Proditores
etiam iis quos anteponunt invisi sunt
(Los traidores son mal vistos incluso por aquellos a quienes sirven)
(Los traidores son mal vistos incluso por aquellos a quienes sirven)
Tácito
El joven titular del Ejecutivo federal
se ha revelado como oportuno twittero patriótico que lanza a los cuatro vientos
su mexicana alegría, su pasión por México, su convencida arrobación por el
cambio y de que el país se mueve. Ama a México, como es propio declararlo el 14
de febrero, aniversario de la matanza de San Valentín en Chicago y de la
cursilería romántica que eleva las ventas cada año en el comercio nacional e
internacional (http://www.jornada.unam.mx/2015/02/15/politica/011n3pol).
El amor de Peña es una rara clase de
amor, porque en aras de “mover a México”, revive los cuadros de enajenada
servidumbre del gobierno y la iniciativa privada a los dictados del extranjero,
embobados por la idea de progreso que emana de la llaga supurante del mundo
según Washington. Cabe recordar que no pocas dictaduras se establecieron y
perduraron bajo la protección del gigante del norte, mientras le fueron útiles
y funcionales a la demencia expansionista e imperial, pasando por alto los
derechos humanos, las garantías sociales y la democracia, cobijando viciosas
prácticas de tortura, desaparición forzada y ejecuciones extrajudiciales como
métodos comunes de la justicia paralela y a modo del autoritarismo hecho
gobierno.
El amor a México declarado el 14 de
febrero no pasa de ser una manifestación cursi, un gazapo emocional
desafortunado que carece de elementos contextuales que lo hagan creíble. Para
muestra basta recordar que en los primeros 20 meses de gobierno, la cifra de
homicidios dolosos y culposos llegó a 57 mil 899, mientras que en el mismo
período de gobierno de Calderón se registraron 43 mil 694, con lo que nuestro
actual presidente rebasa con holgura a su predecesor (http://zetatijuana.com/noticias/reportajez/9373/los-muertos-de-epn-36-mil-718),
faltando por agregar a la estadística los restos humanos encontrados en fosas
clandestinas a raíz de los hechos del 26 y 27 de septiembre en Iguala,
Guerrero.
Amor extraño, con ese toque de
aberración ahora tan de moda, gracias a las insidiosas campañas mediáticas de
acondicionamiento mental que nos invitan a ver con buenos ojos el absurdo
emocional del amor con abuso, como negación de la propia identidad en aras del
interés comercial. Amor de coyuntura geopolítica, de enajenación que cancela el
futuro nacional por sudar las calenturas de Washington y su proyecto de
dominación mundial. Las reformas estructurales son ofrendas de amor apasionado,
aunque prohibido por la moral pública porque supone traición y entrega de lo
propio, perversión del cargo presidencial y prostitución de las instituciones
de la república. Amor impúdico y estridente cuya deshonestidad compite con
ventaja con el amor interesado, chato y obsceno de los sexenios panistas.
“Amo a México porque este país ya no es
el mismo, porque es una generación de mexicanos que se atrevió a cambiar”, dice
Peña, encandilado con el reflejo pálido de su traición, con el oropel de una
relación con el Norte que revive y supera los viejos tiempos del porfiriato y
su oligarquía comodona y apátrida, señores de horca y cuchillo que se sentían
propietarios de la nación y sus instituciones, que parece replicarse en boca de
Enrique Solana Sentíes, líder de Concanaco: “por ningún motivo permitiremos que
(los padres de los normalistas de Ayotzinapa) se metan en los cuarteles” (http://www.jornada.unam.mx/2015/02/15/politica/011n1pol).
Voz de propietario que dicta y decide
las normas del comportamiento nacional y la administración del dolor familiar
de las víctimas de lo que legalmente es una desaparición forzada, un crimen de
lesa humanidad que la justicia mexicana insiste en hacer pasar por un caso del
fuero común ligado a las pringantes y sebosas circunstancias del crimen
organizado. El señor Solana levanta su voz en defensa de la impunidad
uniformada, en una apología equívoca de una institución del pueblo mexicano que
tiene su mejor salvaguarda en el celoso complimiento de sus deberes
constitucionales y no en complicidades gratuitas que envilecen más el ambiente
político y confunden a los ciudadanos de cara a los procesos electorales de
medio término.
El pronunciamiento de la cúpula patronal
se une a la babeante ensoñación presidencial por las reformas y su entrega a la
iniciativa privada nacional y extranjera, en una coincidencia ideológica que
resume el autoritarismo, el centralismo y la impunidad, así como la calidad
instrumental de las fuerzas armadas frente al pueblo. Para nadie es extraño el
resultado ya que se ha visto en otros escenarios de la geopolítica diseñada por
Washington, donde hay un gobierno pelele autoritario, un sector patronal venal
y entreguista y un ejército traidor a su origen que confunde la lealtad con la
violación de la ética y moral militar. Los gorilatos centro y sudamericanos y la guerra sucia de
los años 70 tienen ese formato. Los aires del neofascismo soplan en lo
cenáculos de los políticos empresarios y los empresarios políticos que se
sirven del poder público y las instituciones para hacer negocios, ahora cobijados
con reformas al marco legal nacional para acabar con los añejos enemigos del
imperialismo gringo: la soberanía y el nacionalismo.
Amor inconfesable que sale del closet con
la bandera de ser una presidencia moderna, de cambios, transformadora de las
instituciones y, sobre todo, protegida por el ala rosa de una prensa y una
televisión generadora y propagadora de bodrios conceptuales, de cursilería
inacabable por ser industrializada y distribuida como artículo de primera
necesidad: el gobierno regala millones de pantallas para que el pueblo transite
a la era digital (http://mexico.cnn.com/nacional/2014/05/24/gobierno-inicia-entrega-de-138-millones-de-televisores-digitales-gratis).
Tenemos un sistema de justicia analógico
y una criminalidad digital que luchan por su sincronía con la realidad legal: Mientras
que la maquinaria judicial tiene piezas desgastadas por corrupción endémica, la
labor criminal cuenta con sofisticadas armas gracias a la Iniciativa Mérida que
provee el Konw How y las finanzas,
más la infaltable manipulación política y mediática que nos unce al sistema de
intereses estratégicos que dan en clasificarse como de “seguridad nacional” y
que formaliza corredores de injerencia trasnacional por parte de la CIA, DEA,
NSA y otras que impactan en las acciones de las fuerzas armadas y de seguridad
pública, y convierten en zombis a las instituciones nacionales, desarticulando
la relación entre agentes privados, pueblo y gobierno (http://www.jornada.unam.mx/2014/12/22/politica/012n1pol).
Un gobierno parasitado sólo genera respuestas contrarias al interés nacional y
atiza la hoguera del encono popular.
El amor de Peña pasa por la defensa del
nombre de México y la imagen que proyecta en el escenario internacional, pero
sin cuidar realmente los hechos y los dichos que pudieran apuntalar ese amor
patrio. El “movimiento” de México y las virtudes de la generación que lo hacen
posible ha tenido más muestras representativas en los actos de corrupción de
miembros del gabinete, sus familias y funcionarios públicos, más los
infaltables pillos de cuello blanco que gozan de concesiones por asignación
directa en el gobierno federal y los estatales, que en acciones tendientes a
poner coto al desorden y la inseguridad. (http://mexico.cnn.com/nacional/2014/11/22/mexico-da-la-sensacion-de-ser-un-estado-fallido-dice-jose-mujica).
En el plano internacional el concepto de Estado fallido inventado y
administrado por nuestros vecinos del norte sugiere fisuras institucionales que
favorecen una eventual profundización de la intervención extranjera,
considerando que la inestabilidad de México pone en riesgo la “seguridad
nacional” del emporio militar-petrolero-financiero que da en llamarse EE.UU. En
este contexto, cualquier presión o injerencia extralegal estaría justificada
por la defensa de “los derechos humanos” y el patrimonio energético de los
mexicanos que no puede caer en “manos equivocadas”.
El presidente que en un arrebato
romántico tuitea su amor a México, parece no tomar en cuenta que la emoción que
lo embraga y el sentimiento que prodiga discurre entre la penumbra de una
concepción del poder equivocada, llena de sombras sin cuenta ni fin, y las
vaporosas márgenes de una moral basada en el rating telenovelero y los
imperativos del mercado. El neoliberalismo de guarache experimentado en México
eclipsa las palabras y las buenas intenciones porque el vicioso drama erótico
de México ha durado demasiado y sus consecuencias funestas nos orillan, por legítima
defensa y salud nacional, a un divorcio necesario.
1 comentario:
Y así como el ejecutivo federal podemos hacer un gran listado de ex ejecutivos estatales actuales legisladores, funcionarios de cualquier nivel en estados y municipios que han deteriorado al país y a millones de mexicanos que viven en pobreza y que sin corrupción podrían alcanzar un escalón más en su nivel de vida, ellos no se conforman con un escalón más de riqueza pretenden todo. Sonora es ejemplo como viven algunos ex gobernadores y ex presidentes municipales que se enriquecieron con el presupuesto de los ciudadanos, un abrazo amigo
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