Casi por accidente me tocó ver el
desempeño del equipo nacional frente a Holanda en un juego que terminó con la
victoria del equipo de los tulipanes por 2-1. Como usted sabe, la rapidez de
respuesta del presidente EPN en Twitter causa el asombro y la admiración de
propios y extraños y, en esta ocasión, no nos podía defraudar: felicita a la
selección nacional por su entrega y asegura que nuestra confianza sigue puesta
en ellos (http://www.expreso.com.mx/nacional/84235-agradece-pena-nieto-entrega-de-la-seleccion-de-mexico.html).
Tan venturosa acogida virtual al
equipo derrotado supone que su arribo a la capital del país será digno de un
monarca, de una estrella del rap, hip-hop o del crimen organizado. La euforia
desplegada durante el partido merece mención aparte. La afición mexicana estuvo
a un paso del infarto al miocardio cada vez que el balón rozaba la portería y
las caras servían de marco a una boca que estaba abierta como queriendo
articular el mantra sublime de las realizaciones nacionales, “¡gol!”, que solamente se dio una vez para no volver
jamás.
Asistí a un desayuno en céntrico comedero
local para enterare que la pasión y el orgullo se vestían de verde en la corporeidad
de algunos comensales: hombres, mujeres y niños debidamente uniformados de hinchas
mexicanos, prestos al grito de júbilo deportivo en esta gesta nacional donde el
nombre de México debe ponerse en alto a como dé lugar, frente al taimado
adversario extranjero que, en el mejor de los casos debía morder el polvo del
estadio y, en el peor, obtener una victoria poco creíble que alentará el sesudo
análisis de los técnicos de café o cantina durante lo que resta del año.
Lamentablemente, después de sudores y
afanes, el jugador holandés Robben, gracias a que fue derribado por el mexicano
Márquez, tuvo la oportunidad de lanzar un cañonazo que se clavó en la esquina
izquierda de la portería mientras que nuestro arquero estrella Ochoa se iba de
cabeza a la derecha. El tanto del triunfo se fue a la bella Holanda, entre
molinos de viento, tulipanes y aldeanas pechugonas alimentando gansos. Los
colores nacionales se cubrieron de gloria al perder contra un equipo de güeros
con el estrecho margen de un gol. La historia lo registrará como un ejemplo de
entrega al lograr una derrota con sabor a triunfo. Entrega total.
El desayuno terminó en el preciso
momento en que el sentimiento patrio empezaba a luchar a contra corriente
contra la realidad del marcador, algo parecido a la pérdida de soberanía y el
endilgamiento de un crédito por 72 mil mdp para México por parte del Fondo
Monetario Internacional (FMI) anunciado por la señora Lagarde, su directora-gerente
en reciente visita de negocios a nuestro país. Algunos pensarán que el préstamo
otorgado habla de la confianza que los organismos financieros internacionales
tienen, tras haber manifestado elogios sobre el desempeño económico nacional,
pero debiera tomarse en cuenta que se están aprobando reformas en renglones
estratégicos a favor del capital extranjero y contra los intereses nacionales,
tanto en materia eléctrica como en hidrocarburos y, ahora, la víctima visible
es telecomunicaciones, como antes lo fue la seguridad social, educación y trabajo (http://www.dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=145206&relacion=&tipo=Nacional&categoria=2).
En este sexenio hemos visto cómo el
equipo neoliberal en Los Pinos ha logrado clavar goles a la soberanía nacional
casi sin oposición en la cancha de los senadores y diputados, gracias a su
superioridad numérica más que por su capacidad técnica. Aunque el juego ha sido
defectuoso y muchas veces vil, los gastos en publicidad y el incentivo de hacer
negocios ha vencido las barreras de lo moral y lo legal, logrando elevar el
marcador a favor de la entrega de los recursos estratégicos del país al jugador
extranjero. En ello han puesto su mejor empeño los equipos del PAN, el PRI y la
fracción chucha del PRD, siendo, en su momento, felicitados por el primer
mandatario de Televisa por su “entrega” y “compromiso”. En el Congreso, la
selección tripartidista neoliberal ha goleado a la oposición nacionalista en
medio de la euforia oficial y la oficiosa del FMI y el gobierno de Estados
Unidos. Las reformas van y el país ya es una colonia trasnacional de pleno
derecho.
Así como en el Estadio Castelao la “entrega”
del equipo mexicano sirvió de alfombra roja al triunfo de los neerlandeses, en
la cancha del Congreso de la Unión también sudamos la camiseta para que el
extranjero goce del marco legal que le permita una ganancia neocolonial que
guarde las apariencias de relación comercial entre países soberanos.
Si es escandaloso lo que ocurre en el
nivel federal, en el plano local también se dan acciones que ceden espacios de
decisión o pretextos de intervención al extranjero, como puede ejemplificarse
con el reciente acuerdo suscrito por los gobiernos de Sonora y Arizona para
construir en el largo plazo una planta desaladora que resuelva la escasez de
agua en ambos estados que, casualmente, no pertenecen al mismo país y que, por
consecuencia, no tienen a los mismos intereses geoestratégicos
Por si fuera poca la dependencia con
el extranjero, nuestros gobiernos municipales se empeñan en ofrecer como
solución al problema del desempleo la instalación de maquilas, a pesar de que
éstas cierran cuando se les antoja y sin previo aviso, como es el caso reciente
de la empresa Barton Nelson de Nogales, que empleaba a 130 trabajadores. El
alcalde, a pesar de este hecho, se complace en declarar que “la llegada de más
empresas maquiladoras, así como la apertura de nuevas líneas de operación en la
ya existentes, abren un campo de posibilidades para su rápida instalación”
(Expreso, 27/06/2014).
Como en el fútbol, nos regocijamos con
los “ya merito” y el “casi” en la producción de goles a favor del interés
nacional, quedando en aproximaciones de lo que pudiera ser un triunfo propio y
total en materia de progreso y bienestar, sin depender del extranjero, sin ser
un permanente deudor que sacrifica soberanía en el altar del FMI que, como
algunos jueces de la FIFA, suele tomar decisiones a favor de los equipos del
primer mundo y dejar tendidos en la cancha a los de la periferia que, como
México, compiten en condiciones que no son necesariamente ni equitativas ni
favorables.
Mientras que el sector oficial alienta
el “turismo médico” en Sonora, los ciudadanos locales mueren a las afueras de
los centros de salud, subrayando la inequidad y deshumanización de la seguridad
social. Insistimos en jugar a favor de los intereses privados donde la
presencia extranjera es el estímulo de los futuros negocios pero, también, el cuestionamiento
de un modelo económico que, aunque agónico, sigue dominando el espectro
político nacional. Es decir, somos una economía de mercado donde las medidas
gubernamentales reducen tanto la capacidad productiva como el poder de los consumidores
nacionales y obligan a depender cada vez más de los factores externos. Una
triste colonia de explotación, como antes de la independencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario