Al parecer el panismo organizado compite
con ventaja con el priismo turístico que, en sus ratos libres, gobierna las
tierras copetitlanas con mexicana alegría. Así tenemos que si la prole
presidencial viaja al extranjero como ir por tortillas, la élite pitufa lo hace
como ir al súper. Cierto que los viajes ilustran, pero de tanta ilustración,
los ciudadanos no sacamos nada que huela a mejor calidad de vida y sí mucho a
chamusquina internacional que nos coloca entre los primeros lugares en materia
de impunidad.
Un día leemos en la prensa que las hijas
de Madero, presidente nacional del PAN, viajan como contratadas por el mundo,
en una histeria turística que sólo compite con el periplo del hijo recién
casado del pitufo mayor, aunque la casa presidencial de la república no hace
malos quesos ni canta mal las rancheras cuando se trata de ir de compras donde
se tiene que pagar en dólares.
En estos días la clase política
parasitaria en ejercicio o en campaña para tal fin, se ha visto implicada en
problemas ligados a aviones, a gastos que se antojan excesivos, amén de las
innúmeras declaraciones que se desgranan en los medios y que atosigan a los
lectores o espectadores a cada hora de cada día. Las planas completas o medias
planas menudean y aburren por su desproporcionada frecuencia. Los señalamientos
surgen de los diversos frentes en lucha por el posicionamiento favorable,
llenando de lodo el paisaje electoral y vacunando a muchos contra la
credibilidad que pudiéramos estar dispuestos a conceder a título gratuito a tal
o cual personaje.
Quizá sea más digno de mención el
aniversario luctuoso de Cantinflas, este 20 de abril, que la más reciente
acusación de manejos deshonestos, influyentismo o simple patanería que se
atribuye con aparente justificación a los personajes que la euforia económica
de la coyuntura ha dado visibilidad. Por lo menos, el gran cómico mexicano
hacía gala de ingenio y arrancaba carcajadas con su muy particular forma de
expresión, errática, disparatada, absurda pero con un hilo conductor que hacía
de sus diálogos y monólogos una experiencia un tanto desquiciante pero
singularmente divertida, fresca, original y humana.
No pocas películas de Mario Moreno dieron
ejemplos divertidos pero luminosos de valor civil, respeto a los valores y
principios, sentido del deber, amor a la patria y solidaridad con el que sufre.
Algo se aprendía con Cantinflas, como se puede ver en El gendarme desconocido, Yo
Colón, Ama a tu prójimo, Si yo fuera diputado, Su Excelencia, El patrullero 777, entre otras. En cambio, los monólogos y diálogos
de los politicastros locales sólo son recibidos con sonrisas y aplausos por los
grupúsculos o sectores privilegiados que esperan seguir recibiendo beneficios y
prebendas. El pueblo asiste al espectáculo de la “política” en calidad de
acarreado digestivo, es decir, movido por el hambre. El silbato, la matraca, el
tambor y la dignidad hecha añicos son los instrumentos que amenizan la danza
electoral de los millones. Cantinflas representa a los ciudadanos de a pie capaces
de defender su integridad mientras que los otros a sus explotadores.
¿Usted necesita verle la jeta al (hombre
o mujer) candidato todos los días, a cada hora, en cualquier lugar? Pues sucede
que hasta en YouTube le arruinan la vida con discursitos babosos a todo el que
busca ver algo de su interés. Los primeros segundos de muchos vídeos son
tomados por asalto, invadiendo su intimidad, imponiendo la presencia de un
esperpento político, haciendo esfuerzos ridículos por persuadirlo de su
confiabilidad, honestidad y capacidad de trabajo. Los prianistas piensan que
pueden convencer a quienes han sido víctimas de sus políticas nefastas y
traidoras de que de veras puede haber cambio votando por los mismos. ¿Usted qué
cree?
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