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domingo, 12 de agosto de 2018

Golpe legislativo


“Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo” (Abraham Lincoln).

Bueno, usted ya lo sabe. La mayoría de los señores diputados del PRIAN junto con ese extraño y torpe diputado accidental de Morena de apellido Rochín, dieron en limpiarse el trasero con la voluntad de pueblo sonorense y votar por la afirmativa las propuestas de la señora gobernadora beltronista,  y quedarse tan campantes porque las reformas “buscan el sano desarrollo de Sonora” y porque “hicieron su trabajo”. Igual cosa pudiera argüir un asesino a sueldo con la moral blindada por el estímulo económico y el conocido criterio de que “el cliente siempre tiene la razón”.

A los empleados legislativos de la gobernadora, que cobran como representantes populares en una legislatura que pasará a la historia por su lacayuna vocación de obsequiar votos a iniciativas que vienen “de arriba”, parece no importarles el impacto que estas tendrán en el desarrollo político y social de  nuestra entidad ni la pésima imagen que proyectan nacional e internacionalmente con ese asalto legislativo en despoblado, aunque este es sólo un recurso retórico para expresar lo que usted vio a través de la prensa y las redes sociales: asalto previo al recinto legislativo valiéndose de doñitas de barrio y una parvada de jovenzuelos acelerados de temprana vocación porril, cuya misión fue impedir el acceso al pueblo, la prensa y los diputados recién electos de Morena, saturando el recinto y armando bulla con consignas como la de no al aborto.

Una señora morena, desaliñada y entrada en carnes declaró a voz en cuello que ellos estaban “a favor del veto porque ¡López Obrador estaba a favor del aborto!” Tal declaración nos impresiona porque establece una conexión mágica entre el absurdo y la pendejada. ¿Qué tienen que ver una cosa con otra? ¿Quién y para qué defiende lo que no estaba planteado en el orden de la sesión?

Después de algunas fintas democráticas quedó claro que el Congreso está “pa´ servir al patrón”, en este caso, la dama priista que gobierna el estado por encargo del señor Beltrones. Algunos dirán que el proceso fue legal, apegado a la responsabilidad de los legisladores que trabajan hasta el último día de su encargo. Que las reformas son para el bien de Sonora, que se fortalece la división de poderes y el municipalismo… Sin embargo, la reforma constitucional propuesta y “analizada” en el Congreso confunde patas con bofe, manosea la división de poderes y concede al Ejecutivo facultades que legalmente corresponden al Legislativo.

Es claro que este despropósito de fin de legislatura no tendrá la acogida que quisieran sus autores, habida cuenta la sospechosa opacidad con que se trató el paquete de iniciativas hasta constituir un secreto bien guardado su contenido y los alcances de este. Nunca se ventilaron las partes sustanciales del documento, no se dieron a conocer a la opinión pública, no se permitió el acceso a la prensa y jamás se ofreció una versión completa o parcial de las mismas por parte de la comisión permanente o el Congreso en vísperas de la sesión extraordinaria donde se aprobaron de prisa estas reformas. El recinto legislativo estuvo cercado y vigilado por un número extraordinario de policías, como quien dice, en estado de sitio.

Del bunker legislativo salieron por la puerta trasera los señores diputados, representantes no del pueblo sino de la gobernadora, obedientes a su codicia, no a la lealtad que deben a sus electores; salieron manchados de deshonestidad que, según reveló a la prensa la alcaldesa electa Célida López, tuvo como premio cinco millones de pesos a cada diputado alcahuete. Los legisladores salieron huyendo, aunque protegidos por vallas y policías, manteniendo al pueblo a lo lejos, a una distancia que hoy es insalvable. La rechifla y las mentadas de madre fueron las cartas de intención de los agraviados. En Sonora, gracias a la soberbia de quien debiera entender que la soberanía radica en el pueblo, se rompió el famoso equilibrio entre poderes. Ahora sigue la aprobación de la mayoría de los ayuntamientos, por lo pronto el de Hermosillo, tierra de baches abiertos, opacidad presupuestal, escenario de saqueos inmobiliarios y eyaculador precoz, aprueba las reformas y se queda tan campante, como si hubiera hecho la tarea, como si respondiera a las necesidades de sus electores.

La evidente invasión de facultades correspondientes al Congreso por parte del Ejecutivo abre la puerta para la controversia constitucional y un largo proceso legal que, ganadores o perdedores, los indignados sonorenses que votaron por el cambio van a recordar como el fin del Prianismo en Sonora y el inicio de una larga lucha por recuperar la dignidad ciudadana y la confianza en los poderes públicos.  

Nuestro estado pasa a la historia política nacional como uno en el que la voluntad popular es irrelevante, estorbosa y molesta. Por eso se legisla a espaldas del pueblo, por eso el aparato de seguridad, por eso el silencio y la complicidad de cierta prensa, por eso el cinismo de los burócratas y apalancados políticos de la obscenidad neoliberal.

Empieza a dibujarse en el aire la pregunta ¿usted irá a la ceremonia del Grito a hacerle el caldo gordo a la gobernadora o participará en un acto cívico alterno, o se quedará en casa atento a las redes sociales?

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