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martes, 17 de octubre de 2017

Detalles críticos del contrato

“Trabaja para mantener viva en tu pecho esa pequeña chispa de fuego celeste, la conciencia” (George Washington).

Según fue publicado por el STAUS en su página de internet el día 09/10/2017, la firma del nuevo convenio para la prestación de servicios de seguridad social entre el Isssteson y la Universidad de Sonora ha sido rechazada debido a que en su clausulado aparecen condiciones que se juzgan inaceptables. Destacan las cuotas que deberá pagar la administración universitaria y los propios trabajadores cuyos incrementos son, ya de por sí, una llamada de atención acerca de las intenciones del gobierno de recuperar los fondos robados hurgando en el bolsillo de los trabajadores, y que suponen pasar del 6 al 17.5 por ciento, lo cual no es cosa de risa, considerando el tope salarial del 3.8 por ciento. Como segundo punto se acuerda realizar una consulta que ofrezca una solución por parte del sindicato. En este espacio se abordarán dos aspectos del tema: las razones por las cuales debe rechazarse el convenio y la posible solución del problema.

Con relación al primer aspecto y, más allá de los números que pueden ser más o menos reveladores, puede afirmarse que todo el entramado para forzar la firma del convenio para estar “armonizados” con la ley del Isssteson reformada en 2005 es, simple y llanamente, un atentado contra la economía de los trabajadores, el presupuesto de la Institución universitaria y la certidumbre que todo trabajador debe tener en materia de seguridad social.

Sucede que el Isssteson (en adelante Instituto) y la Universidad de Sonora (Unison) tienen firmado un contrato de prestación de servicios de seguridad social que, hoy por hoy, está vigente y aclara perfectamente cuáles son las obligaciones y los derechos de cada uno de los firmantes. El contrato obliga a las partes, pero también les da derechos, los cuales han sido escatimados por el Instituto al otorgar servicios de salud deficientes, habida cuenta el desabasto de medicamentos y la reducción de su cuadro básico. Usted sabe que últimamente la presión hacia la Unison se ha incrementado gracias al mecanismo perverso de no dar trámite a las solicitudes de pensión o jubilación “hasta que se firme el convenio”.

Se puede tener la seguridad de que este tipo de estrategias son propias de entornos sustancialmente distintos a los relacionados con los servicios de salud y seguridad social, ya que se trata de una institución que por su esencia es noble, útil socialmente y representa un mecanismo eficiente de redistribución del ingreso entre quienes menos tienen. Es claro que la recuperación del Isssteson no depende de maniobras bajunas, sino de la credibilidad social y el respeto a su patrimonio por parte de los mismos altos funcionarios que autorizan o exigen recursos para desviarlos hacia otros objetivos, y los miembros de su Junta Directiva, que permiten el saqueo y son evidentes cómplices del desfondo pensionario, actualmente impune.

Es más que ridículo culpar a instituciones como la Unison de incumplimiento de las obligaciones pactadas en el contrato vigente; es claro que existe una lectura deficiente de sus cláusulas y los mecanismos que en ellas se prescriben para el cumplimiento legal de derechos y obligaciones. Incluso, el contrato establece el concepto de “sueldo básico integral” con absoluta claridad: es el sueldo más el complemento, es decir, la suma total de las percepciones que el trabajador recibe de manera regular como pago a su trabajo, lo que hace posible la exigencia de pensiones al 100 por ciento de derechos adquiridos, si se sigue la lógica de la Ley 38 anterior a la reforma y el propio contrato de prestación de servicios existente; sin embargo, los trabajadores se jubilan con el 67 por ciento de su último sueldo, lo que resulta de una ilegalidad total. 

Pero, a pesar de los evidentes derechos de los trabajadores universitarios, consagrados en su Contrato Colectivo de Trabajo y en el contrato de prestación de servicios de seguridad social, la Unison y el propio sindicato han optado por implementar medidas compensatorias antes que exigir el cumplimiento de las obligaciones que el gobierno, a través del Isssteson, tiene legal y objetivamente con ellos.

Tras la absurda agresión del Isssteson a los trabajadores y el hostigamiento a la Unison, la razón indica que se deben tomar medidas de presión legales y políticas que hagan posible la recuperación de los fondos pensionarios, el otorgamiento de pensiones con el 100 por ciento del sueldo y la nivelación de las pensiones que el Instituto ha dejado de pagar completas a los trabajadores actualmente jubilados. En este tenor, el Instituto es un deudor neto de los trabajadores universitarios y debe restituir lo que adeuda conforme a derecho.


Como se ve, la solución es de carácter reivindicatoria de normas legales que no se han aplicado tanto por malicia y deshonestidad como por ignorancia y exceso de “prudencia” en el trato con el gobierno. En realidad, hasta hoy los trabajadores han cedido inconscientemente derechos que son irrenunciables. Hora de recuperar lo que les pertenece.

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