Diplomacia |
Salta como liebre apedreada la noticia de que Estados Unidos ha elaborado una lista de 300 sitios estratégicos para su seguridad nacional, pero ubicados en distintos continentes. ¿Problema de seguridad “nacional” un posible ataque a alguna fábrica establecida en Alemania, o una instalación en México, Argentina o Brasil? ¿De qué tamaño es Estados Unidos, para que lo que ocurra en otro país soberano le afecte su “seguridad nacional”? La lista señala distintos puntos repartidos en varios continentes, pero ¿están en el ámbito jurisdiccional de Estados Unidos, potencia que se dice defensora de la legalidad y las libertades? ¿El derecho internacional forma parte como derivado de la legislación gringa? ¿Quién le firmó a Estados Unidos la cesión de derechos soberanos, de manera que tome disposiciones sobre otra nación?
Buenos y malos |
La lista de las instalaciones o puntos estratégicos que Washington considera posesiones imperiales se hace con el objetivo de “construir un Estados Unidos más seguro, protegido y resistente a través de un reforzamiento de la protección de esos sitios para prevenir, detener o neutralizar los intentos de terroristas por destruirlos, inhabilitarlos o utilizarlos” (El País, 7/12/2010). Aquí la pregunta que surge tiene que caer en las garras del sentido común: ¿Quién le concedió a Estados Unidos la facultad de controlar el mundo y determinar el uso de los recursos naturales e industriales de cada país y su eventual protección?
Quizá la actual dirigencia de las líneas estratégicas de dominación mundial, pase por las trapacerías y chapuzas de algún científico loco que al estilo de Cerebro quiera dominar el mundo, apoyado por su secuaz Pinky. En todo caso, las autoridades militares y de espionaje gringo debieran someterse a un examen antidoping independiente para saber la razón de sus motivaciones contra la humanidad, y a un riguroso análisis de ADN por aquello de la posible contaminación genética que los convierte en autistas sociales y depredadores económicos, como una especie de zombis primermundistas cuya capacidad corruptiva seduce y neutraliza cualquier asomo de dignidad en los gobiernos de la periferia imperial.
Daño colateral iraquí |
La agresiva contaminación gringa ha llegado a magnitudes catastróficas en la educación y cultura de los países con los que tienen contacto, generando una compulsión a la imitación que desfigura la identidad de los pueblos y los somete a la indignidad de una subcultura agresiva y criminal, basada en la fuerza y el engaño, en la hipocresía y la doble moral, donde la razón es simplemente instrumental, esencialmente enemiga de la democracia y los derechos humanos.
Los bichos transgénicos que consideran a México su traspatio y el resto del mundo como su coto particular de caza y depredación, quedaron al descubierto gracias a los medios modernos de comunicación, basados en la red mundial de Internet y sus potencialidades para hacer de este mundo uno mejor comunicado y transparente, contra lo que parecen estar los supuestos campeones de la democracia y las libertades. La máscara del imperio cayó por los suelos. ¿Por qué se empeñan algunos gobiernos en levantarla? Quizá sea obra de la contaminación transgénica que azota la conciencia de las víctimas convertidas en peleles del imperio, en marionetas de un psicópata global.
1 comentario:
No sé de donde le vino el poder divino de dominación pero lo cierto es que la mayoría de Estados le siguen el juego así que realmente son los dominadores.
En España nos hemos puesto de rodillas ante el imperio y hemos dejado que sus secuaces del FMI nos digan lo que tenemos que hacer. Como consecuencia de ello, estamos retrocediendo a pasos agigantados en nuestro estado del bienestar y muchos de los logros conseguidos durante años se están viniendo abajo.
Un saludo.
Publicar un comentario