandarización del aspecto tiene que ver con la de la idea de mundo, valores y derechos, como si la flauta de Hamelin sonara desde las cuevas urbanas que llamamos tiendas, como si las medidas de prevención y actuación en caso de accidente fueran tan audibles como pedo de muerto en medio de la música ambiental de los establecimientos, acabando con la individualidad y las buenas maneras y reduciendo las neuronas a simples manchas proyectadas en la bóveda craneana.

La tragedia de Waldo´s es tema para alguna película oportunista donde el achicharramiento colectivo será el pretexto para las lágrimas de cocodrilo de un empresariado que saliva al descubrir un nuevo nicho de mercado, en el contexto de la precariedad salarial y emocional que nos invade junto con las nuevas series de televisión woke.

Por otra parte, el gobierno que todo lo vigila y que todo lo sabe, que impulsa grandes inversiones en infraestructura hidráulica que, en el caso de los pueblos ribereños del río Sonora nadie pidió, salvo los alucinados aplaudidores del régimen neoliberal, que, vestido de pueblo sin rubor y sin despiste, se niega a poner orden en el desbarajuste urbano, en la densa maraña de intereses donde la tierra, el agua y la vida se miden en la balanza de la oferta y la demanda.


Los organismos que inspeccionan y vigilan el comercio, la seguridad pública, la protección civil son a la carabina de Ambrosio lo que las promesas de mejoramiento urbano al gobierno municipal. Juegan el juego de la seducción mediática, y practican tiro de saliva en la diana de la credibilidad pública.

El incendio de Waldo´s da en el blanco de una definición sin máscaras del estado de indefensión ciudadano, que, en otro caso, equivale al emprendimiento de obras públicas sin sentido y sin consenso. Es el Estado el que hace y deshace, el que afirma y el que niega, en que nos necesita y el que nos desprecia.

Así pues, en el neoliberalismo con maquillaje, tenemos la vida colgada de una ilusión de futuro, en la delgada tela de la confianza pública, con remiendos de partido político, de la seguridad precaria de ciudades donde la infraestructura urbana sólo se renueva cuando sirve al interés privado, y pone al consumidor en la cola de las prioridades, y un incendio se cura con declaraciones lacrimales y promesas de buen comportamiento.

Las víctimas, una vez más, representan la ingenua precariedad de los ingresos modestos, el sudor y las lágrimas de un proletariado aún sin cabeza, la esperanza del cambio, la certeza de una lucha que sigue con rumbo al futuro, que aún no sabe a conquista sino a promesa.



martes, 4 de noviembre de 2025

EL INFIERNO EN CASA

 

“Más vale prevenir que lamentar” (frase popular).


Fue un corte de energía, luego un gran estallido y fuego, fuego que todo lo envuelve y calcina. Las explicaciones posibles o probables de su causa saltan a la opinión pública en un juego donde la verdad oficial deberá conducir a la procuración de justicia.

Sea como sea, la vida no retoña y los restos mortales de las víctimas sólo serán recuerdos de eternidad, despojos que aguardan el juicio legal y la paz en medio de la tormenta informativa.

El comercio del centro de Hermosillo sufre un golpe mortal en imagen y responsabilidades, en calidad de reo de desidia, indolencia y abandono en infraestructura y equipamiento. Su vida depende de una remodelación a fondo, nuevo diseño funcional y altas garantías de seguridad para empleados y consumidores.

Sin embargo, una vez pasado el azoro y el horror del siniestro, es posible que la vida comercial se abra paso quizá sin mucho aspaviento, a la mexicana, con públicas promesas de mejora y guiños a la autoridad correspondiente.

Sucede que cada vez que el capital se ve implicado en una tragedia, las promesas de reparación son tan abundantes como la masa de intereses que se mueve, y las cosas terminan casi como estaban. Pongo por ejemplo la justicia simulada y no impartida en el caso de la guardería ABC y el derrame tóxico del río Sonora, o los posibles ejercicios de gatopardismo en el puerto de Calica y su cantera.

Por lo pronto, el estallido e incendio de Waldo´s en Hermosillo nos puede ofrecer una pequeña muestra de lo que se sufre en Gaza, donde las bombas y artilugios incendiarios de Israel patrocinado por EUA hacen posible probar diariamente el infierno en la tierra y la hipocresía mundial.

El insoportable dolor de las quemaduras, el horror del infierno en la tienda de su preferencia, el sofoco terrible por el humo que asfixia, dan a quien sufre sus efectos la certidumbre de que la muerte no es sólo una posibilidad sino un hecho presente, real, irreversible, en una forma extrema y profunda de abandono y soledad.

En la ciudad tenemos la vida y la muerte condicionada al estatus económico, las pretensiones sociales y culturales centradas en el dinero, la seguridad ligada al espacio y el tiempo de una ciudad que devino pocilga pavimentada, caricatura urbana que parece prescindir e ignorar lo que hace posible que sea segura y habitable.

El concurrido centro de Hermosillo actúa como muestrario de miserias en sus calles carcomidas por baches, sus banquetas sucias y quebradas, su comercio que reclama clientes apoyado en bocinas estridentes y ofertas gritadas al aire cargado de precariedad económica.

Tenemos el caso de que una explosión y sus víctimas llaman la atención acerca de la seguridad de los establecimientos, de los requisitos de funcionamiento y permisos correspondientes, del deber de tal o cual dependencia oficial, de la responsabilidad de particulares y gobierno en hechos consumados. Y, como es usual, se pretende tapar el pozo por el niño ahogado.

Suena utópico pensar que cada comercio o asociación debiera tener en su nómina una persona encargada de la prevención de riesgos y la protección de empleados y clientes en caso de accidentes. También lo es que las dependencias oficiales cumplan con sus labores de inspección en tiempo y forma, sin disimulos ni corruptelas.

Más ilusorio es pensar que las autoridades municipales realmente buscan el beneficio ambiental y social de la comunidad cuando vemos la clase de obras que emprenden y presumen. ¿Acaso no es de oligofrénicos instalar feos bloques de cemento en lugar de las bancas o ese resumidero dizque fuente en el Jardín Juárez, por ejemplo? ¿No es estúpido deformar el bulevar Hidalgo, o tratar de hacer obras de utilidad comercial, en el parque Madero, o eliminar espacios verdes en Sacramento? El más pedestre exhibicionismo campea en los espacios gubernamentales.

Tampoco escapa al ojo ciudadano el abandono más que sospechoso de la Escuela Leona Vicario, cuyo edificio representa un tesoro arquitectónico e histórico que Hermosillo debe dedicar a sus nuevas generaciones y conservar para la posteridad. Es una exigencia social que la escuela sea rehabilitada y que siga cumpliendo con su misión educativa, sin manoteos inmobiliarios ni dilaciones burocráticas.

En medio de todo esto, Sonora tiene motivos para estar de luto. Un luto que se lleva en la memoria, en la piel, en el reclamo de que haya justicia sin demagogia, de cara al pueblo que como puede elegir gobernantes también los puede quitar.

Pedimos justicia para el río Sonora, para las familias de la guardería ABC, para las víctimas de Waldo´s, para los ciudadanos ofendidos por la desidia y corrupción estatal y municipal. También decimos NO a las presas y SÍ a la lucha por el agua y la vida.      

En otro asunto, ¿no le suena a abuso el cobro a depósitos bancarios que excedan los 15 mil pesos? ¿Por qué habría el gobierno pretender “desincentivar” el uso de efectivo? ¿Por qué debiéramos como país depender de medios digitales, sujetos a otra soberanía y al suministro continuo de electricidad? ¿México será un apéndice periférico del gobierno mundial donde no tendremos nada, pero estaremos seguros?

Como se quiera ver, el uso y posesión de efectivo es garantía de libertad individual. El dinero digital obedece a la lógica del control y la subordinación del ciudadano que mucho recuerda la sociedad distópica descrita por Orwell en su novela 1984. El problema es que la gente normalmente reacciona cuando ya es demasiado tarde.


SERVICIO DE LIMPIEZA

 “El asunto más básico no es qué es lo mejor, sino quién debe decidir qué es lo mejor” (Thomas Sowell).

 

En las relaciones internacionales es imposible dejar de hablar de ciertos elementos comunes. Hay lugares obvios en los que caen los acuerdos y expectativas de los países concurrentes y respuestas también obvias a los reclamos de ciertas naciones en medio o de cara a posibles conflictos, aunque, en pocas palabras, basta con ponerse en la ruta del trasero gringo para oler las futuras decisiones soberanas de ciertos países orbitales.

En el concierto de las naciones que saben chiflar corridos, el temor a la decepción del güero de las barras y las estrellas es una preocupación de alta importancia y magnitud que debemos afrontar con la frente en alto y con el mantra nacional de que no somos piñata de nadie, aunque sí pudiéramos ser un papalote debidamente acreditado en el Departamento de Estado y, en consecuencia, un socio y colaborador en las campañas morales del vecino.

La lucha contra el narcotráfico, fracasada por ser un juego de oferta y demanda en un mercado políticamente controlado, se transforma en antiterrorismo, lo que da lugar a fiestas marinas con fuego real y pirotecnia informativa, derrame masivo de acusaciones y amenazas imperiales que, desde luego, deberán ser desmentidas, relativizadas y empacadas para posterior uso diplomático.

Los videos de lanchitas pichurrientas volando por los aires da un toque justiciero y democrático a la pugna por el petróleo venezolano y, en general, el espacio caribeño en tiempos de la nueva guerra mundial por los recursos fósiles que siguen siendo estratégicos, a despecho de la limpieza ecológica y las nuevas y vendibles tecnologías ambientales del norte global.

El litio, las tierras raras y otros valiosos recursos naturales dan cuenta de cuán relativa es la estabilidad emocional del señor Trump, y cuán fácil es montar una guerra cuando se trata de actos de piratería cuya cobertura es la seguridad nacional. Así, lo que antes era simple y llana piratería, ahora es defensa nacional.

Y es que la disposición de lo ajeno que antes se llamaba robo, ahora reviste el carácter de gesta heroica, defensa de la nación, de la libertad, de la paz regional, entre otras bonitas expresiones de cuya falsedad el mundo es testigo… protegido.

Con un cinturón de cerca de 800 bases militares alrededor del mundo, con embajadas cuya función esencial es el espionaje, la corrupción y la desestabilización política de las naciones donde se establecen, EUA tiene amplia cobertura aceptada o admitida por el mundo, ahora identificado como víctima de abuso y dependencia de un psicópata naranja.

Nos encontramos con un país que no tiene por bastantes sus límites geográficos, recursos, cultura e identidad propias y se empeña en disponer y apropiarse de lo ajeno. Mientras que en un tramo de su desarrollo logró avances significativos en su desarrollo científico y tecnológico, pronto se dio a la tarea de superar las barreras de un crecimiento mediado por el desarrollo de sus propias fuerzas y se lanzó al empleo de mecanismos de presión, coacción, intervención y apropiamiento de recursos, productos, mentes y voluntades capaces de complementar las bases de un sueño imperial a golpe de cañones y dólares.      

Ahora, EUA es un enorme parásito internacional que chupa la sustancia vital de un mundo que lucha por no perecer ante los avances de un depredador. La diversidad cultural, política y económica del planeta sufren los embates de la apropiación imperial, y su precarización.

Así como México, muchos países podrán negar su obscena dependencia con el norte, su carácter de traspatio, de satélites y cómplices. Pero la realidad es que mientras no exista capacidad para decir NO al imperio, la voluntad externa orientará su destino.

En nuestro caso, no será creíble la soberanía mientras la alimentación dependa del exterior, mientras el campo mexicano no produzca los alimentos necesarios y suficientes; No será creíble el desarrollo nacional mientras capitales, tecnología, maquinaria y equipo sean importados; no será creíble mientras la banca y la industria nacional sólo lo sea por estar establecida en territorio nacional, a la sombra de normas y acuerdos dictados por intereses y modelos extranjeros.

Durante la etapa de desmantelamiento del aparato productivo nacional por los gobiernos del Prian, se optó por comprar en vez de producir. Actualmente seguimos comprando, integrando la economía al extranjero y, sin rubor, el gobierno lo señala como un logro defendible en el marco del T-MEC, así como emprendiendo megaobras y proyectos que consoliden el modelo neoliberal contra o a espaldas del pueblo. Bien dicen que al que nace para tamal del cielo le caen las hojas.

Lamentablemente, seguimos justificando la insolencia y los ultrajes, los ninguneos, la imposición de reglas absurdas e indignantes, aparentando oposición, pero en los hechos concediendo. Seguimos la corriente dominante y mantenemos un perfil bajo, anodino y sin aristas en el concierto internacional y, cuando procede, actuamos como servicio de limpieza del abuso imperial en aguas caribeñas.

Mientras que la mazorca de la hegemonía gringa se desgrana, nosotros seguimos empecinados en permanecer unidos, como traspatio bien portado, como país zombificado por el neoliberalismo cadavérico que huele a dependencia, atraso y subordinación. La puerta del BRICS está abierta. ¿Por qué no entramos?