Si los izquierdistas anulan y los derechistas votan,
¿qué futuro nos espera?
(Martha Lamas, Antropóloga).
La temporada de las campañas electorales
ha traído cosas curiosas y anecdóticas, junto con muchas que son perfectamente
olvidables, como por ejemplo las peroratas de los candidatos que hacen como que
proponen y adoptan aires de enterados de los problemas y las soluciones del
municipio y el estado, demás de los chismes y balconeos que han caminado junto
a las diatribas, el protagonismo barato y las muestras gratuitas de mentecatez
aldeana. Sonora es el escenario del circo, maroma y teatro que permite el acercamiento
del ciudadano espectador con el empresario-político o el político-empresario,
que busca nuestro voto como si fuera obligatorio su otorgamiento en pago a la
parodia democrática que protagoniza y nos toma como su auditorio cautivo.
Como en cada farsa hay un farsante,
debemos estar de plácemes al constatar que en la actual coyuntura las cabecitas
locas y huecas no faltan, como se pudo comprobar con el show mediático de la
manifestación y vandalismo panista en el edificio de la SCT, donde se increpó al
delegado y se le conminó a renunciar “por corrupto”, dado su reciente
conversación con Claudia Pavlovich, exhibida (la conversación, aunque también
la candidata) públicamente como un acto de influyentismo capaz de modificar una
convocatoria de obras ya publicada, supuestamente en beneficio de algunos
constructores sonorenses. El ridículo y deprimente espectáculo tuvo como
epílogo la huida de la pandilla pitufa tras hacer añicos el cristal de una
puerta, así como la imagen de legalidad que tradicionalmente se adjudican.
Por otro lado, entre las cosas curiosas
y anecdóticas de la temporada, se puede mencionar el estreno del mantra
anulista “convénceme”. Sucede que los partidarios de la nulidad o la abstención,
responden con cierta acrimonia a quienes manifiestan su voluntad de votar y la
necesidad de hacerlo, que los “convenzan”. Es decir, que el grupo de ciudadanos
que han optado por hacerse a un lado para no enfrentar la aplanadora prianista con
el argumento de la pureza, limpieza, honestidad y transparencia debida y no
cumplida en los comicios, exigen, ante cualquier insinuación en contra de la
pasividad y el berrinche, que quienes los critican tienen la obligación de
persuadirlos con argumentos a favor de acudir a las urnas y hacer efectivo su
sufragio.
Es curioso que un adulto en pleno
ejercicio de sus facultades mentales y políticas requiera del tiempo, la
atención, el esfuerzo mental y argumentativo de otro, a fin de manifestar su
voluntad de cambio a través del voto. ¿Qué no tienen criterio político formado?
¿Carecen de nociones acerca del sistema electoral del país? ¿Ignoran que los
votos que cuentan y que finalmente eligen son los que pueden ser adjudicados a
tal o cual opción? ¿Supondrán que el sistema obedece a consideraciones morales
en donde la abstención y la anulación pueden tener algún peso en las decisiones
electorales?
¿Ignorarán los anulistas que existen
casos de países donde las condiciones han sido iguales o más difíciles que las
nuestras y que, sin embargo, el pueblo y sus candidatos han logrado hacer valer
su triunfo? ¿Estarán enterados de las victorias de pueblos como Venezuela,
Ecuador, Bolivia, entre otros, sobre el sistema dominante? ¿Sabrán del caso
griego? ¿De lo que actualmente ocurre en España?
Si alguien presumiblemente enterado del
acontecer político nacional y estatal y crítico del sistema y sus corruptelas,
necesita que lo convenzan de ser parte del cambio deseado (del que dan ejemplo otras naciones), ¿qué tan
racional puede ser su actitud? ¿Ya no es capaz de participar en el cambio
democrático y pacífico mediante el voto? ¿Estaremos en presencia de antiguos
luchadores sociales y ciudadanos críticos que también dicen “ya me cansé”? ¿El
futuro del país no merece un nuevo esfuerzo? ¿Tendrán idea de la importancia de
tener una mejor correlación de fuerzas en el Congreso? Los cambios,
lamentablemente, no vienen solos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario