“Nunca
olvides que lo que hizo Hitler en Alemania era legal” (Martin Luther King).
Con la llegada de Morena al escenario
político de Sonora el agua se pone al punto de chocolate. Usted recordará que a
la señora gobernadora o, para el caso, a los diputados del PRIAN se les ocurrió
la idea de hacer cambios a la Constitución local, quitando facultades al Poder Legislativo,
es decir, a los diputados que integran el Congreso del Estado para pasarlas al
Ejecutivo, es decir, a la señora de Torres que gobierna nuestra entidad
federativa, en un juego de quitar, poner y condicionar que en resumidas cuentas
lo que hace es dificultar y poco menos que inutilizar los recursos que por ley corresponden
a los representantes populares.
Son memorables las escenas frente al edificio
del Congreso del Estado, colmado de ciudadanos protestando por lo que era a simple
vista un golpe legislativo en contra de los recién llegados: Morena podrá tener
mayoría por decisión popular, pero el viejo sistema no se resigna a soltar
prenda y hace lo posible por frustrar cualquier posibilidad de cambio. A estas
alturas es claro que la cosa habrá de cambiar con la velocidad esperada cuando
los candidatos de Morena ocupen la titularidad de los tres órdenes de gobierno
y la oposición, en este caso reaccionaria y retrógrada, sea vencida, por eso se
justifica la demanda de que “ni un solo voto al PRIAN”. ¿Se han cometido
algunos errores? Sí, pero el sistema está dedicado a poner piedras en el camino
de Morena. Todas las que puede encontrar. Mientras tanto, cabe observar atentamente
las maniobras ratoneras del gobierno y tomar nota para las próximas elecciones.
Pero si al golpe legislativo, hecho en
lo oscurito y con generoso incentivo económico al diputado que se puso flojito
y cooperando frente a los caprichos que opera y protagoniza la dama que ocupa las
oficinas más confortables del palacio de gobierno, se le agrega la rebelión en
la granja legislativa encarnada por los funcionarios de alto nivel que se resisten
a abandonar sus oficinas en el Congreso del Estado y hacen de víctimas del
cambio, entonces debe quedar descubierta una absurda y deleznable maniobra de
sabotaje a las labores de los diputados que integran la LXII Legislatura que
inició actividades el 16 de este mes.
Como se ve, el panorama político
sonorense da para mucho y es imposible aburrirse para quienes siguen el curso
de esta transición que cuenta con sus principales enemigos a quienes están
agarrados del puesto a veinte uñas sin entender que, quiéranlo o no, aquí se
está escribiendo otra historia.
Muchos esperan que el caso terrible de
la Guardería ABC quede resuelto sin los tradicionales chivos expiatorios, sin
la subrogación de culpas y culpables, sin manipulaciones legales e informativas,
sin los disimulos exculpatorios de delincuentes de cuello blanco y apellidos
largos. La justicia debe llegar por fin a los pequeños que no debieron morir y
a sus familias. También se espera que la catástrofe ecológica de profundas
implicaciones económicas y sociales provocada por Grupo México contra los
habitantes del Río Sonora que se filtra con el agua envenenada por distintas
partes del Estado tenga la atención efectiva y eficaz del gobierno federal y
estatal, y que se finquen responsabilidades legales a los perpetradores,
incluidos los funcionarios venales tanto del Poder Ejecutivo como del Judicial
que han actuado como cómplices de dicha acción criminal. Nadie puede ignorar
que el impacto humano y económico del derrame ha sido tremendo, inimaginable.
Nadie puede avalar la indolencia del gobierno y las complicidades que se han
tejido en torno a Grupo México.
Asimismo, los trabajadores activos y
jubilados de Sonora esperan que el latrocinio, la rapiña y el desaseo
administrativo de ISSSTESON sea finalmente resuelto y se restituyan los fondos
pensionarios de los trabajadores. Cabe recordar que las cuotas pagadas
puntualmente nunca se reportaron al Instituto, porque quedaron en el tortuoso
camino del pantano administrativo en que se ha convertido el gobierno, sea del
PRI o del PAN. En este contexto, resulta absurdo e insultante que, por ejemplo,
el Instituto quiera aumentar las cuotas de los trabajadores universitarios y
que existan líderes sindicales que hagan labores de zapa en la conciencia de
los trabajadores, en un intento inmoral de convencerlos que “deben pagar más”
por lo mismo o menos. La lucha por la seguridad social nos involucra a todos, y
su problemática ya está afectando a cada vez más trabajadores que sufren
desabasto de medicamentos, carencia de materiales de curación, de atención
especializada, de las mínimas garantías que marca la ley y los convenios
firmados con el Instituto, así como las previstas en los contratos colectivos
de trabajo.
Por otra parte, gracias al régimen
PRIANISTA que hemos padecido con singular aguante, Sonora es un territorio víctima
del crimen organizado, coto de caza de grupos e individuos al margen de la ley.
Las ciudades son peligrosas para la salud física, moral y económica del
ciudadano y no hay patrimonio seguro ni autoridad confiable. Es claro que se ha
gobernado a través de la simulación, la publicidad pagada, los “chayotazos” y
las prebendas y concesiones que hacen de la ley un chicle en verano y a plena
luz del sol.
Pues bien, si el pueblo quiso el cambio
y lo expresó el 1 de julio, ¿por qué el gobierno local se empeña en entorpecer
la transición y enturbiar las relaciones entre poderes? ¿Por qué protagonizar
actos de evidente autoritarismo y de vil sabotaje a las instituciones de
Sonora? ¿Por qué generar un estéril jaloneo legislativo cuando existen
problemas de apremiante solución? Queda claro que el PRIAN no sirve ni
volviéndolo a hacer. Lo bueno es que ya se van… ¿o no?
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