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domingo, 31 de mayo de 2020

Afectación múltiple



“Las actitudes negativas nunca resultan en una vida positiva” (Emma White).

Como se sabe, la actual pandemia no sólo afecta los alcances y eficiencia del sistema de salud sino que pone contra las cuerdas al sistema económico de la nación y el mundo, sin olvidar la confiabilidad de las autoridades políticas y administrativas. En ese sentido, es una afectación múltiple.

Por lo que corresponde a los aspectos de salud, la pandemia en curso ha despertado ideas y explicaciones que pueden resultar contradictorias en cuanto a las medidas y recomendaciones que han tomado las distintas comunidades internacionales, así tenemos que los mecanismos de restricción poblacional en espacios laborales, educativos y públicos ha sido variada y hasta contradictoria ya que, en algunos casos ha sido estricta y obligatoria mientras que en otros ha sido voluntaria y flexible.

Las autoridades sanitarias de nuestro país han optado por la restricción domiciliaria voluntaria, aunque algunos gobiernos locales se han inclinado por hacerla obligatoria violando evidentemente las garantías constitucionales consagradas en los artículos 1º, 9º, 11º y 29º, así como los artículos 183 y 184 de la Ley General de Salud, debido a que se han tomado atribuciones que no les corresponden.

Al respecto, en algunos lugares se ha llegado al absurdo de obligar a la población a usar mascarillas (cubrebocas o tapabocas) sin una base científica que lo justifique, a pesar de las aclaraciones y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otras medidas que parecen responder más al capricho, la ignorancia y el protagonismo facilón de algún aspirante político, o un francotirador informativo de los que hoy abundan.    

Las declaraciones alarmistas de ciertas autoridades han dado por resultado que los ciudadanos reaccionen de manera desproporcionada e histérica, como ha sido el caso de la sobredemanda de pruebas de detección de Covid-19 que ha logrado rebasar la capacidad de procesamiento del laboratorio local autorizado por la Secretaría de Salud (Expreso, 28.05.20).

¿Tenemos una población de plano víctima de déficit de atención? ¿Hay analfabetas funcionales entre quienes deciden sobre los destinos de la comunidad? ¿La gente no se interesa ni se entera de los reportes que cada día se transmiten sobre la enfermedad, sus síntomas y las medidas que son pertinentes para evitarla o, en su caso, atenderla? ¿Creemos que el uso del cubrebocas y las pruebas rápidas nos resuelven la vida, antes que serenarnos y buscar fortalecer nuestro sistema inmunológico?

¿Tiene más sentido vivir aterrorizados por las cifras de muertos que analizar los datos y prestar atención a los casos de pacientes recuperados? ¿Nos regodeamos con el terror y la necrofilia que se ofrece gratuitamente a través de los medios informativos locales y foráneos? ¿Estamos más dispuestos a creer el infundio prianista de que se nos ocultan los verdaderos datos de la epidemia en vez de confiar en el análisis puntual, preciso y detallado que se nos brinda todos los días por la autoridad sanitaria competente? ¿Estamos conscientes y dispuestos a hacer el caldo gordo a quienes lucran con la desinformación y la ignorancia? Y, en todo caso, ¿declaramos en cuarentena nuestro juicio crítico?

En este contexto lo menos deseable es el aumento de casos fatales, y la salida en estampida en busca de la prueba de laboratorio lo único que hace es aumentar la movilidad ciudadana y ampliar la posibilidad de contagios (aplausos y porras para Hermosillo), además de documentar qué tan nefasta puede ser la difusión de rumores y supuestos tan peregrinos como el beneficio de las pruebas de laboratorio como práctica generalizada, lo cual ha sido desmentido muchas veces por el propio vocero de la Secretaría de Salud.

Las pruebas de laboratorio sólo están indicadas para confirmar el diagnóstico de un profesional competente. La aplicación masiva de pruebas no es la política recomendada ni adoptada por el gobierno federal, por considerarla inútil para los fines del modelo epidemiológico puesto en práctica.

Por lo anterior, se puede suponer que la afectación de la epidemia de Covid-19 también abarca los procesos racionales de la administración pública, lo que repercute en la administración de recursos y la lógica del presupuesto estatal de cara al problema epidemiológico en curso.

¿Es necesario realizar pruebas a granel? ¿Un resultado positivo debe ser cuestionado y verificado con otra prueba hasta que el resultado sea políticamente conveniente? ¿Una infección viral como la presente evoluciona tan rápido como para dar resultados distintos de un día para otro y hay que estar aplicando pruebas a cada momento? ¿Se tendrá idea de la diferencia entre una prueba serológica y una de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR), así como de sus costos? ¿Vale la pena trivializar este recurso?

Las autoridades han advertido que Sonora entrará en el punto máximo de contagios a fines de mayo e inicios de junio. Al cierre de este comentario se registraban 366,654 muertes en el mundo, por lo que es inevitable recordar que cada año fallecen 650,000 personas solamente a consecuencia de la gripe estacional, y no se declaró el año pasado o los anteriores el fin de la humanidad ni mucho menos.  

Como en su momento recomendaba el legendario Kalimán: “serenidad y paciencia”, a lo que agregamos el consejo de las autoridades de salud: guarda la sana distancia y no salgas al espacio público si no es necesario. Pero recuerda que la vida se abre paso de cualquier manera.



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