“El
deber es lo primero” (dijo el deudor).
Como usted sabrá, el Isssteson insiste
en que los organismos afiliados como la Universidad de Sonora (Unison) firmen a
la brevedad un convenio de prestación de servicios que modifica el actual
contrato vigente suscrito por ambas instituciones. Si usted se pregunta el
porqué de la insistencia le diré, sin más preámbulos, que la razón es simple: el
Isssteson busca sacar dinero de los trabajadores y los organismos donde prestan
sus servicios a fin de tapar el hueco que ocasionó el saqueo de los fondos
pensionarios perpetrado por el propio gobierno, sobre todo en el sexenio
pasado.
La idea que se trata de meter en la
cabeza de los trabajadores y que, al parecer, ya la tiene el rector de la
Unison, es que con el nuevo convenio se tendría acceso a una jubilación con el
100 por ciento del salario al tiempo de retiro, pagando una mayor cuota. Sobre
el tema, el rector de la Unison, Dr. Enrique Velázquez Contreras “…mencionó que
la Universidad, el Staus, el Steus y el Instituto de Seguridad y Servicios
Sociales de los Trabajadores del Estado de Sonora (Isssteson), buscan definir
un programa de incorporación a la Ley No. 38 de dicho instituto, a fin de que
los trabajadores universitarios puedan contar con el 100% de su salario al
momento del retiro”, advirtiendo que “para lograr lo anterior, la Universidad
como organismo afiliado al Isssteson, debe conseguir los recursos
correspondientes para integrarse a la citada normativa; y los trabajadores
universitarios, tendrán que aumentar sus cotizaciones…” (Atenderá Unison
anticipadamente demandas sindicales, nota del 2 de octubre de 2017, www.uson.mx).
Asombra la simplicidad del razonamiento,
habida cuenta la trayectoria real del fenómeno pensionario en Sonora: los
trabajadores han pagado sus cuotas cada día de pago y, sin embargo, el
Instituto está quebrado y exige dinero y presiona para que se le entreguen
cuotas mayores, debido a que los recursos existentes se evaporaron sin que,
hasta la fecha, a los responsables del desfondo se les haya dictado sentencia y
obligado al resarcimiento del daño, a largos meses de haberse descubierto el
quebranto. Lo cierto es que nada garantiza que una mayor cotización tendrá como
contrapartida una mayor calidad y cantidad en los servicios de seguridad social,
considerando la ausencia de interés por fortalecer este renglón. Lo que queda
claro es que el gobierno exige que paguen justos por pecadores, una vez más.
Por otra parte, los hechos demuestran
que las exigencias actuales del Isssteson son una forma facilona de “resolver”
un problema que no es atribuible a la negligencia o mala voluntad de los
trabajadores, sino que es de la competencia del gobierno quien debe responder
solidaria y subsidiariamente a la emergencia, toda vez que la seguridad social
está bajo la tutela del Estado, con base en el criterio internacional y a los
acuerdos que México ha suscrito con la ONU. Asimismo, es demostrable que el
Isssteson actúa con discrecionalidad y de manera arbitraria al presionar a la
Unison de la manera como actualmente lo hace, ya que, en el pasado mes de
diciembre, en Proyecto Puente, se reportó la noticia de la concesión de
pensiones de entre 80 y 160 mil pesos, la suspensión de las mismas para
“investigar” y su posterior devolución a los afortunados debido a que se juzgó
que eran legales.
Guardando las proporciones, resulta que,
en el mes de junio de este año, cinco afortunados universitarios ligados a la
administración fueron favorecidos con pensiones del 100 por ciento de su último
sueldo, por tener “derecho adquirido 100%”, de donde surge la pregunta, ¿por
qué si se tiene el mismo contrato de prestación de servicios y se cotiza bajo las
mismas reglas, unos salen pensionados con pérdida de alrededor del 30 por
ciento de su sueldo y otros se van con la pensión completa? ¿De dónde parte la
exigencia de aumentar las cuotas si el suelo de las pensiones es no sólo
disparejo sino arbitrario?
El proyecto de convenio que se quiere
hacer firmar a la Unison supone pagar del 6 por ciento al 17.5 por ciento, tres
veces más que la cuota que actualmente es descontada a los trabajadores, siendo
que los incrementos al salario solamente alcanzan el 3.8 por ciento, tope
establecido por el gobierno. Pero, el problema no es sólo de números, sino de
la lectura cuidadosa y de la interpretación de los términos del contrato
vigente y de los supuestos del nuevo convenio.
Ocurre que en el contrato vigente no se
condiciona para nada el monto de la pensión a la cuota que se paga. Al
contrario, en la Cláusula Primera establece que el Isssteson está obligado a
proporcionar “las siguientes prestaciones: Seguro de Enfermedades no
Profesionales y de Maternidad, Seguros por Accidente de Trabajo y Enfermedades
Profesionales, Servicio de Reeducación y Readaptación por Invalidez, Actividades
que eleven el nivel cultural del servidor público y su familia, Préstamos a
Corto Plazo, Préstamos Prendarios para la adquisición de bienes de consumo
duradero, Jubilaciones, Pensiones por Vejez, Pensión por Invalidez, Pensión por
Muerte, Indemnización Global, Pago Póstumo, Fondo Colectivo de Retiro y Pensión
mínima a los trabajadores de la Universidad de Sonora”. Tampoco existe dicha condicionante
en el nuevo convenio.
Entonces, ¿con base en qué se dice que
el aumento de la cuota permitirá pensiones de retiro del 100 por ciento del
salario? Por otra parte, si el cubrir una cuota convenida en un contrato sirve
para alcanzar la pensión completa, entonces, ¿cuánto le debe el Isssteson a los
trabajadores que han pagado su cuota cada mes desde que se firmó el convenio en
1990 y que surtió efectos plenos a partir de septiembre de ese año? Tenemos 27
años en los que el Isssteson no ha pagado la pensión al 100 por ciento, lo que
permite suponer que el adeudo con los trabajadores universitarios puede
representar la cifra de 10 millones de pesos mensuales, de acuerdo con el monto
de las cuotas reportadas en el presente. En este orden de ideas, el
Instituto es el deudor no el acreedor, y por lo tanto la Universidad puede
demandarlo por incumplimiento de contrato, más los agravantes que se acumulen.
Los sindicatos universitarios y los
demás de los organismos afiliados, ¿se animarán a hacer valer su derecho o se
limitarán a controlar la información y la inconformidad de sus bases? De ser
así, ¿a quién deben su lealtad? Tiempo de aclaraciones y definiciones.
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