“No hay más cera que la que arde” (conseja popular).
Iniciamos el año con una grave situación
de inarmonía entre el ISSSTESON y los organismos afiliados entre los que hemos
de destacar la Universidad de Sonora (UNISON), respecto al punto de un nuevo
convenio que el Instituto exige se firme para estar “armonizado” con la reforma
a la Ley 38. La UNISON en su momento rechazó la posibilidad de una firma en
tanto no aumentara proporcionalmente el monto del subsidio, ya que, de aceptar
sin más las condiciones del convenio, sus funciones sustantivas y operación en
general se verían seriamente afectadas y reducidas a la mínima potencia. Dicho
en otras palabras, entraría en una situación de semi-parálisis al reducir sus
planes de expansión de la oferta educativa y los servicios que proporciona a
sus estudiantes y comunidad en general.
La importancia económica, cultural
social de las funciones universitarias no puede estar en duda, y los apoyos que
recibe y recibirá el Alma Mater tendrán que ser abonados a la cuenta del
progreso sonorense y de la región, dada su presencia y relevancia comprobada a
lo largo de su historia; sin embargo, el gobierno ha sido omiso en su
obligación de velar por el impulso a la cultura y la educación superior al
regatear los recursos que se requieren y que puede exigir por ley. La verdad es que no se cuenta con un
subsidio que ofrezca posibilidades plenas de progreso institucional de acuerdo
con las necesidades locales y regionales a satisfacer.
Pero si el fantasma de un rezago en el
cumplimiento de las altas funciones universitarias es temible, ahora tenemos
una nueva fuente de zozobra institucional: el recrudecimiento de las presiones
y amenazas del ISSSTESON de suspender los servicios y el establecimiento de
plazos para la firma del convenio, según consta en documentos y notas
periodísticas difundidas por diversos canales informativos.
En el momento actual, la atmósfera
sindical está cargada de malos presagios, porque tanto cunde la desinformación
como la desesperación entre sus agremiados. En los distintos actos que marca el
Estatuto sindical, como son las asambleas generales, el Congreso General Resolutivo,
reuniones del Consejo General de Delegados, así como en las reuniones
delegacionales del STAUS y las correspondientes del STEUS, se ha expuesto el
problema del ISSSTESON y su exigencia de que la Institución universitaria firme
el nuevo convenio a contrapelo de la realidad económica institucional. Los
universitarios se han pronunciado por el rechazo a dicha imposición y han
cuestionado la legalidad de las amenazas de una suspensión unilateral de los
efectos del contrato vigente de prestación de servicios, así como la absurda
pretensión de aplicar de manera retroactiva los incrementos fijados en la
reforma de 2005 a la Ley 38.
En la actualidad existen un número
considerable de demandas por nivelación pensionaria contra el gobierno del
Estado, el ISSSTESON y quien resulte responsable, mismas que inicialmente se
ganaban por los trabajadores afectados y que ahora, por línea directa del
gobierno, duermen el sueño de los justos. La justicia en Sonora ha reprobado
asignaturas tan elementales como el respeto a los derechos de los trabajadores,
a la obligación de garantizar y proporcionar servicios de salud y seguridad
social a través del ISSSTESON a sus afiliados. La respuesta a todo reclamo es
la misma: no hay recursos.
Sin embargo, ha habido recursos para las
campañas políticas, para el gusto y jolgorio de algunos de los que han ocupado
las posiciones más elevadas de la estructura política estatal, y los actos de
corrupción institucional han tenido tanto la justificación demagógica como la
cobertura legal al implementar convenios como el que se comenta, como acelerar
por otros medios el deterioro de la seguridad social mediante la entrega de
ciertos servicios a la iniciativa privada. Actualmente no son extrañas las
subrogaciones, en un contexto local y nacional donde la entrega del patrimonio
público se convierte en norma y los costos de los servicios "deben" correr por cuenta
del ciudadano.
En el ISSSTESON existe un quebranto
patrimonial de 6 mil 41 millones de pesos y ahora el nuevo director, Pedro
Ángel Contreras López, señala que la misión encomendada por la gobernadora es
la de “darle viabilidad financiera” al ISSSTESON. Las formas han cambiado, pero
la solución es la misma: cargar sobre las espaldas de los trabajadores la
recuperación del desfondo pensionario. Al reclamo de que antes de hablar de un
nuevo convenio primero se deben recuperar los recursos robados, el director
Contreras contesta que no puede decir a la gobernadora que le inyecte recursos
al Instituto, porque entonces ¿para qué lo puso ahí?
Queda claro que lo que no hagan los
trabajadores no lo hará el propio funcionario responsable (sic) de poner en
orden las finanzas del ISSSTESON porque, según se ha dicho, no puede ni exigir
a Hacienda que entregue los fondos que dejó de reportar en su momento, ni
solicitar a la gobernadora que gestione el rescate de una institución que es de
todos los sonorenses. La incapacidad de quien está formado en los estrechos
moldes de una burocracia presa de enanismo tecnocrático es tan lamentable que
casi se puede decir que estábamos mejor antes, cuando la leperada y la demagogia
al menos trataban de endulzar las amarguras de los derechohabientes con
actitudes más parecidas a un trato humano. Ahora el diálogo queda reducido a la
declaración “técnica”, a la ruda respuesta a cualquier réplica del funcionario
que se refugia en una misión entendida, quizá, como liquidadora de expectativas
de un verdadero diálogo que genere propuestas de solución y consenso.
Ahora más que nunca la unidad de los
trabajadores afectados y la solidaridad social son fundamentales para que
nuestra Universidad pueda resistir los embates de un modelo privatizante que
pude afectar seriamente la vida institucional y el marco de derecho y justicia
social que los sonorenses requieren para recuperar la confianza en la
viabilidad de las instituciones locales y nacionales.
La gobernadora no sólo debe escuchar los
justos reclamos de los trabajadores sino actuar en consecuencia por la
naturaleza de su mandato constitucional y emplear las relaciones políticas que ha
logrado en su trayectoria personal en beneficio de Sonora. Si no es ahora, ¿cuándo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario