“La corrupción y la hipocresía no deberían ser productos inevitables de la democracia, como sin duda lo son hoy” (Mahatma Gandhi).
Una protesta pacífica frente a una dependencia del Ayuntamiento de Hermosillo sirvió para demostrar que los uniformes sirven para identificar a una manada de bípedos con ganas de estrenar acreditaciones, cursos de relaciones públicas, urbanidad y buenas maneras en el trato con los ciudadanos, además de nociones de derecho, incluyendo el uso ético de los toletes, macanas o cachiporras, según se vea.
El zipizape escenificado por “la autoridad” relanzó la figura y la lucha de los pensionados y jubilados del H. Ayuntamiento presidido por el sonriente y mediático “Toño” Astiazarán, alcalde impulsado por el licuado político-electoral del momento, en el que forman los azules, los rojos y los amarillos en promiscua alianza.
Jaloneos de ropas y mantas, airadas expulsiones de saliva, adjetivos calificativos de la acción uniformada, exigencias adobadas por la fatiga respiratoria, jadeos y otras muestras de un ánimo caldeado por la refriega nos muestran que, detrás de la sonrisa del alcalde hay dientes que siguen masticando (sin tragar) a los veteranos quejosos.
Las quejas de los jubilados han trascendido, han llegado hasta los ilustres y democráticos oídos de la autoridad estatal, despertando una vaga noción de solidaridad mediante la muy empática promesa de interceder a favor… mientras que el tiempo relativiza las cosas y difumina el contexto.
Así pues, cuerpos tirados en la antihigiénica superficie pavimentada, adrenalina al dos por uno y miradas entre fieras y maravilladas por el espectáculo grotesco del ejercicio desproporcionado de la fuerza policial. Tremenda hazaña: agredir y humillar a un grupo de personas de la tercera edad… y que se grabe y suba a las redes sociales.
La autoridad municipal, ni tarda ni perezosa dijo a los medios que “se va a investigar”, en una maniobra que da vergüenza cívica por estar disfrazada de interés por la justicia y las buenas maneras.
Diga usted si no suena bofa la promesa de indagar el grotesco espectáculo en referencia: primero se les priva de derechos adquiridos contractualmente gracias a la complicidad de su dirigencia sindical; luego, se les trata de engañar al intentar cambiar prestaciones sociales por limosnas selectivas que solamente buscan dividir y distraer a los extrabajadores.
Se les empuja a un litigio sórdido y largo mientras que las autoridades intentan sacar a los trabajadores activos tanto del ISSSTESON como del INVONAVIT mediante figuras sustitutas que únicamente sirven para “generar ahorros” eliminando derechos y poniendo a los trabajadores y sus familias en estado de indefensión social y laboral.
¿Repartir sonrisas y posar para las fotos un día sí y otro también resuelve el problema de la protección laboral y el respeto a las obligaciones propias de la seguridad social a que está obligado el gobierno municipal?
¿La desesperación y dolor de los pensionados y jubilados del Ayuntamiento no son merecedores de una respuesta humana, legal y solidaria? ¿El Ayuntamiento busca ser una isla al margen de las promesas de justicia, respeto y equidad que enarbola la 4T en Sonora?
Mientras tanto, queda demostrado en vivo y a todo color la insidiosa y ridícula forma en que pretenden “gobernar” los espantajos que forman en las filas de la oposición Prianista, ligada ideológicamente a las calenturas trasnochadas de Claudio X y el fascismo de guarache.
Pero, por fortuna, algunas organizaciones sociales y grupos solidarios se están pronunciando en apoyo de los trabajadores retirados del servicio municipal, compartiendo su indignación y exigiendo respuesta a sus demandas.
Queda claro que el manejo mediático y las utilidades del Fotoshop no resuelven la grosera actitud del gobierno municipal contra ciudadanos de la tercera edad, que reclaman justicia y el reconocimiento de derechos adquiridos durante su vida laboral al servicio de Hermosillo.
Que haya más seriedad y respeto. La ciudadanía hermosillense no está para aplaudir ni disculpar garrotazos municipales.
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