Por asombroso
que resulte, para muchos economistas académicos aún resulta difícil entender la
importancia teórica y práctica de los cursos cuyo objeto es el Municipio. Al
parecer, nuestros colegas siguen anclados en una especie de ortodoxia académica
circular y desdeñan algo que se imaginan más cerca del derecho y la
administración pública que de la ciencia económica. Lo anterior resulta tan
desconcertante como pudiera serlo la suposición de que la planeación del
desarrollo no es objeto de estudio y trabajo práctico del economista por el
hecho de que aparece en la legislación federal y local como una obligación del
Estado y, por tanto, tanto el artículo 25 como el 26 constitucional y su ley
reglamentaria son territorio de abogados y administradores. Como puede apreciarse,
el reduccionismo es puerta para interpretaciones con visos de ser absurdas.
Lo cierto es que
muchos programas de enseñanza de la economía privilegian o simplemente se
conforman con los tópicos más socorridos del enfoque neoclásico, aderezados por
las típicas herramientas cuantitativas que le son complementarias,
preferentemente buscando un campo de formación conceptual y operativo referido
a negocios, según la tendencia dominante. Sin
duda alguna, la teoría económica es importante y obviamente las herramientas
técnicas, pero la formación del economista no termina ahí. El reto es procurar
una formación integral que permita al egresado desempeñar sus funciones en el
ámbito de su preferencia, privilegiando la utilidad social de su ejercicio
profesional.
En el caso del
economista formado en la Universidad de Sonora, al incorporar al plan de
estudios el área de desarrollo regional se incluyó el Municipio por tres
razones principales:
La primera fue
aportar los elementos teóricos y prácticos para la comprensión de fenómenos
económicos regionales y micro regionales presentes en el espacio municipal; es
decir, situar el discurso de lo regional y los fenómenos inherentes a este en
un terreno real y concreto, espacio-temporalmente determinado, con el fin de
establecer y comprender sus causas, desarrollo y efectos, tanto en el espacio
municipal como en su área de influencia regional.
La segunda, fue
contribuir a situar el trabajo del profesional dentro del marco real de
relaciones entre los actores y sectores económicos a partir de la célula misma
del modelo federal mexicano, que es la institución municipal definida como la
base de la división territorial y de la organización política y administrativa
de los estados, establecida en el artículo 115 constitucional.
Al respecto,
cabe aclarar que la labor del economista del sector público se desarrolla necesariamente
en los límites del marco normativo vigente, de suerte que los análisis, las
conclusiones y las recomendaciones que emita, para tener validez y efectos en
la toma de decisiones, deben estar apegadas a derecho. Es claro que el
economista debe conocer y servirse del marco legal para poder incidir en la modificación
de la realidad en beneficio de la sociedad.
Lo anterior
responde al hecho de que en la formación escolar del economista no existen
cursos que lo capaciten para incorporarse al mercado de trabajo de manera
suficiente, en términos de competencia y pertinencia, ya que la realidad de su
ejercicio requiere del conocimiento de las normas legales de carácter económico
que permiten desarrollar mecanismos institucionales que incidan en la
modificación de las condiciones que afecten al crecimiento y desarrollo
económico y social. Si no fuera por este anclaje institucional no sería posible
el impulso al desarrollo integral nacional y local (artículo 25 constitucional)
mediante acciones con propósitos transformadores, formalmente asociadas a la
planeación pública (artículo 26 constitucional). La ausencia de cursos cuya
temática es el análisis de los aspectos económicos del derecho (cuya
importancia heurística es equiparable a la de la estadística, teoría de
precios, análisis de costo-beneficio, costos de transacción y teoría de juegos,
entre otras temáticas relevantes en el campo de la Economía Pública), se ve
compensada curricularmente con la incorporación de las materias optativas de
Desarrollo Municipal y Economía Municipal al plan de estudios de Licenciado en
Economía de la Universidad de Sonora, que adicionalmente rescatan y se sirven
de la Geografía económica en sus aspectos conceptuales, descriptivos y
analíticos para una mejor comprensión de las interacciones humanas en el
espacio.
La tercera razón,
no menos importante y consecuencia lógica de las anteriores, fue la de dar al
estudiante conocimientos específicos que eventualmente le permitieran acceder al
sector público estatal o municipal. Los conocimientos sobre desarrollo
municipal y economía municipal son, visto pragmáticamente, la caja de
herramientas básica que el futuro economista del sector público necesita para
ofrecer su fuerza de trabajo especializada en el mercado profesional.
Como se puede
apreciar, los estudios municipales incorporados al plan de estudios son un
espacio concentrador del conocimiento económico aplicado al Municipio, la institución
base de cualquier esfuerzo de regionalización que se sustente en el marco de
relaciones económicas, políticas y sociales formalizadas en el federalismo
mexicano. En consecuencia, podemos afirmar que constituyen un puente entre la
teoría y la práctica y, a la vez, un campo de estudio y oportunidades para el
desarrollo profesional del economista, además de servir como una especie de
conjunto-intersección entre tres importantes campos de las ciencias sociales:
economía, política y administración pública, lo que claramente da una
connotación interdisciplinaria en beneficio de la formación del economista.
Los frutos de
este esfuerzo quedan a la vista: se cuenta con trabajos de titulación que se
refieren a problemas concretos en comunidades concretas; se plantean
explicaciones y posibles soluciones a problemáticas reales, vigentes, de
alcance municipal y regional. Tenemos egresados que han logrado posiciones, en
algunos casos relevantes, en el sector público, tanto estatal como municipal, y
han contribuido al quehacer económico y político de sus lugares de origen.
Podemos concluir
diciendo que el estudio de la temática municipal permite situar el conocimiento
económico convencional en el terreno de la realidad local y, mediante
aproximaciones sucesivas, la profesión económica transita del discurso teórico y
las explicaciones a priori a la compresión de la dinámica de los problemas
reales del espacio objeto de estudio, lo que permite ofrecer explicaciones y
posibles soluciones en forma de medidas institucionales que pueden ser
programas y proyectos específicos integrados en el diseño de políticas públicas.
Lo anterior permite el conocimiento y la experiencia necesaria para proponer
medidas no sólo pertinentes sino innovadoras que amplíen el campo de acción
profesional y sus formalizaciones teórico-conceptuales. Esta es, sin duda, una
forma de revaloración y vigencia de la profesión cuya legitimidad es dada por la
utilidad social de la presencia e intervención del economista, y su capacidad
para incidir en la realidad procurando el bien común.
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