notas sueltas

Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

viernes, 22 de marzo de 2024

¿SE ESTÁ AMPLIANDO LA FRONTERA?

 

“El imperialismo es un sistema de explotación que se produce no solo en la forma brutal de quienes vienen con armas para conquistar el territorio. El imperialismo a menudo ocurre en formas más sutiles, un préstamo, ayuda alimentaria, chantaje. Estamos luchando contra este sistema que permite que un puñado de hombres en la Tierra gobierne a toda la humanidad” (Thomas Sankara).


Desde hace tiempo la pretensión de nuestros vecinos del norte ha sido aprovechar los recursos naturales de México en su beneficio. Durante el gobierno arizonense de John Fife Symington y el sonorense de Manlio Fabio Beltrones los ojos estuvieron puestos en Guaymas, como “el puerto de salida de Arizona”.

Para los gringos es muy fácil caer en la tentación de hacer cuentas alegres de recursos ajenos, incluyendo el territorio, el agua, los minerales, la vegetación y todo lo aprovechable para “hacer grande a América”.

El problema es que México es una nación independiente y Sonora un estado que no forma parte de la Unión Americana, sino que corresponde a otra soberanía, a otros intereses y otra idea de futuro.

Nuestros vecinos, antojadizos como son, cada tanto tiempo le echan el ojo al espacio y biodiversidad del golfo de California que, como es fácil ver, es parte del territorio nacional mexicano y no tiene ninguna costa que corresponda a la potencia del norte.

El mar Bermejo, llamado también mar de Cortés, ubicado entre la península de Baja california y los estados de Sonora y Sinaloa, es por todos lados mexicano. Tal obviedad geográfica y política no puede ni debe ignorarse.

Arizona padece falta de agua y no faltan proyectos millonarios que ofrezcan soluciones pragmáticas, lo que de nueva cuenta nos lleva al golfo de California.

Nuevamente se plantea como posibilidad la desalación de agua marina que provenga de nuestro golfo, como solución a su problema de crecimiento inmobiliario sin alternativas manejables desde la óptica del consumo racional y la sustentabilidad y, claro, el agua se iría, pero la salmuera resultante del proceso, y sus efectos ambientales, se quedaría en este lado de la frontera (https://goo.su/ASJmRf).

Al respecto, el gobernador de Sonora afirma desconocer la existencia de planes o propuestas concretas en esta dirección, aclarando que, en todo caso, el asunto es de la competencia del gobierno federal (https://goo.su/NB6WG).

Por otra parte, el echar mano de recursos ajenos pasa por la idea de que la soberanía no es producto de la voluntad de los pueblos, sino una especie de etiqueta despegable, algo así como una broma que circula entre los países latinoamericanos para diversión del gobierno y el aparato de seguridad gringo que ve la doctrina Monroe como ley suprema.

Sin embargo, por más nacionalista que sea nuestro discurso, se va ampliando el hueco en la integridad del territorio nacional gracias al gasoducto que se tiende desde Texas a Sonora con salida al golfo de California vía Puerto Libertad, justamente para servir de vía marítima al gas texano con rumbo a hacer la competencia al gas ruso en Europa.  

México, país defensor de la no intervención y de la solución pacífica de los conflictos, parece alinearse en favor de una de las partes en la guerra económica en curso, habida cuenta que la OTAN es el instrumento de control militar de nuestros belicosos vecinos en Europa.

Con el proyecto texano en marcha y las oportunidades de inversión transnacional del Plan Sonora, más la potencial decisión de usar el agua del golfo de California al instalar una planta desaladora en Puerto Peñasco, se fortalecería la región como punto de interés estratégico de los vecinos.

En uno y otro caso queda en duda el dominio efectivo de la nación sobre sus recursos, lo que hace bastante poroso el artículo 27 constitucional y, desde luego, lo atinente a la soberanía nacional en caso de divergencia con los intereses geopolíticos del Tío Sam.

Como se vea, el proyecto gasero en marcha, más los que se acumulen, hace guiños al comando norte de EUA y los sueños de tener el control del mar bermejo, a punto de ser zona de tránsito obligado de carácter estratégico para sus ambiciones imperialistas.

Así como van las cosas, es posible que la creciente tendencia en favor de la multipolaridad y la búsqueda de alternativas en materia de comercio internacional, sugieran la conveniencia de apoyar mecanismos como los BRICS, antes que basar nuestro desarrollo en la estrecha complementariedad con el norte.

Si se sigue la ruta de la dependencia, la soberanía y el dominio de la nación sobre sus recursos estará en juego. En todo caso, sería deseable tomar decisiones oportunas de cara al interés nacional y al de Latinoamérica en su conjunto.

Por lo pronto, es importante no caer en las trapacerías de quienes llaman a la intervención de Estados Unidos o España en asuntos de nuestra exclusiva competencia. Digamos no a la intervención extranjera y a los políticos apátridas que desde adentro les hacen el trabajo con el señuelo engañabobos de la “libertad” y la “democracia”, siendo que es justamente lo contrario.

Para cualquier efecto, la frontera del vecino de ninguna manera debe ampliarse a costa de la nuestra.  

 

   

viernes, 15 de marzo de 2024

¿Y QUÉ PASÓ AQUÍ?

 “La manipulación mediática hace más daño que la bomba atómica, porque destruye los cerebros” (Noam Chomsky).

 

Comprender la situación actual puede ser una de las imposibilidades prácticas que enfrenta cualquier ciudadano medianamente informado, habida cuenta que la adicción al Facebook, X y la prensa “seria” pueden causar una fea enfermedad progresiva y mortal para las células cerebrales sin dejar de lado el hígado y el aparato digestivo.

Y es que la mente se empieza a formatear de manera antagónica con cualquier noción de supervivencia, al tragarse la densa sopa que los medios de comunicación sirven cada día en forma de “notas informativas” que echan por tierra cualquier idea de decencia, dignidad y sentido de la realidad y, lo más dramático, de identidad nacional.

Que un extranjero, sea hombre, mujer o quimera, nos venga a decir cómo debe ser la democracia y el proceso electoral, incluso por quién debemos votar, ya es el colmo y no por la simple presencia extranjera sino porque los patrocinadores de la visita y promotores visibles del discurso son ciudadanos mexicanos.

Puede ser una representante de la aristocracia española, el embajador del Tío Sam, un político, una personalidad intelectual o mediática europea o sudamericana quien se ponga a hablar acerca de lo que debe ser el rumbo de México, lo cual es el jodido colmo del abuso y la falta de respeto.

También lo es que, desde el gobierno gringo, español, francés o de cualquier otra nacionalidad, alguien se ponga a pontificar acerca de los milagros de adoptar su forma de entender la democracia, las inversiones, las finanzas o criticar la forma de torear chiles, de matar pulgas o de forrar curules o escaños mexicanos.

Pero, lo que más huele a cloaca es que las autoridades judiciales altas, medianas o bajas, se empeñan en servir de tapete a la impunidad de delincuentes de cuello blanco, gris o del color que sea, bailando un zapateado encima de la Constitución y las leyes que de ella emanan.

Así tenemos el otorgamiento de garantías a un violador de menores, a un delincuente fiscal, a un defraudador financiero, a un vivales que sangra el patrimonio nacional o que, tras la cobertura de alguna ONG o grupo de la “sociedad civil”, chupa dinero nacional o extranjero y sirve de medio de desestabilización política nacional.


Lo singular del asunto político-electoral actual es que se visibilizan mecanismos de redirección de los organismos autónomos en aras de cumplir una agenda contraria al interés nacional, operada y representada por personajes seducidos por el dólar, uncidos a la idea de “democracia” que promueve el departamento de Estado y las agencias de inteligencia que traman golpes de estado y defienden a capa y espada el “derecho” al aprovechamiento de los recursos ajenos, así como la colonización ideológica de las fuerzas autóctonas.

Como si fuera un laboratorio de ingeniería social, el país vive la intensidad de los gritos y sombrerazos en forma de marchas, plantones y portazos, aderezados con actos vandálicos y de violencia a nombre supuestamente de la paz, las libertades y, desde luego, la democracia, cuya andadura es magnificada por los medios corporativos de información.

Así que no faltan expresiones a voz en cuello que denuncian la represión, la dictadura y la ausencia de garantías para hablar, escribir o actuar mientras marchan, publican infundios y atacan libremente al gobierno en diversas formas, incluyendo el acordar medidas que nulifiquen judicialmente las reformas propuestas por el Poder Ejecutivo para el cumplimiento del proyecto por el que la mayoría votó en 2018.

Mientras, la prensa estira la liga de la libertad de expresión y de información y pinta de rojo el panorama nacional, acreditando los hechos violentos como factor determinante de inestabilidad y riesgo electoral en un contexto en el que todos van, vienen, viajan, escriben, hacen negocios y disfrutan de garantías plenas para su ejercicio profesional.

Pero tampoco falta el expresidente que, estando embarrado de sangre y corrupción, se da baños de pureza y convicción democrática y republicana mientras come de la mano de la monarquía española y la esperpéntica aristocracia y oligarquía franquista, criticando al gobierno del país que dejó. El olor a la podredumbre de aquí o del otro lado del Atlántico es, de cualquier manera, inconfundible.

Flota en el aire la pregunta de cómo un mexicano puede servir de instrumento para las maniobras desestabilizadoras de un poder extranjero, y cómo se protege a delincuentes desde el Poder Judicial y se permite la acción de mercenarios que “calientan la plaza” con el propósito de nulificar el proceso, o desacreditar el previsible resultado electoral, mientras se regodean con el supuesto avance en encuestas de una oposición que simplemente no levanta ni expectativas de triunfo ni garantía de progreso… aunque los prianistas y su candidata digan falazmente lo contrario.

Decir que López Obrador es comunista, dictador, represor, antidemocrático, incluso satánico y ateo, y que nos está convirtiendo en Cuba o Venezuela, es un hilo argumental tan delgado que no resiste el mínimo jalón de la realidad, a juzgar por los quejosos que hacen, dicen y gesticulan con total soltura e impunidad aún en actos de flagrante vandalismo y abuso de las libertades.

La mentira, el insulto y la agresión no califican como materiales de construcción de una nueva sociedad incluyente y democrática, por lo que ya va siendo tiempo de enterrar el cadáver putrefacto del neoliberalismo de guarache y la subordinación nopalera a poderes e intereses extranjeros. Ya basta.


 

sábado, 2 de marzo de 2024

LA VERDAD NO ES COMO ANTES

 “Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacerse es no despegar los labios” (Abraham Lincoln).

 

En los tiempos que corren la verdad, tal cual es, resulta aburrida, plana, sin matices que puedan despertar la imaginación de quienes la escuchan, de ahí que el discurso político, o la narrativa si se quiere, debe recurrir al maquillaje conceptual como forma de sobrevivencia, toda vez que al decir discurso nos referimos a la parte verbal o escrita de un proyecto y a su parte operativa, es decir, a los dichos y a los hechos.

En cambio, “la narrativa” se reduce a la expresión de algo que no requiere demostración, que carece de relación directa con la vida real y es fácil adaptarla a la ocasión, en este caso al período preelectoral que vive el país, donde se minimizan los logros del gobierno y se magnifican o, de plano, se inventan los errores.

Pero, permítame decirle de qué va este asunto:

De un tiempo a esta parte, la necesidad de articular una oferta político-electoral atractiva ha tenido que recurrir al maquillaje de la realidad de manera que permita armar una narrativa basada en las supuestas fallas, errores y perversiones del partido y gobierno antagonista, que se pretende sustituir por vía del proceso electoral, en este caso Morena y la 4T.

En este contexto, la verdad sobre la realidad y la realidad misma se relativizan, manipulan, tergiversan y deforman de manera que la nueva versión de los hechos encarne una forma de enlodamiento fácilmente reproducible en los medios de información disponibles. Así pues, se crea una imagen que no necesariamente tiene base objetiva, sino que se corporiza en las palabras: es propaganda confeccionada con mentiras o medias verdades, lanzadas a la libre interpretación de su auditorio, en favor de la vieja clase política disfrazada de nueva y alternativa.

La verdad como tal es irrelevante y en muy buena medida estorbosa. Los hechos sujetos a comprobación no importan, porque el juego consiste en afectar la conciencia de los posibles electores mediante la repetición de los mensajes y la aparente verosimilitud de las afirmaciones, algo así como la reedición nopalera de los postulados de Joseph Goebels, el artífice de la manipulación propagandística de la Alemania nazi.

En este juego de embarramientos no importa que los promotores de la campaña estén ligados políticamente a delincuentes como García Luna, procesado en Estados Unidos por narcotráfico, para tomarse la libertad de acusar al presidente López Obrador de “narco presidente”, y a la doctora Claudia Sheinbaum como “narco candidata”.

Tampoco importa que quienes absuelven a delincuentes de cuello blanco, desbloquean cuentas ligadas a personajes del crimen organizado y absuelven a violadores de menores sean los mismos que operan la oposición judicial contra las iniciativas presidenciales en materia de economía y soberanía nacional.

Tampoco importa que quienes reclaman democracia y elecciones libres sean los mismos que no hace mucho organizaban el fraude electoral, el acarreo y la compra de votos, y que ahora se desgarran las vestiduras mientras buscan la vigilancia electoral extranjera, y que además cuentan con la participación de Lorenzo Córdova, exárbitro electoral que sale del closet como agente de la derecha y exhibe la parcialidad que siempre lo caracterizó cuando estaba encaramado en el INE.    

Así pues, la diatriba, la vulgaridad sebosa y chabacana expresada en forma verbal y escrita hace que la campaña electoral se convierte en una especie de pelea en el lodo, en la que el público se divierte viendo a los contendientes embarrarse en una lucha de estercolero, pegando chicles o diciendo pendejadas. La verdad, como se podrá entender, es irrelevante, cuando la suciedad y la descalificación son las estrellas del espectáculo.

La verdad, como se ve, ya no es como antes. Ahora se puede manipular, reacomodar, deformar a conveniencia, con la insolencia propia de quienes son parte de un sistema que insiste en permanecer en un contexto que, a estas alturas, lo define como un cadáver insepulto.


El PRI, el PAN y el PRD, otrora partidos antagónicos, forman parte de la yunta dominada por el junior parasitario Claudio X. González, cabeza visible de la reacción más rancia con ligas internacionales de extrema derecha, en una patética metamorfosis donde el común denominador es la claudicación a sus principios fundacionales.

Son partidos fachada, vacíos de contenido que actúan como zombis, unificados por obra del dinero y al servicio de intereses ajenos al bien común, de espaldas al interés nacional y que merecen, por lo tanto, un nuevo Cerro de las Campanas electoral.

En otro lugar del planeta, donde también el delincuente pasa a ser perseguido político y a la víctima se le considera agresor, incluso terrorista, tenemos el caso del pueblo palestino que es masacrado en Gaza por el Estado de Israel apoyado por Estados Unidos y socios europeos que sostienen que Israel, pueblo bendecido por Dios y Occidente, tiene derecho a la defensa, a la impunidad histórica tras el holocausto nazi.

Por eso matan civiles indiscriminadamente, por eso se defienden eliminando futuras amenazas mediante el asesinato de menores de edad y de mujeres embarazadas. La lucha de Israel y Occidente contra el terrorismo abarca el futuro, y no tiene fronteras ni reconoce derechos ni soberanías. Como se ve, tampoco la justicia es como antes.

                         <En memoria de María Antonieta Gil Vea, 1944-2024>



 

miércoles, 21 de febrero de 2024

LA MARCHA

 “La democracia es el destino de la humanidad; la libertad su brazo indestructible” (Benito Juárez).

El domingo 18 de febrero será recordado con entusiasmo taurino, porque se dieron capotazos a la democracia, convertida en objeto de divertimento y jolgorio; de pretexto para tirar balazos al aire con la seguridad que sus cartuchos de salva sólo iban a tener un bonito efecto ambiental junto con las pancartas, el sonido, las consignas y la cursilería que acompaña a las imitaciones populares de la derecha encaramada en el pasado.

Se vio el fluir de gente decente, en el sentido porfiriano, marcharon las gentes de razón, en el sentido colonial, y lucieron camisetas y accesorios a propósito de la lucha por la democracia, por la limpieza de las elecciones, por no volvernos Venezuela o Cuba, por conjurar los demonios del comunismo que alienta López Obrador y su corte infernal de Morena.

Los marchantes olorosos a agua de colonia o perfume de importación jugaron a ser pueblo, a parodiar a los del 68, a invocar a otros muertos tan lejanos y distintos a ellos, tan chairos como jamás lo serán ellos o sus pastores, los Claudio X, los Markos, los Chuchos, los Alitos, los Fox, los Creel, las Gordillo, o las Zavala, luciendo galas apartidistas en una lucha que, para serlo, tiene que ser política por necesidad.

La nueva ciudadanía que acusa al presidente de tirano, de dictador, de represor, marcha y grita a voz en cuello su añoranza a la libertad de expresión, que desean elecciones libres en un país donde en el 2018 la gente votó como quiso, donde la protesta se respeta y la libertad de expresión se garantiza.

La dictadura sui generis que padecemos está anclada en la mente de quienes extrañan el control electoral del Salinato, el entreguismo del Zedillato, la parodia electoral del Foxato, el fraude del Calderonato, la telepresidencia de Peña Nieto, y la dura represión del largo período prianista, algo así como ponerse el huarache mediático antes de espinarse con la ausencia de su causa.

Los argumentos presentados por las dirigencias partidistas convertidas en ciudadanas, tuvieron que recurrir al miedo por anticipado, a la sospecha como certidumbre, a la mentira como sustituto de una verdad que les duele: en México no hay dictadura, no vamos a convertirnos en Venezuela o Cuba, la política social es una reparación al daño que durante décadas se ocasionó a la población, sobre todo la de menores ingresos económicos, y no una compra de votos.

Los apoyos a la población no son electoreros, como sí lo fueron los repartos de despensas, comilonas de barrio, gorras, sombrillas y otros materiales por parte del PRI y el PAN, cada tres o seis años. Las becas y apoyos son parte de una política distributiva que ya tiene rango constitucional, para cumplirse haya o no elecciones.

A parecer, la ausencia de razones socialmente válidas para la inconformidad, molesta a los empresarios, a los defensores y beneficiarios del trato excepcional, de favores, de los pactos al margen de la ley, pero protegidos y hasta legalizados por jueces y magistrados dedicados a engordar su cuenta corriente y mantener su alto nivel de vida.

La nueva clase porfiriana sufre de urticaria y miedo cuando la chusma llega al poder, se instala en las instituciones y llama a las cosas por su nombre. Piensan que si la igualdad se generaliza pierde su encanto. La democracia en manos de muchos puede ser irresponsable, de ahí que haya que vigilarla y defenderla con marchas, pancartas, consignas y prendas de vestir rosa, y amparos contra leyes nacionalistas que huelen a pueblo, a historia.

La marcha del domingo fue una sin causa, sin visión de futuro, aunque preñada de añoranza, de lo que pudo haber sido y no fue, de aquél paraíso perdido por obra de la voluntad popular, de los privilegios arrebatados por mandato legal, de la puesta en orden de un país con voluntad de ser libre y soberano, y que el neoconservadurismo apátrida llora en el hombro de Estados Unidos y España.

En esta pasarela callejera, la amenaza de una supuesta nueva constitución que en su artículo 139 dispone que nos quitarán la casa y que nos obligarán a compartir lo nuestro con gente ociosa y extraña, circuló como lo hace el agua en un resumidero, en un despliegue de absurdos que de no ser lamentables resultarían risibles. ¿Los ciudadanos marchantes sabrán lo complicado que es el proceso legislativo, además de que la Constitución sólo tiene 136 artículos?

Es imposible dejar de preguntarse si la gente es así de manipulable, así de ingenua, así de huérfana de información o de sentido común.

En fin, la derecha marchó de rosa, pasando del INE no se toca al INE sí se toca; marchó por la vuelta al pasado, por los privilegios, por los buenos tiempos de la compra de votos, de los gastos faraónicos de la burocracia dorada, de la exención y condonación de impuestos, de la venta de los recursos nacionales a precio de regalo, de la injerencia extranjera bendecida por el empresariado y las buenas conciencias de sacristía y campanario. Marchó por un estilo de vida y de gobierno que el pueblo rechazó en 2018.

Marcharon, parodiando al pueblo, mintiendo una vez más en esta puesta en escena con especial llamado al intervencionismo extranjero, al manoseo mediático de un proceso que sólo corresponde al electorado mexicano, y a nadie más.


 

viernes, 16 de febrero de 2024

LA HERENCIA NEOLIBERAL DEL ISSSTESON

 “A fin de cuentas los objetivos son simples: seguridad y protección” (Jodi Rell).

El jueves 15 se pudo presenciar una concentración de derechohabientes del ISSSTESON frente a sus oficinas centrales, en la que se pudo constatar el diálogo que existe entre la dirección institucional y la representación de los usuarios, destacando la presencia e intereses de los pensionados y jubilados que atiende el Instituto.

Aquí se pasó revista a los problemas derivados del día a día en una institución que provee de servicios médicos y paga pensiones a los trabajadores al servicio del Estado y organismos afiliados por la vía de convenios que establecen las obligaciones y los derechos del Instituto y del organismo afiliado, en el marco de la Ley del ISSSTESON.

Los reclamos se pueden resumir en estos aspectos: abasto de medicamentos, consultas médicas y programación de cirugías, atención de especialistas, agilidad en el trámite de dictámenes de pensión o jubilación y pago de pensiones, así como el otorgamiento de los aumentos anuales al monto de las mismas, y a la posibilidad de que se realice el pago en el primer día hábil de cada mes.

Según reconoce la representación de los derechohabientes del Movimiento 30-J, se han logrado avances importantes en materia de abasto de medicamentos y atención médica, y que la puesta al día de la institución no se va a dar de la noche a la mañana, toda vez que el actual gobierno la encontró abandonada, saqueada y sujeta a un régimen de privatización de servicios por la vía de las subrogaciones, sobreprecios de materiales y medicamentos y la rapiña al interior de la institución.

Actualmente, se trabaja en recuperar las funciones y capacidades que las anteriores administraciones estatales entregaron a agentes privados, afrontando el lastre de un desfondo que rebasa con mucho los 6 mil millones de pesos, ocasionado por las malas prácticas de los gobiernos del reciente pasado neoliberal.  

Un aspecto altamente meritorio del ISSSTESON es que conserva el modelo solidario de prestación de servicios y pago de pensiones, frente al modelo privatizador de las cuentas individuales que en forma de administradoras privadas de fondos (Afore) han adoptado otras instituciones como el ISSSTE o el IMSS, donde el ahorro de los trabajadores está en manos de negocios privados, como bancos o empresas de carácter comercial.

Uno de los impactos más lesivos a la salud y bienestar de los trabajadores en México fue poner en manos privadas los ahorros en forma de cuentas individuales, adoptando un modelo de corte neoliberal cuyo objetivo central es el enriquecimiento privado y acabar con la prestación de servicios de salud públicos a cambio de fortalecer el negocio de la medicina privada.

Respecto al pago de las pensiones, es importante señalar que el actual gobierno se ha comprometido a cumplir con el pago en tiempo y forma, haciendo notar que se paga el mes por adelantado.

Es claro que ningún dinero es suficiente cuando se trata de satisfacer necesidades de alimentación, salud y el pago de servicios básicos sujetos al aza por cuestiones inflacionarias y ajustes tarifarios desde la perspectiva de las empresas y no de los usuarios.

Es obvio que todos quisieran tener más ingreso frente al alza de los bienes de consumo, pero la realidad del ISSSTESON es que carece de un fondo de inversión que le genere rendimientos y le permita hacer frente a las exigencias del gasto pensionario sin tener que recurrir a asignaciones presupuestales extraordinarias.

En este contexto, el director general del organismo señaló que la exigencia de que se pague el primer día hábil de cada mes choca con la realidad presupuestal de la institución, ya que al inicio del sexenio encontraron que no existe un fondo pensionario en el ISSSTESON para poder implementar el pago en forma quincenal, sin embargo, se analizará el incremento del 10 por ciento reclamado, contemplando su pago retroactivo.

Es importante señalar que existe disposición de mantener y mejorar el modelo pensionario solidario, habida cuenta que las pensiones son un mecanismo de redistribución del ingreso que integra solidariamente a las generaciones pasadas con las generaciones presentes de trabajadores.

Cambiar el modelo solidario por otro de cuentas individuales significaría un serio retroceso en materia de seguridad social, y un verdadero fracaso administrativo en el marco de una administración cuya oferta política ha sido contraria al modelo privatizador del sistema neoliberal.

Se entiende que la seguridad social tiene un valor que se sostiene y se comparte con todos, y que la privatización parcial o total de los servicios y las funciones públicas sólo sirve para favorecer a los dueños del capital y sus expectativas de mayor enriquecimiento a costa, en este caso, de los ahorros y el esfuerzo de los trabajadores.

En este contexto, el ISSSTESON ni de broma debe abandonar su modelo solidario y distributivo por el modelo privatizador de las cuentas individuales y la subrogación de los servicios, que es como decirle al trabajador “ahí te la echas”, y favorecer el interés privado antes que el interés social.   

El Estado debe garantizar la seguridad social que es fundamental para la clase trabajadora y las familias, y remontar con todo su empeño la herencia nefasta del neoliberalismo instaurado en los gobiernos anteriores.


sábado, 10 de febrero de 2024

LOS ASEGUNES DEL ORO VERDE

 “La soberanía nacional significa, primero, el derecho que tiene un país a que nadie se inmiscuya en su vida” (Che Guevara).

 

Los productores y exportadores michoacanos celebran que el aguacate sea casi un producto básico en la cultura gastronómica de temporada en los Estados Unidos, país que recibe 130 mil toneladas cuyo destino final es Las Vegas y Los Ángeles, entre otros puntos importantes.

Gracias a este suculento fruto mexicano, indispensable para asociar el deporte con la ingesta de guacamole, entendido por algunos como una forma de “exportar nuestra cultura”, los aficionados seguidores de las acciones del Super Tazón de la NFL, pueden babear de gusto mientras comen y beben y vuelven a beber (La Jornada, 09/02/2024).

El deporte ligado al guacamole hace posible que algo así como 66 municipios michoacanos puedan vivir la bonanza exportadora, sin reparos por parte de la autoridad fitosanitaria gracias a la inocuidad certificada y, quizá, por la necesidad de atiborrar del llamado oro verde las entusiastas panzas de los aficionados.

El caso es que muchas familias dependen de la exportación del producto, y muchas tierras cambiaron su vocación agrícola en aras de satisfacer la demanda temporalera donde el choque de los equipos, el juego de los patrocinadores y la voracidad de los corporativos se conjuga para hacer del terreno de cultivo el escenario donde el dinero y la influencia del crimen organizado se liga a la calidad de tributario agrícola al servicio del Imperio.

En este contexto, el oro verde michoacano hace juego con el dólar de las remesas que los expulsados envían al país como prueba intercambiable de su esfuerzo productivo allende el Río Bravo.

Así pues, exportamos aguacates, entre otros productos agrícolas cuya ausencia o carestía en el mercado local certifica el hecho de que somos un país agroexportador, o primario exportador, si se prefiere, incluyendo a los individuos o las familias que salieron de nuestro territorio en busca del trabajo y las condiciones de vida que buscan mejorar.

Tenemos una idea bastante masoquista en materia económica, ya que la producción nacional mira hacia el exterior, hacia la exportación, antes que la satisfacción y ampliación del mercado interno: se exporta el mejor producto y aquí se comercializa el defectuoso, el de menor tamaño, el menos suculento, porque el consumidor local está por lo que le toque en el juego de poder que se expresa en el mercado.

Sin duda es de celebrarse el éxito exportador y la derrama económica que riega las arideces existenciales de miles de bolsillos michoacanos, siempre y cuando se ignoren las gordas cuentas corrientes de los ganones dedicados a la explotación de regiones enteras sometidas a cacicazgos de horca y cuchillo que capitalizan el esfuerzo campesino y la parálisis de las autoridades municipales ante la disyuntiva de silencio o cuello.

En medio del jolgorio deportivo, tras el escenario colorido de este evento estelar de la cultura angloamericana, también actúa en silencio el inmigrante agrícola, y el nuevo siervo de la gleba atrapado en su miseria de este lado de la frontera, cultivando aguacates que sólo verá pasar rumbo a la frontera norte, destino de personas y frutos convertidos en productos del desarraigo, víctimas de la idea de que el mercado es, y debe ser, de sur a norte, como fatalidad de traspatio geopolítico.

La sujeción al extranjero nada tiene que ver con el libre comercio y sí a las reglas que impone la hegemonía unipolar, basada en la calidad autoasumida de ser “el único país indispensable”, el garante de la democracia y las libertades planetarias.

El imperio exige y espera gratitud y mansedumbre, materias primas minerales, vegetales y animales; trabajadores de distintas calidades y, sobre todo, la satisfacción de cualquier fantasía de dominación. En este contexto, la política comercial o industrial nacional debe estar dirigida a resolver la necesidad de insumos para el aparato productivo o comercial del norte.

El aguacate por la temporada, así como en su momento el tomate, el camarón, el atún, las hortalizas y cualquier producto, sea animal o vegetal, está sujeto al interés del aparato digestivo extranjero, lo mismo pasa con los metales y demás minerales estratégicos, como el Litio, o como los hidrocarburos, o como el propio territorio nacional que debe servir como vía franca del gas texano hacia Europa y Asia, cruzando por Sonora hasta Puerto Libertad, haciendo el caldo gordo al afán de dominación y competencia contra Rusia y China.

Así pues, en la lógica de los propósitos de cambio, cualquier proyecto político, económico o social deberá pasar por una revisión seria y detallada de los hilos de la dependencia externa, de las propias capacidades nacionales, de las leyes y reglamentos necesarios para garantizar nuestra soberanía y nuestro progreso; asimismo, de la forma y manera en que se organiza nuestro gobierno y administración pública.

La soberanía plena y el dominio nacional sobre su destino y recursos no deben, como el aguacate, depender de los gustos y antojos del exterior, y su ejercicio no debe estar condicionado a intereses ajenos a los propios.

Ninguna inversión extranjera puede pagar el valor de la independencia, la libertad y la soberanía nacional. Ninguna.


 

viernes, 2 de febrero de 2024

BLANDURA CONTUNDENTE DE LA CPI

 “Privar a las personas de sus derechos humanos es poner en tela de juicio su propia humanidad” (Nelson Mandela).

 

Se celebra el fallo de la Corte Penal Internacional (CPI) de exigir a Israel procurar evitar el genocidio contra la población e Gaza, aunque no condena su agresión militar cotidiana contra Palestina. En otras palabras, pueden seguir bombardeando a las ciudades palestinas, aunque teniendo cuidado en no afectar fatalmente a la población civil.

No me alcanza la imaginación para entender cómo una ciudad o instalación puede sufrir un ataque con bombas, misiles o drones, sin que la gente que usa sus espacios públicos o privados termine muerta o herida. Si se usan bombas de racimo y de fósforo blanco, de manera masiva y por tiempo prolongado, ¿habrá algún recurso humanamente posible para evitar salir hecho papilla?

A la condena de la CPI han respondido varios países celebrando la buena disposición humanitaria de los ministros, aunque Israel reaccionó de manera irada, calificando de absurda la denuncia de genocidio planteada por Sudáfrica apoyada por otros países, como si el solo hecho de insinuar que 26 mil muertos por obra de esta nación fuera una ofensa a la memoria de las víctimas del holocausto nazi y al “derecho a la defensa” que sostienen las autoridades israelíes.

Resulta curioso que la prensa internacional, cuando se refiere a los hechos que se escenifican entre Israel y Gaza, se tenga que mencionar constantemente el ataque del 7 de octubre, cuando el grupo Hamás atacó a Israel. Algo así como dejar constancia de que “aquéllos atacaron primero y por tanto…” Sin duda a Israel no se le debe tocar ni con el pétalo de una rosa y mucho menos con una denuncia de genocidio, aunque, a ojos vista, sea la realidad de lo que ocurre en la región.

 

Para dar mayor contundencia a su inconformidad, Israel da un manotazo en la mesa de la ONU al acusar a varios miembros de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), de participar en el citado ataque de Hamás. En consecuencia, varios países, encabezados por Estados Unidos, anuncian que retiran temporalmente su apoyo, no vaya a ser que también Israel los acuse de patrocinar “terroristas”.

Un ejemplo del tono adoptado es la declaración del ministro finlandés Ville Tavio: “Finlandia suspenderá temporalmente la financiación a la UNRWA y seguirá la investigación independiente. Finlandia no brinda asistencia a los que ayudan a Hamás” (Sputnik, 27.01-2024).       

Ahora, si se parte del supuesto de que los palestinos, por el hecho de serlo, son terroristas, se pudiera explicar por qué Estados Unidos, seguido de Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Italia, Francia, Rumania, Países Bajos, Alemania, Austria, Suiza, Suecia, Finlandia, Islandia, Estonia y Japón hayan respondido a la acusación de Israel, aún sin pruebas, anunciado la suspensión de su apoyo a la UNRWA.

La ONU señala que se va a investigar la veracidad de la acusación mientras que el secretario general, Antonio Guterres, advierte que no será posible ayudar a los dos millones de civiles de Gaza que dependen de las contribuciones, que evidentemente son esenciales para la continuidad de la UNRWA (La Jornada, 28-01-2024).

En medio de todo esto, la población de Gaza carece de atención médica, agua, alimentos y, en general, las condiciones mínimas de subsistencia, lo que demuestra cuánto importa en realidad su crisis humanitaria (¿genocidio?) a algunos gobiernos de la Unión Europea y, desde luego, Estados Unidos, país que se manifiesta, como en otros conflictos a miles de kilómetros de sus fronteras, crónicamente preocupado por “su seguridad nacional”.

Visto el conflicto entre Rusia y Ucrania, que para nada es casualidad, como el de Israel y Gaza, se reafirma la idea de que la comunidad internacional y sus organismos insignia sufren de parálisis de voluntad y asfixia económica, militar y mediática a manos de los dueños de la franquicia que, a nivel de chatarra promueve globalmente sus productos estrella: la democracia y el libre comercio, vacíos de contenido, adulterados y tóxicos.

Después de todo, cabe recordar que la palabra globalización simplemente se refiere al interés del capital global capitaneado por Estados Unidos en el uso y abuso parasitario de los recursos de otros países.

En este contexto, una estrategia exitosa ha sido la de crear y patrocinar conflictos internacionales y grupos rebeldes que luego se convierten en “terroristas”, generar desequilibrios regionales y desestabilizar gobiernos nacionales, con la envoltura del combate extraterritorial al narcotráfico, a la amenaza socialista o comunista, terrorista, o la supuesta defensa de la democracia y del libre comercio, al margen y por encima del derecho internacional y, por supuesto, de las disposiciones de la propia ONU y de la Corte Penal Internacional.

Es claro que la paz y la estabilidad mundial nada tienen que ver con la absurda pretensión de imponer un orden internacional basado en las reglas del polo dominante, en este caso, la anglosfera. Es obvio que los países secuestrados política, económica y militarmente jamás van a tener la capacidad soberana de decidir su propio destino si continúan votando a favor de la unipolaridad mundial, subordinando sus intereses a los del extranjero. 

La comunidad internacional debe hacer una seria reflexión autocrítica sobre su modelo de desarrollo y, en consecuencia, reordenar sus prioridades en favor de la paz y el progreso, en un contexto donde se respete la libertad y la soberanía de los pueblos.